Quería aprender sobre un nuevo trabajo y terminó en la cama

Para los que no me conocen, soy una chica de 26 años, de estatura promedio, delgadita y de cabello largo, siempre lo dejo hasta la cintura, algo alborotado. Tengo un cuerpo bien delineado con pechos medianos pero un culo que se le antojaría a cualquiera.

Después de graduarme de la universidad conseguí empleo en un salón de eventos muy grande e importante en la ciudad.

Era obligatorio vestir muy formal pero moderna, o sea, no usar ropa anticuada, y siempre usar zapatos de tacón, además de ir siempre bien maquillada.

Este era mi primer trabajo, y me esmeré mucho en mi apariencia. Y creo que lo hice muy bien, pues no pasó mucho tiempo para que captara las miradas de los hombres que pasaban por la oficina.

Uno de ellos también me atraía a mi. Se llamaba Ángel. Él trabajaba en el mismo salón, pero no en la oficina, sino en la operación, haciendo trabajo pesado, así que ya se imaginarán, tenía sus brazos fuertes ( siempre me atraen los brazos fuertes, no muy musculosos pero que se defiendan). No era muy alto, yo usando mis tacones era más alta que él. Era muy moreno y delgado con una sexi barba de candado canosa, pues ya tenía unos 45 años.

Una noche se iba a realizar un evento en el salón, en dónde estaría invitado un grupo musical que a mí me encantaba. Conseguí que mi jefa me dejara tener acceso al evento, como un favor personal, pues yo no pintaba nada ahí, solo debía estar el personal operativo.

Llegué al evento de esa noche vestida con una falda arriba de la rodilla, una blusa delgada y tenis. Estaba muy emocionada y decidí buscar a Ángel, que además de ser el más guapo era el más amable de todos sus compañeros.

Me dejó hacerle compañía durante el evento, pues yo no quería estar sola, y quería aprovechar para aprender un poco de su trabajo. Estuvimos de un lado para el otro, yo lo veía trabajar y si podía, le ayudaba en algo.

Cuando llegó la hora de que el grupo tocará le pregunté : Tu crees que me reporten o castiguen si tomo un vaso de cerveza? Tomar dentro del trabajo tal vez no sea prudente. Pero él me contestó que fuera por un vaso grande y él lo compartiría conmigo.

Yo encantada! Compartimos uno y hasta dos vasos grandes de cerveza, a él no parecían hacerle efecto, seguía trabajando como si nada. Pues yo me animé y tomé dos más por mi cuenta, el ya no deseaba más.

Me acompañó la mitad del concierto, sólo me veía gritar y corear las canciones, no dejaba de mirarme con una gran sonrisa. Tal vez advirtió que ya estaba yo algo borracha. Y era verdad, estaba mareada y un poco atrevida.

Le pedí que me acompañará a la oficina, pero entre tanta gente era difícil caminar y más estando medio borracha. Me dijo que le tomara de la mano. Se la di y la apretó muy fuerte. Al sentir eso, también apreté su mano con fuerza. Este era nuestro primer contacto físico y estaba segura que no era algo normal entre compañeros que a penas se hablaban días antes.

Llegamos a la recepción de las oficinas, era una sala grande con sillones grandes y cómodos, a un lado una oficina de grandes ventanales con persianas cerradas, se podía ver gente dentro, o al menos sus sombras, estaban haciendo preparativos para otro evento. En la recepción también había cámaras de seguridad apuntando a los sillones. El único que revisaba esas cámaras era mi jefe desde su oficina, siempre en tiempo real, nunca las dejaba grabando ( eso según yo).

Nos sentamos en un sillón, dándole la espalda a la cámara de seguridad. Yo más que sentarme, me recargue completamente hacia atrás, como desmayada. Ángel estaba sentado pegadito a mi.

Le dije que no estaba del todo bien, un poco mareada.

Seguí con la cabeza hacia atrás, viendo al techo, estábamos en silencio cuando sentí que comenzó a acariciarme una pierna, la que estaba pegada a él. Cada que lo hacía iba subiendo mi falda más y más hasta mi cintura.

Empezó a repetirme » estás lindísima, preciosa, me encantan tus piernas»

Seguía sobándome mi pierna, yo no me movia, dejé que siguiera, estaba mojando ya mis bragas de lo rico que se sentía aquello.

Cuando quise sentirlo un poco más decidí sentarme un poco de lado, dándole la espalda y el culo.

Comenzó a acariciar mis nalgas y seguía acariciando mi pierna. Me sentí en las nubes.

Me pidió que me sentará en sus piernas. Yo me hice un poco del rogar, pues me preocupaba que alguien saliera de la oficina de a lado y nos encontrará uno encima del otro. Me dijo que no me preocupara, de todos modos podíamos ver sus sombras por la persiana, y si veíamos que alguien se levantaba a la puerta, haríamos que no pasaba nada.

Pues me convenció y me senté en sus piernas.

Ya tenía al alcance mis dos piernas, las acarició lentamente de arriba a abajo, me estremecía. Mi culito mojado ya estaba alineado con su miembro, lo sentí bajo su pantalón, estaba bien duro. No paraba de decirme al oído » estás deliciosa, me encantas, me excitas…» Empezó a besarme el cuello, y a mover mi cintura para que rosara más su pene con mis movimientos. No saben qué placer estábamos experimentando, pero agradezco al alcohol que me dió el valor de estar ahí, sobre las piernas de Ángel esa noche.

Después de gozar un largo rato nuestros roces, Ángel me tomó de la mano y me llevo a unas escaleras que daban a la parte trasera de la oficina, un lugar que nadie iba a usar a esas altas horas de la noche y que no tenía cámaras de seguridad.

Ahí en las escaleras me puso contra la pared con fuerza, estábamos frente a frente cuando bajó mis bragas de un jalón. Sacó su pene, era la primera vez que yo lo veia. Wow! Estaba tan grande y ancho, que regalo!!

Angel vio que me sorprendí al verlo, se sonrió y me preguntó «lo quieres?»

Yo le respondí tomándolo de la cabeza y acercándolo a la mía, plantandole un beso en la boca, introduciendo mi lengua y jugando con la suya, mordiéndole los labios, chupandoselos…

Introdujo su miembro en mi vagina que ya estaba empapadisima y empezó a cojerme, le pedí que lo hiciera muy duro, pues así sentía más placer. Me entendió bien, metía y sacaba su miembro enorme con tanta fuerza, como si me odiara, como si quisiera castigarme, hasta el fondo y sin piedad una y otra vez sin titubear.

Empecé a gemir, estaba a punto de tener un orgasmo, pero el tuvo que taparme la boca con una mano para que no nos escuchará nadie. Eso me excitó aún más. No me pude contener más y tuve un orgasmo increíble, mi jugo ya escurría mis piernas. Ángel saco su pene, me volteó, usó mi humedad para lubricar mi coñito. Me empezó a cojer siguiendo mi instrucción pasada, pues no tuvo piedad al introducir su pene, lo hizo duro, con mucha fuerza y a toda velocidad. Seguía tapando mi boca con una mano, callando mis gritos ahogados, parecía toda una escena de violación.

Volví a correrme, me estaba dando como me gustaba, y seguro que a él le encantaba también, pues luego de tanto disfrute, no sé contuvo y termino eyaculando dentro de mi coño. Sacó su pene delicioso, y empezó a escurrir su semen por mis piernas.

Me volteo y seguimos besándonos como dos locos casi arrancandonos las lenguas y los labios a mordidas.

Ya muy tarde, era hora de ir a nuestras respectivas casas, él era casado y no podía simplemente desaparecer toda la noche.

No me dejó sin antes preguntarme «quieres ser mi amante?»

«Será un verdadero placer» respondí.

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