Viendo como mi mejor amigo se coge a mi esposa, demasiado caliente

Observar hacia el living por la estrecha hendija entre la puerta y el marco de la habitación como disfrutaban sus cuerpos desnudos me hacía latir el corazón o el alma no sé, fue…. Indescriptible. Hacía unos pocos minutos que habíamos empezado algo que no tendría marcha atrás, y apenas un minuto que los había dejado solos. Pero hacía mucho pero mucho tiempo, años, que mi mente había fantaseado cientos de veces con escenas parecidas, pero escenas que no eran de cualquier mujer siendo acariciada por un hombre como podía parecer a cualquier persona esa situación, sino la de mi mujer, aquella con la cual desde sus 16 años fuimos novios y luego nos casamos compartiendo nuestras vidas, aquella para la que fui su primer hombre, aquella que nunca antes había estado con otro cuerpo desnudo, acariciándose, tocándose, entregada al placer.

Tampoco era cualquier hombre ese al que extasiado no le alcanzaban sus manos para tocarla, ni sus labios para besarla, era mi amigo de la infancia, con quien habíamos compartido travesuras, aventuras, historias, y desde ese momento, algo mucho más que eso.

Merece su propia historia aquel día, hacía ya más de 5 años en el que, ocasión de cena romántica  de por medio, le revele mi único secreto que para ella tenía, mi deseo, mi fantasía y el placer, (aunque inicialmente con culpa), que me generaba imaginármela íntimamente con otro hombre disfrutando y gozando, siempre claro ante mi pedido y mi presencia, como muestra de su amor hacia mí, de su completa entrega a mis deseos.

Esa tarde Eliana y yo habíamos asistido a la apertura de una muestra de arte que conjuntamente con otros artistas había inaugurado Pedro el esposo de mi hermana, lugar donde nos encontramos con muchos amigos, entre ellos Claudio.

Claudio era mi amigo desde la infancia, nuestros temas: los juegos, el deporte, y las mujeres, novias o amigas con las cuales solíamos salir tiempo atrás y nos contábamos los detalles, aunque eso cambio cuando él comenzó a salir con Juana y yo con Eliana donde ya esas cosas de la pareja, cada uno por respeto a ellas y porque las relaciones iban en serio no mencionábamos. Cuestiones que habían quedado como corresponde en la intimidad de cada pareja.

Luego de estar allí en la muestra casi una hora, tal como habíamos planeado, le informamos al resto del grupo que Eliana estaba algo descompuesta que nos marchábamos, todos se despidieron amablemente deseando que ella se recupere pronto de su malestar, con excepción de Claudio que sabía la verdadera trama y  que al oído me pregunto si todo seguía en pie, a lo que le dije que lo esperábamos alrededor de las 23 hs., que si había algún cambio o marcha atrás le avisaba antes, a lo que me contesto preocupado: -espero no recibir ningún mensaje ni llamado.

Salimos del taller de arte ciertamente nerviosos, tomados de las manos que nos transpiraban, no necesitaba que ella me contara para saber que le estaba pasando lo mismo que a mí, el corazón exaltado, la mente funcionando acelerada, temerosos de lo que vendría pero irremediablemente excitados por esa situación a la que pretendíamos arribar.

Eran casi las 21 hs. cuando llegamos a casa, no habíamos hablado mucho en el camino, sí nos intercambiamos miradas cómplices que terminaban en sonrisas, apretones de manos y suaves besos en nuestros labios.

Mientras Eliana se fue a bañar yo comencé a preparar todo para la cena que habíamos previsto, pollo al horno con papas que habíamos comprado al mediodía en la rotisería, me serví una copa del mejor malbec que tenía, la ocasión era ideal, y puse en la notebook música suave.

Cuando salió del baño estaba estupenda, se había puesto una especie de blusa con escote redondo adelante, era de algodón con lo que al no tener puesto sostén sus turgentes tetas se evidenciaban exquisitamente, era abierta en la espalda, con un triángulo invertido que hacia lucir su piel desde los hombros y que cerraba en el nacimiento de su cola con un nudo. Una minifalda blanca muy corta y ante mi pedido me dejo ver,  aquella tanga de encaje,  blanca y diminuta como habíamos quedado en la noche anterior, que era una de las habituales en nuestras largas noches de sexo. Sus 31 años no podían sentarle mejor con su atrevido look que cerraba con unas sandalias de altura mediana pero que no pasaban inadvertidas.

Claro estaba hermosa, así vestida no salíamos afuera a cenar ni a bailar, pero esas sexis prendas sí solía usarla en casa en nuestras cenas de placer, pero en ese momento a mí me causaba algo más que alguna de esas noches, verla así me causaba un cosquilleo en el estómago porque no podía dejar de pensar que un rato más tarde llegaría Claudio y así la vería.

La observaba así vestida mientras se secaba el cabello y no podía dejar de recordar aquella noche hacía un par de años, cuando Claudio había roto con Juana y tras amanecernos entre charlas y no se después de cual copa le conté mi fantasía de imaginarme a Eliana disfrutar con otro hombre, arriesgándome incluso a decirle también que últimamente él era el depositario de esa fantasía con ella; primero quedo atónito con mi confesión, y le pedí que con la misma sinceridad me dijera lo qué pensaba aunque pudiera no gustarme, y fue allí que pidiéndome disculpas por lo que iba a decir, me contó que alguna vez había fantaseado con ella, incluso llego a decirme que dejando volar su imaginación se había masturbado  pensando en sus tetas, a las cuales no me pasaba inadvertido que siempre miraba. Esa charla y las que tuvimos en adelante con Claudio respecto de ese tema también son dignas de sus propias páginas, pero ahora solo quiero trasmitirles mi sensación de ese momento, esa excitación que me provocaba verla así vestida preparándose para lo que tanto habíamos hablado y fantaseado con ella, conjugado con el recuerdo de las palabras de Claudio que resonaban en mi cabeza sobre sus culposos deseos con Eliana, mi mujer, la esposa de su mejor amigo.

Cuando salí de bañarme Eliana tenía la cena lista, se había servido una copa de vino la cual ya estaba casi vacía, se me acerco dándome un caliente beso, contándome que había chequeado que todas las persianas y cortinas de la casas estuvieran bien cerradas y susurrándome al oído me pregunto si unas copas más de vino aliviarían sus nervios. La abrace fuerte y le dije que estuviera tranquila que la idea era que ella disfrute, que si no era así tampoco sería excitante para mí, que tal como habíamos hablado si se sentía incomoda no pasaría nada que ella no quisiera, que su solo pedido haría que cortemos la situación tal como también yo había acordado previamente con Claudio. Me abrazo, note que se sintió algo aliviada, le dije que yo también estaba nervioso pero excitado y que para su tranquilidad recordara que mi placer radicaría en verla íntimamente con Claudio, pero que a pesar de hacerlo ante mi insistente pedido, debe ser con su pleno goce y disfrute, como últimamente habíamos imaginado que sería, charlas e imaginación que tanto placer había dado a nuestros encuentros sexuales.

Ante esa situación no pude evitar tener una terrible erección que Eliana noto, y tocándome por encima de pantalón riéndose me dijo exultante:

-Mirá como te pones!…-

Y yo le pregunté con mi voz entrecortada por la excitación: -Y a vos no te gusta que me ponga así?.

-Me encanta- dijo, y  acotó-No puedo creer las locura que me haces hacer-,

-Pero acaso a vos no te terminó gustando todo esto después de tantas charlas?- le dije.

-Mmm…. Puede ser- dijo.

-Comprobemos – e introduje suavemente mi mano bajo su mini buscando su entrepierna y percibiendo con mis dedos que su sexo estaba húmedo, tanto como para poder notarlo por encima de la tanga.

-Muuuuuy húuuumedaaa- le dije.

A lo que respondió sonriendo y algo avergonzada al sentirse expuesta de su notable excitación – Y bueno que querés que haga soy de carne, hace mucho que me venís llenando la cabeza con esto, además durante muchas noches planeamos lo de hoy, imaginando todo lo que haríamos, nos acariciábamos y excitábamos pero no hacemos el amor desde hace más de 20 días-

-Bueno- le respondí, -no me vas a decir que hoy no estás decidida y con ganas de todo lo que pensamos hacer-.

-Sí, pero tengo también un poco de miedo por si no me animo, o si las cosas no se dan como lo planeamos, me gusta pero también me da vergüenza cuando venga Claudio y me vea como estoy vestida, mirá como se me notan las tetas que no tengo corpiño, debe pensar cualquier cosa de mí, o incluso por momentos no me veo desnuda con él.-

Tranqui- le dije –no nos adelantemos dejemos que las cosas fluyan por su camino, y si no se dá no importa, Claudio es mi amigo de toda la vida, el también, además de los deseos que tiene contigo, te respeta y te admira, no haría nada que te ponga mal y lo que pase o no pase queda reservado solo entre los tres.  Ahora disfrutemos la cena y tomemos un vino ante que llegue.

Yo por un rato quería cambiar de tema, charlamos de cualquier otra cosa, recordando algún viaje a la playa, de vez en cuando solo nuestras miradas en silencio con algún beso caliente predecían que no era una noche más.

Terminamos de cenar, juntamos la mesa y sobre las 11 de la noche estábamos abriendo el segundo vino cuando sonó el timbre.

El corazón parecía que se me había paralizado, y por la cara a Eliana también, me levante le di un enorme beso, y le dije tranqui te amo, mientras me encaminé hacia la puerta de entrada  y  ella se fue apresuradamente al baño….

Era Claudio, claro no esperábamos a nadie más, llegó con un cabernet, lo salude como si nada y le dije:

–Adelante.

Entró, no vio a nadie más en el living-comedor y sin decir palabra me miro como preguntándome –Donde esta?-

-Eliana está el Baño- le dije, tratando de parecer lo más normal posible mientras traía otra copa y le servía vino.

Tomo su primer trago y en eso Eliana sale del baño, se notaba que se había retocado la pintura de sus labios y sus mejillas, la verdad no lo necesitaba para mi estaba radiante, y creo que Claudio pensaba lo mismo porque se quedó sin habla mirándola y luego le dijo:  -Buenas…

Eliana tomo un suspiro y se acercó a darle un beso en su mejilla diciéndole -Como estas?- y se sentó en la silla del medio entre él y yo.

-Bien todo tranquilo- dijo Claudio. La verdad que me pareció notarlo algo nervioso.

Hablamos de la muestra que había estado aburrida, de las pinturas, de los que habían estado allí, de los que habían faltado, en fin trivialidades.

Eliana se levantó de la mesa  a traer el helado que sirvió para los tres, Claudio no le sacaba los ojos de encima tratando de ser discreto aunque seguro ella lo notaba, pude observar como devoraba con la mirada su piernas, su espalda descubierta y sus tetas. Era imposible evitar que ambos, si ambos, no la mirásemos en forma lujuriosa.

En un momento Claudio mirándola a Eliana le preguntó pícaramente si ya se le había pasado la descompostura que la había hecho abandonar la muestra. Y ella siguiéndole el juego le respondió:

-Sí Claudio, incluso ahora que estamos aquí los tres estoy bastante mejor.

Genial pensé yo mientras no dejaba de hacerme cosquilleos en el estómago, esto va bien.

Me levante para ir al baño, a la pasada apague una luz diciendo: -Así está un poco mejor, ya no necesitamos luz para comer.

Cuando Salí del baño estaban hablando muy normal, me acerque a la notebook para cambiar la música que estaba demasiado lenta y en eso veo de reojo que Claudio atina a pasar su brazo por encima del cuello de Eliana, para abrazarla, acercando su cara a la de ella, pues la tenía al lado.

Eliana casi inconscientemente se sobresaltó en la silla y frenándolo con su mano en el pecho le dijo –Perdón Claudio… no se… discúlpame, yo sé que….. pero….-

El rápidamente regresando a su lugar le dijo: -Nooo perdóname vos a mí, esta todo ok..

Sonamos, pensé entre mi… ahora se va a complicar salir de esta situación.

Sin embargo regrese a la mesa, la música sonó más alegre, empezamos a reírnos de algunas vestimentas de los que fueron a la muestra….  la situación volvía a distenderse, incluso le dije a Eliana que comparando la vestimenta que ella lucia ahora con la de algunas asistentes a la muestra, hubiera estado hecha una diosa si hubiese ido así vestida….

-Siiii…..-  reacciono Claudio, -Claro si estas bárbara así…

Eliana lo miro sorprendida por la efusividad de sus palabras.

-Claro ves. le dije yo, -A ver date una vuelta para nosotros, levantáte, le dije.

-Noooo- respondió.

-Dále, insistí yo.

-Sabes que me da vergüenza, basta porfaaaa…. dijo casi imperiosamente acomodándose la blusa que dejaba ver más de la cuenta.

-Entonces andá a cambiar la música que esto está ahora demasiado movido, le dije desistiendo del anterior pedido, sabiendo que si hubiera insistido quizás ella hubiera accedido a mi pedido pero no quería forzar nada.

Ok dijo Eliana, se paró bebió un buen sorbo de vino terminado lo que tenía en la copa y fue a cambiar la música.

Claudio y yo primero la miramos a ella y luego nos miramos entre nosotros mientras terminábamos nuestras copas,  haciendo ambos una expresión… de no sé qué…  (Él, tiempo después charlando sobre esa noche  me contó que había pensado que yo le quería decir con esa expresión que ya se había terminado,  y estuvo a punto de irse – en realidad no quise decirle nada).

A esa altura de la noche serían las 1 de la madrugada y hacía ya casi una hora del avance frustrado de Claudio, los tres estábamos cómodos, jocosos, distendidos, el buen vino había ayudado a ello,  y Eliana pone uno de esos temas lentos que te mueven a bailarlo.

Motivado por lo que sentía en ese momento, sin pensar si era o no oportuno, alejándome de todo plan, me fui y la abrace para bailar… fueron unos segundos o quizás un par de minutos estupendos, creo que nos olvidamos que alguien más había allí, y nos empezamos a dar unos calientes besos, la música más lenta y mis manos no dejaban de acariciar su espalda denuda, mientras, despacio girábamos sobre nosotros mismos, (buenísimo el espectáculo me conto tiempo después Claudio), seguimos besándonos mientras mi erección era notoria y ella apretaba su pubis hacia mí, mi mano derecha seguía acariciando su espalda mientras mi mano izquierda comenzó a buscar sus nalgas bajo su minifalda, evidentemente no falto mucho para que mi mano sin quererlo subiera la corta prenda y quedara parciamente exhibiendo su cola. Mi lengua recorría el interior de toda su boca, quería su saliva, su lengua, baje con mis labio y busque sus tetas que suavemente mordisquee por encima de la blusa, su suspiros eran notorios, también los míos… mientras ella con sus ojos cerrados inclinaba su cabeza hacia atrás bese su cuello, primero suavemente, luego más intensamente, sus manos me rodeaban y acariciaban, mis manos también recorrían todo su cuerpo.

En un momento note que Claudio estaba detrás de Eliana, casi encima de ella, la verdad no sé cómo llego hasta allí, pero me pareció genial, por un instante, absolutamente mínimo, me pregunté: seguimos?, pero la excitación que me causó verla a ella delante de él con esa cara de placer, disipó cualquier duda.

Alejé mis manos que acariciaban su espalda como insinuándole a Claudio que se apoyara detrás de ella con su cuerpo, lo entendió, su reacción fue inmediata y así lo hizo, Eliana al sentir su cuerpo pegado al de ella al instante abrió los ojos y me miró sorprendida, quedándose por un segundo inmóvil, la tome con mis manos de sus mejillas y mirándola fija a los ojos le susurre:………..

(Continúa en 2da parte)