Una terapia un poco diferente, mi abuelo, el suegro de mi madre abusa de ella ahora que no puede reaccionar y lo peor de todo es que no puedo hacer nada

Quiero compartir con ustedes un hecho que vengo guardando muy dentro de mí y que me ha destrozado, ya es hora que libere mi alma y mente. Lamentablemente mi vida se vio envuelta en una serie de sucesos desgraciados uno tras otro como una bola de nieve que a medida que baja desde la cima de la montaña va creciendo hasta convertirse en una avalancha desbastando todo a su paso.

 

Mi nombre es Daniel y mi vida cambió hace un tiempo, cuando papá nos llevaba en su auto a mamá, mi hermana y a mí de vacaciones y en la ruta un borracho no pudo mantener el control de su vehículo, cruzó a nuestro carril y nos chocó. Mi hermana y yo viajábamos en el asiento trasero con los respectivos cinturones de seguridad puestos y tan sólo sufrimos lesiones menores, pero lamentablemente papá falleció y mamá quedó muerta en vida, producto del fuerte trauma padecido, perdió la consciencia.

 

El diagnóstico de los especialistas fue coma escala 9 de Glasgow, tipo estupor en grado moderado, que se caracteriza por falta de respuesta a toda orden verbal pero una reacción adecuada a los estímulos dolorosos.

 

Por fuera mamá parece normal, más allá que alguna cicatriz que le quedó, pero en su interior permanece desconectada de la realidad y del mundo que la rodea. Al principio me daba miedo cuando me paraba frente a ella, y a pesar que nos mirábamos a los ojos, no me hablaba, era como si yo fuera invisible. Sólo reacciona emitiendo un grito o balbuceando cosas inentendibles, cuando tiene algún dolor. Los médicos no desechan la esperanza que pueda llegar a recuperarse, los motiva el hecho que cada vez que desea orinar o defecar reaccione como cuando siente un dolor.

 

Mi abuelo paterno se hizo cargo de nosotros, nos ofreció su casa para vivir y solventar económicamente la terapia de rehabilitación de mamá. Él es un hombre viudo de 60 años, de buena posición ya que es el dueño de una próspera empresa metalúrgica, de aspecto robusto, mide más de 1,80 mts, calvo, con cara de malo, poco sociable, con un tatuaje en un brazo, su voz siempre suena autoritaria, de manos muy grandes y fuertes, su nombre es Mario.

 

Mi hermana se llama Luciana, tiene 15 años, es rubia y con ojos celestes como papá, delgada, con senos y cola acordes a su edad, simpática y muy bonita. Mi nombre es Daniel, pero todos me dicen Dany.

 

Erika se llama mamá, tiene 37 años la piel blanca como la leche, el cabello morocho, lacio con ondas grandes y largo hasta hasta algo más bajo de los hombros, 1,65 de altura, delgada y con buenas formas, sus senos son grandes y redondos, sus nalgas parecen la manzana que todos los hombres quieren morder, firmes y prominentes. Si su cuerpo es lindo, su rostro lo es más, posee labios carnosos, nariz recta y en punta y ojos claros que enamoran. Ella siempre me consentía y perdonaba todas mis travesuras, en cambio mi abuelo es sumamente estricto, su palabra es ley y hay que obedecerla sin discutir.

 

Con el correr de los meses los familiares y amigos que nos daban apoyo, fueron desapareciendo, como olvidándonos y sólo nos quedó nuestro ermitaño abuelo.

 

A Luciana y a mí, nos sacó de nuestra escuela pública para pasarnos a un colegio privado con doble escolaridad, entrando a las 8 de la mañana y regresando a casa a las 17 hs. Por lo general cuando llegábamos a nuestro nuevo hogar encontrábamos a mamá sentada e uno de los grandes sillones de la sala viendo televisión (por lo general con la mirada perdida), Adela la enfermera siempre estaba cerca de ella para asistirla, asearla y llevarla al baño, como así también, todos los meses llamar al peluquero para que viniera atenderla, se ocupaba de todos los detalles.

 

La enfermera era una señora grande, ya jubilada que trabajaba con nosotros de lunes a viernes de 7 hs a 18 hs y los sábados sólo hasta el mediodía. Fuera de ese rango mi abuelo se hacía cargo.

 

Me sorprendía el trato dócil y afectuoso de él para con mamá, muy diferente al que nos dispensaba a mi hermana y a mí.

 

Las reglas de la casa indicaban que a las 20 hs se cenaba y a las 21:30 hs nos teníamos que acostar. Cada uno de nosotros teníamos una habitación en la planta superior, salvo mamá, que como no podía subir escaleras, mi abuelo le acondicionó su biblioteca como cuarto. Antes de cenar nosotros, Mario le daba de comer a mamá, que masticaba como una autómata.

 

La ilusión que mi abuelo fuera buena persona se rompió cuando una noche me levanté para hacer pis y mi hermana como toda adolescente no salía más del baño, por tal motivo bajé corriendo las escaleras en la obscuridad para ir al toilette que estaba al lado del cuarto de mami, al llegar la puerta estaba abierta y la luz encendida, me asomé y me encontré con mamá sentada en el inodoro con un camisón puesto y parado al lado de ella, de espaldas a mí, su suegro. Pensé que él la estaba preparando para ir a la cama y antes velaba por sus necesidades… que tonto fui.

 

Observé que con la mano izquierda acariciaba la cabeza de ella y recién cuando se acomodó frente a mamá, vi que llevaba la bragueta baja y que con su otra mano sostenía una verga descomunalmente gorda y larga, la cabeza con forma de hongo rozaba los labios de ella.

 

Mi corazón se detuvo unos segundos y mis oídos escuchaban que él decía:

 

– Chupala putita, chupala que sé que te encanta… mmmmmm… con las ganas que siempre te tuve, quién hubiera dicho que terminarías siendo mi mujer, mi hembra…

 

Ella estaba como todos los días, impávida, pero con cada movimiento de cintura de mi abuelo, la pija se adentraba en sus labios y por arco reflejo abría la boca y chupaba. Él eslizó su mano izquierda por dentro del camisón blanco hasta estrujarle una teta, la terrible poronga crecía, parecía que mamá la estaba inflando por el pico; Desde donde me encontraba podía apreciar el quiebre de garganta y los ruiditos que emitía al tragar saliva, para no ahogarse.

 

El glande era tan gordo que le costaba ingresar en la boca y para ayudar a la mamada los dedos de la mano derecha se aferraron a los cabellos de ella y empujaba su cabeza para delante y atrás, devorando más centímetros de carne con cada movimiento.

 

– Te la vas a comer toda… asííí… como se la comías a mi hijo… muy bien… vamos, vamooos, vamoooos… ohhh… ¿Te gusta, eh?.. mirá lo linda que se me pone la pija cuando siento tu lengüita… ahhh…

 

A pesar de ser una situación violenta, la mamada no lo era, sino más bien pausada, como disfrutando él al máximo de esa escena humillante para su nuera. La verga entraba y salía de la boca como en cámara lenta y los sensuales labios apretaban la cabeza para succionarla; pienso que en la débil mente de mami, ella sería una bebé y esa desproporcional pija su chupete.

 

– Que lindo como la besas… siiiiii… dale más besitos a mi picha que se pone gorda y dura como a vos te gusta…

 

Cada tanto, él se la sacaba de la boca y la pasaba por toda su cara y antes de regresarla a ese cálido y húmedo sitio, le recorría con la punta de su verga los labios, mojándolos con su líquido seminal, como si se tratase de un ruoge.

 

– ¿No te enseñaron que toda puta le debe mamar la verga a su macho con las tetas al aire?

 

Diciendo esto, sin retirarle la pija de la boca, le extrajo por encima del amplio escote del camisón los pechos, cayendo pesadamente. Fue la primera vez que se las veía a mamá sin que el corpiño las cubriera y eran magnificas, como gordas campanas, más delgadas en la parte superior y más llenas en la inferior, firmes, turgentes, con carnosos y largos pezones rosados que apuntaban hacia adelante, coronados por areolas pequeñas de una tonalidad más obscura, asemejando ser diminutos volcanes a punto de estallar. Al deslizarse el camisón hasta las caderas, su fina cintura hacía ver a esas lolas empapadas más monumentales. De la boca entaponada con verga, brotaba como fuente, baba que regaba los senos y el vientre, para terminar haciendo un charco en el suelo.

 

Mi abuelo, doblando las rodillas, descendió y acomodó su tremenda polla entre las tetas ensalivadas y con sus fuertes manos las unió, los movimientos coitales de esa “rusa” eran enérgicos y agresivos.

 

– ¡Los hombres que te habrán cogido estas tetas hermosas! ahhhhh… trola de mierda seguro que le metías los cuernos a mi hijo… guachaaaa… él nunca tuvo un pito tan grande como el mío, no sé como te habrá conquistado… ¿Abriste tus piernas a otro pijudo como yo?.. ¿No hablás, eh? No creo que hayas encontrado una verga más grande… mmm… por más que sos tetona me sobra pija, no me la podes tapar con tus ubres… yo soy tu marido ahora, tu macho y vos vas a ser siempre para mí solo… ohhhh… se nota que a tus tetas les gusta mi verga… están calientes… mmm… voy a romperte toda…

 

Estuvo mi abuelo como 15 minutos cogiéndole las tetotas como si su vida dependiera de ello, con cada mete-saca la punta de su sable carnoso le golpeaba la pera a mi vieja. Por la traqueteada, le qeedó muy colorado el valle que le separa los montañosos senos. Luego se arrodilló apoyando sus rodillas en el piso y no dejó centímetro de esas tetas sin lamer, besar y morder, con sus manos las exprimía y le daba sonoros chupones, por donde pasaba la boca, zonas violáceas quedaban.

 

Cuando volvió a pararse, la obligó abrir grande su boca y la besó metiéndole su asquerosa lengua hasta el fondo de su garganta, tironenandole de los pezones, el hijo de puta disfrutaba sometiéndola, le recorrió toda la cavidad bucal con la lengua sin dejar por ningún instante de sobarle las lolas.

 

Con el pulgar y el dedo índice de una mano le atenazó la nariz obligándola a abrir bien la boca para respirar, aprovechando para introducirle nuevamente la verga, se la apoyaba sobre la lengua y empujaba con lentitud hacia el fondo, hecho que provocó tos a mi madre.

 

Al viejo se lo veía muy excitado, aferrando con sus dos manos la cabeza de ella, la llevaba de atrás a adelante y no le importaba si le provocaba arcadas, primero estaba el placer de ese hijo de puta; Sin contemplaciones siguió así hasta que luego de emitir él un quejido dejó de moverse y segundos más tardes una gran cantidad de semen escapó de su boca y cayó a los senos, pringándolos aún más. Mi abuelo se apoyó en la pileta y con sus ojos puestos en mi madre, la contemplaba.

 

El miedo a que él pudiera salir en cualquier momento del baño, me obligó volver a mi cuarto raudamente para no ser descubierto, por suerte mi hermana ya no estaba en el baño y me permitió descargar vejiga antes de llegar a mi habitación. Esa noche apenas pude pegar un ojo, un ataque de rabia y repulsión para mi abuelo invadió mi cuerpo, ¿Cómo era posible que esa persona que prometió cuidarnos fuera capaz de semejante bajeza? Lamentablemente no se lo podía contar a nadie, pues costaría mucho que me creyeran y si lo hicieran ¿Qué sería de nosotros? ¿A donde iríamos, si todos los que antes nos frecuentaban ya no estaban?

 

Permanecer callado potenció mi odio, no solamente contra mi abuelo, sino también contra mí, me odiaba por no ser capaz de denunciarlo y por el miedo que me daba ese hombre.

 

Cínicamente él, a la mañana siguiente, actuaba como todos los días, como si no hubiera abusado de mi madre, es más, le recordaba a la enfermera que ese día mamá tenía rehabilitación y que no olvidara llevar los últimos estudios para mostrárselos al médico.

 

– ¿Chicos, con la terapia no la ven mejor a su madre? Yo la veo muuuuy bien… obviamente estas cosas llevan su tiempo, pero les prometo que haré todo lo posible para que ella se recupere, daré mi mayor esfuerzo. También para hacerla sentir, dentro de su mundo, lo mejor posible, como si estuviese viviendo con mi hijo, y darle todo lo que él le daba…

 

Mientras a mi hermana se le caían las lágrimas al escuchar las palabras de ese descarado, yo casi vomito lo poco que ingerí del desayuno.

 

Cuando estaba en casa ni a sol ni a sombre quería dejar sola a mamá con su suegro, pero por mi edad era muy difícil quedarme junto a ella, dado que yo tenía que cumplir con mis obligaciones, todos los días mi abuelo revisaba los cuadernos del colegio de sus nietos, asegurándose que hiciéramos la tarea y tomándonos examen de lo que veríamos al siguiente día, en caso de no cumplir satisfactoriamente, de penitencia no podíamos salir de nuestros cuartos hasta nuevo aviso. Por las noches esperaba el tiempo prudencial para que él creyera que todos estábamos durmiendo y bajaba hasta el baño, pero lo hallaba vacío, esto provocaba que empezara a dudar si lo que había presenciado realmente sucedió o si fue fruto de mi imaginación; El jueves por la noche pude constatar que mi imaginación no llegaba a tan lejos, cuando después de encontrar el baño de la planta baja desocupado, decidí acercarme hasta la habitación de mamá para asegurarme que todo estuviera bien, abrí la puerta despacio y casi muero del susto cuando la tenue luz de uno de los veladores iluminaba a mi abuelo a un costado de la cama de mi madre, por suerte no hice ruido y no se dio cuenta de mi intrusión.

 

Como era una biblioteca convertida en habitación, tenía mayor tamaño que el resto de las habitaciones, de la puerta a la cama existian como 5 metros y entre medio unos sillones que me sirvieron para ocultarme y no perderme detalle de los hechos, mi abuelo me daba la espalda sentado a los pies de la cama. Él estirando un brazo retiró despacio la sábana y el edredón, destapándola hasta los pies, dejando ver a mami durmiendo boca arriba con un babydoll negro de microtul traslúcido que llegaba hasta la mitad de sus muslos, la casi inexistente tela contenía como podía los desbordantes senos, y se podía ver claramente que no llevaba calzón. Calculo que antes de llevarla a la cama, el perturbado de mi abuelo la habrá vestido con ese atuendo de ramera, esperando hasta que nos fuéramos a dormir para poder disfrutar de ella.

 

Él le acarició una pierna y subió la mano hasta introducirla por debajo del babydoll, a la altura del monte de venus, pero no se detuvo ahí, siguió recorriendo su piel, cuando llegó a su vientre, lo acarició un largo rato, con movimientos circulares, de vez en cuando la mano alcanzaba los pechos y los sobaba, apretujando entre sus dedos, los elevados pezones. De a poco la mano fue abandonando el vientre para colonizar las lolas, pero como la ajustada tela impedía que pudiera jugar con ellas con comodidad, las liberó y así poder manosearlas a su gusto, al tiempo que con su otra mano se desabrochaba el pantalón. Cuando decidió que la palpación era suficiente, se desnudó y con su descomunal verga apuntando al techo, se acomodó al lado de la cara de mamá y sin preámbulos fue metiéndosela en la boca, ella apenas podía tragar algo más que el glande, entretanto con su pesado cuerpo reclinado sobre ella, la obligaba a que tragara una porción mayor de carne, sus gruesos dedos frotaban el clítoris y se hundían en la concha. La vagina era casi lampiña, apenas tenía por arriba del capuchón clítoris una pequeña mata de pelos rasurados formando una “I”.

 

– Tenes una boca deliciosa… que ricoooooh… mi amor como la chupas, me encanta esa boquita, me fascina…

 

Ella con los ojos cerrados, como si fuera una bella durmiente porno, mamaba ese venoso falo. Para aumentar la perversión, como en la vez anterior, le retiraba la pija de la garganta y le restregaba el tronco por los labios, sin miedo a que se la muerda. Cuando no pudo aguantar más la calentura, la acomodó de costado, sacando culo, y se acostó a su espalda, en posición cucharita, una mano agarrando la prominente cadera de ella la fue atrayendo hacia su cuerpo para penetrarla, con un ritmo in crescendo, las respiraciones se fueron agitando y con cada embiste las tetas se balanceaban.

 

– Erika que cerradita la tenés… mmm… como me aprieta tu conchita, si cierro los ojos creería que me estoy cogiendo a Lucianita… uuffffff… ¿Te gustaría que desflore a tu hija? mmmm… pienso en desvirgar a la pendeja y me pongo como un semental… ¿Será tan trola como su madre?.. le mandaría el himen a la mierda jajaja…. le destrozaría el tajito… que mejor que tu macho para hacerla mujer…

 

Mientras hablaba la masturbaba y las penetraciones que le pegaba eran salvajes, la enterraba bien adentro y los huevos al chocar contra las nalgas producían un sonoro “¡CHAS!”

 

– Tenés mojadita la conchita… ohhhh… me calienta sentirla apretadita asiii… putita mía se que te gusta… siiiiii… uhhhhh… ahora que estas bien lubricada te la voy a mandar hasta el fondo, te voy a romper toda…

 

Rápidamente la acostó boca arriba, separándole bien las piernas, colocó la punta de su pija en la entrada de la vulva y se dejó caer sobre ella, aplastándola y enterrándosela al máximo. La cogida era brutal y mamá gemía con cada clavada, para taparle la boca mi abuelo la besaba como si le estuviera dando respiración artificial. Estaban encastrados por la lengua de mi abuelo dentro de la boca de mi madre y por la pija enterrada hasta el cérvix, esos eran los puntos de fusión entre los dos cuerpos. La cama rechinaba que parecía se estaba por desarmar, la pelvis masculina se estrellaba repetidamente sobra las caderas de ella.

 

Hundiéndole la verga bien profundo eyaculó mojándole hasta el útero, cuando se aseguró que ella no volvería a emitir algún quejido, dejó de besarla y se la sacó, como instando a que nunca se separen, hilos de semen unían la gorda verga con esa concha destrozada, con los labios separados en forma de “O”. Se limpió los colgajos de leche en los recortados pendejos de la irritada vagina y se desplomó a su lado, mientras intentaba reponerse la manoseaba por todos lados y succionaba la teta más cerca suyo como si fuera un crío.

 

Yo no podía escaparme de la habitación porque ahora con las pulsaciones bajas podría verme, por lo tanto me escondí lo mejor que pude. No sé si transcurrió 1 hora cuando mi abuelo se levantó de la cama, pensé que arreglaría todo y se marcharía a dormir, pero en lugar de eso, puso boca abajo a mi madre y le acomodó dos almohadones bajo la pelvis.

 

– Que nalgas tenés, yegua… no pudo irme sin culearte… con vos no necesito viagra, la tengo dura como un cañón… ¿Querés sentirla?

 

Terminó de hablar y sonoras veces le pegó fuerte con la pija en uno de los cachetes de la cola, hasta dejarla roja. Le introdujo 2 dedos en la vagina y con los restos de flujo y semen que sacó lubricó el glande y el orificio anal.

 

Varias veces intentó sin éxito penetrarla, era contra las leyes de la física que esa descomunal verga pudiera ingresar por ese agujero. Pero con más fuerza que ternura logró que el hongo entrara sacándole un alarido a mamá, mi abuelo sin desclavarla y como pudo le arrojó el cubrecama tapándole la cabeza para aminorar sus gritos y continuó la destrucción anal. Ella volvió a quejarse pero no con tanta fuerza, por suerte mi hermana dormía en la otra punta de la casa.

 

Cuando ya no quedaba milímetro por entrar en el recto, él se detuvo unos instantes y la sacó hasta el cuello del pene, dejando del otro lado del anillo anal, a modo de tapón, la corona del glande, la parte más gruesa de esa desgarradora herramienta, para luego volver a enterrarle hasta los huevos, todo muy despacio, de manera de dilatarle el orto de a poco. Le gustaba sentir al culo apretando el tronco venosos de su verga, palpitante.

 

Desde mi lugar pude darme cuenta que mamá tenía los ojos en blanco. La cara de mi abuelo era de dolor, creo que sería muy ajustado ese túnel para una pija de semejante calibre, la penetración era animal.

 

– Siiiii mami, te entra toda, todaaaahggg… me vas a sacar más leche que mi finada mujer… todas las veces que rechazaste mis insinuaciones y amenazaste con contárselo a mi hijo… aaaaah… me decías que eras una mujer casada, fiel, que no eras una trola jajajajajaja… y ahora estás con mi pija enterrada en tu orto jajajajajajaja… sabia que al final ibas a ser míaaaaaaahggg… ¡Gozá putaaaaaaa!.. como suena tu culitoooh, son peditos de amor para mí… te estoy montando como una yegua…

 

La habitación olía raro, una mezcla de sudor y humedad. Mi abuelo hizo un intento de encularla más rápido pero hacía gritar a mamá, por lo tanto las embestidas fueron despacio pero profundas, ella se contorsionaba mostrando que no estaba a gusto con los pijazos del viejo, pero arqueaba la espalda de tal forma que elevaba el culo como ofreciéndoselo y eso lo enloquecía.

 

– Movete más, que me estas por hacer explotar los huevos… seeeeeeee… así, asíííí… movete que te voy a domar a base de verga…

 

Sin poderse contener, la cogía impetuosamente y para enmudecer sus gritos le cubrió la boca con una de sus manazas, mamá se quedó quieta recién cuando mi abuelo le descargó la leche de sus huevos en los intestinos. Al sacarle la pija una mezcla de guasca, sangre y mierda salían del desflorado ano de mami. Le dejó en el culo un boquete, tranquilamente podía ingresar por ahí una pelota de golf.

 

El reloj digital de la mesa de luz marcaba las 6:15 de la mañana, no había tiempo que perder, la sentó en el sillón que estaba al lado de donde yo estaba escondido y cambió las sábanas, mientras lo hacía pude ver de cerca las marcas en los senos de mamá. Ni bien terminó de hacer la cama, la vistió con un bombacha, corpiño y un camisón normal, para luego llevarla a la cama y arroparla, antes de regresar a su cuarto, le comió la boca con un beso muy apasionado.

 

Luego que mi abuelo abandonara la recamara de mi madre, continué agazapado entre el sillón y las cortinas que tapan la puerta vidriada corrediza que da al jardín, sin animarme a salir, estaba todo obscuro y por fin en calma, la respiración agitada de mamá de a poco se normalizaba, me llevó como media hora para tomar coraje y regresar a mi cuarto, pero antes caminé hasta situarme al lado de la cama, el cuerpo de ella desprendía olor a sexo, encendí una lámpara, ella estaba con los ojos cerrados, el labio inferior con un leve corte, algo hinchado, la destapé y el hedor aumentó, levanté el camisón para ver si había quedado muy lastimada, la bombacha ya no estaba limpia, la corrí y observé como la vagina escurría semen manchando la toalla del calzón, pasé suavemente mis dedos por la abertura vaginal para limpiarla y mamá abrió los ojos, me asusté, me quedé inmóvil con mi mano en la concha y el semen escurriendo por mis dedos. Sin proponérmelo, de a poco mi pulgar fue ingresando sin problemas en su gruta, la sentía cálida, tomé conciencia de mis actos, arreglé todo como estaba y salí de prisa.

 

Al resguardo de mi habitación, acostado, repesaba en mi mente una y otra vez las imágenes de la violación que fui testigo e inconscientemente me llevé los dedos manchados por ese líquido viscoso a mi nariz, cuanto más lo frotaba entre mis yemas, más pegajoso se volvía, a pesar del profundo asco no podía dejar de olfatearlo. Cuando estaba por quedarme dormido, mi abuelo golpeó mi puerta llamándome a levantarme, que tenía que ir al colegio.

 

Desayunando noté las ojeras que él tenía y la cara de de extenuado.

 

– ¿Abuelo te sentís bien? Se te ve agotado, ¿Dormiste bien?

– Dany no pegué un ojo en toda la noche, estoy molido.

– ¿Por qué? (preguntó ingenuamente mi hermana).

– Es que anoche escuché a tu mami quejarse y bajé para asistirla… tenía algo atravesado… un estreñimiento muy duro. Me quedé con ella dándole… un tratamiento casero hasta que por fin quedó calmada y pudo descansar. Ojalá no se hayan desvelado con los quejidos.

– No abu, yo no escuché nada, dormí como una princesa, pero me hubieras despertado o a mi hermano, para que te ayudemos.

– Noo, yo les prometí que la atendería y eso hago con gusto… es de hombre de bien cumplir con la palabra.

 

“Hombre de bien”… de bien hijo de puta, pensé.

 

Un fin de semana largo había en la semana siguiente y Luciana avisó que harían una excursión con su división del colegio para ver unas ruinas, que saldrían el viernes después de clase y regresarían el lunes por la noche, le solicitó permiso a mi abuelo y a él le brillaron los ojitos, entusiasmado le dijo que si, era muy raro que él demuestre alguna emoción.

 

A los días él nos dijo que ese fin de semana largo vendría a quedarse en casa un médico muy amigo, especialista en neurología y que le daría un tratamiento experimental a mi madre, para una eventual mejoría de su realidad cognitiva.

 

– Gracias Abuelo por preocuparte por mami (saltó mi hermana contenta).

– Es un placer… nunca la voy a dejar sola… yo estoy para ocupar el lugar que mi hijo dejó, es lo que me corresponde…

 

Explicó que dicho tratamiento podría impresionarme y que sería conveniente que me fuera a la casa de algún compañero de colegio. Esas palabras no me gustaron en lo absoluto.

 

– Abuelo vos sabes muy bien que en este nuevo colegio no tengo amigos y además tengo que prepararme para los exámenes, siempre me decís que estudie y no me distraiga, es raro que ahora me pidas que no cumpla tus ordenes…

 

Lo puse en una encerrona que no pudo responderme nada.

 

El sábado por la tarde, ya sin mi hermana, tocó timbre el médico amigo de mi abuelo, se llamaba Domingo y era de su misma edad, más alto que él y flaco, poco pelo teñido notoriamente de negro, bigote muy fino, su cara era de rasgos marcados, mentón prominente y nariz de gancho, no tenía aspecto de doctor.

 

Cuando vio sentada en el jardín tomando aire a mamá, vistiendo una blusa floreada tipo solera y pantalón de lino liviano color marfil, al médico le comenzó a crecer un bulto en la bragueta, indisimulable.

 

– Habría que comenzar ya mismo el tratamiento Mario, no perdamos tiempo.

– Domingo es mejor esperar a la noche, ahora está Daniel presente y puede asustarse.

– Está bien, pero llegado el momento decile al pendejo que no moleste.

– Daniel ya oíste al doctor, después de cenar encerrate en tu cuarto y por más que escuches gritos, no salgas, no se puede cortar el tratamiento, es muy peligroso para la salud de mamita.

 

Toda la tarde estuve muy nervioso y no me separé de mi madre ni por un instante, en la cena ellos sonreían malignamente haciéndome imposible que ingiriera alimento. Mi desconfianza era enorme y no quería perderme detalle del supuesto tratamiento, por eso me levanté de la mesa diciendo que me iba acostar, al escucharme, los hombres casi festejaron, Domingo me expresó que el tratamiento podía causar dolor y por ende gritos, sugirió que me ponga a escuchar música en la pieza para no asustarme.

 

Me escabullí velozmente a la recamara de mamá y destrabé la puerta corrediza que da al jardín, luego subí a mi habitación, encendí el equipo de audio y fingí acostarme. Al rato pasó mi abuelo para darme las buenas noches… y controlarme.

 

A los 20 minutos salí al jardín, inquieto, mi corazón parecía que se me escapaba del cuerpo, abrí la puerta con sigilo, me cubrí con la cortina y me acomodé detrás del gran sillón, los veladores de la habitación alumbraban la otra mitad de la sala, dejando en penumbras donde yo estaba escondido. Mi abuelo ya estaba desnudo, con su monstruosa pija más erecta que nunca, se la veía descomunal. El sádico estaba vistiendo a mami con una bikini azul de mi hermana, que al ser más delgada y tener menos cuerpo que mamá, el corpiño no lograba abarcar las voluminosas tetas, eran dos ínfimos triangulitos unidos por cordones que apenas tapaban los turgentes pezones y la tanga se incrustaba entre los labios mayores de la vulva como si fuera un hilo dental. Ella estaba muy maquillada, sobre todo los labios y la calzaron con zapatos negros de tacos muy altos.

 

Del otro lado de la cama estaba Domingo, también desnudo, exhibiendo un cuerpo huesudo, de piel muy blanca con verrugas negras y una pija curvada, parecía deforme el tipo. Comparando los aparatos genitales, el de Domingo era más largo, pero el ancho del de mi abuelo hacia como 6 de su amigo.

 

– Mario tu nuera está mejor que lo que me dijiste, es una puta divina, mejor que una vedette y lo mejor es que no habla, le podés hacer de todo ¿Y a quién le va a contar? Jajajajajaja

– Y tiene un culo que no sabés como apreta, parece la conchita de una virgen jajajaja

– ¿No se enterarán que de médico no tengo un carajo y soy tu tornero?

– No digas boludeces

 

A mamá, mi abuelo le dio de mamar su biberón de carne mientras que Domingo le tomó a ella una mano, la situó en su verga y sujetándola, empezó a masturbarse.

 

– Mario, la tetona me esta haciendo una paja jajajaja… y me la hacé con la mano de la alianza matrimonial, vale doble juaaaa jajajajaja

 

Las risas de ellos retumbaban en toda la habitación.

 

– Uyyy, ¿Mario como hacés para que te la chupe?

– Eso es lo mejor, cuando su neurólogo me explicó sobre su coma, me mencionó que mantiene los reflejos innatos de los niños, como succionar, comer, tragar, beber… te juro flaco que en ese momento planee todo, supe que era mi oportunidad para hacerle pagar que haya alejado a mi hijo de mí… y convertirla en mi mujer… jajajaja

– Sólo le falta el vestido de novia jajajaja

– Ufffff… que lindo morbo, mañana se lo ponemos… mmmmm… siiii

– A ver… dejá que me la mame un ratito.

 

Domingo se la metió de un saque hasta la garganta y mi abuelo lo sacó a empujones.

 

– ¡Despacio Bruto!

– Disculpame… OGGGGGGGGGHHH… como la mama esta hembra, es tremenda, te saca hasta el alma…

 

Mi abuelo arrancó la tanga y hundió su cara en la entrepierna de ella, lamió los labios mayores, los menores y luego con sus dedos de gorila abrió lo más que pudo el agujero por donde nací y le la introdujo hasta el fondo su lengua afilada. Domingo se entretenía despertando a tirones los pezones para endurecerlos, mientras recibía la mamada de su vida.

 

Como a los 15 minutos, le pidió ayuda a su amigo, se sentó en un sillón y Domingo le acomodó encima de él a mamá dándole la espalda, con la vergota parada como un mástil mi abuelo se la acomodó en el orto y batalló hasta que la penetró analmente, ocasionando que ella gritara con todas sus fuerzas, Domingo levantó del piso la tanga de mi hermana y le tapó la boca. Mario la elevaba y bajaba de su falo sujetándola de las axilas, las tetas brincaban al compás de las embestidas, el efímero sujetador las hacia ver más apetitosas, el pseudo médico no perdió tiempo y apuntando a la concha con su pija, la accedió carnalmente.

 

Los potentes hombres le estaban haciendo a mamá una doble penetración bestial, sus enormes miembros viriles destrozaban los estrechos orificios; como ella se tambaleaba para los lados sin hacer pie, Domingo la desmontó con el propósito de sacarle los zapatos, le chupó los pies unos instantes y retomó la cabalgata, que ya sin los tacos fue más estable.

 

– Si estás en coma, comete ¡ESTA!

 

Gritaba el huesudo con cada clavada. Para que deje de vociferar, mi abuelo tomando por abajo las tetas de mamá, se las ofreció en bandeja, su amigo acepó la invitación chupándolas hasta dejarlas violáceas, exprimía cada seno y con sus amarillentos dientes aprisionaba los pezones. Ella exhalaba un concierto de gemidos encadenados y su suegro se deleitaba marcándole el cuello con mordiscos.

 

Ya llevaban más de 40 minutos taladrándola como enajenados, los cuerpos de los 3 brillaban por el sudor.

 

– Mariooooh a esta tetona le encanta la pijaaaagg…

– No menos que a mí culearlaahhhh… le voy a desflorar el orto…

– Es toda una putaaaaa… te envidio amigo, nunca me cogí a una yegua tan lindaaaaaa…

– Te invito cuando quieras a garcharla… desde hoy sos el amante oficial de MI MUJEEEEEER…

 

Domingo no aguantó y le retiró la chota de la argolla eyaculando fuertes chorros de semen mojándole el estomago, las tetas y hasta la cara, pero como no la sacó a tiempo le depósito dentro de la vagina una gran cantidad de leche. El tornero se acomodó detrás del sillón y la sostenía de los pechos para que mi abuelo le trabajara mejor el culo por varios minutos más. Cuando escuchó un fuerte gruñido, Domingo la dejó caer vilmente para que la leche de su amigo bañara lo más profundo de sus intestinos.

 

Satisfechos, la dejaron en la cama a mamá y ellos en bolas fueron a la cocina y a mear, al regreso le dieron de beber agua. Hicieron una pausa larga perdiendo sus manos en cualquier recoveco de ella, comentando la faena.

 

La erección de mi abuelo lejos de bajar, continuaba, hasta me parecía más hinchada.

 

– Bueno, ahora a vos te toca por el culo, me acuesto en la cama y se la enchufo en la concha y vos por detrás se la mandás a guardar, no te va a costar porque te la dejé bien abierta.

 

Tal como arreglaron lo llevaron a cabo. Ahora mamá estaba tan desnuda como ellos, el diminuto brasier lo usó su suegro para limpiar los retos de guasca que le dejó su amigo dentro. Ella tenía tan roto el ano que el pito de Domingo entró con más facilidad que la descomunal poronga de mi abuelo.

 

Al volver al sentir los dos falos en su interior mami levantó el torso y aulló con todos sus pulmones, Mario la miraba con lujuria y amasando sus tetas la cogía con más potencia.

 

Con ella acostada boca abajo, el culo levantado en pompa se veía descomunal, me asombraba que mamá tuviera una cola tan redonda, firme y voluminosa, como dijo el huesudo, parecía una vedette. Domingo profanaba el estirado esfinter anal con bombeos agresivos, se afianzaba de los hombros de ella para clavarla profundo, en tanto, mi abuelo con con sus manos juntaba las tetas y succionaba al mismo tiempo los dos pezones que parecían frutillas por lo rojos, grandes y puntiagudos que estaban.

 

Internamente me preguntaba si mamá sentiría placer, tal vez en su miserable vida esto fuera su único goce. Quien sabe los gemidos no eran de dolor sino de gusto.

 

Otra vez Domingo acabó primero y mi abuelo saliendo de abajo de ella, la montó por la concha en posición de perrito, obligándola a poner su cara en una almohada para que no se escucharan sus gemidos. Con cada pijazo las tetas iban y venían, rozando los pezones la sábanas, esta escena motivó al tornero tirarse bajo de ella y besar descaradamente esas lolas tentadoras, tan inflamadas que daban la sensación de estar al borde de explotar.

 

La efusividad de Domingo hizo que mi abuelo cayera de espaldas y sin dejar de pistonear, acomodó mamá de costado, pasando su pierna por debajo de la de ella se la levantó, obteniendo yo un primer plano de esa concha hermosa, sin perderme detalle de como devoraba a esa verga descomunal de su suegro que la estaba violando sin contemplación.

 

Nuevamente al palo, el esquelético no se quiso quedar afuera, apoyó su glande en la boca de mi madre para que se lo succione. Mi abuelo arrodillado en la cama, sujetándole las piernas por debajo de las rodillas, la bombeaba con vehemencia hasta que acabó copiosamente con chorros de semen que esparcían sus espermatozoides desde el útero hasta los ovarios. Ella al percatarse de la leche caliente en su interior casi le muerde el rabo a Domingo, quien al sentir los dientes rozando la cabeza de su poronga, el miedo aceleró su eyaculación, llenándole la boca de guasca, y la forzó a tragar hasta la última gota.

 

Los dos hombres quedaron agotados sobre el abusado cuerpo de mi madre, yo aproveché para regresar a mi habitación, dormir y reponer fuerzas, todavía faltaban 2 días más de tratamiento y no quería perdérmelo.

 

 

 

 

Gus Becker & Marcel Milord ®

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