Una propuesta que cambio mi vida por completo, sin dudas

Mi vida no ah sido muy interesante hasta que me he decidido por probar una actividad nueva: el baile latino, nunca se me dio bien estudiar; no encontraba nada que me gustara especialmente y mi suerte la palabra que la escribe mejor es literalmente «ni fu, ni fa» nunca mejor dicho.

Me llamo Pedro, mi historia empieza a ponerse interesante poco después de cumplir los 23 años; soy un chico con un poco de sobrepeso ya que estoy saliendo de la Megarexia, mi tío que ha comprado una vieja cafetería y me ha llamado para ofrecerme trabajo en Estepa un pueblo grande que parece una ciudad.

Como no conozco a nadie aquí, decido tras enterarme de mis horarios en la cafetería de mi tío Rafa; buscar una actividad social que sea compatible con mi nueva vida, para mi sorpresa esa actividad que cumple la función de ejercicio físico y social a la vez es el baile latino.

Mi tío tiene una casa centrica de dos pisos muy cerca del trabajo y me ha ofrecido el bajo a mi, así soluciono el problema del alquiler que como Estepa es un pueblo turístico; es un tanto difícil encontrar algo asequible aquí en pleno centro de ciudad, hoy llego en autobús y estoy un poco nervioso.

Todo el camino lo he pasado escuchando música latina para intentar coger el ritmo para cuando vaya a clase ir con algo aprendido, la verdad es que me sorprende; pero el estilo de música que más me llama es el de la bachata, espero que la academia de «no sólo baile» que busque en internet de Bachata. Al bajar del autobús me encuentro con mi tío, un gordito cuarentón resulton; que se ha divorciado hace poco y sin hijos, que ha decidido dejar de trabajar en la construcción y empezar en la hostelería siendo su propio jefe.

Al vernos nos acercamos lento y nos abrazamos fuertemente.

– Hola Pedro estas más delgado

– si tío Rafa, estoy haciendo dieta; tu estas…igual.

– si tengo que ponerme a plan también, pero me gustan demasiado las cervezas; bueno ¿te ayudo con las maletas? – río solo por su chiste.

– no, dejalo; vengo a ayudarte, no ha traerte más problemas.

– tranquilo sobrino, no es problema.

Así que finalmente me ayudó, metió las maletas en su Toyota negro; llegamos a la casa y aparco el coche en el garaje que estaba al lado, junto a este coche había una vieja camioneta roja llena de polvo que mire de soslayo y mi tío se percató de ello.

– ¿que te gusta la camioneta?

– si, no está mal; es llamativa, pero se nota ha visto tiempos mejores.

– pues aquí tienes las llaves, para tu tiempo libre.

– ¿que? No tio, no puedo aceptarlo.

– Venga hombre, es un regalo por todos los cumpleaños que me perdi; además aquí no podrás moverte cómo en Gadir, los autobuses no son tan eficientes y completos…ademas para algo te sacaste el Carnet.

– bueno tío, pero esto es demasiado.

– me conformo con que la cuides y la vayas arreglando poco a poco.

– esta bien, dalo por echo.

Nos abrazamos, mi tío se mudo hace más de diez años por un hermoso amor que conoció en unas vacaciones y ya se quedo aquí; pero siempre se ha sentido ligeramente culpable, de ser mi único tio y no estar para mi…cuando no tenia porque.

Siempre he soñado que me pasara lo mismo, en el fondo de mi se que al ir al mismo sitio que mi tío espero el mismo resultado; pero por otra parte soy realista, ¿quien se va a fijar en un gordito mundano que no resalta en nada? Una buena pregunta lo más seguro que nadie. No soy virgen, pero llevo una gran época soltero; unos 5 años exactamente, desde que cogí la dichosa Megarexia aproximadamente.

Tras esto mi tío me ayuda a instalarme, me enseña la casa; una habitación, una cocina frente a un baño y un salón comedor. Mis horarios son de 12 a 6 de lunes a viernes, de 1 a 5 el sábado; ganó 1460 más propinas, aunque en mi contrato pone que ganó 1200.

Tras firmar contrato, explicarme más o menos cual es mi función; y almorzar juntos, me guía hasta la cafetería.

Por el camino me habla de sus planes de futuro.

– una vez que te hagas al trabajo, nos organizaremos para que siempre este uno de los dos; así cuando tu no estas estoy yo, y cuando tu estés yo no estoy.

Me pongo un poco blanco asustado por sus palabras.

– ¿estaré solo? – pregunto.

– si pero eso cuando pilles el trabajo, mientras seguiré estando contigo o uno de los empleados; para que te guíe, es solo que no me gusta delegar en gente que no conozco. – mi tío contesta y se le ve cansado, ahora que me fijo; seguramente esta haciendo todas las horas el.

– intentare pillarlo lo más pronto posible tio, pero tenme paciencia; jamás he trabajado hasta ahora y mucho menos en una cafetería, pero pondré todo de mi parte.

– lo se, tu padre me ha contado que eres muy responsable; tu madre me ha dicho que estabas loco por trabajar, así que deseo cumplido por tu tío favorito.

Sonrió levemente, se le ve triste aunque bromea con el asunto; tener que preguntarle a mis padres como soy, en el fondo le duele.

Llegamos a la cafetería y me sorprendo, tiene una parte exterior con al menos 50 mesas y otra interior con otras 100; una barra grande con varias máquinas que no conozco, una cocina dentro y miro a mi tío asustado.

– tranquilo, poco a poco.

Me presenta a sus empleados, un camarero y una cocinera; bajita delgada y que no es muy atractiva, pero que mi sequía potencia bastante sus atributos. Doy un paso atrás ante su sonrisa, mi tío me llama y la rodeo para continuar el tour. Luego me enseña la cocina y empezamos la jornada de trabajo.

La verdad es que no he dado pie con bola, hoy solo he trabajado 3 horas; aunque estaba cansado del viaje no es excusa, mañana con el doble de horas…me voy a querer morir, me he equivocado en precios; he mezclado pedidos, he roto algún vaso y plato pero mi tío ha tenido una paciencia infinita.

Al salir mis planes son ducharme e ir a la academia de baile para preguntar, pero estoy tan casado entre el viaje y la media jornada de trabajo; que me quedo dormido en el sofá, me despierta el timbre de la casa es mi tio que me avisa para cenar.

Voy a su casa y lo encuentro contento.

– ¿por qué estás tan contento, tío? Si ha sido un desastre.

– no ha estado tan mal, además yo con que lo intentes me conformo. ¿Como no voy a estar contento? Al fin he dejado de estar solo aquí, ahora tengo familia en Estepa.

Le sonreí inevitablemente mi tío siempre ha tenido una felicidad contagiosa, y así cenamos terminando el primer día de mi nueva vida; con una feliz cena a pesar de que ni he ido a la academia y ni me ha ido bien en el trabajo, pero la vida es así y al menos tengo contento al jefe.

…Mañana será un nuevo día…