Por mi trabajo viajo mucho al extranjero y tuve más de una experiencia sexual con muchos diplomaticos, creo que el sexo con politicos es estupendo

Por mi trabajo viajo mucho al extranjero.

Mi empresa llevaba un tiempo intentando introducir sus productos en América sin mucho éxito y esas gestiones, aunque comercialmente infructuosas, personalmente dieron lugar a que mi esposa Amalia y yo hiciéramos amistad con un matrimonio de diplomáticos norteamericanos. Como siempre, la ocasión idónea para avanzar en relaciones y por tanto probablemente en negociaciones comerciales se presentó en el momento más inoportuno. La pareja amiga nuestra celebraba una cena informal en su casa a la que iban a asistir los dos principales responsables comerciales de la embajada y yo casualmente dos días antes yo salía en viaje comercial, para China. Intenté convencerle a ella para que asistiera dada oportunidad de oro que suponía esa reunión pero los malos resultados comerciales con ese país hasta la fecha me habían persuadido de concentrar nuestros esfuerzos de marketing hacia otros rumbos. Sí que logré convencer a Amalia de que asistiera al evento y de que tratará de trabar amistad y si hacía falta se los follara a los responsables comerciales para tratar de volver a coincidir en una ocasión futura. A continuación voy a narrar lo que allí sucedió según la versión que luego me contaría Amalia.

El día señalado Amalia apareció deslumbrante en la casa de nuestros amigos. La cena no era más que una cena veraniega informal al aire libre pero Amalia había elegido un ligero vestido de seda roja que se amoldaba perfectamente a sus curvas y cuyo limitadisimo largo de falda le permitía exhibir orgullosa sus bellísimas piernas. La cena estaba prevista en principio para diez comensales pero mi ausencia y la de otra pareja de diplomáticos por un imprevisto familiar, redujo la lista de invitados finalmente a siete. Cuando llegó Amailia, nuestros amigos se encontraban atendiendo a otra pareja de norteamericanos Dennis y Laura no directamente relacionados con la embajada pero íntimos amigos de la pareja ya que William, el anfitrión, y Dennis habían sido colegas desde la infancia,la mujer de Dennis resultaba ser la hermana del agregado comercial de la embajada y este último, Thomas, no solía acudir a ningún evento sin su más fiel colaborador e íntimo amigo Richard.

Los anfitriones presentaron a Amalia a la pareja y todos entablaron una animada conversación.

No habían transcurrido ni diez minutos de la llegada de Amalia cuando finalmente aparecieron los invitados que más me interesaban. Thomas era un atractivo maduro de pelo canoso, de estatura media y complexión fuerte. Amalia pensó que debía dedicar una nada moderada parte de su tiempo a trabajarse en el gimnasio. Richard sin embargo era mucho más joven que su jefe y amigo, o al menos eso aparentaba. Amalia supuso que debía tener no más de 30 años, era alto y delgado con ondulado pelo negro y con unas marcadas cejas negras que transmitían la sensación de que podía conseguir todo aquello que quería. Amalia nada más verle sintió un ligero estremecimiento de deseo y como en su cuerpo, involuntariamente, empezaban a dispararse las hormonas.

Los recién incorporados saludaron a sus anfitriones y al resto de sus conocidos y fueron debidamente presentados a Amalia. Se sirvieron unos ligeros aperitivos mientras los invitados y sus anfitriones charlaban animadamente y al cabo de un rato los anfitriones sugirieron pasar a la mesa.

Jennifer, la anfitriona, presidía la mesa. A su derecha se ubicaba Thomas, el invitado de honor y a su izquierda el apuesto Richard. Amalia y Laura ocupaban el centro de la mesa. No había hecho falta que Amalia comentara mi interés por trabar amistad con Thomas ya que Jennifer quería evitar sentar a Laura, hermana de Thomas al lado de éste. Además, si se quería que la velada fuera un éxito, la fama de mujeriego de la que gozaba Thomas aconsejaba acomodar preferentemente junto a una atractiva desconocida. Cerraban la mesa el anfitrión, a la izquierda de Laura y Dennis que se ubicaba a la derecha de Amalia y frente a su amigo de la infancia.

La cena transcurrió muy animadamente ya que el tamaño, no excesivamente grande de la mesa facilitaba las conversaciones de los comensales. Amalia no tuvo grandes dificultades en sintonizar con Thomas. Era un hombre de mundo y llevaba la iniciativa de la conversación. Por el contrario, Amalia, trato de disimular el poderoso atractivo que Richard ejercía sobre ella tratándole con cortesía pero al mismo tiempo con ligera indiferencia. Sus respectivas posiciones en la mesa facilitaban además esta labor. Los que mejor lo pasaron durante la cena fueron los dos entrañables amigos, Dennis y William que, después de volverse a ver después de casi un año supieron transmitir con su conversación amena y distendida, plagada de bromas y chascarrillos, su alegría y buen humor al resto de comensales. Laura, manifestaba ser el contrapunto de su marido ya que frente a la campechanía de éste, ella mostraba un humor mucho más sofisticado y ligeramente ácido que lograba convertir las risas y sonrisas que provocaba la pareja de amigos en auténticas carcajadas colectivas.

Entre una secuencia de estas carcajadas y viendo la atención y la deferencia con la que Thomas obsequiaba a Amalia, Laura logró advertir con cierta ironía a Amalia de cómo el peligro que Thomas suponía para las solteras se transformaba exponencialmente con las casadas. Thomas, que comentaba jocosamente con la anfitriona la última broma de Dennis, pareció no enterarse del comentario.

El buen humor de los comensales hizo que fluyera la bebida y al concluir la cena la invitación de los anfitriones a degustar unos licores no fue tan bien acogida como hubiera sido lógico esperar. Dennis que sin duda alguna era el que más se había excedido con el alcohol, tras algún comentario irónico de Laura al respecto, hubo de reconocer que dado que su estancia en España se iba a prolongar durante más de una semana, sería conveniente dejar algo de alcohol por lo menos hasta el final de la misma. Los dos diplomáticos, tras aplaudir calurosamente la broma, se sumaron a la propuesta de disolver la reunión ya que según dijeron, al día siguiente también tenían trabajo y reuniones que atender. Los anfitriones a regañadientes iniciaron las despedidas y cuando Richard se despedía de Amalia con dos besos le susurró lascivamente: no trates de disimular. Ya me he dado cuenta de que estás por mí, mientras disimuladamente dejaba resbalar su mano de su cintura a su culito respingón

Amalia sintió un escalofrío de placer a la vez que notaba como el morbo que le producía Richard le ascendía por la entrepierna.

Si quieres te acercamos a casa,sugirió Thomas. Richard y yo hemos venido con el coche oficial.

Amalia agradeció el ofrecimiento cortésmente y una vez finalizadas las despedidas subió en el asiento trasero del Mercedes cuyo lujoso interior le ofrecía el chófer con la puerta abierta. Ambos diplomáticos se acomodaron a su lado y el vehículo inició lentamente la marcha.

El asiento trasero era amplio, pero mi mujer pudo apreciar como Richard se colocaba sin rubor alguno pierna con pierna contra ella.

Thomas sin embargo, mucho más correcto mantuvo una discreta distancia con ella. Tras preguntarle la dirección, Thomas le pidió al chofer que se dirigiera al lugar indicado.

Amalia notaba como la euforia que le provocaba el exceso de bebida y el calor de la pierna de Richard contra la suya comenzaban a elevar su calentura. Su posición en el asiento había hecho que su corta falda se replegarse sobre sus muslos hasta el justo borde de su reducido tanga rojo. Éste no se veía de milagro aunque Amalia temía que el menor movimiento hiciera aparecer por fin a la vista la sensualidad de su ropa interior. El detalle no pasó desapercibido para Richard que aprovechaba la iluminación intermitente de las farolas de la avenida por la que circulaban para apreciar la belleza de los muslos de mi mujer.

Thomas, cuya conversación durante la velada había sido de lo más cortés y correcto que se pudiera esperar de un caballero de su rango inició inesperadamente una conversación mucho más sugerente y escabrosa.
Entonces Amalia dices que tu marido se encuentra desde hace unos días fuera de España ¿no?
Así es Thomas, se fue a China hace un par de días.
Y ¿cuánto tiempo piensa permanecer fuera? Pues algo más de un mes. él tienen previsto visitar varias ciudades chinas atendiendo diversas actividades promocionales

Umm y ¿cómo va hacer una mujer tan sexy como tú para soportar tan larga ausencia? indagó sibilinamente Thomas

A mi mujer le pareció percibir la mirada del chófer reflejada en el retrovisor. El chófer era un tipo tremendo, afroamericano, de más de 2 metros de altura de unos 40 años de edad y que por su corpulencia Amalia dedujo que además de las labores de chófer también debía de desempeñar el oficio de guarda espaldas.

Amalia no se dejó intimidar y respondió alegremente. Tampoco es tanto tiempo si tu marido te tiene bien atendida. Jajajajaja. Y con picardía les devolvió la osada intromisión en su vida sexual ¿Y ustedes cómo se las arreglan pasando tanto tiempo fuera de su pais y sus seres queridos?

Richard pareció responder silenciosamente a su pregunta apoyando discretamente su mano sobre la desnuda rodilla de ella. Amalia permaneció aparentemente impasible a la caricia como si en realidad no fuera con ella aunque internamente deseaba que él se animara y fuese un poco más allá en su atrevimiento. Se preguntó si habría posibilidad de luego quedarse con él a solas.
Bueno, no te creas que somos santos. ¿Verdad Richard?. Además, tenemos un sexto sentido para localizar hembras en celo. ¿O no es así Bob? Dijo Thomas dirigiéndose en última instancia al chofer negro

Amalia se sorprendió inicialmente de la familiaridad con que Thomas se había dirigido al chófer con respecto a este tema. Pero luego dedujo que no era la primera vez que ambos elementos salían de juerga acompañados del gorila negro y seguro que éste había visto de todo a través de su retrovisor.
Jajajajaja. Bueno a mí más que los machos en celo me atraen los hombre elegantes que saben cómo tratar a una mujer, insinuó Amalia sonriendo
Bueno, respondió Thomas creo que Richard responde exactamente al perfil que comentas no Amalia.

Y como queriendo subrayar el comentario, la mano de Richard, hasta ahora estable en la rodilla de ella,empezó a acariciarle deliciosamente la pierna muslo arriba. Amalia se estremeció de placer reprimiendo para no soltar un gemido.

Bueno es cierto que Richard es atractivo, reconoció ella con desenfado, pero no es exactamente mi tipo dijo terminando la frase con una ligera risita

Richard, como ofendido por el comentario, deslizó con brusquedad su mano desde medio muslo donde se encontraba recreándose en suaves caricias, directamente hasta la entrepierna de ella donde la presionó mirándola a los ojos.

Amalia pegó un pequeño respingo alarmada por la intrepidez repentina de Richard, pero su exaltada calentura respondió liberando jugos vaginales que comenzaron a deslizarse por su coño.

Tratando de evitar que sus secreciones mojaran su braguita y el macho que la acosaba pudiera percibir su elevada excitación ella trató de cerrar sus piernas pero lo único que consiguió con la maniobra es que la mano de Richard quedará atrapada en su entrepierna ya que el hombre no hizo en ningún momento ademán alguno para retirarla.

Amalia miró al resto de acompañantes tratando de averiguar si habían notado algo. Pero Thomas parecía contemplar ensimismado el paisaje nocturno a través de su ventanilla y el chófer de color permanecía atento a la conducción.

Richard aprovechó el momento e inclinándose sobre ella y sin retirar la mano de su chocho empezó a besarla en el cuello con delicadeza. Amalia no pudo evitar soltar un gemido de placer por sus labios entreabiertos ante lo placentero de las caricias que le brindaba el joven y éste envalentonado ascendió hasta su boca empezando a comérsela de forma apasionada. Amalia no quiso seguir resistiéndose y se abandonó al placer que le proporcionaba el macho olvidando por un momento el reparo que le daba que los otros acompañantes se percatasen de su entrega. Amalia se reclinó hacia atrás en el asiento relajando su cuerpo y entreabriendo ligeramente la piernas. Richard, una vez vencida la resistencia inicial, introdujo ofensivamente su lengua en la boca de ella, que a su vez chupó con avidez mientras que los dedos de él apartaban el hilo dental del tanga de la raja de su coño, liberando de golpe parte de la humedad contenida, lo que facilitó que dos de los dedos se deslizaron inmediatamente hacia dentro de su coño. Una oleada de placer ascendió por las paredes del coño de Amalia y ésta comenzó a retorcerse gimiendo de gusto como gata en celo. El otro comenzó a follarle el coño con los dedos, al principio suavemente pero incrementando la intensidad a medida que ella le iba abriendo más y más su chocho.

Umm menos mal que no era tu tipo porque si no ,seguro que ya le estabas comiendo la polla, bromeó Thomas despertando una sonrisa cómplice en su conductor.

Como siguiendo el guión propuesto por Thomas al pie de la letra, Richard interrumpió el morreo con Amalia y suavemente la dejó que acomodara su cabeza sobre su entrepierna permitiéndole percibir en sus mejillas la dureza de su tiesa polla. Ella, excitada, comenzó a comerle la polla y los huevos por encima del pantalón y Richard, impaciente deslizó hacia abajo su bragueta para facilitarle un acceso más directo a su dilatado miembro.

Las ansias de Amalia no se hicieron esperar. Introdujo sus dedos en la abertura y en unos segundos logró liberar de debajo del calzoncillo la ya más que hinchada polla. Una robusta polla de unos 20 cm apareció antes sus ojos, amoratada y chorreante y sin pensárselo dos veces, se la metió golosa en la boca. El líquido pre seminal del macho en celo le supo delicioso a la zorrita de mi mujer que, hambrienta de sexo, comenzó a succionar suavemente el enorme cipote mientras que una de sus manos se introducía nuevamente por la cremallera en busca de las pelotas del joven. Amalia chupaba y succionaba con sus labios y su lengua la deliciosa polla mientras que con sus manos masajeaba y apretaba los huevos perfectamente depilados de su macho. Richard, tras una velada de deseo y lujuria, no quiso reprimir ni un minuto más su placer y se entregó completamente a las hábiles caricias que le proporcionaba su amante permitiendo que sus hinchadas pelotas comenzarán a liberar suavemente y progresivamente su precioso contenido. Calientes chorros de dulce leche comenzaron a deslizarse por la boca y la garganta de Amalia que aunque ligeramente sorprendida por la rápida corrida de su presa, no permitió que el delicioso semen se escapase en ningún momento de su boca succionando y tragando toda la leche que Richard iba liberando. La leche de Richard era espesa y cálida e inundaba los sentidos de ella que chupaba y mamaba incansable como pidiendo más. El inmenso placer que le proporcionaba a Richard la impresionante succión hizo que éste comenzara a emitir unos profundos sonidos guturales de satisfacción que hicieron que la calentura de todos los presentes se dispararse.

Umm debe de ser buena mamando la muy zorra. aventuró Thomas. ¿Alguna vez le habías visto rugir así, Bob?

Nunca señor, confirmó el chófer. Para mí que debe ser la mejor mamada que le han hecho. Me atrevo a sugerir que tal vez usted también debería probarlo

Eso mismo creo yo ratificó el diplomático, que comenzó a acariciar suave y voluptuosamente la cabeza de Amalia, aún apoyada sobre la entrepierna de su amigo.

Vamos querida, acaba de vaciar los huevos al muchachito, que a continuación vas a probar el contenido de los de un verdadero macho.

Los esfuerzos succionadores de Amalia, efectivamente habían terminado por ya de vaciar los testículos de su amante y la polla de éste comenzaba ya a replegarse dócilmente en busca de un merecido descanso. Amalia con lo caliente que es, en modo alguno quería cambiar de amante pero perfectamente coordinados, los dos amigos intercambian, rápidamente posiciones y casi sin darse cuenta Amalia se encontró con un nuevo paquete enfrentado a su cara. En algún momento de la conversación Thomas se había liberado de sus pantalones y calzoncillos y la cabeza Amalia se acomodaba ahora entre sus desnudas piernas. Si el paquete de Richard había excitado los sentidos de ella, el de Thomas hizo que su coño empezara a babear de deseo. Amalia estaba caliente como una perra pero aun así no había pensado ni por asomo chupársela también al otro cabrón y menos aún delante de su mejor amigo y del chofer negro. No obstante la tremenda polla que el diplomático le ofrecía hizo que su voluntad se doblegase y que desease chupar inmediatamente aquella nueva herramienta. La polla de Richard era ligeramente más larga y gruesa que la de su amigo y estaba plagada de gruesas y rugosas venas tremendamente hinchadas y amoratadas. Además la gran polla iba acompañada de dos enormes y gordos huevos perfectamente depilados y tan dilatados e hinchados que sugerían torrentes de espesa leche deseando de ser liberados.

Thomas acarició una vez más la cabeza de ella y tomándola delicadamente entre sus manos la metió de lleno en su entrepierna. El olfato de Amalia se inundó con el olor de un auténtico y maduro macho y en ese mismo momento deseó que a toda costa la follase. Amalia se olvidó inmediatamente de su anterior amante y se aplicó a lamer los enormes huevos del nuevo. Los lamía y besaba como perra mientras que el diplomático la animaba:
muy bien querida. Lo haces de maravilla no me extraña que Richard disfrutara tanto.

Amalia empezó a mamar y a chupar todo el delicioso paquete. Jugaba con las enormes pelotas en su boca, lamía y besaba la enorme polla y masturbaba todo el tronco con sus delicados dedos. Fue tal el despliegue de caricias bucales y manuales que la resistencia del experimentado macho terminó finalmente por venirse abajo y al igual que los huevos de su amigo, los suyos se rindieron prematuramente comenzando a liberar su leche. Amalia quería probar también la leche del diplomático y aunque llegó tarde a las dos primeros chorreones por encontrarse lamiendo y succionando los huevos de su amante, sus hábiles labios capturaron rápidamente el capullo y engullendo la polla hasta donde pudo, Amalia empezó a degustar la nueva leche. Lo chorros calientes y espesos brotaban con fuerza de las entrañas de su nuevo macho y el enorme tamaño de sus huevos parecía contener reservas ilimitadas de leche.Thomas, al igual que antes su amigo, rugía como león en celo cada vez que Amalia lograba extraerle un nuevo chorreón de leche y se retorcía como poseso cuando inagotablemente ella volvía a succionar de su polla reclamando más. Amalia succionaba como pura puta extrayendo leche de lo más profundo de sus huevos. El placer era inmenso, los ojos de Thomas se pusieron en blanco y sus acompañantes, alarmados, pensaron por un momento que su jefe se iba a desmayar. Amalia siguió chupando hasta que los huevos de Thomas parecieron vaciar definitivamente su contenido, entonces Amalia extrajo la enorme polla de su garganta y empezó a besar y a lamer el capullo de su nuevo amante limpiando de restos de leche y relajándose con mimo del enorme esfuerzo eyaculador realizado.

Umm menudo semental estas hecho cabroncete. Parecía que no ibas a dejar nunca de soltar leche. Y vaya pedazo de polla tienes. Me has puesto tan cachonda que estoy deseando sentir como me follas.

Amalia se encontraba inclinada a cuatro patas sobre su recién ordeñado macho jugueteando con su ahora relajado instrumento, besándolo y lamiéndolo cariñosamente mientras su culo se meneaba respingón mostrando a las claras que era cierto que deseaba que su semental se la metiera saciando así su calentura. Los labios de su chocho se mostraban turgentes e hinchados en esa posición y su coño se entreabrió palpitante esperando impaciente la entrada de una buena polla. En ese momento Amalia sintió como una fuertes manos masculinas se apoderaban de su cintura. Su recién corrido macho aún se encontraba en proceso de recuperación del tremendo orgasmo sufrido mientras que su húmedo coño estaba ya impaciente por la espera por lo que no opuso prácticamente resistencia a que otro ocupara de momento su lugar. Efectivamente, las fuertes manos tiraron para atrás de su culo y arrimaron los labios de su chochito a un enorme y endurecido capullo. La punta del capullo se introdujo levemente en la entrada de su coño y las mojadas las paredes de ésta comenzaron a tensarse a medida que el enorme y amoratado capullo pugnaba por entrar. Amalia acomodó su culo para facilitar la penetración tratando al mismo tiempo de relajar al máximo sus músculos vaginales. La hábil maniobra surtió efecto y el capullo se deslizó entero en su coño acompañado de un buen trozo de polla que volvió a tensar de nuevo las paredes de su coño. El placer en el coño de ella era inmenso, pero ella quería más, por lo que entreabrió algo más sus piernas y trató de relajar más todavía sus músculos pélvicos. Otro enorme cacho de polla invadió su coño de golpe dilatando a tope su ya más que lubricado chumino y provocando una fulminante corrida. Las paredes de su coño latía frenéticamente corrida sufrido masajeando vigorosamente la enorme polla que la penetraba como tratando de provocarle un orgasmo para que el macho invasor liberarse de una buena corrida.

Ummm que bien recibe la muy zorra!! Desde luego que no nos equivocamos con ella señor. ¡Es una auténtica puta!

La ronca voz no procedía de Richard como Amalia había supuesto erróneamente sino de Bob. Ella giró la cabeza apartándose de los huevos de Thomas en los que había estado ocupada hasta ese momento para encontrarse con que las enormes manazas que la afianzaban pertenecían al chófer negro y que éste se encontraba de rodillas follandola, habiendo metido ya en su coño más de la mitad de una gigantesca polla negra de más de 30 cms de longitud. Hizo un ademán para intentar retirarse pero Bob la tenía firmemente sujeta y antes su inútil intento de escapada inició un suave y rítmico mete y saca que centímetro a centímetro fue introduciendo más polla en su coño. La punta del nabo de Bob no dejaba de escupir flujo lubricante y el coño de Amalia, en contra de la voluntad de su dueña, se abría deliciosamente a su nuevo macho invasor. Amalia empezó a correrse con un nuevo orgasmo, y aunque en su mente se negaba ser violada por el chófer, su aparato reproductor se prostituía a cambio del tremendo placer que le estaban dando, era más grande que la de Alim.

Así es cacho de puta. ¡¡Córrete!! Bramaba el osado chófer al percibir lo chorreando y caliente que estaba el coño de Amalia.

Las ofensivas palabras del moreno la ponían todavía más cachonda y su chocho segregaba enormes cantidades de flujo lo que facilitaba aún más la intrusión. Finalmente Amalia percibió el roce de las gigantescos huevos del gorila en la entrada de su encharcado coño. Así que ¡¡el cabrón había logrado metérsela enterita!! Y ahora el muy cerdo se la sacaba y metía a conciencia cosa que Alim no se la había podido meter entera nunca.

Lo morboso de la situación provocó una cadena de orgasmos que sacudieron implacablemente el cerebro de la chica. Lucía perdió la noción del tiempo abriendo de par en par su coño y entregándose por completo a su nuevo macho.

¡Dios mío Bob no te pares!. ¡¡Sigue dándome!! Me vuelves loca!!

Bob la bombeaba a conciencia mientras la muy puta meneaba y retorcía el culo para darse aún más gusto. El moreno no pudo soportar más y empezó a liberar leche en tremendas oleadas. La leche del afroamericano inundaba el coño de ella que seguía corriéndose sin parar. En unos segundos el fondo de coño de ella estaba repleto de leche, y viendo el chófer que sus enormes huevazos seguían soltando leche empezó a retirar progresivamente su pollón del dilatado coño de la perra para facilitar la entrada de la nueva leche que sus huevos, incansables, continúan segregando. Finalmente, el gorila terminó de retirar todo el nabo del de Amalia dejándola casi completamente inundada de leche. Amalia se dejó caer sobre el diplomático agotada por la sucesión de corridas y convencida de que si hubiera sido fértil todavía que el moreno no la hubiese dejado preñada con semejante corrida.

Mientras el moreno se retiraba, Richard, tremendamente excitado por lo que había visto ocupó su lugar y agarrando las caderas de Amalia, volvió a ponerla a cuatro patas. La visión del coño de ella con sus pelos y la espesa leche del chófer que se escurría por la cara interna de sus muslos hacia sus rodillas puso más berraco aún a Richard que, sin pensarlo dos veces la metió de golpe su enorme polla. Ella no opuso ninguna resistencia a la nueva intromisión. Las paredes de su coño pugnaban por replegarse tras la tremenda invasión del negro y se acomodaron amablemente a la polla del nuevo macho. Richard se la metía suavemente, acariciándole las caderas y la espalda y alcanzando ocasionalmente con las manos las tetas de su Amalia. Aunque corrida hasta el éxtasis, Amalia empezó a reaccionar de nuevo a las hábiles caricias de su otro follador, comprobando que su pipa se había puesto erecta nuevamente. La follada de Richard, al notar la respuesta positiva de ella fue in crescendo. Le daba cada vez más fuerte, se la metía entera para volver a retirarla entera del entregado coño. En cada embestida le arrimaba a tope los huevos y los restregaba contra la entrada de su coño. Amalia empezó a bramar como perra en celo y empezó a correrse nuevamente, no sabían lo caliente que era mi mujer y que follaba más que meaba.

¡Así Richard así!. ¡Que bien me follas mi amor! ¡Hazme tuya!meteme hasta los huevos.

Amalia meneaba el culo contra las embestidas de su follador y apretaba fuertemente intentando que también sus huevos entrasen dentro del trabajado coño. Los labios del caliente chocho se abrían de par en par receptivos, abrazando las depiladas pelotas que, ampliamente lubricadas por los jugos de ella y por la leche del anterior macho, acabaron finalmente por introducirse en el chumino. El placer fue indescriptible para ambos. Los huevos de Richard aprisionados y amasados por los músculos de coño de Amalia empezaron a correrse ineludiblemente mientras que la dilatación que provocaron en las paredes del coño de ella, le provocaron un nuevo y espectacular orgasmo a la muy perra que se retorcía voluptuosa mientras nuevas oleadas de leche se vaciaban en su interior. Ambos perdieron la noción del tiempo mientras disfrutaban de los estertores de los impresionantes orgasmos. Finalmente quedaron como desmayados en el asiento trasero del coche. Thomas ordenó al chofer que llevara a mi casa tras dejarlos a ellos en la embajada.

¡Umm Amalia que bien que te has portado! Te llamaremos porque esto hay que repetirlo además dirle a tu marido que le abriremos la puertas de comercio americano lo mismo que tu te has abierto de piernas con nosotros.jajaja.