Tomo una decisión que le cambio la vida y sobre todo su forma de pensar, de ser y de sentir. Cuando una infidelidad te termina liberando

Llegaste a la estación y cogiendo la pequeña maleta que llevaba con ropa tan solo para un par de días, se encaminó a la parada de Taxis de la misma estación y escogiendo un taxi de la parada le indicas al conductor la dirección del hotel en el que te ibas a alojar.

El taxista puso rumbo a la dirección mientras tú, nerviosa rebuscabas en tu bolso el teléfono para enviarle un mensaje diciéndole que habías llegado bien y te dirigía al hotel.

De inmediato tu móvil vibró anunciando la llegada de un nuevo mensaje en el que te indicaba que estaba esperando ese mensaje y que en cuanto estuvieses instalada le dijeses a qué hora podía pasar a verte.

Ya un poco más relajada te recostaste en el respaldo del asiento mientras mirabas el paisaje por la ventana esperando ansiosa la llegada a tu destino.

El taxi se detiene frente a la puerta del hotel y el conductor te indica que has llegado a tu destino, abonas el importe de la carrera y sacando tu maleta te adentras a la recepción para avisar de tu llegada y que te indiquen la habitación que has reservado.

Con la tarjeta de la habitación en la mano entras en el ascensor y al darle al botón de la planta que te corresponde se cierran las puertas y de nuevo en la soledad de ese pequeño cubículo, tu cabeza empieza de nuevo a darle vueltas a la situación que estás a punto de vivir, llevas haciendo fantasías de este momento desde hace algún tiempo y nunca pensaste que se harán realidad.

El ascensor se para y se abren las puerta mientras de tu bolso de mano sale el sonido de un nuevo mensaje que te apresuras a leer en el mismo pasillo.

No es de él… falsa alarma.

Llegas a la habitación y al abrir la puerta te la encuentras con las cortinas totalmente abiertas permitiendo que todo el sol del mediodía penetre en la habitación inundándola de demasiada luz para tu gusto y lo primero que haces es dejar la maleta sobre la cama y cerrar las persianas de forma que toda la habitación quede en una agradable penumbra.

Después de revisar toda la habitación y guardar la poca ropa que llevas en los armarios le envías un mensaje informándole que ya estás en el hotel y le das el número de habitación.

De nuevo te asaltan las dudas y los nervios te hacen pensar que esto quizás no sea una buena idea…

desde que os conocisteis por el chat, vuestras vidas han cambiado, tu sabias que el era casado, pero como tú no tenias pareja ese tema te daba un poco igual, pero ahora tu también tienes pareja y le has mentido diciéndole que ibas a un congreso de trabajo para venir a estar con él, quieres que se haga realidad todo aquello que durante horas interminables comentabais y sientes la necesidad de hacerlas realidad, dejar de tener una fantasía para vivir una realidad.

Ya no hay vuelta atrás, rápidamente entras en la ducha para quitarte el sudor del viaje y estar más cómoda y al salir de la ducha abres el armario intentando averiguar cuál es la ropa indicada para este momento.

Te decides por una blusa blanca abotonada por delante y una minifalda oscura pegada a tu cuerpo que realzan tus piernas y tu culo, te decides también por un conjunto de ropa interior clarito que compraste para esta ocasión.

Después de vestirte y mirarte en el espejo del baño piensas que será mejor quitarte el sujetador y que tus pezones ya excitados y duros se noten a través de la fina tela blanca de la blusa.

Quedan veinte minutos y no dejas de dar vueltas por la habitación esperando que todo esté en su lugar, no dejas de asomarte por la ventana esperando verlo llegar.

¡Ahí está ¡

lo ves cruzar andando el paso de peatones dirección a la puerta del hotel, tu corazón se acelera y vas junto a la puerta para dejarla entreabierta y cogiendo el pañuelo que has traído, te lo colocas a modo de vendaje sobre los ojos.

Escuchas que la puerta se abre por el roce que hace esta sobre la moqueta de la habitación, estás en silencio y a la espera, tu corazón acelerado y tu quieta como una estatua… no sabes lo que va a ocurrir, ya estás donde querías y por fin vas a hacer realidad esa fantasía deseada desde hace algún tiempo.

Tu mente no para de barajar posibilidades sobre lo que va a ocurrir, tienes algo de miedo aunque confías, no sabes si estarás a la altura del momento y no sabes su reacción, ¿que será lo primero que ocurra? – Te preguntas-

Sin darte tiempo a pensar más, notas sobre tu mejilla como una suave mano te acaricia y sientes en tu oreja su aliento, tus piernas tiemblan y temes caer derrotada por los nervios y por la ansiedad.

No te preocupes – escuchas que te susurra al oído – relájate.

El escuchar su voz parece como un bálsamo milagroso que hace que todo tu cuerpo se relaje.

Sientes la excitación de tu cuerpo, y aunque no lo ves, si notas como tus pezones bajo la blusa endurecen notando el roce de la misma.

Colocando su mano en tu barbilla la eleva un poco y notas como sus labios se posan suavemente sobre los tuyos, se separan y vuelves a notar esa sensación de suavidad, entonces abriendo tu boca permites que su lengua penetre rozando la tuya haciendo que tu cuerpo sufra una especie de descarga eléctrica que hace que tus piernas sufran una especie de flojera necesitando agarrarte a su cuerpo para no caerte.

Simplemente por este momento y estos besos el viaje ya ha valido la pena (es lo único que pasa por tu mente en estos momentos).

Te coge de las manos y te susurra al oído que te sientes en el borde de la cama, te sientas con cierto nerviosismo y comienzas a notar como los botones de tu blusa son desabrochados, la presión que hacia sobre tu cuerpo da paso a una ligera brisa que llega procedente del aire acondicionado.

Uno , dos, dos botones fuera y le toca al tercero que demora mas en hacerlo, notas tus pezones erectos y estás deseando que siga, que se de prisa y que tome tus pechos con la boca o con las manos, ya todo te da igual, solo quieres sentirlo.

Todo queda en el tercer botón y te acaricia suavemente con las yemas de los dedos la parte de tu cuerpo que ha quedado descubierta, acariciada una y otra vez mientras no cesan los besos.

Tu cuerpo está a punto de explotar de excitación, sientes la necesidad de cogerlo, abrazarlo, pero sabes que no puedes, esa fue una de las condiciones impuestas, esperar órdenes.

Tu respiración es profunda y continuamente se te escapan gemidos de placer que intentas controlar, todo esto es nuevo para ti.

Deja de besarte y no sabes que viene ahora, sientes algo de temor, le temes al dolor, no sabes si lo aguantarás pero sabes que tienes que intentarlo, debes probarlo todo.

Notas sus manos acariciando tus tobillos sintiendo el recorrido que hacen sus dedos hacia tus rodillas, instintivamente abres tu s piernas para cederle el paso y en ese momento maldices el no haberte deshecho de toda la ropa interior, pero sus dedos llegas hasta las rodillas e iniciando de nuevo el descenso hasta tus tobillos.

Es una sensación extraña, tan solo ha tocado partes de tu cuerpo y estas al borde del orgasmo, la excitación es máxima, ni tú misma sabias que con tan solo acariciarte de esa manera podrías desmoronarte y llegar a sentir ese grado de excitación.

En tu cabeza solo se repetía una y otra vez las normas que te impuso en su día, sabias que no debías moverte, ni hablas, ni tan siquiera correrte, debías pedir permiso para todo, pero en este momento además estabas pendiente de esas sensaciones.

De repente todo paró y tu te quedas pensativa y a la espera de ver que sucederá ahora, cuando notas que te coge de ambas manos y te invita a levantarte y quedarte de pie.

Notas que los botones que quedan abrochados de tu blusa van cayendo uno tras otro y te saca con suma delicadeza la blusa apareciendo desnudo tu torso y ese pecho del que tan orgullosa estás, ya que aunque la edad no perdona tú has sabido cuidarlo y mantenerlo terso y desafiante a la gravedad, además sabes que también le gustarán tus pezones que al mas mínimo roce se ponen duros como piedras y son extremadamente sensibles.

Tu respiración sigue agitándose más y más por momentos al notar el ruido de la cremallera de tu minifalda al abrirse y sientes como cae resbalando por tus piernas hasta llegar al suelo y tropezar en tus tobillos.

Estas pensando que está prácticamente desnuda y no le ves la cara, no sabes si tu cuerpo será de su agrado o lo que estará pensando en este momento, no sabes que mas vendrá ahora…

Sientes como la goma de tus bragas deja de aprisionar tu cuerpo y también son retiradas suavemente mientras sus manos aprovechan ese recorrido para acariciar tu piel.

Invitándote a levantar una pierna tras otra se deshace de la ropa quedando esta tirada en el suelo.

Por momentos estás cada vez más nerviosa, ya no hay excitación hay expectación por saber qué es lo siguiente que va a ocurrir.

Con unas palabras muy relajantes y como susurrándote al oído te informa de que te va a tumbar en la cama y vas a ser atada por las muñecas y los tobillos con los pañuelos que el te ordenó traer y que tu obedientemente dejaste nada más entrar sobre la mesa de la habitación.

Tu asientes con la cabeza y notan como sujetándote poco apoco van inclinándote sobre la cama y tus brazos y piernas son sujetados con los pañuelos mientras te alegras de haber escogido los pañuelos de seda.

No te puedes mover, no te duele pero te imposibilita el movimiento, estás con los brazos en cruz y las piernas abiertas sin forzar, pero abiertas.

Intuyes que el está al final de la cama observando tu cuerpo y tienes vergüenza que note la humedad que imaginas que sale de tu coño y por lo excitada que estabas será evidente…

Algo aprisiona tu pezón, algo suave y húmedo, intuyes que será su boca y no fallas notas sus labios mordisqueando tu pezón mientras una de sus manos acaricia el otro pecho, la excitación vuelve de repente y tu respiración se vuelve a agitada de nuevo mientras notas como alterna entre un pezón y otro.

Estás demasiado excitada y temes correrte aunque tu mente te suplica que debes aguantar y ser fuerte tu cuerpo empieza a moverse solicitando más atención y más velocidad en las caricias, levantas el pubis intentando que centre su atención en él, aunque parece que él no lo nota y sigue a su ritmo.

Su boca deja de succionar tus pezones al a vez que sientes como si se levantase de la cama, te sientes decepcionada y al mismo tiempo te preguntas si habrás hecho algo mal.

¡No notas nada!

levantas la cabeza para intentar descubrir algo, te preguntas que ha pasado y donde está.

Sientes de repente una bocanada de aire caliente en tu coño y tu cabeza vuelva a caer sobre la cama y tu corazón da un respingo, no te lo esperabas y es una sensación extrañamente deliciosa, tienes la impresión de haber sentido un calambrazo y todo tu cuerpo lo nota.

Pero esto no se detiene, su lengua empieza a trabajar recorriendo todos y cada uno de los pliegues de tu coño y con los labios atrapa tu henchido clítoris que amasa suavemente.

No puedes mas, sabes que no vas a aguantar y empiezas a odiarlo.

Te preguntas como este Cabrón ha sido capaz en apenas unos minutos y sin apenas tocarte llevarte a una sensación de placer tan desconocida hasta el momento por ti.

Sabes que te vas a correr, ¡’no puedes soportar más la tensión ¡ y selo haces saber, sabias que no podías hablar pero aun así le imploras que te de permiso para correrte.

Tu cuerpo está tenso y tu mente en blanco esperando una respuesta y lo único que escuchas es una sonrisa…

Le vuelves a implorar que te de permiso para correrte mientras él sigue jugando con tu clítoris en su boca.

La tensión se hace insoportable, tus brazo tiran de los nudos y es cuando te das cuenta de verdad que estás imposibilitada para moverte y que eres suya.

El nota tu tensión y le gusta… le gusta y sigue mordiendo suavemente tu clítoris con los labios y ahora se ayuda de las manos para retorcer suavemente los pezones.

Has llegado a tu limite, lo sabes y piensas que aunque no te de permiso tu vas a correrte porque ya no puedes mas, todo tu cuerpo está tenso aguantando su orden para explosionar.

Se queda quieto y no hace nada… no notas su boca, piensas que te ha dado un paréntesis para que te relajes e intentas recuperar el aliento y la cordura para poder volver a tener el control de tu cuerpo o por lo menos intentarlo, piensas que debes ser fuerte, tu eres una mujer fuerte y has superados miles de problemas en tu día a día… no entiendes como está esperando una orden que no llega y el porqué le haces caso.

¡El tiene el mando!

¡El tiene el poder!

Notas de nuevo su aliento en la entrada de tu coño y de nuevo pierdes la razón y las formas suplicando de nuevo que te permita ese orgasmo que deseas y que necesitas.

De nuevo escuchas una risa y una voz que te da permiso para correrte…

Tu cuerpo de inmediato de tensa y empiezas a convulsionar fuertemente sin parar de gemir y resoplar como queriendo coger mas aire del que pues tu vagina se contrae mientras su boca sigue jugando con tu clítoris haciendo que la duración del orgasmo sea interminable ya que las ataduras de los tobillos te impiden cerrar las piernas.

Finalmente notas que deja de jugar con su boca, pero tu cuerpo no puede parar y sigue convulsionando sin control en lo que es un orgasmo que nunca en toda tu vida habías sentido, estas a punto de desmayarte de placer…

Pasado unos minutos tu cuerpo empieza a relajarse aunque sigues teniendo la sensación de que no puedes parar de correrte aunque ya vas retomando el control de la respiración y el control de tu mente…

Ya relajada totalmente e intentando explicarte a ti misma lo sucedido y de cómo ha sido escuchas de nuevo la voz que te dice que esto no ha terminado… que es solo el comienzo!