Todos tenemos que calmar nuestras necesidades, al igual que el hambre yo necesito satisfacer las necesidades que tiene mi cuerpo

– No, no – rió ella, complacida- me sobró de ayer ….- se quedó pensativa y se decidió a preguntarle – ¿ Le apetecería venir a casa a comer? Claro, si no le importa comer con pan del día anterior…

– Uy, no podría aceptarlo, querida vecina …me parecería un abuso…

– De abuso nada…..creo que es bueno compartir …uy , qué tonta …igual le está esperando su esposa y yo aquí invitándole a comer…

– No se preocupe, vecina, que vivo solo …- dijo con cierto deje de ironía- Pero, pero..a ver qué opinará su compañero…..

– Uy, pues en eso estamos igual : vivo sola, hace ya meses que no tengo ninguna relación- y le obsequió con un amplia sonrisa.

– Ah ….- fue lo único que pudo musitar el vecino.

– Ah- imitó ella- y soy médico y le puedo echar un vistazo para ver si se ha hecho daño con la caída.

– Ohhh….muchas gracias, doctora, pero estoy bien….

La verdad es que no tenía nada preparado , y lo que le esperaba era algún bocata de calamares en su tinta ( que por cierto, le encantaba ) , pero aquella muchacha tenía pinta de ser buena cocinera.

– Bueno, si insiste ….

– Ay qué alegría me da usted ….pues venga, que ya vamos tarde – dijo ella , toda dichosa al haberle convencido.

Se quedó pensando, mientras subía la escalera, ya que no sabía muy bien porqué hacía todo esto…pero prefería no pensarlo, ya que se sentía muy feliz , sabedora de poder seguir disfrutando de la presencia de aquel hombre tan….no podía definirlo, pero la provocaba una perturbación de lo mas deliciosa.

Entonces se dio cuenta de que no la seguía, y retrocedió hasta el rellano, donde vio al ahora admirado vecino abriendo su puerta. Aquel culo le gustaba cada vez más….

– Pero, ¿ qué hace usted? ¿ ha cambiado de opinión?- le preguntó, desconsolada.

– Ay, perdone, es que voy a dejar la correspondencia en casa…y para cambiarme ..

Esa perspectiva la horrorizó…no podía permitirlo de ninguna manera…tenía que subir a su casa vestido con aquella ropa …hacía tiempo que no tenía algo tan claro.

– Pero…si así va usted muy bien…¿ para qué va a cambiarse?

– Pero si es que voy oliendo a caballo….

– Ande, no diga tonterías…además, como perdamos más tiempo, la comida que tengo hecha no puede esperar, y se va a poner mala.

El ahora invitado a su casa se quedó estupefacto , mirándola sin entender nada de aquello… Serán cosas de esta gente …y la verdad es que tenía hambre…¿ cuál sería esa comida tan especial? La boca se le empezó a hacer agua.

– Bueno, si usted insiste ….- acabó cediendo el maduro jinete- pero deje al menos que guarde las cartas, que las voy a perder.

– Vale, vale….pero dese prisa.

El atribulado vecino obedeció , y dejó la correspondencia sobre la mesita del recibidor; y entonces , despareció por dentro de la casa.

¿ Pero dónde iba ahora este hombre? A ver si a última hora se iba a echar atrás …

Ella se dirigió a la entrada, y escuchó , sorprendida, cómo le llegaba el sonido de un potente chorro de agua .

¿ Estaba este hombre lavándose las manos? Vaya , eso era un detalle que la gustó.

Se atrevió a entrar un poco más , buscándole , y de repente , se encontró inmersa en un conjunto de sensaciones que la perturbaron todavía más de lo que ya estaba .

La primera fue escuchar con claridad cristalina cómo caía el agua .

La segunda, un fuerte olor a orina.

Ambas provenían de lo que debía ser el baño , obviamente.

Y la tercera fue visual : al darse cuenta de que , la puerta de aquella pieza estaba abierta , y en el espejo del pasillo, se podía ver perfectamente quien estaba en el mismo.

Y lo vio …vio a Don Tomás, de espaldas …..¡ con los pantalones bajados!

Su primera reacción fue de tremendo enfado : ¿ cómo se atrevía a mear sin cerrar la puerta? para inmediatamente caer en la cuenta de que aquel hombre estaba en su casa, que no la había invitado a entrar y que no tenia ninguna necesidad de hacerlo , de modo que ella ahora mismo no era más que una fisgona y una mirona que estaba embelesada mirando.

Tuvo muy claro que tenía que salir de allí corriendo antes de que él se percatase de su presencia , pero lo que estaba contemplando la dejó pegada al suelo .

Estaba situado ante el WC , con las piernas abiertas , y se entendía que estaba acostumbrado a hacerlo así, bajándose todo el pantalón y no sólo la cremallera….

Qué costumbre más rara, pensó ella , este tío se sale de lo normal…

Y de lo normal se salía la manera en que le mostraba aquellos magníficos glúteos, con una asimetría que le resultó de lo mas provocadora ; aquella imagen , la de un madurote meando con los pantalones bajados y viéndosele el culo, medio tapado por los faldones de aquella camiseta, que el día anterior le podría resultar de lo mas grotesca…¡ le estaba pareciendo deliciosa ¡

Se quedó completamente hipnotizada por aquella escena, mezclándose el ruido de la meada con el olor acre de la orina, y cómo Don Tomás se movía y separaba un poco más las piernas. No podía ser…¡ le estaba viendo colgar los cojones , al separar los muslos y posicionar los glúteos casi al mismo nivel ¡….aquella visión la hizo estremecerse de placer …por más que aquellos magníficos pantalones pudieran dejar traslucir el trasero de su vecino, no podía imaginarse que le resultase tan hermoso….¡ el culo de un tío de mas de 50 años ¡

Ella, pegada al espejo del pasillo , sin poder moverse y con las bragas más empapadas aún que antes , maldijo a aquel hombre que la estaba haciendo sentirse de aquella manera, pero por otro lado estaba absolutamente encantada de presenciar aquella formidable meada ..y de aquella manera.….además, comprobó, escandalizada, que no llevaba calzoncillos…¡ se ponía los pantalones sin ropa interior, el muy guarro de él ¡

Agradeciendo el casual detalle de que no la podía ver a ella ( el espejo no llegaba a la cabeza ) , permaneció allí, absolutamente paralizada por aquella mezcla de rabia, atracción y excitación , mientras su invitado se subía los pantalones , dejando que la tela café con leche del ajustado pantalón fuese recogiendo todo lo que se encontraba a su paso, es decir, algunas gotitas de la orina que acababa de emitir.

Ella corrió hacia el rellano, haciendo como que le estaba esperando fuera, haciendo un tremendo esfuerzo por no hacer evidente la falta de aliento que le provocaba la excitación por un lado, y el ejercicio forzado por otro….sin olvidar la culpabilidad y la vergüenza por haber abusado de la confianza de aquel hombre, que tranquilamente había ido a mear a su cuarto de baño , por lo que no había tenido ninguna necesidad de cerrar la puerta ( a ver cómo se le iba a pasar por la cabeza que aquella señorita tan refinada iba a espiarle mientras lo hacia …y que fuera a estar más caliente que una plancha el verle el culo y los huevos colgando…)

Don Tomás apareció, terminando de abrocharse el cinturón, completamente ajeno al espectáculo que había ofrecido a su futura anfitriona, cerrando la puerta tras de sí.

Juraría que no había tirado de la cisterna ….pero qué hombre más guarro, por Dios…

– Ay,doctora, que cosa me da que me invite usted a comer…- comentó , mientras comenzaron a subir las escaleras.

– Es que tengo la sensación de debérselo , Don Tomás .Y no me llame doctora, sino Cristina.

– ¿ Y porqué dice usted eso? –le preguntó, extrañado- usted no me debe nada…y no me llame Don Tomás , por favor, que me hace más viejo…

– Ay , es que con lo que ocurrió ayer en el ascensor, me da la sensación de que tuve yo la culpa…

– Pero….¡ Si fue un accidente, mujer, por Dios!….yo tropecé con estas botas , que por cierto, me están un pelín grandes , ya que me las regaló un amigo mío que es Guardia de Tráfico , y como les cambiaron el uniforme …

– Si, la verdad es que son grandes, vecino…

Llegaron ante su piso , y le hizo entrar, invitándole a sentarse en una de las sillas del comedor ; el permaneció de pie, y un rayo de sol incidió directamente en aquellas botazas. Le invitó a sentarse , y Don Tomás , ni corto ni perezoso, directamente lo hizo en el sofá….se lo iba a poner perdido, pero sin saber porqué ,le encantó la idea , y no le dijo nada….se sintió extrañamente humillada al verle , sucio de aquellos establos que frecuentaba , sentado en su caro sofá…y le gustaba sentirse así ….

Se decidió a servir la comida ; cuando puso sobre la mesa un cuenco de ensaladilla rusa que ya tenía preparada, su invitado preguntó :

– ¿ Y esta era la comida que no podía esperar? Vecina, me ha hecho venir a comer a su casa hecho un guarro…

– Ande, Don Tomás ,que está muy bien como está…es su trabajo,¿ no?

– No exactamente , ya le dije que colaboro con un amigo y voy a montar….

Don Tomás se trasegó un buen plato de ensaladilla , regado con unas cuantas copas de vino , que ella se encargó de que estuviesen bien llenas…y le echó otra generosa ración en su plato, que se había quedado vacío.

– Ay , no , vecina …está muy buena, pero no la quiero dejar sin más…

– Ande, no diga tonterías, si le gusta, pues a terminarla, que luego se pone mala.

Don Tomás, comiendo y tragando con voluptuosidad , se la quedó mirando , divertido .

– ¿ Usted no ha montado a caballo?

– Ay, que va , Don Tomás …me da un poco de miedo…

– Pues nada, eso hay que remediarlo….es bastante sencillo, mi querida vecina….sólo hay que tener un buen maestro…y la verdad es que montar no se me da nada mal , y siempre me han gustado mucho los caballos.

– Ah , ya ….….Entonces…¿Se dedica usted a la doma clásica?

Don Tomás casi se atragantó ante aquella pregunta .

– ¿ Cómo ha dicho? ¿ Doma qué …? – y se le quedó mirando con el ceño fruncido , mientras daba buena cuenta de un trago de vino.

– Nada, nada, una tontería que se me ha ocurrido al verlo vestido así, para montar a caballo….

– Me suena a alguna tontería que le haya contado Manolo o Antonio …¿ a que no me equivoco? – añadió, al ver cómo ella enrojecía a ojos vistas- Menudos cabrones están hechos …¿ Qué le han dicho?

– Pues….que a usted se le daba muy bien domar yeguas…- y no pudo evitar avergonzarse y no ser capaz de mirarle a los ojos, roja de nuevo como un pimiento morrón.

– Vaya vaya …..- dijo el jinete , entornando los ojos , mientras masticaba un bocado de pan para acompañar a la ensaladilla .

Ella estaba extasiada, sólo de verlo comer y beber , le parecía un hombre que le causaba rechazo, y a la vez de lo más atractivo , allí sentado en su sofá , con aquellos pantalones, aquellas botas ….aquella barriga que colgaba de aquella manera sobre su cinturón…al incorporarse levemente tras coger un trozo de pan, la barriga dejó de ocultar parte del portentoso bulto que afloraba entre sus muslos, y coincidiendo con una leve separación de las piernas , pudo vislumbrar una mancha del tamaño más o menos de una moneda de un euro, justo donde , a juzgar por las formas que dejaba adivinar la elástica tela café con leche , debía de estar su viril miembro…

Y es que con aquel movimiento de abducción de sus muslos, permitió a aquellos atributos colocarse más cómodamente, ya que el tamaño de los mismos dificultaba su albergue , y la contundencia de aquel par de cojones que casi se dibujaban con precisión anatómica , no dejaban lugar a dudas de a qué correspondía el redondito y a la vez alargado bulto que parecía descansar sobre aquella magnifica pareja de testículos.

Obviamente, aquella mancha era un recuerdo de la reciente meada, que por mucho que se la hubiese sacudido , la ausencia de ropa interior no podía impedir que el fiel y ajustado pantalón hubiese querido empapar aquel dorado liquido, y mostrar a aquella inesperada admiradora lo fiel que se comportaba su tejido, lo suficientemente suave como para poder acoger directamente aquella piel tan delicada , de tan delicada zona.

Ella se descubrió ensimismada con aquella demostración textil, y se avergonzó de nuevo temiendo que él la hubiese descubierto , como en el día de ayer en aquel delicioso viaje en el ascensor, cuando por primera vez afluyó aquel enorme paquete y terminó encandilándola.

Y efectivamente , Don Tomás se apercibió de su atención , y se miró la zona que ella miraba de forma tan intensa , a lo que ella respondió mirando rápidamente hacia la mesa ; pero , lejos de interpretar aquel hecho de la forma en que ella lo estaba percibiendo, su vecino no le dio la más mínima importancia, ya que anunció :

– No es habitual ver a un hombre vestido de esta manera en un sofá tan elegante , vecina …ya le he dicho que se lo iba a ensuciar todo con esta ropa…

– Uy, por Dios, Don Tomás, qué dice … – respondió ella, eufórica al saberse no descubierta de sus lascivas pesquisas acerca del uso de los pantalones se montar sin ropa interior, y las varoniles micciones asociadas.

Don Tomás había mantenido ocultas las botas debajo de la mesa de centro donde estaba dando buena cuenta de aquel ágape, y cambió su postura ; de nuevo el sol , que parecia querer acariciarlas, hizo destacar la presencia de aque calzado que la la hipnotizaba ; y en este instante , se dio cuenta de que no sólo el pantalón habia recogido una muestra de aquella formidable meada.

– Las botas tampoco están muy limpias que digamos , querida vecina- dijo el jinete, advirtiendo la mirada de su anfitriona.

– Ay , no , por Dios, es que estoy recordando lo que me ha contado de que se las regaló un amigo de Tráfico …y es que son enormes….¿ qué número son?

– Unas 47 ..

– ¡ Joder ¡ ¡ Menudas botazas!- exclamó ella , fuera de control, y sintiéndose muy excitada ante aquella idea de que aquel calzado hubiese pertenecido a un servidor de la Ley.

– La verdad es que si , pero bueno, me hacen el apaño…yo calzo entre un 45 y un 46, depende del zapato ó la bota ….y éstas del 47 , pues para ir a montar un poco y ayudarle en el picadero a un amigo.

– Pues entonces no me extraña que vaya tropezando usted con esas botas …se ve que son muy buenas , de buen cuero …

– SI , la verdad es que las botas de los beneméritos son de buena marca …

– Deben ser muy cómodas , y suaves ….¡¡¡ Uy , cuidado!!!

Y es que un poco de la ensaladilla, había resbalado del tenedor del jinete y había caído justo en la punta de una de aquellas botas, concretamente en la derecha ; la mayonesa comenzó a descender por el negro cuero .Ella rápidamente se levantó , tomando una servilleta, presta a limpiar aquel ultraje de su ensaladilla sobre aquel magnifico calzado.

– No, vecina, por Dios, no vaya usted…- dijo Don Tomás, al verla.

– Ande, cállese, que usted es mi invitado…faltaría más….

Y tuvo que contenerse y reprimirse ante un inesperado y casi incontrolable impulso, que no era otro que dar un lametón a la ensaladilla que ensuciaba un poco más aquella piel ,y se imaginó limpiándole las botas con la lengua ; aquel pensamiento la turbó y avergonzó hasta hacerla enrojecer de nuevo , y miró furtivamente hacia el propietario de aquellas botazas , como si Don Tomás pudiese leer en su mente , descubriendo a su vecino mirándola con curiosidad , expectante , de modo que resolvió limpiar rápidamente aquella intrusión alimentaria .

Entonces se fijó , justo cuando ya iba a incorporarse , en la bota izquierda, donde relucía una gotita de orina de la que acababa de mear ; comprobó que de cerca, las botas estaban bastante sucias , pero , sin saber porqué, cada vez le gustaba más que fuese así…¿ es que se estaba volviendo una guarra redomada?

Pues eso le pareció, cuando sin dudarlo, posó su dedo sobre aquel diamante que relucía justo cerca de la punta de aquella botaza , y se dejó empapar el dedo por su humedad .Luego, disimulando, deslizó su dedo por el resto del empeine del sucio cuero, utilizando la servilleta a continuación.

– Vecina, por Dios, en esa bota no ha caído nada de ensaladilla- le regañó el embotado.

– Ay, vecino, es que había una mancha pequeña …es muy buen cuero, si señor…y tampoco están tan sucias – mintió, mirándole con una sonrisa.

– Ay , vecina….el problema es que enseguida se ensucian otra vez…lo mismo que los pantalones…montar a caballo no es muy limpio que digamos.

Ella comprobó , a esa distancia, que los tenia también bien guarros, llenos de polvo …y aquellas manchas ….

– Me tiene que dejar que se las limpie enteras…ya puestos, que mas dá seguir con el trabajo iniciado.

– ¿ Se refiere a las …botas …mis botas?

– Ay, vecino…siempre he admirado a la Guardia Civil de Tráfico, y saber que esas botas las ha llevado uno de mis admirados beneméritos…que ha pisado tantas carreteras , tantos asfaltos , tantos kilómetros en moto…seria un sueño poder limpiarlas , aunque fuera por una vez….

– Pe…pero …¿ ahora?- preguntó él , incrédulo, mirando alternativamente a ella y a su admirado y sucio calzado.

– Pues ya está –dijo ella, resuelta- voy ahora mismo a por el betún y el trapo….

– Eso si que no, vecina, no se lo voy a permitir…

– Tiene que dejarme que lo haga para sentirme bien, ya le digo que se lo debo …

– Pero si ya le he explicado que usted no tuvo la culpa de nada…

– Si ,de acuerdo, fueron las botas …pero cuando usted se iba a incorporar, yo quise ayudarle y me parece que le empujé…

– Ande, no diga tonterías…me imagino que la intención fue buena…

– Y tan buena …- recordó ella , al rememorar la contundencia de aquel culazo al tocarlo a través de la tela del pantalón.

Y ahora lo había visto al natural, y tenía que ser una experiencia poder acariciarlo en toda su longitud, en recorrer ambos glúteos, en…hasta darles un beso.

Ese pensamiento la pilló fuera de juego ; sólo de imaginarse de besarle el culo a un hombre, hasta el día de ayer, se moría de asco, cuanto más a un viejo…pero aquello era nuevo …este hombre la estaba cambiando a todos los niveles…..porque si no , cómo se le podría haber pasado por la cabeza lamerle las botas , aquellas sucias botas….