Siempre lo había soñado, solo que esta vez se dio. Tuve mi primer trio lésbico con mi novia y amante

Esta vez el escenario de aquel encuentro lésbico no se presentó en mi casa, sino en la de Catalina. Sí Catalina, la misma de la cual ya hablé en El trío sexual más apasionante que he tenido y La primera vez que me acosté con una mujer. Era un sábado y sus padres habían salido de viaje.

Lo que más me emocionó de aquel episodio fue el momento en que nuestras bocas se fusionaron en un mismo beso. De rodillas sobre la cama, en una de las pausas para seguir con el frenesí del sexo, todas nos dimos un mismo abrazo.

Catalina empezó a besar la boca de Mónica y acto seguido yo me introduje en ese mismo beso de pasión, obligándolas a ellas que no se olvidarán de mí. De ese modo nuestras lenguas buscaban cualquier espacio para buscarnos, para amarnos.

Por entonces yo tenía 19 años y ya me encontraba cursando el primer semestre de mi carrera en Ingeniería de Sistemas. Mónica era una compañera de la facultad a quien muy pronto descubrí que le gustaban las mujeres.

Realmente no fue difícil, lo noté desde el mismo instante en que nos vimos por primera vez: sus ojos brillaban. Y me miró de arriba hacia abajo, deteniéndose por un momento en mis pechos generosos; luego me sonrió de tal manera que involuntariamente se delató. Nos estuvimos acostando durante un buen tiempo, visitando moteles y aprovechando cuando nuestros padres no estaban en casa.

La tarde de nuestro trío lésbico, fue la primera vez que ella y Catalina se conocieron. Así que la química entre las tres se sentía en el aire, como una emoción reprimida durante siglos. Nos alcanzamos a contener unos minutos, mientras la anfitriona de la casa nos invitó a tomar Coca-cola con hielo.

Pero luego pasamos a la acción. Cuando estuvimos en la habitación de Catalina, ella se sentó en su cama, llevando de la mano a Mónica. Fue Catalina quien tuvo la iniciativa. Comenzó a besarla suavemente, mientras yo, que también estaba sentada al borde de la cama, sonreía con complicidad, disfrutando de cómo se besaban.

Luego Catalina se colocó de pie y llevó al centro de la habitación a Mónica, donde la desnudó con facilidad, ya que ella llevaba puesto un vestido enterizo de falda. El vestido cayó al suelo y Mónica salió de éste mientras Catalina pasó sus manos detrás de su sostén para desabrocharlo.

En un acto provocador, Catalina le quitó su panty de una manera bastante interesante, mordiendo la tela del interior y bajándolo hasta sus tobillos. En ese momento, aun permaneciendo de rodillas, empezó a besarse su panocha, con besos que delataban su ardiente deseo de comerse su cuerpo.

Mientras ello lo hacía, se fue desvistiendo con facilidad ya que llevaba un vestido similar, con falda. Yo en cambio era la única excepción, ya que iba vestida de pantalón y una blusa. Me puse pie y me aproximé a Mónica para tomar sus senos entre mis manos, mientras permanecía tras ella. Luego me desvestí.