Mi primera vez con otra mujer, mi primer coño y no va a ser el último que me coma

He querido seguir la tónica de mis otros relatos en los que os contaba mis pimeras experiencias en varios temas (tríos, interracial…) y siguiendo con el tema, os voy a relatar mi pimera experiencia con una mujer.

Más de una vez me había imaginado como sería follar con otra mujer, pero nunca había tenido ningún contacto con ninguna. El tema me ponía, me apetecía sobar unas tetas, comer un coño… pero jamás había tenido la posibilidad , hasta que conocí a Marta.

La conocí por casualidad en el cumpleaños de un amigo en común y bendito momento el que nos presentó.

Es una tía simpática, habladora, guapa, atractiva, femenina… la verdad es que es de esas personas que conoces y de inmediato te da buen rollo.

Estuvimos hablando mucho durante toda la noche, me comentó que acababa de terminar una relación con un chico y que le apetecía volver a retomar la vida social que había dejado un poco de lado en el último tiempo. Así es que nos intercambiamos los números de teléfono y quedamos en avisarnos para tomar algo.

Pasaron varias semanas y la verdad es que yo estuve bastante liada con el trabajo y otros temas sexuales (os conté algo en mi relato de confesiones). Ni me acordé de que le había prometido a Marta que le mandaría un mensaje para quedar. Pero un viernes antes de salir de la oficina, le mandé un whatsapp diciendo que si le apetecía un vino al salir del trabajo. Me contestó que si y quedamos esa noche.

La cena fue super animada, una buena conversación, el vino que iba y venía y las risas que llegaron pronto. También las confesiones, me dijo que había dejado a su novio pq no le ponía en la cama, que follaba con él y fingía, que cuando terminaban de follar se iba al baño y se hacía un dedo y que ya no podía más y había cortado con la situación. Me quedé un poco sorprendida por la confesión pq casi no nos conocíamos para contarnos esas cosas, pero bueno, nos sentíamos bien y las conversaciones subidas de todo no cesaban.

Yo le conté mis andanzas con los tíos, lo que me gustan las pollas y que pierdo la cabeza por una buena comida de coño.

Y entonces llegó la sorpresa de la noche.

– Te ha comido el coño alguna vez una mujer? , me dijo.

Yo le dije que no y a decir verdad, estaba un poco perdida. Le gustaban las mujeres? No me lo hubiese imaginado nunca.

– Que te coma el coño una mujer es otro mundo, no puedes hacerte una idea. Entre nosotras sabemos justo dónde dar.

– Lo dices por experiencia? Le dije.

– No te he querido decir nada antes pq quizás te ibas a sentir incómoda, pero si, también me gustan las mujeres. Me encanta un buen rabo, pero desde la primera vez que probé un coño, me volví adicta a las tías.

Yo empecé a reirme y le dije que siempre había sentido curiosidad por ese tema, pero nunca había estado con otra mujer.

-Pues si quieres puedo ayudarte a experimentar, me dijo.

Aquellas palabras fueron directas a mi coño, que empezaba a mojarse.

Marta puso su mano en mi rodilla y me dijo, vamos a mi piso.

Pagamos y salimos a la calle para buscar un taxi. Nos montamos y en el asiento trasero metió su mano por mis piernas buscando mis bragas. Me tocó por encima y me dijo, vamos a solucionar ese problema.

Cuando llegamos a su piso, nos servimos unas copas y me senté en el sofá. Marta se sentó a mi lado y me quitó los zapatos.

-Tienes que ponerte cómoda, me dijo.

Se acercó a mi oído y me dijo, prepárate que voy a comerte esa boquita, quieres?

No respondí, la acerqué por la cabeza y empezamos a morrearnos. Comiéndonos bien la boca, con mucha lengua, con mucha pasión. Me tocaba las tetas por encima del vestido y mi chocho cada vez estaba más mojado, aquella tía me estaba poniendo muy cerda. Bajé los tirantes de su vestido y empecé a sobarle las tetas mientras ella abría mis botones para quitarme la ropa.

Cuando me quise dar cuenta estábamos las dos desnudas sin parar de comernos la boca.

Aquella tía sabía lo que hacía, me tumbó en el sofá y empezó a chupar mis pezones. Los lamía, chupaba y mordía. Mi cuerpo respondía con gemidos de placer que pedían más a aquella zorra. Metió un dedo en mi coño para ver como estaba, un dedo que salió lleno de mi flujo caliente. Lo chupó y me dió a chupar a mi, metía y sacaba su dedo en mi boca una y otra vez y yo lo lamia como si fuera una polla.

Bajó y abrió mis piernas, voy a comerte el coño guarrita, me dijo.

La primera lamida hizo que me estremeciera, la excitación de ver a una mujer comérmelo me estaba matando. Chupaba y chupaba mi chocho sin descanso, sin separar la boca ni un instante. Metío un par de dedos, acercó su nariz y me dijo,uummm como hueles a puta. Me corrí, no pude resistirlo y mientras me daba fuerte con los dedos y lamía mi clítoris me corrí como una verdadera perra, entre gemidos y pidiendo más.

No dejaba de darme con los dedos y yo quería probar su coño ya. La tumbé en el suelo y le abrí las piernas, no sabía muy bien por dónde empezar, pero estaba tan cachonda que solo pensaba en comer coño caliente. Puse mi mano en su coño, se lo abrí y empecé a darle con la lengua, chupaba y no podía dejar de mamarle el coño. Estaba rico, sabía bien y le gustaba lo que le hacía pq no paraba de gritar que quería más. Estaba mojado y yo quería meter mi lengua bien, le metí un dedo y lo sacaba y lo metía despacio, para castigarla, para que fuera más intenso. Se corrió , chillaba como una verdadera puta y sus músculos se contraían una y otra vez.

Nos comimos la boca y aquello significaba que queríamos más. Aquella tía me tenía tan caliente que no podía dejar de tocarla y sobarla.

Me tumbó, se puso encima de mi en posición 69 y volvió a por mi coño mojado. Yo abrí el suyo y empecé a mamarle otra vez. Aquello era una locura, las dos comíendonos el chocho a la vez, dándonos con el dedo, yo abriendo su culo para jugar con su agujero…y cuando conseguí meterle el dedo en el culo, se corrió de nuevo a cuatro patas, con el dedo en el culo y mi boca en su coño.

Me gritaba que era una zorra y que quería más, no le importaba que alguien la oyera. Esos gemidos y esos gritos no eran precisamente silenciosos.

Se fue un instante y volvió con un consolador morado con forma de polla. Me puso a cuatro patas y sin decir nada, me lo metió en el coño, me follaba desde atrás con aquel juguete y me lamía el culo, la muy perra quería devolverme la corrida con el culo ensartado. Y no tardó en llegar, no pude resistir cuando me traladraba el coño con aquella polla de plástico y a la vez daba con la punta de la lengua en mi agujero del culo. Me corrí de nuevo jadeando y notando como mi coño baboso estaba a mil.

No le di tiempo a nada y tal y como sacó el juguete de mi coño, lo metí en el suyo. Sin decir nada, sin ningún cuidado, rápido, fuerte, quería darle placer y castigarla.Y vaya si la castigué, tiraba de sus pezones mientras le daba bien fuerte y ella se tocaba a la vez. Se corrió, gritando, eres una puta!

Saqué el consolador y lo chupé, me apetecía ese sabor a coño, a los dos coños, el suyo y el mio.

Me tumbó en el suelo , me abrió de piernas y se puso encima de mi, una rodilla apoyada en el suelo y la otra pierna estirada, de manera de quedamos coño con coño. Y empezó a mover sus caderas y su culo contra mi chocho. Aquel roce me estaba matando, me estaba follando y se notaba que sabía muy bien lo que hacía. No se cuantos coños se habrá follado en su vida, pero desde luego a mi me estaba demostrando que es una perra experta.

Me corrí de nuevo casi sin fuerzas y ella acabó mientras se metió el consolador en la boca.

Fue mi primera vez con una mujer y me encantó, tanto que follamos muchisimo juntas y ya he tenido experiencias con otras tías. Los coños son adictivos, las tetas me tienen loca y juntar chocho con chocho es algo que cada vez necesito más y echo de menos incluso cuando me folla una buena polla.

Gracias por leerme, os agradezco vuestros comentarios. Os iré relatando poco a poco más encuentros con ella , más experiencias ricas.