Mi primera experiencia con otro tío, mi primera vez con un chico gay

Todos hemos tenido una primera vez. La mía surgió por casi casualidad, aunque es verdad que hacía tiempo que me empezaban a excitar el sexo entre hombres. Os contaré mi primera experiencia, la recuerdo bien, aunque creo que al escribirla la he poetizado algo más de lo que fue en realidad, pero bueno, espero que os guste.

Estaba yo estudiando la carrera, llevaba varios años ya fuera de casa en otra ciudad y, por ciertas casualidades, a partir de un año en concreto terminé viviendo solo en un pequeño apartamento.

Me mataba a pajas claro.

Fue una época en la que parte de mi presupuesto iba destinado a revistas porno y videoclub, todavía no existía el internet generalizado.

De manera general, supongo que como todos, revistas y pelis de porno heterosexual, mucha tía buena y, a poder ser neumática, con buenas curvas.

No recuerdo cuando empecé a interesarme por las pollas y el sexo anal practicado con el culo de un tío, pero sí recuerdo la primera revista porno gay que me compré.

Un día por la mañana, había identificado un kiosco en donde ponían revistas porno gay, en una plaza. Di un par de vueltas hasta que vi que no había nadie y me armé de valor. Identifiqué una de las que tenía expuestas, medio tapadas, y se la pedí al kiosquero. Mi corazón latía a mil por hora, una mezcla de vergüenza, morbo, excitación, sobre todo lo primero. Supongo que me puse muy colorado al pedirlo, hasta seguro que me tembló la voz. El señor cogió la revista como si nada y yo le pagué con el dinero justo para no tener que esperar.

Me guardé la revista rápidamente en una carpeta y me fui. Llegué a mi apartamento en unos minutos, a paso rápido por las ganas que tenía de llegar.

Me quité los pantalones y calzoncillo y me puse el pantalón del pijama y me fui a mi sitio favorito. Y abrí la revista. La miré con calma y detenimiento, alucinando con los posados de los tíos que aparecían, con sus pollas sobre todo. Y me hice mi primera paja mirando a uno de ellos, todavía recuerdo su rabo, enorme y venoso. En los siguientes días volví constantemente a esta revista, a los relatos y sección de contactos, qué morbo.

A partir de este momento mi curiosidad fue en crecimiento. Compré más revistas, normalmente en otros kioscos, en alguna gasolinera donde no me pudiesen conocer, y empecé a alquilar películas bisex y homo también.

Llegado un momento sentí la necesidad de probar el sexo anal, yo también quería disfrutar como los tíos en las películas. Y empecé tocándome el ojete con los dedos y me inicié en el uso de hortalizas, nunca he comprado tantas zanahorias en mi vida!. Jeje, pero esa es otra historia para otro relato.

Después de un tiempo así, ya asumiendo yo que me ponía el tema, pero siempre en secreto, terminé teniendo mi primera experiencia.

Era un compañero de universidad, con el que iba a clase desde hacía tiempo. Éramos buenos amigos, y un día empezó a hacer bromas, cuando íbamos bebidos, acerca de que las tías eran un rollo y que mejor montárselo con tíos, que era más lógico, sexo puro, sin tapujos ni tonterías de hacerse los estrechos, follar y punto, que las tías nos mareaban… La verdad es que no le hacía mucho caso. Los dos teníamos novias y solo era una broma.

Un día recuerdo que amenazó con darme un morreo, su novia me advertía que tuviese cuidado que seguro que lo hacía… nos reímos mucho. A partir de ese día fue una broma recurrente, él decía que porqué no nos morreábamos, yo me negaba y nos reíamos… hasta que un día, ya cerca de los exámenes de Junio, me pidió ayuda para preparar una asignatura que yo tenía bien controlada, y quedamos en que vendría a mi casa.

Llegó después de comer y estuvimos estudiando y revisando ejercicios toda la tarde, hasta la hora de la cena, el tema estaba centrado, ya había entendido la mecánica y él no era un mal estudiante así que el resto podría hacerlo él.

Nos abrimos unas cervezas y nos tiramos en el sofá a ver la tele. La conversación derivó rápidamente hacia el sexo.

Fran, así se llamaba, empezó a bromear con el tema de siempre según veíamos videos musicales, era la época en la que se empezaba a ver la MTV en España.

No recuerdo cómo fue la conversación, pero sí recuerdo un momento en el que me dije a mi mismo, si quieres probar con un tío, esta es tu mejor oportunidad.

Así que decidí cambiar de táctica y pasar yo a la provocación.

Yo: Fran, dime, de todo este rollo de montártelo con tíos… además de algunos morreos que te he visto, ¿has tenido experiencias?
Fran: claro que sí Víctor, y contigo no porque no te dejas.
Se rió y se puso en modo vacilón, lo que no sabía es que yo estaba dispuesto a ver hasta donde llegaba esta vez.

Lo de los morreos que le mencioné solo fueron el típico beso entre borrachos haciendo la broma, pero siempre huyendo despavorido su colega. Dudaba mucho que hubiese llegado a más.

Yo: Fran, no te ofendas pero no creo que hayas pasado de unas pajas de colegas, ya sabes, una peli porno y hacerse una paja.
Fran: qué va tío, lo que pasa es que eres un acojonado. Yo sé que te molaría probar con un tío, a todos nos mola, solo que te da vergüenza.
Yo estaba excitado, en esos días me había hecho varias pajas con las revistas homo y fantaseaba con montármelo con un tío macho, tipo Fran.

Los dos estábamos en camiseta y pantalón corto, era casi Junio y hacía calor, con lo que teníamos un montón de piel a la vista… y Fran puso su mano en mi pierna.

Fran: si te apetece, ahora que no hay nadie, nos morreamos un rato y ves si te mola.
Yo: Fran tío, el vacile mola, pero creo que nunca te lo has montado con un tío ni lo tienes pensado. Si quieres, te dejo que me hagas una mamada, a ver si es verdad.
Fran se quedó shockeado, no esperaba esa respuesta. No quitó su mano de mi muslo, no se movió, mirándome fijamente a ver si era yo ahora el que estaba vacilando.

Le sonreí, nos reímos los dos. Yo tenía el corazón a mil, notando que se acercaba una erección… Y sacó su mano de mi pierna. Se había echado atrás.

Fran cogió su cerveza, dio un trago:

Fran: qué cabrón, ahora te pones gallito conmigo. Sigo pensando que eres un acojonado, ahora vengo.
Y se levantó y fue al baño. Ok, ¿y ahora qué?. No tenía ni idea si el tema seguiría, si era bueno que yo me insinuase más… claro, no quería que el interpretase que yo era gay o que me gustaban los tíos, me molaría que fuese casual… buff, qué lío. A todo esto, mi polla iba a su bola y se estaba poniendo dura, cosa que se vería sin problemas debido a cómo íbamos vestidos.

Fran tardó un par de minutos en salir del baño, yo me había relajado un poco. Se volvió a sentar a mi lado. Yo hacía que veía un videoclip, la verdad es que no le hacía mucho caso.

Fran volvió a la carga.

Fran: ¿qué?, ¿sigue en pié el que pruebes el sexo entre hombres?
Yo: ya te he dicho lo que opino. ¿tú qué dices?
Fran: ok, me parece bien que por fin des el paso, primero a ver si eres capaz de darme un morreo ¿no?.
Joder, la hora de la verdad, yo estaba deseando que se abalanzase sobre mi, pero la indecisión me podía, ¿y si seguía vacilando?.

Yo: ok tío, ¿cómo lo hacemos?, dime tú que tienes experiencia.
Fran: pues como lo haces con tu novia, nos pegamos el uno al otro y nos morreamos.
Y antes de que pudiese hacer nada se acercó más a mí y, como de manera casual volvió a posar su mano en mi muslo, esta vez casi rozándome la polla que ya abultaba en el pantalón. Se fue acercando sonriendo, a mi cara, yo sonreí y moví un poco mi cabeza hacia un lado, intentando no ser muy descarado y… me besó. Pegó sus labios a los míos y pude oler su sudor y su aroma, tan distinto al de una mujer.

Debimos estar medio segundo así quietos, ambos comprobando que el tema iba en serio, o al menos sí por mi parte y nos separamos.

Fran: ¿ves cómo no es difícil?, ¿a qué te ha molado?
Yo: vaya, yo dudaba que fueses capaz!
Nos reímos y él me miró el paquete descaradamente. Yo le miré el suyo que también estaba abultando cada vez más.

Fran: creo que te ha gustado ¿no?, vamos a repetir. ¿te parece?
Yo: no sé tío, tu barba pica.
Fran: qué cabrón, tú tampoco estás afeitado y no te he dicho nada. Jeje
Dicho esto nos volvimos a pegar el uno al otro y pegar nuestros labios, y, después de un momento corto, noté su lengua con lo que yo también abrí mi boca e iniciamos un morreo de verdad.

Nos empezamos a morrear como cuando empiezas con una novia a estas edades, con cierto cuidado y miedo. Con torpeza. Pero yo sentía mi corazón a mil… y mi polla hinchada.

Nos separamos otra vez y Fran, que volvía a tener su mano en mi muslo, casualmente, me estaba rozando la polla con la mano.

Fran: ¿nos hacemos una paja?
Yo: joder Fran!
Fran: la tienes dura ya, yo también. Podemos probar a ver si nos mola ¿no?
Yo: Fran, los dos tenemos novia…
Fran: si, ¿tienes mucho sexo con Pilar?, ¿folláis mucho?.
Yo: lo mismo que tú con Mónica supongo.
Fran: vamos, ¿que no follas casi nada no?. venga tío, no seas un acojonado ahora, esto quedará entre tú y yo.
Yo estaba muy excitado, pero tenía miedo. No quería que pensase que me molaban los tíos, que no me gustaban, pero sí que me ponía mucho la situación y sí quería probar una polla.

Yo: vale tío, nos hacemos una paja, pero no digas nada a nadie eh?
Fran: claro que no, no quiero que me llamen maricón por la calle!
Dicho esto se levantó y se bajó el pantalón y el calzoncillo de una vez. Su polla saltó fuera, como un resorte. Me quedé mirando su polla. Era gruesa, no muy grande, unos 15 ó 16 centímetros, descapullada, algo torcida hacia la izquierda. El capullo brillaba de los líquidos que soltaba, de la excitación.

Fran: ¿tú no te despelotas?
Yo: sí tío, voy.
Yo, sin levantarme, me bajé el pantalón y el calzoncillo, quedando mi polla, ya bastante dura, mirando al cielo. Fran estaba de pié, tocándose su rabo lentamente, mirando mi polla con atención. Mi polla era algo más fina que la suya, sin descapullar, pero más larga. Me la cogí y empecé a menearla.

Fran: tío, no tendrás algo de porno ¿no?, seguro que alguna peli.
Yo: sí, tengo un par de ellas, ¿pongo una?
Fran: sí, alguna que esté bien, con muchas tías buenas.
Me levanté a donde tenía los videos y cogí una peli de las que tenía al fondo. Era una que había grabado un día en Canal+, en casa de mis padres. La metí en el reproductor de video y se encendió. En la escena aparecían dos tías comiéndose el coño haciendo un 69.

Fran: lesbianas, joder, cómo me ponen.
Me senté al lado de Fran, muy cerca pero sin tocarnos. Cada uno con su polla en la mano, meneándonosla despacio.

La escena duró poco, se estaba terminando ya. En la pantalla apareció una rubia con unas tetas enormes, con poca ropa, insinuándose a un tío.

Yo: mira la rubia, qué tetas tiene.
Fran: sí, tío, para comérselas.
Yo estaba más pendiente de la polla de Fran que de la peli, que ya me la sabía de memoria. El tío se sacó la polla en la pantalla y la rubia se la agarró, y, mientras se morreaban ella le hacía una paja.

Fran: tío, deberíamos hacer lo de la peli, ahora que ya hemos empezado ¿no?.
Yo: vale tío, le dije.
Y me giré hacia él, y volvimos a morrearnos, esta vez fue mejor, menos nervios y menos titubeos. Noté su mano recorriendo mis piernas hasta que me agarró la polla. Qué placer!

Yo hice lo mismo, mientras le comía la boca le cogí su polla. Me encantó sentir la dureza de su rabo y la suavidad de la piel, y le pajeé lentamente. Aquello tenía que durar.

Estuvimos morreando y pajeando un rato, nuestras lenguas frenéticas, pero nuestras manos tranquilas. Nos separamos y nos volvimos a sentar, Fran seguía agarrándome la polla y, mirando la pantalla, vio a la rubia de rodillas haciéndole una mamada al tío.

Yo: ahora te toca chupar ¿no?
Fran: vale tío.
Y se lanzó a por mí rabo. Era la primera mamada que me hacía nadie, mi novia no quería saber nada de chupármela, de sexo oral en general, así que la primera boca que se tragó mi polla fue la de un tío.

Menuda sensación más intensa. Mientras me la chupaba, y yo hacía esfuerzos por no dejarme llevar y correrme, así que exploré el cuerpo de Fran. Era un buen deportista, jugaba en varios equipos de fútbol con lo que tenía un cuerpo fibrado. Me entretuve acariciando sus pezones duros, su espalda y lo que llegaba hasta su culo, que lo tenía bien duro.

Fran: ¿te mola como te la chupo?
Yo: sí Fran, la comes de maravilla.
Dicho esto se puso en pié y acercó su polla a mi cara para que yo se la chupase. Mi oportunidad. No dudé, me acerqué a él y me tragué su rabo entero, sin pensarlo.

Fran: eso es, ahora te toca a ti probarlo, seguro que te gusta.
Y me puse a chupar. Fue un flechazo instantáneo, me gustaba comer pollas. Qué placer sentir aquel trozo de carne duro, goteando líquidos en mi lengua y un cuerpo fibrado, velludo, lo que el resto de mi vida he identificado como un tío macho, que le dejaría que me dominase, me diese de comer, me follase como a una putita y me regase con su semen.

Se la estuve chupando un rato, mientras él, con una mano, acompañaba mi movimiento rítmico y jadeaba:

Fran: ves Víctor como te mola comer polla. Ya te lo dije, es cojonudo el sexo entre tíos.
Este día también descubrí algo que me sigue fascinando, y es que mi polla crece más de lo normal en estas situaciones, se pone gigantesca de la excitación del sexo homosexual, tanto cuando me follan el culo, como cuando chupo una polla, supongo que tiene que ver con el morbo que me produce la situación.

Sacó su polla de mi boca echándose hacia atrás.

Fran: muy bien tío, la chupas muy bien.
Yo: gracias Fran, hago lo que puedo.
Fran: ¿te gusta?, yo creo que sí
Yo: sí, me ha gustado comértela. ¿te la chupa a ti Mónica?
Fran: qué va, es tan estrecha como Pilar. Estas no se comerán una polla en años.
Yo: ¿y sabe Mónica de que realmente te gusta esto?
Fran: no tío, y ni una palabra ya sabes.
Yo: claro, claro.
Fran se volvió a sentar a mi lado, con la polla bien tiesa y mojada de mi saliva. Estábamos los dos desnudos y sudando del calor que hacía. La habitación olía a sexo.

En la pantalla la rubia era follada a cuatro patas por el tío, que todo sea dicho, tenía una polla mucho más grande que la nuestra.

Yo: ¿y has follado con un tío?
Fran: no, me he hecho pajas y mamadas como ahora contigo. Tampoco te pienses que tengo mucha experiencia, dos o tres veces.
Y cogiéndome la polla con la mano y girándose hacia mi:

Fran: pero si quieres te doy por el culo, podemos probar.
Yo: no tío, paso.
Joder, claro que me gustaría pero me daba miedo… menudo imbécil era yo de aquella ahora que lo pienso.

Fran: seguro que ese culo de jugador de rugby que tienes le mola recibir una buena polla, venga Victor, te lo hago con cuidado.
Yo: no Fran, paso, no soy maricón.
Fran: vale, como quieras, dejó de insistir. Pero vamos a seguir, no me quiero quedar así.
Yo: ¿y si te doy yo a ti?, venga, te follo el culo?.
Fran: no me mola, paso.
Yo: ok, vale, claro, qué hacemos ahora?
Fran: vamos a tu cama, venga.
Yo: ok.
Y nos levantamos del sofá y fuimos a la habitación de al lado. Abrí la cama entera. Fran se pegó a mí y me estampó un morreo. Yo le correspondí mientras pegábamos nuestros cuerpos apretando nuestras pollas el uno contra el otro.

Él me agarraba el culo con una mano y me lo apretaba, joder qué placer, mientras la otra estaba en mi nuca “sujetándome”. Yo no sabía muy bien qué hacer con mis manos, pero sí recuerdo el tacto de su espalda y culo, peludo y duro, qué diferencia con el de una mujer, cuanto placer allí escondido.

Nos estuvimos morreando un buen rato, él metiéndome su lengua hasta el fondo, yo respirando su olor de macho y sintiendo su polla contra mi barriga, mojada, dura.

Nos separamos y Fran me cogió de la mano mientras se sentaba en la cama:

Fran: ven, vamos a hacernos un 69.
Yo: vale
Él se tumbó de lado y yo hice lo mismo cuadrando mi polla a su cabeza y buscando su rabo. No me dio tiempo a nada cuando ya tenía su boca sobre mi rabo, qué tío!

Yo me acerqué despacio a su polla, quería verla con cuidado y, ahora que estaba entretenido con mi manubrio me daba tiempo. Se la estuve pajeando un rato, pero rápidamente me la metí en la boca y empecé a chupar.

Me concentré en mi parte del 69, no quería correrme muy rápido, quería disfrutar del morbo.

Nos la chupamos un buen rato, de vez en cuando Fran se sacaba mi polla de su boca y me decía alguna guarrada, para provocarme, estaba encantado el tío.

Su polla no paraba de soltar líquido preseminal que yo me tragaba encantado, qué bien sabía!

No sé cuanto estuvimos, la verdad es que seguro que ni 5 minutos, pero estábamos sudando como perros los dos y excitadísimos. A mi me pareció un rato largo, pero no sabría decirlo.

Noté que me tocaba los huevos con la mano y en una de las veces que se sacó la polla de la boca me los estuvo lamiendo y chupando. Joder, qué cabrón.

Claro, yo novato le imité, con lo que rápidamente estaba comiéndole los huevos como un campeón, oliendo su aroma a sexo, macho sudoroso, polla y fluidos.

Aquello era lo que estaba deseando desde hacía tiempo.

La excitación subía, los dos jadeábamos con la polla del otro en la boca, yo me iba a correr en nada.

Y me saltó la duda, ¿cómo nos íbamos a correr?. Mierda, no tenía experiencia en esto. Lo que me decía mi conocimiento adquirido en el porno que consumía en grandes cantidades me decía que nos daríamos leche el uno al otro, pero no lo tenía claro. Ni sabía lo que yo quería, ni sabía qué iba a pensar Fran de mí si hacíamos eso. Maldita inexperiencia.

Saqué mi polla de su boca y me aparté un poco, me tumbé en la cama:

Yo: joder Fran, me voy a correr tío.
Fran: claro, yo también. Venga, túmbate que te pajeo hasta que te corras.
Y me tumbé y siguió con su paja, acariciándome los huevos hasta que me corrí a chorros. Solté lefazos como en mi vida, largos, abundantes y fuertes. Me llegaron al pecho y al cuello, y me empapé como nunca. Noté mi lefa caliente chorreando por mi cuerpo, qué corridón!

Ahora me tocaba a mí. Hicimos lo mismo, se tumbó y yo le pajeé. Se acercó a mí para que morreásemos y así hice. Nos estuvimos comiendo la boca hasta que se corrió, sentí su cuerpo tensarse y empezó a soltar leche a chorros, como yo antes. Miré cómo caía en su cuerpo fibrado, muy espesa, más que la mía que era más bien líquida.

Algo de su corrida se cayó en mis dedos, se los acerqué a su cara.

Yo: toma Fran, tu corrida, chúpala.
Fran: quita tío! paso de eso.
Y se apartó riéndose. Nos reímos los dos.

Se levantó y se fue al baño, yo me fijé en su culo mientras se iba, estaba muy bueno, otro día, si me dejaba, se lo comería, me encantaría meter mi lengua ahí dentro…

Volvió con el rollo del papel higiénico limpiándose la corrida y me lo ofreció.

Fran: tío, esto es cojonudo, mejor que las pajas ¿no?
Yo: no sé tío, nunca lo había hecho, pero me ha gustado sí.
Fran: ok, pero ahora no te enamores de mi vale?, me siguen gustando las tías!
Yo: qué cabrón! Claro que no, a mi también! Ha estado bien probar.
Fran: ok tio, ahora me tengo que ir.
Dicho esto se fue a por su ropa al salón, le seguí y nos vestimos los dos allí. El resto ya fue lo habitual, había desaparecido el rollo por hoy. Un poco después se fue, nos despedimos como si no hubiese pasado nada.

Yo me quedé loco, la verdad. Me hacía muchas preguntas sobre mi sexualidad claro, supongo que como todos en sus primeras experiencias.

Pero se me pasaron rápido, jeje. Esa misma noche me hice varias pajas recordando el morbo y viendo porno hetero.