Orgía Entre Machos En Cine Porno, me encanta la sensación de un hombre acercándose a mi

Me encanta la sensación de un hombre acercándose a mi, manoseándome el bulto y terminar chupándome la pija. También me gusta hacérselo a otros y lo hice más de una vez. Pero la última fue la mejor.

Les cuento que soy Daniel, vivo en Buenos Aires, Argentina, soy casado, tengo 35 años. Aunque me considero heterosexual, me encanta el sexo con hombres, con la ventaja que es sexo puro, sin rollos, y prácticamente cada vez que tengo ganas, siempre encuentro a alguien igualmente predispuesto.

El jueves pasado mi mujer viajó por trabajo, así que tenía la cancha libre. Me di un buen baño, me perfume un poco, y unte una buena ración de crema en mi ojete. Por si acaso…..La verdad es que nunca me la habían puesto entera, si roces y toqueteos, incluso buenas lamidas y deditos sueltos, pero no me había dejado coger el culo todavía, aunque ya había cogido varios.

Me fui directamente a un cine que se encuentra al lado de una estación de trenes, la de Once. Tiene dos salas, abajo con películas hetero, al final de la sala, atrás de las butacas hay unos tabiques que dan lugar a varios habitáculos oscuros, con un banco en cada uno y un pasillo que los comunica. Muchos hombres suelen mirar la película desde allí, masturbarse, o más. Arriba exhiben películas de homosexuales, y al costado de la sala hay como una sala abierta, que también tiene unos bancos desde los cuales se puede ver la pantalla.

Cuando llegué me senté a ver la película hetero, para ir acostumbrando la vista a la oscuridad. Las imágenes me calentaron enseguida, ya que había una flor de hembra a la que se estaban cogiendo tres machos, uno en cada orificio. Eso me infló la poronga, que me apretaba la bragueta. Así que abrí el cierre, baje un poco los pantalones y el slip y me la empece a acariciar. Ni que decir que en breve estaba a pleno.

Al poco rato se sentó al lado mío un hombre. Lo mire, era un poco más alto y robusto que yo, se veía bien, así que seguí con lo mío. Como no lo rechacé, se dio ánimo y me puso la mano en el bulto y me empezó a pajear suavemente. La otra mano la pasó por mi hombro y me acercó a el. Me empezó a lamer la oreja, dentro y fuera. Eso me gustó. Di vuelta la cara y le acerque la boca. Nos empezamos a besar metiéndonos mutuamente la lengua y entrelazandolas.

Me encantó su saliva, que me rodaba la comisura de los labios. Yo también junte saliva para llenarle la boca. A todo esto seguía pajeandome de lo lindo.

Ahí le propuse pasar atrás, a uno de los cubículos. El se acomodó los pantalones y fue para atrás, yo lo seguí, pero sin guardar la pija en la bragueta.

Primero nos metimos en reservado que estaba más cerca. El se sentó en el banco y yo frente a él. Agarró mi pija y la empezó a lamer. Lo hacia muy bien, pasaba la lengua desde la base, de un lado y otro, hasta la cabeza, sobre la que hacia círculos con la lengua. Después se la metió en la boca y me la chupo un largo rato, sacándola cada tanto para lamerla y volver a tragarla. Era impresionante como lograba metersela entera, hasta llegar a los huevos. Al sacarla, la agarraba con la mano y bajaba su lengua al saco de mis huevos y los lamia, al igual que mi ingles y muslos. Yo sentía tanto placer, que gemía cada vez más alto y le pedía que siguiera, diciéndole que chupaba lindo. Será por eso que se acercaron dos tipos.

Uno era un pibe de unos 25 años, fornido, el otro más veterano, de menor porte. Se pusieron a nuestro lado, mirando lo que pasaba, ambos con las pijas en sus manos, masturbándose. Esa escena me excito aún más. Agarré la pija del pibe, que era de muy buen tamaño y forma y la empecé a pajear. El veterano se acercó un poco más y me empezó a acariciar la cola.

Como estabamos muy expuestos ahí, les propuse pasar al reservado del extremo, que estaba más apartado y oscuro. Al llegar allí, el que había estado chupándomela, me puso un preservativo en la pija, se apoyo contra la pared y me direccionó la pija para que lo penetre. Al principio me costó un poco, no estaba lubri

cado. Así que me agache un poco, les separé las nalgas, y le pase bien la lengua por el culo, por ese ojete, que por suerte estaba bien limpio. Cada tanto, metía mi lengua en su interior, provocándole muchos gemidos, me pidió que por favor se la metiera. Me incorporé, le abrí bien las nalgas, apoye la cabeza del pito en su ojete y presione. El pegó un respingo y un ooooHHHHH, un gritito que debía mostrar algo de dolor. Pare para ver que pasaba, me dijo, seguí guacho, no pares, metémela a fondo.

Eso hice. Y empecé lentamente a bombearlo, el gemía mucho y decía cosas como: me está partiendo el culo , que pijota que tenés, taladrame el orto. A todo esto, el pibe me bajo del todo los pantalones y el slip y me acariciaba las nalgas mientras me besaba el cuello y me susurraba al oído, que lindo que te lo estás cogiendo! El veterano se puso a chuparle la pija al pibe, se la puso que era un mastil. Yo cada tanto la pasaba la mano y la masturbaba un poco. Yo seguía cogiendo, y me puse a pajear la pija del tipo que me estaba cargando, así que también a él se le puso dura.

En un momento decidí dejar de bombearlo, porque sino, acababa y no quería que eso pase todavía. Me agache y se la chupe al que me había cogido y ahora yo le puse a él un preservativo. Le pedí que me preparara el orto. Me abrió los cachetes y me escupió sobre el ano, y empezó a lamerlo, metiendo cada tanto un dedo adentro. Yo trate de ir aflojándome. Después me metió otro más, mientras seguía escupiendo saliva y lamiendo. Yo me termine de agachar y me encontré con las dos pijas de pibe y el veterano. Agarré las dos, y las pajeaba juntas, me metí la del pibe en la boca para chuparla, mientras seguía masturbando al veterano. Era un pija soberbia, grande de largo y ancho, bastante oscurita, de glande redondo y ancho, con mucho pelo en la base, me costaba tragarla entera, me esmeré, a costa de algunas arcadas.

Tampoco descuidé sus huevos, que colgaban de un saco espléndido. Cada tanto me paraba un poco para besarle las tetillas, el cuello, la boca y lamerle la cara. Le dije que me encantaba su pija y me imaginaba que tenía una leche riquísima. Seguí chupando, putito, me dijo y eso me encantó.

En ese instante, el de atrás dejo de lamer y tocar, y me apoyo su aparato en el ano virgen de pija hasta ese instante. Cuando apretó, pegué un grito que debió oír toda la sala. Me dolió, me ardió. Me dijo, aguantate maricón, pero igual espero un poco a que me acostumbrara, yo me abrí las nalgas con ambas manos para que fuera más fácil. Cuando sentí que me había acostumbrado, le dije: meté más. Me metió hasta la mitad. Me dolió de nuevo, pero no tanto, pude contener el grito y dejé salir solamente un gemido. En unos segundo me metió el resto, hasta que pude sentir su pelvis tocando mis nalgas. El dolor era muy fuerte, pero mi pija estaba hecha una roca y yo estaba muy excitado. Me levante un poco, gire al cara atrás para besar al tipo y le dije: sos el primer macho que rompe el culo, hacémelo bien. Luego me me acerque al pibe , apoyándome en él y lo bese, mientras agarraba su pija y la del veterano.

Después besé también al veterano, hasta ese momento no lo había hecho, lo veía un poco viejo y desagradable, pero con la calentura que tenía, todo me venía bien. Desde atrás me empezó a bombear, primero un entra y saca lento, que me permitió acostumbrarme y empezar a disfrutar de ser cogido.

Mientras me taladraba el orto alternaba sus sonidos de placer con frases como toma la pija putón, comete esta poronga. Mis gemidos eran inevitalbes, es seguro que me escuchaban en la sala. Para acallarme un poco, el pibe me empujo hacia abajo, me metió su pija en la boca y me empezó a penetrar. O sea me estaban cogiendo por el culo y por la boca. Y yo además pajeaba al veterano, que a su vez acariciaba mis nalgas y cada tanto les daba un chirlo, lo cual, lejos de molestarme, me ponía más caliente. Me encantaba ser usado por tres machos, sentirme su putita. Cada tanto sacaba la pija de la boca para entusiasmarlos más. Quiero más pija, rompeme el orto, el pibe se calentaba más y me pegaba con la pija en el rostro.

Se ve que mis gemidos atrajeron a mas gente. Dos tipos cuyas siluetas apenas podía describir por la oscuridad terminaron de rodearme. Con mi mano libre tome la pija de uno para paj

earlo. El otro su puso debajo mío y me empezó a chupar la pija. Yo estaba a mil y no pude resistir más. Sin dejar de moverme hacia atrás y adelante para sentir bien la pija en el culo, sin sacar la boca de la pija del pibe y sin dejar de masturbar a mis otros dos machos, empece a eyacular en la boca del que tenía abajo, que aceptó toda mi leche en su boca para luego escupirla en el piso. En eso el que tenía en el culo dijo : me vengo y acabó en mi culo, o mejor dicho, en el preservativo.

Igual siguió bombeando unos minutos más hasta que se le ablandó. En el ínterin, el pibe se tenso, me apretó la cabeza hacia el, metiéndome la pija hasta la campanilla, yo estaba bastante ahogado, así que me desprendí un poco, sin sacármela de la boca. Ahí me vino el primer chorro, con tanta fuerza que una parte fue directo a mi garganta, el resto quedo en mi cavidad bucal y luego la escupí. El pibe me saco la pija de la boca y de inmediato la metió el último que había llegado. El veterano fue para atrás y reemplazó al que me había desvirgado el culo. Mandé la mano para atrás para asegurarme que tenía forro y le abrí las nalgas. Chupe un poco la pija que tenía en la boca, se ve que estaba muy caliente, porque se vino enseguida, una parte de la leche me salpicó la cara, y el mismo tipo me la limpió con su lengua. Poco después el veterano saco la pija de mi culo maltrecho, se vino para adelante, sacó el forro y me la puso en la mano. Lo masturbe un poco, y enseguida salió la leche, que cayo al piso, eso sí, le limpié bien la pija con la lengua.

La verdad es que estaba hecho pelota, me incorporé, me subí los lienzos y los pantalones y fui al baño a limpiarme. A la vista de los que estaban ahí me saque la leche del rostro, me lave el pito y el culo. Después me vestí, al principio pensaba irme, pero mi cabeza seguía caliente aunque mi pija estaba muerta y mi culo por el momento dolorido. Decidí subir a la sala de pelis gay, a descansar y recuperarme un poco y después vería que pasaba.

..y pasó de todo, pero lo dejo para la próxima vez.

Me encantaría recibir sus comentarios sobre mi experiencia. Además, si alguien de Buenos Aires es aficionado como yo al sexo en cines, puede escribirme, tal vez podemos arreglar algo.

Autor: Daniel