Odio a mi hermano

-¿Vas a salir vestida así, Anita?

Miré a mi hermano con cara de asco.

-¿Y a ti qué coño te importa?

-No, si lo digo porque pareces un espantapájaros.

Le hice un corte de mangas y salí de casa. Así de simpático es mi hermano Carlos, supongo que con el cuerpo y la cara que tiene no le hace falta ser agradable con las chicas para llevárselas a la cama, pero esta vez me había logrado molestar.

Para esa noche había elegido un top blanco con un escote bastante generoso y unos pantalones blancos que me quedaban bastante ajustados. A mis 18 años considero que soy bastante resultona, pero el comentario de mi hermano me había bajado la moral esa noche en concreto en la que esperaba liarme con algún chico.

Hacía tres meses que lo había dejado con mi novio David, por cierto una persona bastante parecida a mi hermano tanto en lo físico (estaba bastante bueno) como en su forma de ser (era un borde). Aun así la ruptura me había dejado un poco tocada y había pasado unas semanas de bajón. Pero tenía que olvidar todo eso porque esta noche salía con mis amigas e iba a recuperar el tiempo perdido. Cuando entré en el metro ya me había olvidado de mi hermano y de mi ex.

-Wow Ana como estás

-Estás rompedora

Menos mal que a Laura y a Julia, mis amigas, todavía les parecía que era guapa

-Gracias, ¿pero no os parece que el escote es un poco pronunciado?

-Déjate de chorradas que esta noche tienes que desquitarte por el tiempo que estuviste con el gilipollas ese.

Entramos en la discoteca y poco a poco la cosa se empezó a animar, vimos que teníamos algunos grupos de chicos que nos miraban sin atreverse a atacar, yo por mi parte lanzaba miradas provocativas a diestro y siniestro, hacía tanto tiempo que no salía de marcha que pensaba que se me habrían olvidado las «reglas» de las discotecas.

El sitio ya estaba de bote en bote cuando estaba en la barra esperando a que me sirvieran mi tercera copa de la noche (ya iba bastante contenta) y vi algo que me dejó helada.

No me lo podía creer, entró un grupo de cuatro o cinco chicos capitaneados por alguien que parecía mi hermano. Joder que mala suerte, hoy justo que quería enrollarme con alguien aparece el pesado de mi hermano a fastidiarme la noche. Por suerte el local era bastante grande y estaba abarrotado, sería difícil que llegáramos a encontrarnos.

De pronto apareció mi amiga Laura con dos chicos del brazo

-Mira Ana te presento a Mario y a Manuel, son dos tíos de Valencia que han venido a Madrid a pasar el fin de semana, me han contado lo que venían a hacer pero la verdad es que no me acuerdo jajaja

El alcohol parecía haber hecho mella en mi amiga que no podía parar de reírse mientras se sujetaba en el brazo de uno de los chicos, que le reía las gracias y aprovechaba para meterle mano disimuladamente. El que quedaba libre se acercó a mí con la intención de iniciar una conversación. Yo apenas escuchaba nada de lo que decía por culpa del volumen de la música, él me notó nerviosa y debió de pensar que era porque me gustaba así que no paraba de entrarme.

Sin embargo lo que de verdad me interesaba era lo que pasaba en el otro extremo de la discoteca. Si antes tenía dudas sobre si mi hermano era el chico que había entrado en el local se me despejaron al instante. Carlos se comportaba según su modus operandi habitual: entrando a toda chica que se le cruzase por el camino. Sus amigos en cambio se conformaban con recoger los restos que iba dejando Carlos por el camino. En esos momentos estaba hablando con una rubia bastante atractiva, no sé porque pero me sentí un poco celosa.

A todo esto el moscón que tenía delante no paraba de hablarme, de hecho se había tomado la libertad de acariciarme la mano alguna vez. A mi me daba todo igual, yo seguía bebiendo y mirando a m hermano, en realidad lo estaba vigilando, no quería que esa lagarta le echara el lazo.

Fue entonces cuando apareció a su lado mi otra amiga, Julia, a la que había perdido de vista hace un buen rato. De repente se abalanzó sobre mi hermano dándole besos. Mi hermano no pudo ocultar su cara de disgusto y la rubia con la que estaba hablando se fue rápidamente. Cuando pensé que Julia no podía meter más la pata agarró a mi hermano del brazo y lo llevó hacia mí.

-Mira lo que me he encontrado Ana, pensaba que era un tío bueno más y resulta que es tu hermano jajaja ¡te lo puedes creer!

Carlos y yo estábamos abochornados y mi «pretendiente», asustado ante una situación que no se esperaba.

-¿Me lo prestas un momento para que baile con él?

No esperó mi respuesta porque enseguida se lo llevó a bailar, bueno bailar sería decir mucho porque se limitaba a frotarse contra el cuerpo de mi hermano de una manera descarada y vulgar.

Sin embargo Carlos ni la prestaba atención pues tenía sus ojos fijados en el chico que hablaba conmigo y ponía cara de pocos amigos.

El tal Mario, que pensaba que el peligro había pasado decidió echar el todo por el todo y se acercaba cada vez más a mí, hasta que intentó besarme en los labios. Asqueada, me separé de él, que me miró con cara de asombro. Pero mi negativa a liarme con él era el menor de sus problemas, porque había visto a mi hermano salir corriendo hacia donde estábamos cuando Mario había intentado besarme.

De pronto noté como su cuerpo se separaba violentamente del mío, era mi hermano que lo había agarrado del hombro y lo había separado de mí

-No me puedo creer que te vayas a enrollar con este imbécil, Ana

Mario no daba crédito

-¿Qué has dicho colega?

-He dicho que no me puedo creer que mi hermana se líe con un mierda como tú

Mario vaciló un poco porque mi hermano impone bastante físicamente, pero aun así tenía que mostrar su hombría delante de mí, y agarró de la camiseta a Carlos con la intención de tirarle al suelo, mi hermano respondió retorciéndole la mano

-¡¡Carlos déjale en paz!!

La gente que estaba a nuestro alrededor se separó y formó un círculo, Mario se cayó al suelo con una expresión de dolor en su rostro, sus amigos dudaron en lanzarse sobre mi hermano pero después de ver lo que le había hecho a su amigo prefirieron no hacerlo.

En pocos segundos aparecieron de la nada varios miembros de la seguridad del local y redujeron a Carlos, que no opuso resistencia. Mientras le sacaban de la discoteca la gente se apartaba de su camino, abrieron la puerta del local y le tiraron al suelo con violencia, después uno de ellos le dio una patada en la tripa y un fuerte puñetazo en la nariz. Yo me puse a gritarles y la gente que pasaba en esos momentos por la calle comenzó a formar un círculo a nuestro alrededor. Cuando los puertas vieron que llamaban la atención volvieron a la discoteca.

Me agaché y sujeté por la cabeza a mi hermano, que sangraba abundantemente por la nariz

-¿Estás bien?

-Sí, creo que sí, pero esto no para de sangrar

Saqué unos pañuelos de mi bolso para intentar taponar la hemorragia

-¿De verdad te gustaba ese imbécil?-fue lo único que se le ocurrió decir mientras intentaba contener la sangre

-No, sólo estaba hablando con él, pero ha demostrado tener más sentido común que tu

Nos alejamos de la discoteca y entramos en un bar donde se nos unieron algunos de sus amigos. La verdad es que su agresividad por alejarme de ese chico me había gustado y, porque no decirlo, excitado.

Cuando dejó de sangrar pedimos unas copas y comenzamos a bailar el uno enfrente del otro

-¿Eres siempre tan celoso?

-Sólo con la gente a la que quiero

-Vaya vaya, a si que mi hermanito, el chico malo y duro admite que quiere a alguien

-Lo que admito es que me encanta verte bailar-dijo mientras acercaba su cuerpo al mío

A esas alturas los dos estábamos bastante desinhibidos por el alcohol, así que yo le seguí la corriente. Le agarré de la camiseta y le empujé contra la pared

-Yo también puedo ser agresiva cuando me lo propongo

-Y yo, lo que pasa es que no me has visto verdaderamente agresivo todavía

Una ola de excitación recorrió mi cuerpo

-¿Me vas a hacer una demostración?

Mientras nos mirábamos a los ojos me abrazó por el cuello y me besó en los labios, inmediatamente sacamos las lenguas y las juntamos con pasión, nos morreamos con violencia mientras yo notaba como su polla se iba poniendo más y más dura, haciendo presión contra mi tripa.

Sus manos iban bajando por mi espalda hasta llegar a mi culo, que apretó con fuerza, yo por mi parte comencé a sobar su polla por encima del pantalón, comprobando que tenía un tamaño más que aceptable.

-Para, que nos pueden ver tus amigos

-No quiero parar, llevo mucho tiempo deseando hacer esto

Me quedé helada cuando mi hermano me dijo eso

-Pero si pensé que me odiabas

-Sabes lo que es desear a tu propia hermana y hacerte a la idea de que nunca podrá ser tuya, perdona por haber sido un gilipollas

Le agarré de la mano y subimos al piso de arriba de la discoteca, donde no estaban sus amigos y éramos libres de hacer lo que quisiéramos

Volvimos a besarnos y a meternos mano como locos, notaba mis bragas empapadas por la excitación ¡me estaba enrollando con mi propio hermano! Empezó a besarme por el cuello y fue bajando, hasta llegar a mi escote, besándome por el canalillo.

Yo tampoco me quedaba corta y metí mi mano por debajo de su camiseta, recorriendo sus cuadrados abdominales y su fuerte pecho.

Carlos puso sus manos en mi minifalda y fue introduciendo su mano por dentro, hasta llegar a la rajita de mi culo, él cual moví de izquierda a derecha

Le tuve que separar porque la gente a nuestro alrededor nos estaba mirando, parecía que íbamos a ponernos a follar delante de todo el bar

-Quédate aquí, ahora vuelvo-me dijo

Descendió al piso de abajo, yo estaba en una nube, mi hermano me había confesado que me quería y nos habíamos enrollado, y lo mejor es que a mí me estaba encantando. No me atrevía a pensarlo, pero sabía como podía acabar la noche, y me encantaba. Observé como mi hermano volvía, subiendo las escaleras de dos en dos.

-Luis (un amigo suyo) me ha dejado las llaves de su casa

-¿Pero le has dicho que es para nosotros dos?

-No, le he dicho que he conocido a otra chica, vamos

Bajamos las escaleras a toda velocidad, mi hermano me agarraba fuerte del brazo y yo estaba loca de excitación. Cuando salimos a la calle nos dimos un apasionado beso

Entramos en casa de Luis desnudándonos y besándonos por el pasillo hasta que llegamos a la habitación, era un cuarto pequeño y desordenado, con una cama vieja. Le bajé los calzoncillos y descubrí una polla larga y dura, surcada por venas y que ya estaba totalmente erecta, mi hermano por su parte empezó a besar mis pechos, bajó el sujetador y mordisqueó uno de mis pezones, es algo que a mi me vuelve loca agarré su cabeza mientras él lo chupaba y lo lamía, comencé a gemir mientras sentía su polla erecta haciendo presión contra mi cuerpo.

Los dos estábamos deseando follarnos así que dejamos los preliminares y nos quitamos toda la ropa antes de lanzarnos sobre la cama, que rechinó como si fuera a romperse.

-Sabes cuánto tiempo he deseado esto

-Yo también, y no me daba cuenta, pero a partir de ahora no tenemos que seguir fingiendo más

Noté la punta de su polla haciendo presión contra mi coñito, que estaba totalmente empapado y sin más preámbulos Carlos introdujo su polla dentro de mí de una sola vez, di un pequeño grito y crucé mis piernas sobre su culo, al mismo tiempo que él deslizaba sus manos por mis pechos.

Comenzó a follarme duro, la cabecera de la cama golpeaba con violencia la pared y parecía que se iba a desarmar en cualquier momento

-Te deseo

Yo gemía al ritmo de la penetración

-Deseaba follarte

Mis manos recorrían su espalda y se perdían en su culo duro y respingón, que se movía al ritmo de cada penetración. Sabía que no iba a tardar en correrme, pero quería atrasar el momento todo lo posible

Llevó sus labios a los míos, los abrí con mi lengua y los mordí

-Me vuelves loca

El vaivén se hizo cada vez más frenético y la cama rechinaba y crujía, hasta que no pude más y tuve el orgasmo más intenso de mi vida corriéndome ya no entre gemidos sino entre gritos que se oyeron por toda la casa

-Oh dios, ha sido increíble dije llevándome las manos a la cara

Noté como mi hermano salía de dentro de mi y se colocaba a mi lado

-Me sigues queriendo ¿no?-dije todavía extenuada

Por respuesta mi hermano me dio un gran beso en la boca

-Llevaba esperando esto durante muchos años

Resoplé y puse mi cabeza en su hombro

-Como se lo vamos a decir a la gente

Mi hermano guardó silencio

-No tienen porque enterarse, nos mudaremos a otra ciudad, qué sé yo

La verdad es que en aquel momento eso era lo menos importante, lo que de verdad nos importaba era que Carlos todavía no se había corrido y yo quería disfrutar de él la noche entera, así que volvimos a la carga.

Me recosté sobre su cuerpo y me introduje su polla en la boca, era la más grande que había visto pero aun así entró casi sin problemas, la salivé un poco y comencé a mamársela mientras acariciaba sus huevos. Se la chupaba con ansia y mi hermano bufaba y respiraba con dificultad. Pasado un rato, a punto de correrse, sacó su polla de mi boca.

Se sentó sobre las sábanas y me agarró como si no pesara nada. Poco a poco fui encajando mi húmedo coñito en su rabo, rodeé su cuello con mis brazos y comenzamos a follar de nuevo, yo sentada sobre su polla. Carlos me besaba el cuello provocando que mi cuerpo ardiera en llamas, el ritmo del polvo era bestial, debo decir que ningún otro chico hasta entonces me había follado tan bien como mi hermano.

La cabalgada duró mucho tiempo en el que nos follamos con pasión y locura, yo me corrí otras dos veces mientras notaba su pene enterrarse en lo más profundo de mi vagina y mis flujos empapaban su polla, sus huevos y las sábanas. Mis uñas desgarraban su espalda y cuando dio un bufido supe que había llegado el momento, su polla se infló dentro de mí y noté un potente chorro de semen abrirse paso en mi interior, yo tuve un gran orgasmo notando como al potente trallazo inicial le siguieron cuatro más mientras mi hermano rugía como un loco y terminaba de vaciarse en mi interior.

Estuvimos toda la noche haciendo el amor. Mi hermano demostró que todas las chicas que habían pasado por sus brazos le habían dado una experiencia que me llevó al delirio durante esas horas, su destreza en la cama me hizo tener el mejor sexo de mi vida.

Las primeras luces de la mañana entraban en el dormitorio y nos sorprendieron besándonos apasionadamente y con nuestros cuerpos entrelazados en un mar de sudor y semen.

-Todavía no me lo creo, pensar que hace unas horas eras la persona a la que más odiaba del mundo…

-Pues espero que no lo vuelvas a pensar más, hermanita, porque esto hay que repetirlo…

Ni hermano me besó cariñosamente en la cabeza y nos quedamos dormidos a los pocos segundos.

-¡¡¡Joder, qué fuerte!!!

Abrí los ojos desconcertada y miré hacia la puerta, Luis, el amigo de mi hermano la había abierto y nos había encontrado desnudos en la cama, como pude cubrí mi cuerpo con las sábanas.

Él estaba anonadado y yo no me lo podía creer

-Por favor cierra la puerta-fue lo único que pude balbucear

-No me lo puedo creer, Carlos y tú, pero si sois…

-Por favor te lo podemos explicar-comencé a levantarme de la cama pero Luis cerró la puerta de golpe

Mi hermano se despertó

-Eh, que pasa enana-dijo mientras me besaba en el hombro

-Es tu amigo Luis, ha abierto la puerta y nos ha visto-dije intentando disimular mi angustia

La cara de Carlos mostró cierta preocupación, pero enseguida me cogió la cabeza con suavidad y me dio un tierno beso en los labios

-No pasa nada, hablaré con él y lo entenderá

-¿Y qué pasa si se lo cuenta a más gente? ¿Y si se enteran papá y mamá?-dije al borde del llanto

-Luis es un tío legal, nadie lo sabrá, te lo prometo

Nos vestimos y salimos de la casa rápidamente.

Han pasado tres meses desde que mi hermano y yo hicimos el amor en esa destartalada habitación. Su amigo Luis prometió no contar nada y lo cumplió, aunque su amistad con mi hermano acabó, lamentablemente el incesto sigue siendo uno de los mayores tabúes de la sociedad y no esperábamos que lo entendiera.

Mi hermano y yo seguimos juntos al cabo de este tiempo, a pesar de que yo no daba nada por nuestra relación cuando su amigo se enteró. Nos tenemos que ver siempre a escondidas, nuestros encuentros siempre son en pensiones o habitaciones por horas, o en casa las pocas veces que mis padres pasan el fin de semana fuera, pero esa clandestinidad ha cimentado nuestra relación de una forma que nunca hubiéramos pensado, a pesar de que solo podamos comportarnos como parejas cuando salimos de nuestra ciudad.

Este año he empezado la universidad, Carlos ya está en tercero, y acabamos de recibir la mejor noticia que podíamos esperar: nos han concedido una beca y el año que viene los dos estudiaremos en una universidad en el extranjero. De momento ya sabemos como celebrarlo: Carlos me ha dicho que este fin de semana ha reservado un hotel en otra ciudad, solo para nosotros dos…