Nuevamente vuelvo a fallarle a mi marido, desaparece de mi vida. Hasta que vuelve y esta vez me dará instrucciones específicas para ser perdonada

Roberto desapareció durante una semana. Cada día que entraba en casa me ilusionaba pensando que mi marido estaría en ella y me haría pagar a pollazos mi torpeza habitual, pero mi ilusión se desvanecía cuando encontraba la casa solitaria. Ante mi sorpresa llevaba más de 10 días sin saber de mi marido, jamás se había demorado tanto.

Estaba a punto de salir de la oficina cuando entró un mail en mi cuenta corporativa.

Lo abrí mientras mis manos me temblaban al ver que el remitente era mi marido. El mail decía más o menos lo siguiente.

El viernes quiero que cojas el coche y vayas al hotel Landa en Burgos. Quiero que llegues antes de las diez. Quiero que lleves tres vibradores y una barra de castigo. Allí recibirás instrucciones.

Esa noche me masturbé como una loca esperando que mi marido entrase por la puerta y me tomase sin cuartel al no haber podido aguantar la espera hasta el viernes.

Salí lo antes posible del trabajo para llegar con tiempo. Mi chocho correaba pensando en la reconciliación con mi esposo y con sentir de nuevo su dura polla atravesándome. Pasado Lerma estuve a punto de parar a masturbarme, pero continúe pues quería llegar antes de que anocheciese.

Mis pezones debieron traspasar la tela de mi blusa cuando el recepcionista me dio la llave diciéndome que mi marido la había recogido unas horas antes. Estaba segura que estaría en la habitación esperándome

Entre en la habitación, entre con miedo y ganas de encontrármelo allí. Para mi asombro la gran habitación estaba llena de cables, cámaras, luces y en una mesita una especie de decodificador. No daba crédito.

Sobre la gran cama tenía unas hojas impresas.

– zorra, recibirás una llamada perdida. Encenderás la cámara, te desnudaras y esperas de rodillas con el antifaz puesto. Si quieres saber de que va todo esto mira en la mesita de noche.

Abrí la mesita de noche y no había nada, salté sobre la cama y en la otra había varias hojas impresas. Nunca había entrado pero eran las capturas de pantalla de una conversación en tilder entre un perfil con mi cara y el Nick “madrileñacaliente” y un palomo.

Básicamente en la conversación al palomo en cuestión le decía que quería hacer un trio en el que me diesen caña y grabarlo en video como recuerdo de una locura. El chico al principio me preguntaba si era una broma, después si estaba segura y por ultimo que ya tenia al amigo. Yo por mi parte les decía que quería ir a Burgos donde no había riesgo de que nadie me conociese y que quería que me follasen sin miramientos duro. Que yo me quedaría con la grabación. Que ellos no podía grabar y que ellos decidirían cuando se acababa.

Me temblaron las piernas, el hijo de puta de mi marido me ofrecía a dos desconocidos para ser tomada por ellos y encima grabándolo.

Las hojas acababan con escritura a mano “eres un puto desastre y yo así no puedo vivir, ya no se como hacer que cambies”

Sabia que podía coger la puerta e irme, pero no le volvería a ver jamás.

No sabia que pensar ni que hacer, aun eran las 9 y faltaba por lo menos una hora.

Abrí la maleta y la dejé en una esquina después de colgar mi ropa en el armario y dejar los vibradores y barra de castigo sobre la mesita de noche.

Me desnudé y me metí en la ducha… Estuve en ella más de lo habitual pensando donde había llegado mi vida. Me limpie bien los bajos e incluso pasé por el tigre para vaciar mi adentros. Me sequé el pelo, me pinté y viendo el reloj acerqué el móvil a donde estaba. Victima de los nervios encendí un cigarrillo y nada más darle una calada tuve que tirarlo porque entro un SMS en mi móvil. “en recepción” deje la puerta abierta que en 3 minutos estamos dentro.

Afortunadamente desde el pasillo no se veía la habitación entera por lo que pude dejar la puerta abierta de par en par y después de darle al botón de grabación y ponerme el antifaz, me pude poner a de rodillas en la moqueta del cuarto con el corazón a mil por hora.

No noté como entraban pero si como cerraban la puerta.

– joder parece menos altiva que las fotos que mandó – le dijo uno a otro de los que entraron.

– Menudo despliegue. Definitivamente quiere ser grabada.

– ¿quién empieza?

– Venga dale.

Noté por las vibraciones del suelo como se acercaba a mi. Pellizcaron uno de mis pezones que inmediatamente se puso como una piedra.

No se anduvieron con demasiado preliminares. Antes de lo que me hubiese imaginado una polla empezó a darme golpecitos en los labios para que los abriese y metérmela dentro. A su vez otra mano empezó a jugar con mi ano metiendo poco a poco su dedo para dilatarlo.

La polla primigenia entró n mi boca y yo empecé a lamerla no con muchas ganas. La verdad es que me estaba gustando más lo que he hacían en la puerta trasera que sentir una polla en mi boca.

No tardó mucho el que masajeaba el ojete en ponerse de rodillas detrás mía y empezar a jugar con su capullo en mi ano. El hombre me paso la mano desde el clítoris al ojete y fue en ese momento en que llegué al punto de no retorno y solo deseaba ser follada y follada duro.

Aquella polla empezó a entrar en mis entrañas, a mi edad ya había recibido unas cuantas pero aquella no solo era ancha sino que además entraba y entraba y para cuando noté las pelotas de mi furtivo amante chocaba con mi coño creí que me salía por la boca. Dos manos me cogieron de la cadera y empezaron a darme caña muy dura.

Hubiese gritado si el dueño de la polla que tenía en la boca no me hubiese cogido de la nuca para que no apartase mi lengua de aquel falo.

Mi angelito bueno rogaba a dios que el que sodomizaba se corriese pero sin embargo mi demonio interior le pedía al señor de las tinieblas que aquello no acabase y me permitiese seguir corriendo como lo estaba haciendo hasta ese momento.

Sacaron ambas pollas de mis agujeros, yo en ese momento estaba con el culo y la boca adormecidas de la caña que me acababan de dar.

Me cogieron de los pelos y sin ningún miramiento me hicieron subirme a la cama de nuevo a cuatro patas. Uno de ellos me puso en los tonillos la barra de castigo, me hicieron pasar los brazos por debajo de mi cuerpo atándolos a la barra. Mi culo y coño quedaban a la vista en pompa. Me imagino que los vibradores eran demasiado jugosos y no tardaron en taladran mi coño y culo con dos de ellos. Me gustaba mucho follar con Roberto mientras me penetra con un vibrador, que me metan dos es la gloria.

Olí a tabaco, oía como se ponían unas copas mientras no paraban de darme caña con los dos falos de goma. Noté como ambos se iban turnando en masturbarme. Yo atada como estaba no hacía otra cosa que disfrutar el placer que ambos me daban sin importarme ninguna otra cosa en el mundo.

Tras un colosal orgasmo del cual se debió de enterar toda la ciudad, me pasaron un hielo por mi espalda justo antes de sacar de mi coño el vibrador que allí se meneaba para meter la polla al tiempo que sacaba mis piernas y cadera al borde de la cama. La polla que anteriormente me taladró el culo entro en mi boca. Era inmensa tranca a penas cabía en mi boca.

Ninguno de ambos tuvo piedad, cada uno a su manera. El de atrás me mataba de gusto con su polla en mi coño y tal y como estaba con la mano metía y sacaba el otro trasto de mi culo. El de la boca literalmente me follaba la boca.

El que me daba en el coño me hizo correrme como una salvaje, pero cuando el del pollón con un grito sordo descargó latigazos de lefa en mi boca por alguna extraña razón me corrí como una cría fruto de la excitación.

Me costaba reconocerlo pero estaba en la gloria.

Ambos hombres quedaron un tirados un poco de tiempo dándome algo de cuartel. Cuando el primero reaccionó sacó su polla de mi entreabierta boca, me desató lo poco que quedaba sin desatar en la barra y cogiéndome del pelo me hizo salir de la cama. No se de donde las sacó, pero me esposó al tirador del altillo del armario dejándome casi de puntillas atada. El antifaz se me movió un poco pero antes de que me lo recolocase me quedé de piedra al ver que quien llevaba la batuta era negro, sus pies eran como los cojones de un grillo.

Me dejaron atada un rato sin que pasase nada. NI me tocaron, pero dos pinzas se cerraron a la vez en mis pezones provocándome un dolor inmenso y también que me corriese calando mis pantorrillas

– ósea que la guarra quería ser utilizada – dijo uno de ellos –pues va a ver lo que es sentirse utilizada.

– Dale, no te cortes – contestó su amigo.

Y un golpe con una fusta acabó en el lateral de una de mis nalgas. Jamás me habían pegado, y la verdad es que me asustaba, pero para cuando me quise dar cuenta escalofríos de placer subían por mi espalda a cada golpe y aunque dolían, especialmente si me daban en las tetas, esperaba ansiosa cada nuevo golpe.

Me desataron del armario y me hicieron sentar sobre uno de ellos que tumbado me esperaba en la cama. El otro por alguna razón abrió la puerta y después se puso de pie en la cabecera encima de su amigo con la polla justo a la altura de mi boca. El negro que era quien estaba tobando me mataba de gusto, a penas podía sentir la polla de su amigo en mi boca, la cual permanecía abierta de tanto grito de placer. Esperaba que aquello durase y más aun cuando una tercera polla entro en juego y un desconocido me clavó su dura polla en mi más que dilatado ano.

Lo primero que hizo una vez me hubo embarillado fue apretar las dos pinzas de mis pezones. Me corrí, se que soy una cerda y no me importa reconocerlo, me corrí como una desgraciada cuando note el dolor corriendo por mis pechos y darme cuenta que tres machos disfrutaban de mi cuerpo.

Me volvía loca sentir dos pollas de verdad chocar en mi interior. Me volvía loca que el que tenia su polla en mi boca la sacase para hacerme chupar los huevos, me volvía loca intercalar unos orgasmos hasta entonces nunca vividos.

Los tres hombre sus fueron corriendo en mi interior uno a uno. El negro fue el ultimo en llenarme el coño de lefa y dejarme derrotada.

Aun volvieron a fornicarme cada uno de ellos por el culo antes de decidir dar aquello por terminado e irse a sus casas, seguramente con sus novias.

Cuando se fueron me quité la venda sin fuerzas a penas para mover un musculo de mi cuerpo. No toque nada del equipo de grabación. Incluso creo que quedó grabado como apliqué crema en mis pezones, coño y ano. Antes de apagar la luz para intentar dormir un poco miré mi móvil.

– a las 10 te quiero fuera de la habitación. A las 13 voy a ir a casa, te quiero a cuatro patas en la habitación – un mensaje me daba las nuevas ordenes.

Dormí poco pero de un tirón. Por la mañana no me di ni una ducha, sencillamente cogí mis cosas y salí a la carrera para cumplir el horario exigido por mi marido.

Me chorreaban todos los agujero en el coche de camino a Madrid. Llegué a las 12:30 ya que no soy de correr mucho. Me bajé corriendo, me duche y me puse en la cama a cuatro patas mirando al cabecero, como a Roberto le gusta.

Roberto que si que es de correr entró a las 13:03 por la puerta de casa. No dijo nada, simplemente me metió la polla hasta el fondo de mi dolorido ano.

Empezó a bombearme como si no hubiera una mañana. Yo gozaba como una loca, aquello era distinto de lo de la noche anterior, en aquello había amor. Notaba como los huevos de mi marido chocaban contra mi monte de venus victima de compas que Rober me daba y veía como mis dos tetas se balanceaban de la misma forma.

Me dio sin pausa durante 30 minutos hasta que clavó sus dedos en mis caderas y se corrió como una bestia en mi recto. Ambos quedamos tirados acurrucados.

– Rober.

– ¿Si?

– ¿Me perdonas?

– Claro mi vida, pero debes de ser más cuidadosa la próxima vez.

– Lo intento mi amor – le dije mientras con la mano bajaba mi cabeza hacía abajo hasta encontrar delante de mi boca una dura polla que casi por inercia engullí.

Nos quedamos dormidos después de que se corriese en mi boca.

La vida volvió a la normalidad a partir de la siguiente mañana, como si nada hubiese pasado.

Éramos desde luego el matrimonio perfecto. No tenia ni idea que paso con la película grabada mientras me follaban aquellos tres. Me daba un poco de vergüenza por un lado que me viese follando tan salvajemente con tres, pero por otro lado me ponía mucho que viese mi parte salvaje y se recrease con las escenas en la que tan duro me daban y tanto yo lo disfrutaba.

A veces cuando el se quedaba en el salón por la noche y yo me iba a la cama pronto, oía que Rober veía en su ordenador lo que obviamente era mi orgia. Me ruborizaba mucho pero acababa masturbándome antes de quedarme dormida. En toda ocasión Roberto me despertaba con su polla en mi chorreante coño.

Todo fue bien hasta que literalmente destrocé su Harley un día al sacar mi coche del garaje….

CONTINUARA…