En navidad se hizo una reunión de viejos conocidos, me reencontré con un ex y cuando todos dormían bueno celebramos aparte

Papi dame verga, méteme esa vergota, méteme el chimbo, abrime con ese Chimbote, abrime la chocha, dame duro, dame verga, dame, métemela ya…

Así le murmuraba, así le pedía verga a un amante en el amanecer del  25 de diciembre del año pasado.

Tenias ganas de ser penetrada, por eso le pedía que me metiera el chimbo, quería sentir de nuevo y después de muchos años el pene de este macho en mis entrañas.

Él seguía abajo, chupándome el coño como solo él sabía hacerlo.

Estaba muy arrecha, quería volver a disfrutar de su rica polla, pero no se daba por enterado, fingía no escuchar, mientras su lengua llegaba hasta mi ano, lo lamía, subía a mis labios vaginales, los chupaba. Chupaba mi clítoris, jugaba con su lengua, sabía que esto me enloquecía.

Le pedía que me diera verga, pero no conseguía mi propósito, mi cuerpo deseaba sentir su pene rozando mis labios vaginales y entrando en mi cuerpo… abriéndome el chocho, quería ver su cara de macho arrecho, sentir su respiración…

Se incorporó, estaba arrodillado entre mis piernas, me hizo gozar con su lengua y con sus dedos, mi vagina y mi ano habían sido lamidos, chupado, besados, acariciados.

Me miro con lujuria, con ojos de macho arrecho. Su poderosos mástil estaba erecto, mojado. Me tomo de la cadera y me acerco al borde de la cama, se inclinó un poco, vi fugazmente la cabeza, la enorme cabeza de su falo, pronto la sentí entre mis labios vaginales y instante después abriéndose paso en mi vagina, llegando hasta el fondo, llenándome de placer.

El placer era enorme, no impidió que los recuerdos llegaran a mi mente, el barrio, las familias, nuestro noviazgo y las muchas tardes de sexo en casa de sus padres. El goce de chuparle el pene, de jugar con su enorme cabeza, de disfrutar de su tronco largo y grueso y de tragar y tragar los chorros con lo que me complacía después de cada mamada.

Le pedí que me diera duro con esa verguisima, respiro profundo y me ensarto con más fuerza, me bombeo así dos, tres, cinco, diez  veces, me corrí, llegue a un orgasmo paradisiaco.

Me puso una toalla en la boca, no podía gritar, no podía gemir,  era una orgasmo casi silencioso, su mujer dormía en la planta de arriba  con el resto de familiares y amigos, alguien podía oír.

Le seguí musitando que me diera verga, que me metiera el chimbo con fuerza, que me culeara como en los viejos tiempos. Mis palabras lo arrechaban, me penetraba con firmeza y sin descanso.

Después de ser mi novio lo deje de ver, se fue a estudiar a Bogotá, me independice de la casa. Coincidimos en pocas ocasiones, pero en este 24 de diciembre en la visita obligada y en el compartir de la navidad nos encontramos de nuevo.

Nos saludamos, cruzamos miradas, cenamos, y la conversación fue tomando el rumbo que tenía que tomar. Bailamos, nos rosamos, guardamos las apariencias por su esposa, hijos y demás familiares

Quedamos solos en la cocina, solo un par de minutos, me besó lo bese,  nos tocamos por encima de la ropa. Regresamos con las bebidas como si nada hubiese pasado, el deseo crecía.

Su verga seguía taladrando mis entrañas, me acomode la toalla, literalmente me amordace, no podía gemir, ni gritar. Estábamos en la planta baja de una gran casa, en el cuarto de la empleada, la base era de cemento, estrecha, con su colchón, la puerta estaba cerrada, mis pies sobre su pecho, era un pollo asado, él entre mis piernas metiéndome su pene cabezón chocho adentro.

Los recuerdos regresaron a mi mente, recordé cuando hacíamos los deberes de la escuela juntos, en su casa, su familia en la sala viendo el noticiero y yo cabalgándolo.

Éramos vecinos, estudiábamos en colegios distintos, siempre me gusto y una vez inicie mi vida sexual, en mi época de adolescente mamadora se lo chupe. Fue a la salida de una fiesta, tenía que regresar temprano, me llevo en su auto, en un Mazda conocí su pene, lo desleche por primera vez. Al día siguiente terminamos en un motel, aún me pregunto cómo logre meterme semejante torpedo.

Me musito te quiero coger en cuatro, me puse en posición de perrito, su pene rozo mis nalgas, rozo los labios vaginales y encontró el camino abierto, me penetro con fuerza, lo sentí en lo más profundo del ser.

Horas antes me dijo te quiero coger de nuevo, solo le respondí espera que se vayan durmiendo. El frio, estábamos fuera de Cali por el kilómetro 18,  el licor, los hijos fueron  disminuyendo el grupo.

Estratégicamente desaparecía por ratos de la sala. Estaba caliente, mojada, arrecha.

Muy de madrugada regrese a la sala, quedaban unos pocos muy ebrios, comencé a recoger las coas, las llevaba a la cocina, era la señal que la fiesta había terminado, tomaron el último trago y se fueron a las habitaciones, apague las luces, fue a la cocina. Él apareció venía empiyamado, lo bese, nos besamos, me la restregó, estaba de espaldas a la pared y sentía todo su paquete, sus manos acariciaban mis glúteos, sentía su aliento del alcohol y de macho arrecho. Me chupo las tetas, me acaricio la chocha, estaba mojada… toque su pene, metí la mano entre la piyama disfrute de su erección de su gran cabeza bañada en sus jugos seminales .. entramos al cuarto de la empleada… me senté en la cama y se lo mamé….

Después me acostó, me quito el vestido, cayo de rodillas y comenzó a chupármelo. Sentí el mismo placer y la misma ansiedad de la primera vez que lo había hecho en ese motel en el norte de la ciudad.

Con sus caricias estaba preparando mi chocha para asaltarla con su miembro cabezón. cerré los ojos, disfrute y comencé a pedirle que me diera verga, que me metiera el chimbo

Estando en cuatro me tomo del pelo, no podía  nalguearme,  me lo jalo con fuerza mientras me deslizaba su ariete

Tomo mis nalgas con sus manos me las abrió y me siguió dando, bombeándome sin inclemencias.

Comenzó a musitarme cosas deliciosas, que estaba rica, y buena, le pregunte que si mejor que su esposa y me dijo que si… la respuesta me calentó, le pedí más chimbo… me lo clavo con vigor.

Le pregunté si mi  chocha era mejor que la de esa perra… me dijo que si…

Le pregunté cuál de las os la tenía más estrecha, me dijo que yo…

Sentía que me corría… le pregunté para quien era su leche esa noche.. me dijo que, para una zorra como yo, que hacía días no cogía con su esposa y estaba cargado… le indague que donde me daría su leche y me dijo que adentro… muy adentro, se la empecé a pedir…

le pedía chimbo y leche, verga y leche… mucha leche… el aceleró… por instinto apreté mi vagina… él seguía bromeándome con más ritmo… le pedí volví a pedir polla y leche… la leche de un garañón, le dije que esa leche era para mi y no para la perra que dormía en el segundo piso, una puta frígida..

Mis palabras lo arrecharon, aceleró sus bombeos, su chimbo se hinchó, cabeceo y me empezó a llenar de leche…de mucha leche… con sus chorros de semen llegó mi corrida…

Me la saco  me dijo que era una perra muy rica, salió del cuarto, me quede a dormir allí al otro día nos saludamos como si nada hubiese pasado… y pensé que el fin de año me lo iba a comer nuevamente… sabía que en una semana estaría cargado y deseando…