Mirando a mi mujer mientras es follada en una orgía entre matrimonios

MIRANDO A MI MUJER

Una noche después de trabajar, fuimos a cenar con unos amigos. Sería otra noche de Viernes que terminaríamos a las 3 o 4 de la mañana cerrando el restaurante, jugando a las cartas y bailando. El alcohol siempre era el detonante para pasarlo bien. Sin borracheras excesivas pero nos desinhibía.

Mi mujer y yo nunca habíamos perdido el control. Ni habíamos participados en intercambios, tríos ni nada por el estilo. Pero esa noche sería diferente. Cuando estábamos de lo mas alegres, un beso furtivo le dio un amigo a mi mujer en la boca. Todos reimos y ella no paraba de decir: “Me a besado” “Me a besado”

Entre risas nos pusimos a bailar y notaba como mi amiga Marta me pegaba bien esos pechos firmes que tenía. La salsa hacia también efecto y bailábamos queriendo ser los amos de la pista. Mi mujer estaba con otro amigo bailando y me miro con esa cara de deseo que solo me ponía a mí, mientras veía como restregaba su coño por el pantalón abultado de nuestro amigo. Cuando nos fuimos a sentar, mi mujer y nuestro amigo desaparecieron. Su mujer Nuria se sentó a mi lado y entre risas me acaricio el paquete suavemente y me dijo: “Si ellos pueden, nosotros también”

Me estaba poniendo la polla tiesa y la dije que fuéramos a nuestra oficina y echáramos uno rapidito. La verdad, era la primera vez que proponía a alguien ir a follar que no fuera mi mujer. Ella accedió y cuando abrí, la puerta cual fue nuestra sorpresa al encontrar a mi mujer y su marido follando encima de la mesa del despacho mio. Ella estaba tumbada boca arriba con las piernas sujetas por Jorge.

Nos quedamos mirándonos los cuatro, pero ellos no paraban sus movimientos de cadera. Que bonita estaba Carla, mi mujer, follando. Las tetas le botaban a cada embestida. Sin darme oportunidad de decir nada, Nuria, se acercó a su marido y le beso con delicadeza mientras seguían las embestidas en el coño de mi mujer.

Ella se agacho y el saco la polla del coño para que se la chupara Nuria. Que forma de chupar. Me saqué la polla y empecé a meneármela viendo este espectáculo para mi solo. Mi mujer miraba a su amiga como le comía el rabo y le pidió que se la metiera ya. Tenía una polla de unos 20 centímetros apuntando a su coño y de un movimiento de cadera se la metió hasta los huevos. Nuria la beso a mi mujer apasionadamente y en unos minutos Jorge se corrió en su coño.

Seguía yo mirándoles de pie masturbándome y mi mujer me dijo que me acercara. Le puse el capullo en su boca mientras Nuria era la que me acariciaba y me besaba. Que labios carnosos, que placer entre las dos me estaban dando. Esta vez fue Jorge la que clavo de pie a su mujer esa polla que estaba otra vez tiesa. De sentir ese culo y cintura de mi amiga en mi mano mientras se la follaba su marido y la gran mamada que me daba Carla mi mujer, que se la metía hasta la empuñadura, no pude contenerme y me corrí dentro de su boca.

Me separé de ellos para sentarme en el sillón de director, y seguí viéndoles follar. El culo de Nuria recibía unas embestidas brutales. Y mi mujer se abrió de piernas para que Nuria la comiera el coño depilado. Que espectáculo tenia ante mi. El ritmo se intensificó y mientras Jorge se corria por segunda vez en el coño de su mujer, Carla mi esposa también se corría con la comida de coño de su amiga. Y cuando parecía que todo había terminado, Nuria soltó un grito retorciendo ese cuerpo y hechandose mano a su coño para seguir dándose placer mientras se corría.

Nos vestimos, entre risas y nos fuimos otra vez al restaurante, a cerrarlo como todos los Viernes. No volvimos a repetir esta orgia entre matrimonios. Pero la sensación es que algún día se repetirá. Siempre que nos vemos hay una complicidad en nuestras miradas.