Mi tío me usa para un trueque

El taxi nos dejó en la puerta del restaurante, una anfitriona nos guio hasta la mesa en la que nos esperaba el “compadre” de mi tío que había resultado ser el supervisor de una obra que la minera en la que mi tío trabajaba venía ejecutando.

Se saludaron con cordialidad, pero no con la cercanía que hubiera yo esperado a alguien a quien llamas compadre.

– Hola compadrito, aquí pues llegando directo de Lima –

– Como este hermanito, como esta todo por allá –

– El verano en Lima es peor que el invierno, nada como este clima maravilloso –

– Jajajaj, si pues el clima es otra cosa, aunque llueve por estos días –

– Si, las nubes ya se aglomeraban cuando entramos. Este es mi sobrino Javier –

El “compadre” de mi tío me miro con ojos libidinosos, como si me quisiera comer ahí mismo.

– El famoso sobrino – me extendió la mano y respondí el saludo

– Hola –

– ¿Como te llamas hijo? –

– Javier –

– Así pues, Javier no, yo soy Raúl. Aprietas fuerte ¿eh? – presionó mi mano y me dio una palmada en el hombro.

– Si todavía aprieta, tu tranquilo con eso – mi tío intervino con sarcasmo y ambos rieron. Me sentí como si me estuviera perdiendo algo de lo que pasaba ahí.

Mi tío pidió cerveza para ellos y una gaseosa para mí, pidieron algunos piqueos y cada uno un plato de fondo. Se tomaron las cervezas, y pidieron 2, 3, 4 rondas más hablaron de cosas sin importancia en las que me incluían de vez en cuando con preguntas sobre el colegio, lo que quería hacer luego, lo típico que preguntan los adultos. Cuando la comida se termino mi tío se puso algo más serio y empezó a hablar de un tema relacionado con la obra que la minera construía, al parecer necesitaban algo de flexibilidad para poder extender presupuestos y ampliar los beneficios. Al final de su exposición el supervisor asintió.

– Bueno Roger, las cosas son claras, hay cosas que puedo hacer y hay otras que no, eso tu ya lo sabes –

– Compadre, solo te pido que me des una mano con lo que se que esta a tu alcance –

– Lo que esta a mi alcance es ayudarte con esa extensión y aprobarte esos adicionales que necesita –

– Ya, eso ya lo habíamos acordado, quedamos en que veríamos el tema de la ampliación del alcance pues, es justamente lo que me trae aquí –

– Esa ampliación es complicada… pero uf… – me quedo viendo por unos minutos antes de terminar la frase

– Ya a la mierda te voy a aprobar la ampliación apuro el vaso de cerveza que tenía al frente y luego mirándome agrego – espero que valga la pena –

– Lo va a valer ya verás. Salud –

– Salud – Raúl brindo con mi tío sin quitarme a mi la mirada.

Se tomaron un par de cervezas más y mi tío pidió la cuenta. Pagó y todos nos pusimos de pie para irnos. Raúl me puso las manos sobre los hombros.

– ¿Me lo llevo ahora entonces no? –

– Si, claro me lo llevas al hotel por más tarde o en la noche, antes de las 8 eso sí –

– ¿Que? – pregunté sin entender bien lo que estaba ocurriendo

– Te vas con Raúl ahora sobrino, yo tengo unas cosas que hacer y hemos acordado para que estes con él –

– ¿Qué no? –

– Acuerda bien con tu sobrino hermanito, te espero afuera pues, me avisas si corre para hoy o lo dejamos para otro día –

– Ok, ok, ahí te alcanzamos – le dijo a Raúl y de inmediato volvió conmigo – vamos, acompáñame al baño Javier –

Me dio un leve empujón y caminamos hasta el baño, una vez adentro cerró la puerta con el cerrojo.

– ¿Qué chucha crees que estás haciendo? –

– ¿Que estas haciendo tu tío?, ¿cómo me vas a mandar con ese tipo? –

Me metió una cachetada que me voltio la cara, me empujó contra la parde del baño y volvió a pagarme.

– Aquí vas a hacer lo que yo te diga, se la mamas a quien yo te diga y te acuestas con quien yo te diga ¿estamos? –

– Ese no fue el acuerdo – le dije envalentonado

– El acuerdo es que serías mi puta y yo hago con mi puta lo que me da la gana ¿está claro? –

Los ojos se me llenaron de lagrimas al darme cuenta de lo que me esperaba, mi tío no solo me había traído para tener sexo conmigo, me había traído para compartirme con sus amigos y usarme como moneda de cambio.

– Lávate la cara, te espero afuera. Mas te vale que te portes bien –

Salió del baño y me dejo solo, pensé en escaparme, pero claro no había como, pensé en llamar a mi casa, pero me dio vergüenza. Me lave la cara respire y Sali del baño. Mi tío conversaba con su “compadre” fuera del restaurante, en cuanto me vieron cambiaron el tema.

– ¿Listo sobrino?, ¿todo bien? – me preguntó como si no hubiera pasado nada

– Si tío, todo bien –

– Bueno entonces nos vamos, Roger, yo tengo mi auto en la cochera, te jalo.

– Nada que me vas a jalar si te queda para el otro lado, yo me tomo un taxi, anda nomas, aprovecha, diviértete – se despidió de Raúl dándole la mano – chau sobrino, Raúl te lleva al hotel más tarde, ahí te espero, pórtate bien – se detuvo y volvió conmigo – Dame tu celular

– Ehhh ¿para qué? –

– Tranquilo sobrino, si no la vas a necesitar. Dámelo – Saqué el celular de mi bolsillo y lo puse en su mano. – Bueno ahora si nos vemos más tarde, acuérdate de lo que te dijo tu papá, se acomedido –

Raúl y Roger intercambiaron sonrisas cómplices, se despidieron chocando los puños.

– Bueno, nos vamos entonces – me dijo Raúl

– Emmm si – respondí levantando los hombros resignados.

Caminamos en silencio hasta el auto de Raúl que estaba estacionado en una cochera al lado del restaurante.

– Es ese, el rojito – me dijo en cuanto llegamos, acciono el control y abrió las puertas – súbete, esta abierto, voy a pagar esto y vuelvo, no me demoro.

Me senté en el asiento del copiloto y al rato Raúl sentó a mi lado.

– Listo, nos vamos pues – me agarro la pierna y me la acarició – Eres un chiquillo bien guapo oye –

Arranco el auto, estaba algo tomado y trataba de hacerme conversación, yo solo respondía con monosílabos. Llegamos a un edificio de viviendas, parqueo el auto en la cochera en un primer piso.

– Listo, llegamos, nos bajamos y me sigues, cualquier cosa eres mi sobrino ¿ok? –

– Si, está bien – respondí como un autómata

– Buenos días ingeniero – lo saludo el portero que salió a su encuentro

– Hola Esteban, mi sobrino – me presentó

– A, si, su sobrino no – respondió el portero como quine no se la cree, algo en su cara me dijo que el sabía porque estaba yo ahí.

– Hola – saludé y seguí a Raúl que se interno por un pasillo hasta encontrar la puerta 104.

– Es un viejo chismoso, no le hagas caso –

Me encogí de hombros como respuesta. Raúl abrió la puerta, el departamento era un espacio muy chico, con una cocina pequeña abierta un pequeño living en el que había un sofá y un mueble con un televisor, un baño y un dormitorio con una cama de dos plazas. Había ropa en el piso y sobre casi todos los muebles, la cama estaba destendida; en la cocina, platos y vasos que parecían ser del desayuno aún sin lavar ocupaban el lavadero. El típico espacio de un hombre que vive solo pensé. Ni bien cerró la puerta, Raúl se me tiro encima, me cogió de la cintura y me beso en la boca

– Que lindo que eres Javier, te la vas a pasar rico conmigo aquí –

Pude sentir su miembro duro como un fierro chocando con mi cuerpo.

Se desabrocho el pantalón como un desesperado y saco su miembro por encima del calzoncillo. Sin dejar de besarme tomo mi mano y la apoyo en su miembro, pude sentir un tronco duro grande y grueso.

– ¿Te gusta?, ¿te gusta mi pinga? Es mas grande que la de Roger de todas maneras ¿no? – paso su lengua por mi cuello, no paraba de besarme – agáchate, anda chúpamela, dice tu tío que mamas mejor que puta –

Resignado me agache y me lleve su miembro a la boca, sabía a orines y a sudor

– Chúpamela bien que esto tiene que valer la pena, no sabes lo que me va a costar –

Le chupe la verga como me había enseñado mi tío Roger, engullí su glande, lo encapsule y humedecí con mi saliva, le lamí el tronco y las bolas y me deje follar la boca ocultando los dientes

– Puta madre, que rico mamas mierda – me saco la verga de la boca – quítate la ropa, calatito te quiero tener cabrito –

Me quite la ropa y el hizo lo mismo. Tenía cuerpo de señor, redondo, panzón piernas y brazos gruesos piel trigueña, una pinga que se veía grande y algo gruesa con una mata de pelo negro encima. Se tumbo sobre la cama.

– Ven acá, sigue mamando –

Me heche sobre el y me encargue de mamarle la verga, siguiendo sus instrucciones. Cuando se cansó me ordenó que me ponga en perrito.

– Anda, vamos ponte de perrito, quiero comerme ese culito – me voltié y le puse el culo

– Despacio por favor –

– Despacito te la voy a meter papito, tranquilo tú que te voy a hacer gozar como te gusta –

Me tomo de la cintura, escupió en mi raja

– Vamos a dilatar ese culito, ¡¡uyyy!! Que apretadito estás bebe, estas cerradito como dijo tu tío, vamos a abrirte ya, vamos a abrirte el culito con cuidadito bebe –

– ¡¡aaahhh!! – jadié al sentir sus dedos penetrando mi orificio –

– ¡shhhhhhh! Tranquilo, tranquilo, despacito te la voy a meter, ya estas aflojando, vas a aguantar ya calladito nomas vas a aguantar –

Sacó sus dedos y escupió sobre su verga antes de apuntar con ella en mi orificio.

– Ya estas listo, ahora te la voy a meter ya, vas a aguantar ya – presionó logrando meterme el glande – te entró la cabecita mierda, ya estas

– Me duele, sácamela por favor, me duele mucho, ¡¡ufff!!, ¡uffff! –

– Nada nada, cálmate ya, cálmate, cuando estes listo me avisas y te la voy metiendo ya –

Me dejó la cabeza de su verga adentro mientras me acariciaba los muslos, el abdomen, la espalda. Yo respiraba con tratando de acostumbrarme a su miembro.

– ¿Ya estás?, dime, ¿ya estas listo? – respiré, jadié de nuevo y asentí con la cabeza-

– Listo, ahora te la voy a meter toda hasta las bolas ya, aguanta ya, aguantas –

Sin decir más me clavo el resto de su verga haciéndome chillar –

– ¡¡¡AAAAHHHH!!! –

– ¡¡¡SHHHHHH!!! cállate caray – me tapo la boca para evitar que siguiera chillando – ahora vas a aguantar como la perrita que eres esta bien –

Me la saco toda y me la metió despacio, repitió la operación varias veces acelerando el movimiento, a pesar mío me entregue al placer, sus manos recorrían mis muslos, se agachaba para besarme el cuello, mordisqueaba mis orejas, en pocos minutos me tenía completamente entregado a él. Saque el culo para que me entre más. Mi tío nunca me había cogido así, su verga me penetraba con dureza pero su cuerpo, sus manos, su boca, todo él me trataban con delicadeza, hasta con cariño.

– ¿Te gusta chiquito, te gusta cómo te cojo? –

– ¡¡¡SIIIIII!!!, ¡¡¡SIIIIII!!! ¡aaaaahhhh! – me cogí la verga buscando masturbarme, pero Raúl no me dejó, me tomo de las muñecas y empezó a embestirme con más fuerza

– De eso nada, te vas a correr cuando yo te diga que te corras –

De la nada paro, me soltó los brazos y me la saco

– Voltéate, pon tus piernas sobre mis hombros –

Me volteé sin hacerme de rogar y el me halo de los tobillos hasta colocar mis piernas sobre sus hombros, emboco su pinga de nuevo en mi orificio y de un solo golpe me la metió hasta adentro.

– ¡¡¡Aaaaaaaaaa!!! Que rico mierda, que rico culito tienes concha su madre, en una te entro todita. ¿Te gusta?, ¿te gusta tenerme adentro? dime chiquito, dime, ¿te gusta? –

– ¡AAAHH!!, me gusta, sigue, sigue –

Las embestidas de Raúl se aceleraron, su miembro se engroso y sentí como me llenaba el culo de leche.

– ¡UUUuuufffff!, que rico mierda, que rico –

Raúl se tumbo a un lado de la cama, respiraba aceleradamente.

– ¿Te gusto? – me pregunto mientras busco mi pecho para acariciarlo

– Si, si me gusto –

– Y tu que no querías venir –

– Que me haya gustado no significa que este bien ¿no? – Raúl no me respondió, retiro su mano de mi pecho – ¿Tienes papel’, ¿Puedo usar el baño? –

– Ehhh, sí, claro –

Entre al baño a limpiarme, me lavé la cara y salí al rato, Raúl había prendido el televisor, seguía desnudo sobre la cama.

– ¿Ya me puedo vestir? –

– No, vamos a coger de nuevo, échate aquí en la cama o siéntate por algún lado hasta que me recupere. –

Me senté a un lado de la cama, luego me arrecoste y cabeceé por unos 30 minutos, desperté con la verga de Raúl en mi cara

– Listo para él según round chiquito, vamos a probar de costadito ahora si –

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Raúl me cogió otras dos veces antes de llevarme de vuelta al hotel, no se si no le gusto lo que dije o simplemente se cansó, las siguientes dos veces fue mucho más distante más mecánico, más parecido al sexo duro e insensible que mi tío solía tener conmigo. Al final del tercer round me dijo que me pajeara si quería pero yo ya no tenía ganas.

Camino al hotel Raúl me dio un billete de 100 soles enrollado en forma de tubo, – esto es para ti – me dijo. Cuando vi lo que era me sentí como una puta quise devolverselo pero no me lo permitió – es para tí, si no lo quieres tiralo por la ventana – me dijo. Lo guarde sin dejar de pensar que me estaba convirtiendo en una puta

En el hotel mi tío me esperaba listo para gojerme, cosa que hizo antes de dejarme ir a dormir.

Continuara…