Mi lado oscuro inicio en mi cabeza

Recuerdo con una exactitud un tanto borrosa mis inicios en el mundo sexual. Vostros lo recordais? No digo mi primer orgasmo, que tambien puedo llegar a recordarlo, si no ese primer contacto en el mundo del sexo. Ya sea sano o insano.

Yo en mi adolescencia era una chica que no tenia un grupo estable, si no que iba según mis intereses. Nunca chutaba la pelota, pero si que me gustaba el corrillo donde había mas pelotas, pq eran mas atrevidos, pq hababan de cosas que me llamaban mas la atención, pq estaba el chico que me gustaba, pq allí era un poquito mas el centro de todas las miradas.

Un dia uno de ellos trajo un preservativo, yo era el primero que veía y quise tocarlo, con un poco de escrúpulo, la verdad. No sabía la cantidad que acabaria tocando y lo que echaría de menos no tocarlos.

Despues de ese dia, fueron llegando nuevos objetos al lugar, a qual de ellos mas raro. Entonces pregunté como los conseguían. La repuesta fue convincente, en la habitación de tus padres. Yo no creía que mis padres tuvieran juguetes sexuales ni cosas por el estilo. Pero poco tardé en entrar su habitación y rebuscar en los armarios y cajones. En mi primer intento nada descubrí ya que mi mirada fue en los cajones mas accesibles de la mesita de noche, pero mi mente empezaba a carburar como mente perturbadora pero no estaba tan lúcida como ahora. Así que no tardé en hacerme la pregunta. ¿Dónde lo esconderias tu? Nada mas responderme me levanté como cuando tu olfato huele por primera vez a quemado y tienes la comida en el fuego y fui hacía allí. Abrí la puerta de las camisetas de mi padre, toqué por la parte trasera y, BINGO! Una caja de zapatos que saqué con mucho cuidado de no derrumbar la montaña de camisetas. Me apoyé en la cama y BINGO, de nuevo. Mi mente no daba a basto, entre asimilar que eso era de mis padres, que lo utilizaban para lo que lo utilizaban. Mi mente era un mar de dudas, pero mi curiosidad era mas grande y cogí de uno en uno cada cosa. Era temprano y todavía tenía tiempo hasta que llegarán mis padres.

Primero unas cuerdas, parecían ser blancas pero estaban algo usadas. Luego un dado con diversas posturas sexuales. Había dos pintalabios. Un antifaz y entre otras un huevo de color rosa con un mando tambien de color rosa. Las pilas eran de botón lo sabía pq estaban sueltas por la caja. Así que con el pulso un poco tembloroso coloqué las pilas en su lugar y apreté un botón del mando. El huevo empezó a vibrar y una sonrisa se dibujo en mi cara.

Me levanté de la cama, el dedo gordo de mi mano izquierda se introdujo por la goma de mis pantalones cogiendo tambien mi ropa interior mi mano derecha sostenía el huevo. Así que desde la prespectiva de mis pelitos y la parte interior de mis braguitas dejé caer el huevo en el interior. Seguidamente solté la goma del pantalón y…empecé a sentir. Que maravilla, era mucho mejor que mis dedos pero no tanto como la ducha. Sin desmerecer a los dedos, ya que amo cuando quedan los dedos impregnados de la miel de mi coño. Mientras aquello vibraba dentro de mi coño mis ojos estaban clavados en todos aquellos objetos, sin saber por qué, cogí las cuerdas y las olisque. Tenían un olor peculiar, apoyé una mano en la cama cuando el huevo cambio de vibración.

Si, confieso que sin moverme de allí e imaginándome observada por el corrillo de chicos que formabamos en el patio del colegio me corrí. Pero no podía dejar eso allí. Recogí el resto de objetos. Saqué de entre mis bragas el huevito y lo llevé como oro en paño hasta la mochila del cole, deseando que fuese la mañana siguiente.

Estuve nerviosa, incluso mis padres me comentaron si me encontraba bien. No podía sacarme de la cabeza esa chiquillada que iba a cometer. Con un poco de teatro pasó la tarde y mientras estaba acostada sin poder parar de hacerme preguntas por mi cabeza. Que pensarían los chicos? era necesario hacerlo? Pero mi cabeza mientras se hacía esas preguntas y no me dejaba dormir, se iluminó y me guío a coger de nuevo el huevo vibrador y ponerlo de nuevo bajo mis braguitas ofreciéndome un orgasmo más placentero que el anterior y dejándome dormida con la entrepierna empapada.

A la mañana siguiente, orgullosa de mi de llevar ese trofeo. En la misma puerta, con el mando en el bolsillo en el corrillo de los chicos. Hice poner la mano por encima del bolsillo pequeño de la mochila al chico con la voz cantante del grupo y hice vibrar el huevo.

-Si? Llevas un bicharraco?

-Bicharraco? Jajajaja

-Que te parece que tus padres también tengan esas cosas?

-Callate, gilipollas! Dije mientras le pegaba entre risas.

Todos se rieron. Pero todos querían saber que era. Aúnque no pudimos ver más ya qué abrieron las puertas y entramos.

Estábamos en la hora del corrillo y yo llegué mas tarde de lo normal, por que quería asegurarme de que nadie me viera con el «bicharraco». Llegué y todos estaban expectantes de ver el juguetito de mis padres.

Al llegar me rodearon y saqué del bolsillo el huevo.

-¿Esta mierda?

Era un susurro generalizado entre los 6-7 chicos que había. No se que se esperaban pero a mi ese cacharro me había sacado los dos mejores orgasmos de mi vida hasta el momento y sin ni siquiera tocarme.

-Pues si que le va la marcha a tu madre, que necesita un huevo extra a los de tu padre.

No me achanté, ya que me encantaba ese juguete.

-Quieres saber lo que es bueno? Dije levantando el juguete a la altura de nuestras cabezas. Y sin esperar contestación lamí el juguetito.

–Uuuuuhhhhhhhh– Canturreando el corrillo.

-Ya te gustaría a ti hacer lo que hace esto. Dije engrandándome.

-Lo has probado?

-A ti, te lo voy a decir, niñato.

Di media vuelta y me fui con una mezcla de sentimientos. Pero desde ese momento perdí el interés en los chicos, empezaron a llamarme la atención los hombres. Sin ni siquiera haber probado a uno de mi edad.

Os gusta esta historia? Es 100% real. 🙂

Preferis esto o algo más subido de tono y con mas imaginacion? Os leo.

Besos!