Me llamo Sonia y había quedado con unas amigas para salir a divertirme un rato y sucedio una Violación en el parque

Me llamo Sonia y había quedado con unas amigas para salir a divertirme un rato. Me estaba duchando y pensando que ropa ponerme para esa noche, y de repente me llamó una de mías amigas para decirme donde quedábamos y que no era otro sitio que un pub de moda en mi ciudad.

Al final me puse un vestido negro ajustado que marcaba un culito perfecto y me hacía unas piernas esbeltas y alargadas ya que yo medía 1,77 cm, aparte tenía una gran melena y ojos verdes, vamos un bombón según decían mis amigos más allegados.Cogí un taxi para llegar pronto y no complicarme la vida.
Ya en el pub nos saludamos todas las amigas y entramos al interior. El local estaba a tope de gente guapa y todos hablaban, bebían, bailaban…
Después de varias copas, bailoteos y confidencias con mis amigas de repente empiezo a agobiarme y a mirar alrededor del local tanto la decoración como a la gente que había a mi alrededor.
De entre todas las personas que habían por allí había una persona muy especial, y era un chico alto, fuerte, muy moreno y con una mirada muy penetrante, no paramos de mirarnos varias veces y de sonreírnos.
Al final me agobié tanto que decidí irme a mi casa ya que era tarde y no quería que mis padres se enfadaran conmigo.
Tenía dos opciones coger un taxi pero no tenía casi dinero ya o irme andando a través del parque que había cerca del pub y que me ayudaría a despejarme del alcohol tomado y de paso atajaba bastante.
No me hacía mucha gracia irme a casa a través del parque pero me armé de valor y comencé a andar por ese poblado bosque lleno de árboles, arbustos, mendigos, parejas enrollándose y algún animal que otro…
La verdad es que iba algo angustiada porque oía pasos y no veía quién iba detrás de mi, hasta que llegué a una zona muy boscosa y alguien de repente me agarró por detrás con fuerza y me tapó la boca para que no gritara, noté sus brazos fuertes y grandes, me dijo al oído:

¡Ahora por fín vas a ser mía!
¡No me hagas daño por favor!

Me di cuenta al girarme que era el chico del bar y por miedo a que me hiciera daño me dejé llevar.
Él me besaba el cuello y acariciaba mis caderas, culo, pechos.
En un momento de su sobeteo consiguió apollarme contra un árbol y bajarme mis braguitas negras, introduciendo sus expertos dedos y acariciando mi vulva totalmente mojada.
Parecía increíble pero me estaba gustando, estaba disfrutando.
El chico aquel tan misterioso estaba tan excitado que notaba en mi culo un enorme bulto a punto de estallar. Sigilosamente se bajó sus pantalones y calzones, introduciendo su enorme.
Mi clítoris palpitaba de placer y mis pezones yacían erguidos por la excitación.

Cuando una está caliente…

No tardé mucho en correrme porque realmente estaba cachonda perdida y eso que me estaban forzando…

¡Por favor no me hagas daño, haré lo que me digas!
¡Muy bien no te haré daño si haces lo que te diga!
¡Vale tranquilo lo haré!
¡Quiero que me la chupes!

Así lo hice me puse de rodillas a la luz de la luna y tapados por unos arbustos comencé a lamer aquel pollón que ya soltaba un liquidillo precorrida…
Chupé con ganas todos los lados de aquella enorme pieza, mi lengua viperina llegaba hasta el capullo y volvía a chuparlos con descaro.
Cuando ya estaba a punto de correrse, me levantó y chupó mis tetas
sabrosonas y a punto de caramelo, besó profundamente mi boca con su lengua salvaje y bajó hasta mi coñito rasurado donde no paró de lamerlo hasta que de lo caliente que estaba no tuve más remedio que pedirle que me follará.
Sin pensarlo dos veces me tumbó en la hierba de aquel bosque y después de abrirme de piernas al máximo me metió su juguete hasta adentro de mis entrañas.

Polvos rápidos…

Mientras me follaba brutalmente me tapaba mi boca con una mano para que nadie nos ollera, yo me volvía loca de placer…
Después de varios minutos tuvo la delicadeza de correrse fuera de mi cuerpo para evitar problemas.
Nada más correrse se limpió, se vistió y me amenazó con hacerme daño si lo denunciaba.
La verdad que pensé en ir enseguida a la policía pero si he de ser sincera, al final de todo disfruté como una perra, por lo que me vestí y me fuí hacía mi casa como si nada hubiera pasado.

¡Sarna con gusto no pica!