Me follo a mi hermana melliza ¡El mejor sexo de mi vida!

Relato ficticio.

Cuando tenía 18 años, fui víctima de un robo, a manos de mi hermano mellizo, Dylan.

Otra vez, mis bragas desaparecieron.

Al principio pensé que era un accidente, pero se hacía más constante, mi madre me decía que seguro estaba confundida, pero sabía que había algo raro.

¿Quién podría estar tomando mis bragas?, ¿mi padre?, ¿mi hermano?, ¿mi madre?

Me estaba hartando, tenía que averiguar qué pasaba.

Desperté el sábado con los habituales pasos de mis padres yendo corriendo a sus trabajos, me levanté justo cuando la puerta se cerró de golpe.

Fui a la cocina por algo de comer, la habitación de mi hermano tenía la puerta abierta, de seguro fue a correr.

Mi hermano mellizo Dylan, es un atleta, mis amigas me comentan constantemente las ganas incontrolables que tienen de follar con él, lo que me da ganas de vomitar.

Comí algo rápido y me metí en la ducha, el agua tibia se sentía genial, pasando mis manos por mi cuerpo suspiré, me molestaba ser diferente a las demás chicas, mis pechos eran pequeños y mi culo también, el único chico con el que estuve (hace 1 año) me dejo a las pocas semanas, por otra chica con más tetas de cerebro.

Me empecé a calentar cada vez que mi mano tocaba mi vagina, había comenzado a masturbarme despacio, disfrutando el momento, apagué el agua, mis gemidos eran más fuertes, estaba a punto del orgasmo, cuando la puerta abriéndose de golpe me sorprendió.

– ¿Qué haces? – dijo Dylan justo cuando me caí al piso por el susto.

-Me estaba bañando genio- estaba tan asustada que olvide la falta de ropa y me levante suspirando.

– ¿En serio? – se cruzó de brazos- pensé que estabas jugando un poquito- se acercó amenazante y me acorralo en la ducha.

-Dylan, aléjate- mi voz tembló con nervios, mi cara estaba completamente roja y baje la vista, solo para darme cuenta que mi hermano tenía una evidente erección, me estaba mojando cada vez más.

Él se acercó para besarme y no podía moverme, pero en vez de eso, tomo mis rodillas abriendo por completo mis piernas y pasando su lengua por mi coño.

-No, espera- ¿qué le pasa?, Dylan sonreía porque sabía que estaba muy caliente, no quería darle el placer de escucharme gemir, así que cerré la boca con fuerza, en vano.

Me estaba matando de placer, sentía su lengua penetrar mi coño y jugar con mi clítoris sin piedad, no podía aguantar, si seguía así, iba a correrme, mis caderas se movían y sabía que no iba a aguantar, así que se alejó.

– ¿Qué?- mi voz agitada y entrecortada hizo eco en el baño, la erección de mi hermano era aún más grande ahora.

-Ven Darla- salió del baño dándome una última mirada, sabiendo que, si lo seguía, rompería cualquier barrera que nos hacía hermanos, y no me importo, lo seguí.

Me tomo por la cintura y me alzo, enrede mis piernas en su cintura y nos besamos con locura, un hilo de saliva corrió por su mentón.

De camino a su habitación, mordí y besé su cuello, escuchándolo gemir muy suave, el hizo lo mismo, no podía esperar más a que me follara.

Me lanzo a la cama con fuerza y sin cuidado, el agua de mi cuerpo mojo sus sabanas, se puso encima dejándome inmóvil y a su merced, podía hacer lo que quisiera conmigo.

Sentía su almohada contra mi cara y el sonido de su pantalón chocando en la pared.

-Ahora hermanita, vas a conocer, lo que es follar- me dijo al oído sujetando mis manos en la espalda y metiendo su polla de golpe provocándome dolor por la fuerza, un gemido se escapó al igual que pequeñas lágrimas, realmente me dolió.

Podía escuchar a Dylan gemir fuerte, sin control, olvidando que soy su hermana y que esto está mal.

-Quien diría lo estrecha que eres Darla- comenzó a moverse aún más fuerte, y el dolor combinado con el placer me tenían en un limbo que parecía irreal- ¿qué se siente ser follada por tu hermano y que lo disfrutes?- él se acercó a mi odio y me susurro mientras pasaba la lengua por mi lóbulo- no sabes cuándo anhelaba follar este apretado coño que tienes, apuesto que tú lo deseabas también, ¿verdad zorra?- no podía creer que me hablara así, y menos aún creía que me gustara tanto, me moje aún más y di un gemido agudo cuando me corrí, ya no aguante más.

El dejo de moverse, pensé que me dejaría descansar, pero solo me hizo levantar el culo y me penetro con más fuerza que antes, estaba tan mojada que no hubo dolor, en cambio me vine cuando no terminaba mi orgasmo anterior.

-Teniéndote como una perra, puedo entrar aún más adentro- y tomando mis caderas, cumplió su promesa, entro más fuerte y más rápido, ya no sabía cuál era el límite, mis piernas casi estaban dormidas y mi garganta no hacía más que gritar gemidos.

-Por favor Dylan, termina, no voy a aguantar más, ya no puedo- dije con lágrimas en los ojos, pero una enorme sonrisa que lo excito más, su polla entraba cada vez más fuerte y lo escuchaba gemir alto, y en mi último orgasmo, lo sentí salir y tomar con fuerza mi cabello para lanzar todo su caliente semen en mi cara.

Mis mejillas y mi boca estaban repletos de su liquido salado, el que cayó en mis ojos ardía, pero no podía importarme menos, caí en su cama sin fuerzas para nada, respiraba muy agitada y sentía mis jugos caer por mis piernas, cerré los ojos del cansancio, viendo una de mis bragas negras desaparecidas en el piso de la habitación de Dylan, era él.

Cerré los ojos agotada y me dormí, sintiendo el semen de mi hermano caer por mi barbilla.

Me despertó mi madre preguntando si me sentía mejor.

– ¿Qué?- pregunte al no entender nada.

-Dylan te encontró en la ducha, te desmayaste por el agua caliente-.

Espera, ¿me desmaye?, entonces, ¿no folle con Dylan?, tenía el pijama puesto y la cara limpia, estaba en mi habitación.

-Estoy bien mamá, iré a darle las gracias a mi hermano- ella asintió y me quede frente a su puerta sin saber que hacer, y si fue un sueño, quizás en el fondo quería que mi hermano me cogiera con fuerza, y mi mente solo lo imagino.

Toque la puerta y entre cuando Dylan me respondió.

– ¿Como estas? – parecía preocupado, y se veía completamente normal, Dios, fue solo un sueño, no podía mirarlo a los ojos por la vergüenza, se sentó en su cama, tranquilo.

-Bien, yo solo, quería decirte gracias por ayudarme- él sonrió.

-No te preocupes, eres mi hermana, siempre te cuidare- Dylan miro su teléfono y yo salí de su habitación, pero mientras cerraba la puerta, lo vi.

Sonreí caminando a la cocina, mi hermano podía ser un buen actor y podía fingir que no me follo en su cama, pero las bragas negras que me había robado, en el piso de su habitación, era la prueba de que no soñé nada.

Dylan llego a la cocina y me miro mientras mamá hablaba por teléfono, tomo una fruta y paso la mano por su pantalón, tenía una erección notable.

-Chicos, necesito que hagan la cena, su padre necesita unos papeles, ¿están bien solos? – yo asentí, fingiendo ser una buena chica.

-Claro mamá, ve tranquila, nos haremos cargo, ¿verdad Dylan? – le guiñé un ojo- puedes ayudarme- dije abriendo las piernas, dejando a la vista una pequeña mancha de humedad, mi coño sabía lo que pasaría.

-Si- se apoyó en el marco de la puerta, al mismo tiempo que mamá salía de casa- déjame ayudarte-.

Muchas gracias por el apoyo chicos, son los mejores <3