Me Cogieron En El Boliche Swinger Delante De Mi Marido

Ya había tenido un exquisito orgasmo, con el dedeo, cuando mi marido me insistía ante mi anuencia que me habían chupado las tetas y me habían dedeado. Ya un tanto fastidiosa, le espeté ¿No vinimos a eso. Si no querés seguir, ya nos vamos y listo?.

Con una sonrisa en la boca, me dijo que solamente sus dichos, eran para calentar un poco más el ambiente de los dos. Que había visto todo y que le encantó sentirse un cornudo permisivo. Que esa noche estaba todo permitido y que no habría ningún tipo de reproches.

Me puse a beber la bebida que me había conseguido mi peor es nada y me relajé un instante. Estábamos viendo como se desarrollaba el baile y como parejas, tríos y cuartetos desfilaban hacia los cuartos oscuros para tener sexo, cuando se acercó Carlos, que así se llama el que fue mi pareja en el baile, saludó, se lo presente a mi esposo y pidió permiso para sentarse, nos corrimos de tal manera que quedé en el medio de ambos hombres con Carlos sentado a mi derecha, algo apretaditos, sentía los muslos de los dos machos sobre mis muslos. Un calorcito embriagador subió a mi cabeza, Carlos le comentaba a mi marido su felicitación por la hembra que tenía como pareja, que yo era muy exquisita y poco a poco sus elogios se convirtieron en un casi un relato de mis dotes sexuales. Yo caliente, como pude abrí algo mis piernas, tomé la mano de Carlos y la lleve a ellas, que fueron subiendo por mis muslos hasta acariciar mi nido de amor, penetrándome con uno y luego dos dedos. Yo comencé a gemir de lo delicioso que estaba aquello, mi mano llegó a su bragueta, la abrí y mis dedos llegaron a su pene a través de la abertura de su calzoncillo. Le empecé a masturbar sin importarme la presencia de mi marido. Nuestras bocas se encontraron y los besos de lengua se sucedieron ininterrumpidamente. En un momento, Carlos me pidió ir nuevamente a bailar, cosa que accedí y que mi marido no negó. Hasta que llegamos a la pista, me iba acariciando el culo por debajo del mini vestido.

Bailamos muy poco entre toqueteos , tanto de mi pareja como de los restantes bailarines, que aprovechaban al ver levantado mi vestido y la cola al aire. Ello me llevaba a un paroxismo increíble. Mi calentura ya no tenía límites. ¿Me había puesto algo mi marido en mi bebida?. El luego entre sonrisas me aseguró que no, no le creí,  nunca me sentí así, ni en la época que siendo soltera participaba activamente en orgías (Que no fueron pocas).

Estaba tan cachonda, que mis jugos se deslizaban libremente por mis piernas, a tal punto que le urgí a Carlos me llevara a un cuarto oscuro, donde pudiéramos tenernos libremente. Pasamos cerca de mi marido tomados de la mano, el nos vio, pero no dijo absolutamente nada. Ya en el cuarto, donde había un gran camastro y sobre el, un trío de dos jóvenes y una mujer haciendo el amor, me recosté abrí mis piernas, le pedí a Carlos usara un profiláctico y sentí, para mi gran satisfacción que su pene me penetraba, casi de un sólo golpe, debido a mi gran lubricación, me la incrusto toda, sentí como sus testículos golpeaban en mis glúteos. Pegué un grito de satisfacción y empecé a gemir, estaba tan caliente como lo debe estar una perra en celo, me sentía muy pero muy puta y ello más me calentaba, durante el acto, hasta que Carlos desfogó, no se cuantos orgasmos tuve, lo que si se es que no terminaba con uno, cuando iniciaba el otro. Toda la preparación previa en casa con mi marido, el baile, el manoseo de no se cuantos machos, me había llevado a una situación límite en lo sexual, por lo cual estaba desahogando todo en ese acto. Para colmo la chica que estaba con los dos chicos me tomó de una mano, de la cual acepté inconscientemente, ya de allí paso a mamarme un seno, allí me di cuenta que se desató en mi el bisexualismo. Miro a mi costado y en un sillón estaba sentado mi marido, el que seguramente observó como fui cogida por Carlos. Cuando este me agradeció lo que le había brindado, volvió a alabar la hembra que tenía mi pareja como esposa, diciéndole que era un ser con mucha suerte de tener una mujer tan sexual, que él desearía tener una hembra así. Me dejó su tarjeta y se retiró, yo seguía con una gran calentura y empecé a acariciar a la chica del trío, los dos muchachitos pasaron a ser los que me acariciaban, introduciendo sus dedos en mi rajita y en mi culito, con gran beneplácito mio y de mi esposo, que se incorporó a la fiesta, dedicándose en exclusiva a la mina joven.

Me sentía en el Edén, teniendo entre mis manos, llevando a mi boca esos “fierros”, los que destilaban juguito saladito exquisito preseminal, que tragaba con placer. En un momento sugirieron ir a su departamento, que no se encontraba lejano, mi marido asintió. Retiré del guardarropas mi bata, nos dirigimos a un estacionamiento, cercano donde uno de los chicos le preguntó a mi marido si sabía manejar.Este asombrado le dijo que si, así que le cedieron el volante, al lado de mi marido se sentó la chica y atrás entre los dos muchachotes, me senté yo. Ni imaginar que uno con el pene afuera me hizo chuparle el pene, mientras que el restante, luego me di cuenta que sin profiláctico me la clav ó por mi canal delamor. El que yo le lamía con todo la pija, acabó en mi boca, yo de la desesperación de sentirme muy bien clavada, tragué toda su lechita, le dejé la pija lompita, no deje escapar ni una gota. El que me cogía en un momento acabó dentro mio, cuando sentí su leche invadirme llegué a un inmenso orgasmo, que me hizo gritar de felicidad. Adelante, mientras mi marido manejaba, Mariel le chupaba su poronga.

Llegamos al edificio, abrieron la cochera e ingresamos al estacionamiento que se encontraba en el sótano. Cerraron el auto y mientras esperábamos el ascensor me franelearon los dos chicos como nunca. Sus dedos ocuparon mis dos agujeritos, abriéndome el esfinter hasta con cuatro dedos, mientras yo deliraba del gusto. Mi marido estaba muy ocupado con Mariel y con ver como yo era tratada.

Llegó el ascensor, que era para un máximo de tres personas, entramos los dos mozos y yo, te imaginaras, que hasta el 9° piso las manos me quitaron la poca ropa que tenía, por lo cual ingresé al departamento desnuda, con la ropa en la mano y siendo redundante, casi en andas. Me llevaron a uno de los dormitorios, donde uno de los chicos se acostó en la cama boca arriba, con su pene erecto, yo me coloqué de tal manera, que me tragué literalmente por mi conchita el palo que me ofrecía, dejando mi culo desguarnecido, el que aprovechó el otro chico para empalarme. Sentir la doble penetración fue monumental, estábamos en ese metié, cuando ingresó mi marido con Mariel. Observó como estaba empalada y ese recostó al lado nuestro a hacer el amor con la chica,m la que se acomodó de tal manera que me comenzó a mamar una teta, lo que me recordó mi bisexualidad y me calentó totalmente. El primero que me llenó de leche calentita, fue el chico que estaba utilizando mi ano, sintiendo su leche calentita invadir mi recto, dejó que se le desinflamara la chota y se retiró, lo que le permitió mayor movimiento a al otro, para cogerme para su y mi placer. Teniendo a los dos dentro de mi, afloró mi faceta multiorgásmica, lo queme provocó infinidad de orgasmos. El chico que acabó primero, trajo una cámara filmadora, que conectó a un tele de no menos de 50 pulgadas. Me comentaron que una manera de lograr la calentura, casi infinita, era viéndonos haciendo el acto en vivo, se concentró en enfocarme el agujerito del orto, allí vi por primera vez como quedaba el agujerito del orto, luego que me hubieran desflorado. Nunca imaginé que me quedara tan abierto.

Nos tomamos un tiempo de relax, nos dirigimos al living, todos desnudos a tomar unas copas. Charlando sobre nuestras fantasías, mientras recuperábamos las energías sexuales, plantee la mía, que era que me poseyera un moreno, que me encantaría chuparle la verga y ver como brillaba con mi saliva. Me preguntaron si estaba dispuesta a hacer realidad mi fantasía, entre risas les dije que sí, que si presentaba el caso lo haría. Sin mediar otro comentario.uno de los chicos tomó el teléfono e hizo una llamada, no pasaron 10 minutos, cuando sonó el timbre, abrieron la puerta y entró un moreno (negro), vestido únicamente con un short, con un cuerpo impresionantemente trabajado, que me presentaron como un amigo del edificio,le invitaron a desvestirse para que todos estuviéramos iguales, Mi mirada fue hacia su entre pierna, comprobando visualmente, que aunque el moreno la tenía aún morcillona, era de una dimensión que no podía llegar a imaginar que pudiera caber en mi conchita, menos aún en mi orto. Le invitaron una copa y me “ofrecieron” al invitado. Se acercó a mi, pese a mis 171 cm de hembra, parecía pequeña entre sus manos, que rápidamente me invadieron y me llevaron nuevamente al dormitorio. Allí tuve cumplida mi fantasía de chupar una verga negra y ver como lucía brillante con mi saliva. Cada vez crecía más y ya era algo monstruosa, pero encantadora, me miraba a través del televisor chupando esa belleza y más me calentaba. En un momento se puso trabado y eyaculó dentro de mi boca, era la segunda vez en la noche que tragaba semen y me encantó, se la relamí hasta dejársela limpita. Me encantaba y recalentaba viéndome en vivo y directo como tenía sexo.Me había olvidado de la presencia de mi marido, mientras los chicos me chupaban la vulva y el esfinter, adaptándolos a lo que vendría.

Mi negro, me puso con mis piernas sobre sus hombros, apoyo su glande en mi vagina y lentamente me fue introduciendo la cabeza, creí que me partía, pero el goce era superior al dolor, lentamente fue ingresando en mí, lo que yo creía imposible, él lo iba logrando, veía en el tv, como me ingresaba, enfocaban mi cara de gozo y más lo disfrutaba, hasta que sentí los testículos contra mi, asombrosamente me la había tragado toda,me sentía que estaba completa allí abajo y su mete y saca me llevó al paraíso del goce sexual. Cuando estalló en el orgasmo, ya ni siquiera sabía yo donde estaba de tal goce que tuve. Creo que momentáneamente perdí el conocimiento.

Nos dedicamos a morrearnos con el moreno y sucedió lo increíble, su poronga empezó a ponerse nuevamente dura (para mi satisfacción), me propuso hacerme la cola, ya la tenía super dilatada, me asusté en principio, pero alentado por todos, incluido mi marido, acepté. Me untaron con cremita al efecto, todos participaron metiendo sus deditos, no solo para untarme, sino para ponerme super cachonda, me puse en posición de perrito y me encomendé a todos los santos. El moreno se embadurnó “su monstruo”, me lo apoyó en la puerta del orto y de un empujón, me enterró su cabezota, di un grito de dolor, me desagarraba el culito. Me dijo, quédate tranqui, que ya la vas a gozar, me mire en la tele y veía como el pene del hombrón negro horadaba mi recto. Al verme empalada por la tele, mke recalenté y tire mi cuerpo hacia atrás,

permitiendo que su pija se deslice dentro mio más de la mitad, ya el dolor se iba convirtiendo en goce. Aprovechando el momento, el moreno hizo presión y llevo su falo totalmente dentro mio, Ya el goce de sentirme penetrada por semejante palo, todo dentro mio, de verme totalmente empalada aceleró mi adrenalina y exploté en orgasmos uno atrás del otro. Sentir dentro mio tal poronga, que pudiera ingresar por mi recto me llevó a la felicidad sexual más sublime.En un momento, para exhibirme como había quedado mi ano, la retiró, me pude ver como se había desflorado mi culito, era una flor impresionante abierta. Realmente me conmovió sexualmente y le pedí al negro que terminara su obra. Me la enterró de una y su mete y saca fue apoteosica para mi esfinter. Exquisito. No creí jamás que iba a gozar de esa manera con semejante falo dentro mio por mi culo. No imaginaba como podía recibirlo por mi vagina, menos lo creía  por mi ano. Pero allí estaba el moreno, rompiéndome el culo.

Por varios días me costó ir de cuerpo, me había dejado muy sensible el recto.

Nos fuimos con mi marido, habiendo echo cosas que no estaban en nuestra imaginación, con un DVD de nuestras trapisondeadas y renovados sexualmente.

Cuando vemos desfallecer nuestra relación sexual, invitamos a un hotel al moreno y renovamos nuestro alicaído sexo.

Ya tengo tan agrandado el ojete, que el negro no tiene necesidad de hacer mucho esfuerzo para penetrarme, ni a mi dolor mayor. Siento goce, únicamente goce sexual cuando me penetra por atrás.

Gracias moreno.

Mony