Me chantajea la prima de mi hermanastra

Respecto a esta experiencia no sé cómo sentirme, la verdad. No sé si orgulloso, avergonzado o ultrajado. Dicen que el karma está ahí para devolvértela cuando la haces y parece que en esta ocasión así fue. Años atrás había chantajeado a la novia de un ex amigo a la que le pillé siendo infiel, y ahora el universo se lo quería cobrar.

Mi padre está divorciado pero tuvo una hija con la mal parida de su ex (le engañó con un compañero de trabajo) y había veces que por motivos de trabajo tenía que irse a Madrid a revisar los pedidos de la empresa para ver si encajaban con lo solicitado porque el departamento comercial era incapaz de no cagarla a lo grande un par de veces al año.

Cuando mi padre se separó a veces me pedía que me quedase a cuidar de mi hermana. Y más a vigilarla (una casa vacía puede ser muy golosa para una adolescente). Pero mi hermana parecía tener cero interés en montar fiestas con sus amigos o irse de botellón y muchas veces se quedaba en casa viendo series y películas. Una hermana así es muy cómoda de cuidar y vigilar, pero el problema vino cuando invitó a su prima de Pamplona.

Mi hermana tenía por aquel entonces 18 y Noelia 18. La naturaleza se había portado con Noelia bastante mejor que con mi hermana y lo aprovechaba.

Mientras mi hermana era alta, plana como una mesa, y un pelo lacio, Noelia era todo lo contrario. Tenía unas tetas exageradas, había echado caderas, culo respingón y cinturita de avispa.

Un cuerpazo que a poco que lo cuidase en un futuro la iba a convertir en un absoluto pibón.

Tenía los mofletes muy grandes y la nariz de cerdito. La verdad que si no hubiera sido por la nariz hubiera sido una preciosidad de cara (labios normales con el inferior más gordito, ojos claros, facciones redondeadas…).

Y encima de todo tenía un pelazo que era exagerado. Bonito, largo y rizado castaño que le llegaba casi a media espalda.

Para rematar ese cuerpazo y pelo se ponía unos tops que le arrepretujaban las tetas y unos pantaloncitos más cortos que la picha de un gnomo. Mis bóxer tenían más tela que algunos de sus pantalones.

Sus pies y manos no eran especialmente bonitos porque tenía los dedos cortitos y rechonchos, pero con el resto del cuerpo eso daba igual.

Mi padre me dijo que Noelia se iba a quedar el fin de semana con Sofía y que las vigilase a las dos, sobre todo a Noelia que estaba desatada.

Mi hermana estaba bastante bien enseñada, limpiaba, se apañaba en la cocina… Tenía pinta de ser una buena compañera de piso. Pero Noelia era un desastre en la cocina, incapaz de freír un huevo sin pedirte ayuda. Por lo menos no era una marrana a la que fuera fácil seguir el rastro por la casa, pero tampoco era tan limpia como mi hermana.

A Noelia llevaba sin verla años. Igual ocho. Cuando me vio lo primero que hizo fue escanearme de arriba abajo.

– Vaya, Lucas, ¿te has puesto fuerte, eh?

+ Sí, bueno. Hay que mantenerse cuando es bombero.

– Sí, sí. Me dijeron que lo eras. Todo el día con la manguera en la mano eeeeeeeh.

+ Joder… ¿No tenías un chiste más manido?

– Jajajajajajajaja

Mi hermana se llevaba la mano a la cara mientras negaba.

Noelia me sobó los brazos y me decía que estaba muy fuerte, que seguro que la podía levantar con un brazo. Le pasé el brazo por la cintura, la levanté y la dejé en el suelo.

+ Uf, qué fuerza…

Mala idea había sido aquello… Tenía un poco cara de vicio y me sonreía como cuando me sonríe alguna chica que está tonteando conmigo. Yo no la veía como nada sexual. era una cría a la que doblaba la edad, aunque se me iban bastante los ojos a sus tetas y culo, pero nada que no me pasase por la calle.

Mientras mi hermana hacía la cena Noelia revoloteaba alrededor de mí haciendo todo tipo de preguntas tontas, algunas personales e incluso llegó a preguntar del tipo íntimas del palo si era “de los que les gusta mandar o que les manden”.

Yo le preguntaba que para qué quería saber eso.

+ Por nadaaaaa. Es curiosidad, eh. Siempre estoy hablando de esto con mis amigos, no pienses mal eeeeeh, jejejeje.

– No pienso mal, me ha sorprendido lo rápido que has pasado de preguntarme si pesa mucho el traje de bombero a si me gusta mandar en la cama.

+ Buenoooo, pero por preguntar eeeeh.

Estaba muy pesada. Si tuviera mis años o diez más esa misma noche la estaría embistiendo como un expresidiario contra la pared y tirándole del pelo. Pero pensar en follármela me daba más pereza que otra cosa…

La verdad que la idea de exhibirme delante de ella me excitaba y cuando supe que mi hermana estaba en su cuarto viendo alguna serie me di un paseíto bastante morcillón solamente con calzoncillos al baño sabiendo que Noelia me interceptaría en cuanto pudiera. Cuando me vio de esa guisa no atinó ni a cerrar la boca ni a dejar de recorrerme con los ojos. Prestando bastante atención a mi entrepierna.

+ Madre mía, Lucas… Podrías ser modelo, ¿lo has pensado? Qué puta pasada…

Y me empezó a recorrer con las manos y bajó su mano suavemente hasta mi paquete, lo agarró con suavidad.

+ Y actor porno por lo que veo…

Me pilló por sorpresa aquello.

– ¿Qué haces Noelia?

+ Nadaa… Ver que está todo en su sitio.

Le quité la mano y me fui al baño a mear. La verdad que me había dado gusto que me la sobase (vamos, siempre da gusto que te la agarren cuando está a medias), pero de ahí a querer empalarla iba un trecho muy grande. Ni me apetecía ni me salía a cuento el polvo.

Cuando salí del baño estaba en la puerta esperando. Tenía cara de falsa culpable mientras jugaba con su pelo.

+ Lucaaas, no te has enfadado, ¿verdaaaad?

– No, pero copón, que soy el hermano de Sofía y te doblo la edad. Un poco más y podría ser tu padre.

+ Yaaaaaaa… Pero para tus años estás muy bien. Demasiado vaya… Y aunque tuvieras la edad de mi padre me daría igual, eeeh…

Qué pereza me daba aquello. De todas las macizas que había en Tudela tenía que venir a babearme la prima de mi hermana…

– En fin, me voy a dormir, Noe.

Le di un beso en la frente y me fui. Alargó el brazo y me tocó el culo. Además apretando. Me volví incrédulo y bastante molesto.

– ¿Noe, qué cojones haces?

+ Yo no he sido, jijiji…

Y se fue dando saltitos al cuarto. Menos mal que solo era un fin de semana, pero qué largo se iba a hacer… Desde luego no me iba a exhibir delante de Noelia porque era peligroso de narices.

Por la mañana cuando se despertaron Noelia vino y me dio un abrazo. Llevaba una camiseta de tirantes minúscula. Cuando me abrazó se apretó bien a mí y la vista era gloriosa. Dos enormes tetas saliendo por encima de la camiseta. Me abrazó de manera que su pierna quedase en mi entrepierna y al apretarse tanto me la chafaba un poco con el muslo.

Yo iba morcillón por la erección mañanera y me tenía que estar notando el bulto.

Levantó la cara parar mirarme a los ojos y me vio con la mirada clavada en sus tetas, miró sus tetas y me sonrió.

– Ya, Noe… Que me vas a chafar con tanto amor…

+ Ni a mí me da esos abrazos y soy su prima.

= Es que a Lucas llevaba años sin verleeee.

Intentar desayunar iba a ser una odisea así que me esperé. Cuando terminaron me lo empecé a preparar yo. Noelia apareció con el plato y la taza para dejarlo en el fregadero.

+ Perdóoon.

Y con descaro me frotó su redondo culo por mi paquete. Me dio más gusto del que debiera.

– ¿No tenías sitio o qué, Noe?

+ Síii… Pero no estabas tú, jejeje…

Llevaba unos pantalones mínimos. Eran prácticamente una braga brasileña que se le metían por la raja y le abrazaban el culazo dejando más de la mitad fuera. Se los había comprado más pequeños a propósito. Se volvió y me pilló mirándome el culo.

+ Pero qué guarro eres mirándome el culo.

– ¡Pero si vas tú paseándote con eso por casa!

+ ¿Y qué? ¿Quién te ha dicho que me lo puedas mirar?

Me miraba con cara de vicio. La hija de puta se estaba divirtiendo y a mí todo esto me cansaba. Desistí, exhalé de desesperación y me fui.

Comí fuera con un amigo al que la situación le parecía graciosa.

– Si quieres voy yo y le meto un repaso que no va a poder juntar las piernas durante días.

+ Pues… Oye, no sería tan mala idea, así me dejaría en paz.

Se vino por la tarde y estuvimos echando unas cervezas. Rubén tenía buen porte, estaba fuerte, era guapete… El tío ligaba un huevo. Pero Noelia no le hizo ni puto caso. Se puso pesada pidiendo una cerveza y yo me negué. No porque fuera menor, sino por lo pesada que se podía poner borracha y al final terminaría dándole un bofetón. Rubén se fue al poco al ver el nulo interés de la susodicha.

Hasta mi hermana vino a disculparse por ella:

– Lo siento, tato… Está insufrible desde que te ha visto. Es como una perra en celo.

+ Me he dado cuenta.

– ¡Y encima tiene el coño de negármelo! En fin… Que lo siento.

+ No te des mal, Sofi. Que mañana se irá.

Más tarde Sofía convenció a Noelia para salir un rato de casa con unos amigos, pero era reticente a irse sin mí porque no le parecía bien dejarme en casa.

– Tengo 32, creo que sobreviviré un sábado por la tarde en casa.

A Noelia había que reconocerle dos cosas, y es que recursos tenía y terca era un rato largo.

Se ducharon, primero ella y luego mi hermana. Cuando mi hermana estaba en la ducha a Noelia le faltó tiempo para inventarse una excusa para salir en tanga y en sujetador del cuarto. Vino al salón en ropa interior y en chanclas.

+ Luuu, ¿dónde dejo la toalla?

Tenía unas tetas realmente gordas. Y la verdad que el tanga de hilo en esas caderas y esas nalgas le quedaba de vicio. Me di cuenta que la cabrona iba conjuntada de verde.

– Tiéndelo en la terracita.

+ ¿Me ayudas?

– Pero si solo es colgarla, ¿qué ayuda vas a necesitar?

+ Que igual no llego…

Miré el tendedor y estaba un poco alto. Noe no era alta, pero ahí llegaba. Fue hacia la terracita y mis ojos siguieron ese culazo. Qué portento, cómo se meneaba con cada paso… Quien se la follase tenía mi reconocimiento y respeto.

Se giró de repente.

+ ¿Me vas a seguir mirando el culo o me vas a ayudar?

– No te estaba mirando el culo.

+ Encima mentiroso… Al menos ayúdame so descaraao.

Que cansancio de chica… Salimos a la terraza y medio lanzó la toalla de cualquier manera.

– ¿En serio?

+ ¿Qué paaasa?

– ¿Así al vas a dejar?

+ ¿No está bien?

– Pero si la has medio lanzado encima del tendedero y está hecha una bola medio desparramada.

+ ¡Es que no llego!

Le insistí que la recogiera y ella se colocó frente a mí para que le viera bien el culo.

Un culo poderoso, generoso y redondo. La proporción cintura-cadera era increíble, como la de una guitarra española. Pocas veces en mi vida había visto un culo de ese calibre.

La colocó mejor y, otra vez, me plantó el culo en el rabo bien pegado. De hecho sus nalgas abrazaban mi polla. Ahí se quedó parada sin moverse. La verdad que daba gusto tener el rabo pegado a ese culazo. Demasiado. Mis manos se fueron instintivamente a sus caderas. Solo llevaba un pantalón de pijama y se tenía que notar mi amorcillamiento…

– ¿A que no era tan difícil?

+ Si quieres la vuelvo a recolocar…

– No, está bien así.

+ Que no hay prisa, eh. Además creo que estás a gusto…

Y empezó a mover el culo en círculos restregándose despacito. La sensación era placentera como pocas. Por un momento me quedé sin saber qué hacer dejándome hacer… Pero la situación era tan absurda y ahí en medio que cualquiera que se asomase vería a una chica refrotándome el culo.

– Joder, Noe. ¿Quieres que te compre un vibrador?

+ Ya tengo, jajajaja… Pero no es lo mismo.

Me separé y me fui para dentro. Me senté de nuevo en el sofá para seguir viendo una serie y relajarme un poco. Mi entrepierna iba por libre y estaba ya casi dura. Cuando Noe entró al salón iba en tetas.

Eran dos melones tersos y gordos. Desafiaban a la gravedad con cada paso. Para alcanzar ese tamaño y de tersura con 30 años hace falta pasar por el cirujano. Me pilló tan desprevenido que no supe ni qué decir.

+ Me voy a poner otro, ¿quieres elegir conmigo?

– No, y tápate esos melones.

+ ¿No te gustan?

Se puso frente a mí y se los apretó. Eran tan grandes que cuando los estrujaba con los brazos le llegaban hasta la mandíbula.

Era una visión gloriosa, pero Noelia me daba muchísima pereza.

– Mucho, pero te repito que te duplico la edad y que no te voy a follar.

Su cara cambió de juguetona a enfadada.

+ Eso ya lo veremos, imbécil.

Y se fue meneando su culazo en tanga y pisando con ira. Con un poco de suerte me dejaba en paz ya de una puta vez.

Salió mi hermana del baño y yo entré a masturbarme. No tardé mucho en echar un par de buenos chorros que me calmaron todavía más y sacaron todo el veneno que la pesada de Noelia se forzaba en generar.

Volvieron a eso de las 21h. Saqué unas pizzas congeladas y puse a calentar el horno. Noelia iba medio borracha. Sofi me contó que sus amigos y ellas habían estado bebiendo y que cuanto más bebían más le miraban las tetas y menos caso le hacían a ella. Noe salió del baño y entendí aquello. Llevaba una camisa con los botones abrochados hasta la mitad de las tetas. Básicamente como si fuera en sujetador. Espectacular.

Noe tenía la cara de ir un poco perjudicada. En ese momento mi hermana aprovechó que Noe había salido del baño para entrar ella.

Vino hacia a mí y me dio un abrazo diciendo que sentía haberse enfadado conmigo. Le dije que no pasaba nada. Entonces miró hacia arriba y me agarró el culo. Arrepretó bien las tetas en mi torso haciendo la visión absolutamente pornográfica e hipnótica.

+ Te voy a compensar por lo de esta tarde…

– Noe, que no hace falta de verdad… Además vas un poco pedo.

Me zafé de ella. Me miró con cara de pena e indignación.

+¿¡Por qué no te gusto!?

– No grites… Noe, eres un pibón. Pero tengo 32, soy el hermano de Sofía y nuestros padres son mejores amigos.

+ Aún puedes hacerlo… No le diré nada a nadie…

Y su mano fue a mi paquete.

+ No me ha follado todavía un hombre como tú… ¿No te gustaría?

Me acariciaba el paquete con bastante destreza para tener solo 18 años. Debía ser bastante suelta.

Le aparté la mano y le hablé con velocidad y con la voz baja.

– Noe, ¿si te doy un puñetero beso me dejas en paz?

Se le iluminó la cara.

+ Síiii… Lo juro.

Le di un pico rápido. Mi hermana podía salir en cualquier momento del baño.

+ No valeeeeee…

– Sí que vale.

+ Quiero uno de verdad o seguiré acosándote.

La hija puta lo había admitido.

– Vale. Ahora cuando salga Sofi le digo que se encargue ella de las pizzas y me voy al cuarto. Vete tú con la excusa de cambiarte y te lo doy ahí, ¿vale?

Su cara de borracha procesaba la información y me dijo que sí sonriendo. Cuando llegó mi hermana le dije que si podía meter ella las pizzas. Me dijo que sin problema. Noelia al momento dijo que se iba a cambiar.

La seguí al cuarto y en cuando entramos se abalanzó sobre mí. Sus manos en mi culo mientras me metía la lengua hasta la campanilla. Ya que estaba ahí aproveché para sobarle el culo y apretarle las tetas. El beso fue breve, pero intenso, y el manoseo también. Me separé.

– ¿Estás contenta?

Me miraba con una sonrisa de borracha complacida.

+ Cómo me pones, abuelito… Dame otro…

– Noe, el trato era uno.

+ Vengaaaa…

Y su mano fue a mi paquete. Me separé y le dije que si quería que no le volviera a hablar nunca que siguiera insistiendo. Me dijo que si no me daba otro contaría que nos habíamos liado.

– Buena suerte con eso a ver quién te cree.

Me di la vuelta y me fui al cuarto. Iba bastante morcillón. Era una pesada insufrible, pero estaba buena de cojones. ¿Por qué no podía haber una así fuera de la familia y mayor?

Cenamos en un sorprendente silencio. Noe apenas me miraba mientras Sofi hablaba de cosas de sus amigos. Cuando terminamos Noe dijo que se iba a la cama. Supuse que por la borrachera. Sofi estuvo conmigo en el salón viendo una película y cuando esta terminó se fue a dormir también.

Yo todavía no tenía mucho sueño así que me quedé despierto volviendo a ver unos capítulos de Rick & Morty.

A eso de la 1:30, cuando me iba a ir a dormir la puerta se abrió lentamente. Era Noe.

– ¿Qué te pasa Noe?

+ ¿Puedo dormir contigo?

– Venga ya, ¿lo dices en serio?

+ Sí…

No daba crédito. Qué pesada era. Había que reconocerle a la jodía su constancia, aunque me fastidiaba sobremanera este acoso al que me tenía sometido.

– Claro que no, Noe.

+ ¿Por qué?

– Porque tú no quieres dormir. Quieres follar.

+ ¿Y eso es malo?

– Noe, ya te he dicho que no varias veces…

Estaba de pie, callada. Cerró la puerta lentamente y se quitó la ropa quedándose desnuda. Estaba increíble desnuda. Menudos 16 años…

Me acerqué a ella y le recogí la ropa del suelo.

– Vístete y lárgate, estoy hasta las narices de tu puto acoso. Al final vas a conseguir que te de un tortazo como si fueses una puta niña malcriada de 6 años.

Entonces empezó a jadear mientras se apretaba los tetones. Cada vez lo hacía más alto hasta que le tapé la boca, le di media vuelta y cuando fui a abrir la puerta me dijo.

+ Si me echas le diré a todos que hemos follado.

– Buena suerte con eso. Tira a tomar por culo.

+ Estoy desnuda. Empezaré a gemir hasta que Sofía se despierte y me vea aquí desnuda. Y también lo oirá Juan (vecino de mi padre y amigo de nuestros padres).

– No te creerán. Sofía ha visto que me has rondado como una mona en celo.

+ Me da igual. Estoy desnuda y se fingir los gemidos, ¿en serio va a pensarse que he sido capaz de hacer todo esto de mentira? Sabes que no se lo creerá del todo.

Entonces volvió a gemir y le tapé la boca rápidamente. Había una parte de mí que quería pulverizarla, pero era una parte pequeña. La aborrecía, me cansaba y me chupaba la energía.

Conseguía hacerse desagradable pese al cuerpazo que le había dado la naturaleza. Pero la hija de la gran puta me podía meter en un verdadero jardín si se ponía a gemir desnuda en el pasillo e iba largando la mentira a los cuatro vientos.

Mínimo la duda ahí iba a quedar sobre mí…

– Cállate, coño.

+ ¡No!

Cerré la puerta. Intente hacerle entrar en razón, pero no había forma. Era una malcriada obsesionada conmigo y parecía dispuesta a inmolarse con tal de salirse con la suya. Todavía estaba un poco borracha.

Se acercaba a mí. No podía dejar de mirar sus inmensos pechos de grandes pezones y pequeñas aureolas. Ella se dio cuenta.

+ Si en el fondo te gusta…

– Le gusta a mi rabo, no a mí.

+ Pero yo al que quiero es a él, no a ti.

Me estaba empezando a resignar porque no veía salida a aquello… Me concentré para no empalmarme. No era muy difícil porque la aborrecía.

Me empezó a meter mano.

+ Qué bueno estás… Nunca he follado con alguien con este cuerpazo.

Me palpaba la entrepierna y no le gustaba lo que notaba.

+ ¿Qué le pasa?

– Que va por libre, no cede ante el chantaje.

Me lanzó una media sonrisa, como si lo que acababa de decir le hubiera hecho gracia y ofendido a la vez.

+ No te preocupes que yo lo soluciono.

Se puso de rodillas me bajó los pantalones y se encontró con mi rabo ligeramente morcillón.

Empezó a chuparlo muy despacio mientras se masturbaba. Contra esto poco había que hacer… Y si miraba era peor porque le veía esos dos tetones moverse como gigantescos flanes con cada movimiento de su cuello.

Decidí mirar al frente y pensar en cosas desagradables. Surgía efecto, pero no el que yo quería. La muy hija de puta llevaba un par de minutos chupando un pene flácido y no desistía.

+ Sé que intentas que no se te levante, pero es inútil. La chupo muy bien.

Y me jode admitir que era verdad. La chupaba muy bien. Su lengua acariciaba el frenillo y rodeaba el glande mientras su mano amasaba el rabo con suavidad. Mi pene se había desconectado de mi cerebro y estaba empezando a crecer.

+ ¿Ves? A tu polla le gusta… Y a mí me gusta ella. Ganamos todos…

Me dijo esto, se metió la polla en mi boca y me miró fijamente. Yo no pude perder detalles de sus melones menándose y se me puso increíblemente dura.

+ Oyeeee. Esto es muy grande. Si se te pone tan grande y dura no me va a caber en la boca.

– Te jodes, no la chupes.

+ Tienes razón…

Se puso de pie y sin dejar de masturbarme intentó besarme. Yo alargué el cuello.

+ Dame un beso, cariñooo.

– No.

Aumentó la presión de su agarre en mi polla. Me daba gusto.

+ Vengaaaa

– Que no, pesada.

Entonces su otra mano fue a mis testículos y me los agarró con suavidad. Apretó levemente y di un respingo.

+ Te voy a apretar hasta que me beses.

Le besé con cierta desgana y ella lo notaba. La presión sobre mis pelotas se incrementó ligeramente.

– Joder, para ya con apretar o te calzo una hostia.

+ Bésame como antes en el cuarto.

– ¡Pues suéltame los huevos!

+ No… Eres un chico malo y solo obedeces si te castigan.

Yo estaba alucinando. Me estaba chantajeando una puta mocosa. Me tenía literalmente cogido por las pelotas y no había mucho que hacer.

El daño ya estaba hecho y la muy cerda se estaba saliendo con la suya, así que la besé con ansia mientras le agarraba los melones.

Ella gemía cada vez que se los apretaba, me soltó la mano de los huevos y me agarró la nalga con bastante fuerza. Incluso me hacía un poco de daño. Con la otra me masturbaba torpemente pero con un agarre firme. Me miraba con la boca abierta y los ojos entrecerrados sin dejar de masturbarme con cierta violencia.

+ Así me gusta… Al final has sido mío, ¿ves?

Estaba excitada y borracha. Desatendía la masturbación y me hacía daño. Le cogí la mano.

– Suave, que me haces daño.

+ Perdón… Que lo último que queremos es que se te baje, ¿verdad?

No contesté. Me empujó levemente y me sentó en la cama. Se arrodilló y escupió en mi polla. Me la lubricó entera con muchísima habilidad. Daba un gusto horrible de lo bien que lo hacía.

+ Te la voy a poner bien dura que quiero que me atraviese semejante pollón.

Agarró sus tetas y puso mi rabo en medio. Me empezó a hacer una cubana y mi cipote casi desaparecía del todo en la inmensidad de sus melones. Aquello era placentero, qué sensación, qué placer… La tenía como una piedra. Se agarraba los pezones para sujetarse las tetas, las subía y las bajaba sin perder vista de mi polla mientras jadeaba.

Cuando notó que la tenía como una piedra me succionó solo la cabeza del glande.

+ Que no quiero que haya líquido preseminal…

– Me voy a poner un condón.

+ No. Ensártame a pelo que me gusta.

Mi rabo ya había tomado el control y todo le parecía bien. Me eché un poco más hacía atrás y ella se subió encima. Apuntó mi rabo hacia su depilado coñito y empezó a metérsela. Tenía los ojos cerrados y un poco apretados. No cerraba la boca mientras gemidos entrecortados se le escapaban mientras intentaba metérsela.

+ Es enorme…

– Si quieres no te la meto.

+ No…. Va a entrar. Me gustan grandes.

Y poco a poco se fue ensartando. Cuando le entró del todo se le escapó un gemido de gusto/dolor que atajé rápidamente tapándole la boca.

Una vez ubicada puso su otra mano sobre mi otro hombro y empezó a bombear. Tenía el coño apretadísimo y el gusto que daba era exagerado… Una vagina tan apretada destruye el aguante.

Empezó a bombear lentamente, su gesto no cambiaba. Me clavaba las uñas y yo no le retiré la mano de la boca porque era bastante escandalosa. Con cada meneo se le escapaba un gemido.

Me jodía admitir que estaba siendo un buen polvo. Le saqué el rabo y me miró indignada.

– Me voy a poner un condón porque con ese coñito tan apretado no voy a aguantar.

Saqué el condón de emergencia de la cartera, me lo puse y se la empecé a hincar despacio.

Volvió a la cadencia anterior.

Las vistas eran espectaculares. Sus enormes tetas se meneaban acompasadas y sus grandes pezones estaban totalmente erectos. Me reincorporé para chuparlos sin soltarle en ningún momento la mano de la boca.

Cuando se los lamía y mordisqueaba ella gemía todavía más fuerte. En ningún momento habría los ojos.

De pronto me clavó aún más las uñas y dejó de moverse. Empezó a convulsionar mientras sus alaridos eran silenciados por mi mano.

Cuando dejó de chillar abrió los ojos y me miró. Seguía jadeando.

+ Este pollón me mata… No me comas las tetas mientras te follo que me corro…

– Tienes unos tetones que me vuelven loco, ¿cómo no te los voy a comer?

Le agarré el pelo en forma de coleta y llevé su cara a la mía para comerle la boca. La tenía como una piedra y solo pensaba en metérsela, sobarla, chuparle las tetas… Resumiendo, en poseerla.

Levantó el culo apoyando las rodillas y su mano volvió a buscar mi rabo. Volvió a introducírselo. Esta vez entró más fácil. Gemía desde el minuto uno y no se podía follar con ella sin taparle la boca.

Ahora estaba encima de mí, prácticamente pegada mientras movía la cintura atrás y adelante a un ritmo ni muy lento ni muy rápido. Con la mano libre le empecé a apretar culo con furia. Cada agarre le hacía gemir. Cambié a las tetas. Abrió los ojos y me miró fijamente como si fuera un niño pequeño al que han pillado con las manos en las galletas.

Se volvió a colocar en la postura anterior para poder empujar a más velocidad. No paraba de gemir. Empecé a bombear yo a más velocidad y ella se quedó quieta mientras emitía gemidos agónicos y alargados. Le estaba dando mucho gusto.

Cuando consideré que había sido suficiente la incliné hacia a mí para tener a tiro de lengua sus tetas. La postura fue un poco aparatosa, pero permitía bombear rápido y lamerle los pezones.

Al poco de hacerlo volvió a empezar a contraerse. Esta vez no le saqué la polla ni dejé de chuparle las tetas. Seguía gimiendo e intentaba parar mi bombeo y alejarme la cabeza, pero no podía.

Al ver que no podía me mordió la mano. La retiré instintivamente.

+ Aaaaaaah… ¡Paraaaaaaaa!

Tenía los ojos cerrados y la cara descompuesta de placer. Paré, levantó su culo para sacar mi polla y cayó sobre mi pecho. Sus tetas chafadas parecían inmensas en mi pecho.

Todavía jadeando me preguntó por qué había seguido.

– He visto que te daba gusto.

+ Sí, ¡pero no me gusta cómo acabo! Estoy mareada y soy incapaz de ponerme en pie porque me tiemblan las piernas. Por eso no me gustan los orgasmos tan largos… Te provocan una especie de resaca si son tan largos.

– ¿Te lo has pasado bien?

+ Dios… Sí… Tienes un rabo… Buf… Me llena tanto… Me da muchísimo placer, aunque también un poco de dolor… Pero me encanta… Me encanta…

– Tienes el coño muy apretado. No podemos follar sin que te haga daño. Mejor paremos para-

+ No… No… Adoro la sensación de estar a punto de ser partida en dos…

Seguía apoyada en mi pecho sin mirarme. Aún se estaba recuperando.

+ No sé cuándo volveré… Quiero follarte hasta que no pueda más…

– ¿Y si me corro yo?

+ Más te vale que no… Porque no me iré de aquí hasta que se te vuelva a poner dura. Y más riesgo de que nos pille Sofi…

Menuda hija de puta… Con el siguiente orgasmo la iba a dejar K.O. Iba a hacerle saber a esta niñata lo que pasaba cuando chantajeabas para tener sexo. La aparté a un lado.

+ ¿Dónde vas?

– Te voy a follar a cuatro patas como la perra que eres.

+ Uf… Sí, soy muy perra, la verdad… Jejeje

No sabía la que se le venía encima. De paso aproveché para sobar y lamerle bien esas grandes y duras nalgas. Eran espectaculares.

+ Mmmmh… Qué gusto…

A mí no se me había bajado ni un poco y seguramente no me fuera a correr. Cuando se me pone muy dura siempre me pasa, y hacerle un cuatro patas a ese culazo me la iba a poner como la pata de un burro. Me chupé la mano y empecé a frotarle el coño.

Noelia gemía mientras me ofrecía el culo. Dudé si meterle los dedos en el culo… Pero no quería tampoco que disfrutase demasiado y se le ocurriese volver otro día.

Cuando se lo mojé bien empecé a metérsela. No le costó entrar. Un ahogado gemido se le escapó.Le dije que hundiera la cabeza en la almohada y así lo hizo. Le di un sonoro azote con bastante rabia que la hizo arquearse. Ella gimió con una mezcla de dolor y gusto.

– Eres una puta perra.

Otro azote en la otra nalga, misma reacción.

Empecé a bombear mientras le agarraba ese culazo en el que se veían ya las marcas de mis azotes. Embestía y Noelia agarraba con furia las sábanas. Cada vez que mi polla llegaba bien al fondo, un gemido.

Cuando aumenté el ritmo sus gemidos se convirtieron en uno largo que temblaba con cada embestida. Sus manos se clavaban en el colchón intentando atravesarlo.

El sonido de carne contra carne invadía la habitación superando los ahogados gemidos de Noelia en la almohada.

Estaba disfrutando. Ese culazo era espectacular, redondo, grande, terso… Le di varios azotes más para gozarlo.

Qué goce ver esas carnes chocar contra mi pelvis, contraerse y volver a recuperar la forma.

Estaba en trance admirando esas carnes cuando noté que empezaba arquearse y a chillar como una cerda. Seguí embistiendo hasta que llegado un momento puso la cara de lado y me pidió que parara.

Sin sacársela, la puse de lado, pasé mi brazo por detrás, le sujeté el brazo y le agarré una teta para pellizcarle el pezón y sobársela. Con la otra le bloqueé el brazo, le tapé la boca con fuerza y seguí embistiendo.

Ella seguía gimiendo con violencia, los gemidos iban con furia, con el brazo que tenía encima se soltó de mi agarre e intentó soltarse la boca, pero yo tenías bastante más fuerza.

Estaba claro que ella era ahora víctima de su coño que no paraba de darle placer en contra de su voluntad. Se habían cambiado las tornas.

El ritmo no aflojaba y pelvis seguía embistiendo sus nalgas intentando rompérselas. Estaba poseído por una mezcla de lascivia y odio.

Después de intentar todo para quitarme el brazo me empezó a dar golpes en la mano. Cuando sus golpes se empezaron a volver más débiles me pareció ya suficiente todo esto.

Dejé de bombear, le solté el brazo y una mano fue para taparse los ojos. Gemía y respiraba agitada. Yo seguía con el rabo dentro de ella totalmente duro.

+ Eres un… Hijo de la gran puta… Casi me matas… Mira cómo… Me has dejado…

– No podía parar, Noe… Me pones muchísimo.

Mis manos empezaron a recorrer su culo y sus tetas. Ella las apartaba sin mucha gana y torpemente.

+ Por favor… No… Estoy muy sensible… Estoy muy mareada… No…

– ¿No era esto lo que querías?

Seguía con la mano sobre su cara tapándose los ojos. Yo seguía con el rabo dentro de ella.

+ No… Es demasiado… No puedo más… No tengo fuerza… en ningún miembro… Por fa… Lucas…

– Yo sigo teníendola dura, cariño…

Bombeé muy lentamente. Y emitió una especie de gemido quejido sin abrir la boca.

+ No… Por favor…

– Tú has venido aquí a follar, y aquí se folla hasta que me corra

La tenía sujeta de la cintura mientras bombeaba muy lentamente.

+ Déjame que… Me recupere… Te… Te la chupo… Para…

Le puse boca arriba. Estaba tan derrotada que se dejaba hacer. No se quitaba la mano de la cara. Apunté con mi rabo y se la empecé a meter.

+ Aaaaah… Noo… Aah…

La tenía totalmente sometida. Bombeaba muy despacio mientras le apretaba las tetas lentamente.

+ Por favor… No me encuentro bien… No tengo fuerzas… Para…

– ¿Podrías correrte otra vez?

No me contestaba. Aumenté un poquito la velocidad.

+ Porfa… Para… Para…

Le cayó una lágrima del ojo. Dejé de bombear y se la metí con micha suavidad hasta el fondo. Un gemido apagado acompañó mi penetración.

Le aparté la mano de la cara. Abrió los ojos y me miró. Se la empecé a sacar muy lentamente y se la volvía a meter.

+ Porfa… Lucas…

Lágrima del otro ojo. Ligeros sollozos.

Se la saqué. Me la empecé a cascar mientras le miraba a los ojos. Ella me mantenía la mirada con los ojos llorosos y respirando con la boca entreabierta.

Al poco unos buenos chorros de semen fueron a parar a su pelvis, muslos y coño. Me dejé caer encima de ella. Le acaricié la cara y le di un beso en los labios.

– Noe. Si me vuelves a hacer chantaje la próxima vez no paro. Podría haberte obligado a seguir y no hubieras podido hacer absolutamente en este estado. Podría haberte estado follando hasta que me corriese y para entonces estarías desmayada y con el coño en carne viva.

Me miraba con cara como si fuese a romper a llorar. Le sequé las lágrimas y le di otro beso en los labios.

– Tsssss, tssssss… Pero no va a pasarte nada porque creo que has aprendido la lección, ¿verdad?

Asentía con velocidad mientras apretaba los labios para no llorar. Le acaricié el pelo y le di otro beso.

Saqué un paquete de pañuelos, me limpié y luego la limpié a ella. Me puse a su lado mientras ella me miraba totalmente desfallecida. Le agarré suavemente del cuello y le giré la cabeza.

– Mi cielo, si vuelves a chantajearme, te follo hasta que te desmayes. Tienes un clítoris que te provoca unos orgasmos eternos de los que luego tu cuerpo no se puede reponer.

+ No… No… No lo haré más, Lucas… Lo juro… lo juro…

– Si cuentas esto me las ingeniaré para violarte.

Me miró aterrorizada. Le di un beso en la mejilla.

– Ahora vete a dormir, y ten cuidado a quien chantajeas la próxima vez. Hay mucho hijo de puta por ahí suelto que no tendría mi tacto.

Se levantó sin decir nada, se vistió torpemente y se fue arrastrando los pies al cuarto de mi hermana.

Nunca más volvió a chantajearme y desde ese momento se mostró más comedida conmigo.

Creo que no se lo contó a nadie. Debía darle pánica la idea de volver a acabar totalmente hecha polvo a incapacitada por orgasmos de varios minutos.

Dos años más tarde coincidimos en una comida familiar. Estaba todavía muy buena, pero tenía el culo un poco más grande. Al principio se la veía muy incómoda, pero poco a poco se relajó.

Nos sentamos al lado el uno del otro.

+ No se lo he contado a nadie…

– Mejor, menudo revuelo se hubiera montado.

Me miró, la miré y me apartó la mirada ruborizada.

– ¿Te sigues acordando?

+ Buf… No debería decirte esto… Pero me sigo poniendo cachonda pensando en esa noche a pesar de todo.

– Sabes que lo que te dije era mentira, ¿verdad? Lo dije para asustarte un poco y que no quisieras volver.

+ Entonces me lo creí… Pero estaba muy pesada… Lo siento.

Silencio y nos miramos.

– ¿Tienes novio?

+ Ahora no…

– Vivo solo. Si alguna vez vienes avisa… Que me dejé algo por lamer.

Y le metí disimuladamente la mano debajo del vestido en el coño. Que estaba caliente y bastante húmedo.

Me miró con la cara ligeramente descompuesta y me habló muy bajito.

+ El finde que viene vuelvo…

Miro a los lados y asegurándose de que nadie la miraba y escuchaba acercó mi boca al oído.

+ Espero que cumplas tu amenaza y… me violes…

La sangre acudió a mi rabo a una velocidad inusitada.

Nos fuimos al baño los dos y nos comimos la boca con bastante ansia. Me agarró la polla y me dijo que se moría por que se la clavase.

El sábado siguiente vino por la mañana y estuvimos follando hasta el domingo por la tarde cuando se fue. Acabé con medio paquete de condones y el rabo escocido como cuando tenía 20 años.