Soy loca y me encanta el sexo. Por eso cada vez que puedo me junto con dos amigos para hacer un trio

Hola, me llamo Lola. Soy una mujer joven, apasionada de los relatos eróticos, con los cuales desde hace un tiempo y debido a mi actual situación amorosa, suelo apagar mis calores masturbándome como una loca mientras los voy leyendo.

Dichos relatos me ponen de lo más cachonda, así que al no tener ahora a ningún “folla amigo” con el que poder contar, me las tengo que arreglar yo sola, acabando por hacerme una gran experta en todo eso de los orgasmos en solitario.

Fue así como al ir viendo todo lo que la gente iba escribiendo, me entraron a mí también unas ganas tremendas de contaros algunas de las experiencias que a lo largo de mi vida me han ido pasando.

Una de ellas y quizás la que más me ha marcado una vez pasado el tiempo, fue esta que a continuación voy a contaros.

Todo ocurrió durante unos días que tuve de vacaciones, en los cuales me fui de excursión a una casa rural en plena sierra junto a dos amigos más, para tratar de pasármelo lo mejor posible con ellos y dejar así el estrés de la ciudad durante unos días.

Así que cuando llegó el momento, me presenté con mi maleta ya preparada en el punto acordado y una vez llegaron ellos dos, emprendimos la marcha hacia dicho lugar.

Una vez allí nos quedamos maravillados debido al paisaje tan impresionante que se veía y a la paz y tranquilidad que se respiraba, con lo cual, todo en su conjunto lo hacía envidiable.

Luego pasamos al interior de la casa y empezamos a investigar todo con mucha ilusión. Enseguida nos dimos cuenta de que solo tenía dos habitaciones, por lo que mis dos amigos decidieron que yo durmiese sola en una de ellas y ellos lo harían en la otra, la cual, aunque también tenía solo una cama, esa era bastante más grande que la mía.

Así que una vez lo acordaron todo, seguimos visitando el resto de la casa que nos faltaba. De esa forma pudimos ver que en la parte trasera tenía además una piscina, así como un bonito porche en la entrada con sus hamacas correspondientes.

Luego, una vez la vimos toda, decidimos bajar al pueblo más cercano, el cual no estaba muy lejos, para comprar provisiones para poder pasar los días que íbamos a estar allí.

Con todo ese ajetreo, el tiempo se nos fue echando encima, y tras dar después una vueltecita por los alrededores, fue cayendo la tarde. Entonces al llegar de nuevo a la casa, decidimos darnos un buen baño en la piscina y nos fuimos corriendo a poner los bañadores.

Cuando volví vi que ellos estaban ya en el agua, por lo que mi pase de pasarela en bikini ante sus ojos fue para los dos todo un poema. Por una parte, yo estaba tranquila porque eran mis amigos, pero por otra y en ese preciso momento, me sentí muy observada lujuriosamente por ambos, tal vez por ser la única chica que había allí.

Por eso, al invitarme a que me uniese a ellos no me lo pensé dos veces y cogiendo un poco de carrerilla me tiré rápido al agua, la cual debido a lo fría que estaba hizo que lanzara un tremendo grito y mis pezones se pusieran más tiesos y duros que nunca bajo el bikini, cosa que me dio bastante reparo al tener allí a los dos revoloteando a mi alrededor.

Aun así, entre bromas y risas pasamos un buen rato muy a gusto, aunque eso sí, soportando continuamente los roces de sus cuerpos contra el mío, al igual que los bultos de sus entrepiernas que restregaban (tal vez sin querer) una y otra vez sobre mis redondeadas nalgas, al igual que iba haciendo yo también con mis tetas sobre sus musculosos pectorales.

Luego, al cabo de un rato empezó a nublarse y al ver que cada vez se iba poniendo peor, decidimos salir del agua e irnos para dentro de la casa. Seguidamente nos estuvimos dando una ligera ducha y luego nos pusimos a cenar. Al acabar estuvimos jugando a las cartas un rato y al vislumbrar por la ventana un gran y luminoso rayo, el cual vino acompañado de su correspondiente trueno, decidimos irnos los tres a dormir.

Así entre bromas y risas ellos se fueron a su habitación y yo me fui a la mía. Una vez tumbada en la cama boca arriba, traté de conciliar el sueño, pero me fue del todo imposible, ya que me sentía muy excitada debido a la escena que había vivido en la piscina y todo aquello no se me iba de la cabeza, por eso, cerré los ojos, abrí bien las piernas como en otras ocasiones y traté de calmar mi calentura. Para ello y con mis manos sobre las tetas, empecé a acariciármelas poco a poco pensando en todo lo ocurrido.

Luego con un de ellas me fui tocando también el coño, hasta conseguir que el botón de mi clítoris se pusiese bien abultado para seguir frotándomelo sin parar. Así me pasé un buen rato dándome placer del bueno hasta que conseguí tener un buen orgasmo, aunque fuese en solitario como casi siempre, aunque en esta ocasión mordiendo las sábanas de la cama con los dientes para tratar de mitigar el ruido que producía con mis constantes gemidos de placer.

Ellos por su parte deberían de estar ya durmiendo a pierna suelta, por eso y tras el estupendo orgasmo que había tenido, decidí dormirme también ahora que estaba ya más calmada. Al final lo conseguí, y tras hacerlo plácidamente durante unas horas, un tremendo trueno hizo que me despertase de golpe toda asustada ya que tras él vinieron unos cuantos más y con sus respectivos y luminosos rayos correspondientes.

Por eso y con el susto ya metido en el cuerpo, decidí irme a la habitación de mis amigos. Al abrir la puerta muy sigilosamente, vi que estaban los dos bien dormidos y en slips sobre la cama, por eso y con mucho cuidado decidí despertar tan solo a uno de ellos, el cual tras escuchar mi explicación de que tenía miedo de la tormenta, me dijo medio adormilado que no pasaba nada, que me quedase allí con ellos y que no había ningún problema.

Luego y sin abrir casi los ojos se hizo a un lado de la cama y me dejó un poco de sitio en medio de los dos. Yo entonces me acosté sin hacer nada de ruido y me quedé allí de espaldas entre ellos en bragas y sujetador sin moverme ni un pelo y tratando de dormirme, pero en aquella posición me era imposible hacerlo, por eso traté de ponerme un poco de lado como pude y así sí que me dormí al momento.

Al cabo de un buen rato me desperté tras notar algo muy duro y largo justo entre la raja de mis nalgas. Por un momento traté de separarme de aquella cosa tan grande pero después, tal vez por miedo a despertarlos, decidí quedarme allí quieta, aunque así, fuese imposible poder pegar ojo ya que aquella situación estaba originando que cada vez me estuviese poniendo más cachonda todavía.

Además, aquello iba aumentando por momentos, tanto en largura como en grosor a cada movimiento que él iba haciendo inconscientemente y se iba pegando cada vez más a mi culo, así que traté de hacerme con un poco más de sitio por el otro lado donde mi otro amigo seguía también durmiendo, aunque él lo hacía boca arriba, por lo que disimuladamente le pasé un brazo por encima de la cintura y así traté de acercarme a él lo máximo posible.

Al hacerlo me di cuenta de que él también estaba muy empalmado, tal vez debido a lo que estaría soñando. Así que por un momento me sentí como si estuviese sobre una bomba de relojería, pero aun así decidí no sacar mi brazo de allí para no despertarlo, aunque cada vez me fuese sintiendo más caliente y excitada con todo aquello.

Ahora por mi parte trasera estaba sintiendo una gran polla metida entre la raja de mis nalgas, y por la delantera y al alcance de mi mano, otra polla bien empalmada, la cual me era ya imposible dejar de mirar. Así que como dormir lo que se dice dormir no iba a poder hacerlo, decidí sacar de todo aquello el máximo placer posible. Para ello y como ellos seguían durmiendo (o eso me parecía a mí) decidí ser yo quien empezara a mover los hilos.

Por eso poco a poco fui arqueando mi cuerpo hacia atrás para poder sentir mucho mejor aquella estupenda polla que tenía entre mis nalgas y que por lo que podía notar, parecía ser bastante grande y gorda. Seguidamente y con suavidad empecé a ir moviéndome para conseguir ir haciéndole como si fuese una cubana pero entre mis nalgas.

Por otra parte, y haciéndome la dormida por si se despertaba, le fui poniendo al otro mi mano sobre su monumental polla y luego con mucho cuidado se la fui palpando y acariciando poco a poco sin que llegase a despertarle. Así me pasé un buen rato con los dos, hasta que al final, sin poder aguantarme más debido a la calentura que tenía, llevé mi mano libre a la raja de mi coño y empecé a meterme los dedos en él sin parar allí entre los dos, a la vez que iba frotándome cada vez más por la parte trasera y seguía friccionando y apretando aquella otra polla por la delantera, consiguiendo de esa forma calentarme tanto que acabé toda mojada, corriéndome como una loca y llenando de flujo todos mis dedos con el orgasmo obtenido, aunque otra vez en solitario conmigo misma.

Después, con el cuerpo ya más relajado, conseguí por fin dormirme de nuevo hasta el día siguiente. Al despertarme comprobé que mis amigos se habían ya levantado. Luego vi que entre los dos me habían preparado el desayuno, cosa que les agradecí un montón. Así, tras darme una ducha rápida, nos pusimos a desayunar los tres. Mientras lo hacíamos traté de explicarles el miedo que había pasado la noche anterior con la tormenta, y el porqué me había ido a dormir con ellos a su habitación, a lo que los dos me contestaron que no me preocupase ya que había sido todo un placer.

Luego, entre risas me pidieron perdón por si alguno se había propasado conmigo, aunque hubiese sido en sueños, durante aquel trío que allí se había formado. A lo que yo les respondí (también entre risas), que en aquel momento la situación para mí fue algo embarazosa, ya que al llegar vi que los dos estaban en slips sobre la cama y además muy empalmados debido tal vez a lo que estarían soñando en ese momento, pero que aun así me acosté entre ellos debido al miedo que sentía en aquel instante.

Entonces uno de ellos siguiendo con la broma me dijo que él por su parte sí que había estado soñando conmigo todo el rato, a lo que le contesté que por lo empalmado que se le veía, seguro que lo que le estuviese haciendo se lo debía de estar haciendo pero que muy bien. Luego mi otro amigo se unió también a la broma y nos pusimos los tres a reír. Ese mismo día volvimos de nuevo a bañarnos en la piscina y yo ya no les quitaba la vista de encima a aquellos grandes bultos que cada uno tenían entre sus piernas, con los cuales me excitaba ya tan solo pensando como las tendrían de grandes y qué se sentiría al estar con dos pollas a la vez como aquellas, ya que eso no lo había probado todavía, aunque ganas no me habían faltado nunca para hacerlo.

Así que, al no poder aguantarme más, empecé a idear algo para intentar hacer un buen trío con ellos, aunque al proponérselo no sabía cómo iban a reaccionar ante tal situación. Para ello fui acrecentando cada vez más todos aquellos roces de la piscina para tratar de ir calentándolos, y así poco a poco y casi sin que se diesen cuenta, ir preparándolos para dicha experiencia.

Luego, al llegar la noche estuvimos cenando y después como siempre jugamos a las cartas para pasar el rato. A continuación, les comenté que yo desde siempre he sido una apasionada de los relatos eróticos y que cuando solía estar sola en casa y me ponía a leerlos para distraerme, a veces había tenido que dejar de hacerlo debido a lo caliente que me solía poner, mientras que en otras ocasiones acababa masturbándome como una loca mientras los iba leyendo.

Entonces uno de ellos se sinceró también y nos dijo que él era más de ver películas porno ya que lo de leer no iba mucho con él. También entre risas nos comentó que, en más de una ocasión, se había tenido que masturbar viéndolas, puesto que al no tener a ninguna chica cerca esa era siempre su única opción.

Por su parte mi otro amigo, el cual se había quedado al margen de todas nuestras confesiones, nos preguntó a ambos qué solíamos leer o ver con más asiduidad, a lo que le contesté que yo por mi parte, de todo un poco, y mi amigo le dijo que a él las películas que más le ponían eran las de tríos o las de intercambios de parejas.

Dicho esto, y al ver que uno de ellos no estaba muy enterado de todo ese mundillo, decidí ir a buscar mi portátil a la habitación y enseñarle dichas páginas. Después el más lanzado buscó esas páginas por las cuales se solía mover y una vez ya puestos, decidimos ponernos a ver una de ellas, la cual no fue otra que una de tríos.

Una vez sentados en el sofá conmigo en medio, le di al “play” y al momento empezaron a aparecer los protagonistas, los cuales se pusieron a trabajar al momento, cosa que hizo que los tres nos pusiéramos muy cachondos y calientes, empezando ya a notarse en ellos cómo sus pollas se iban empalmando cada vez más y en mí, como mi coño se iba humedeciendo cada vez más. Por eso y para continuar con mi idea, les dije que porqué no nos poníamos ya como si nos fuésemos a ir a dormir para así estar más cómodos y a la vez nos podíamos tomar una copa.

Así una vez nos pusimos ya en ropa interior, seguimos viendo la película, en la cual se podía ya ver como la chica se la iba chupando a uno mientras que el otro le iba metiendo a ella su larga y gruesa polla por detrás.

CONTINUARÁ EN EL PRÓXIMO RELATO: MIS DOS AMIGOS Y YO (II)