Llegue a conocer a mi madre de una forma realmente única, lo único que he hecho fue pasar a ser el mejor amigo y amante de ella

Así fue como pasé de tan solo conocer a mi madre a conocerla demasiado.

Ahí estaba yo, jugando al call of duty en mi PS4 (Play station 4), podría pasar todo el día así si dependiera de mí. Vivo con mis padres, mi papá es un importante ejecutivo en la empresa más exitosa del país , lo normal sería que yo siempre estuviera solo y no recibiera amor por parte de él, pero no, Esteban, como se llama mi padre, siempre ha estado muy al pendiente de mi, recuerdo que cuando era niño y le pedía que se quedara conmigo, él siempre aceptaba, podia cancelar la reunión más importante, decirle que no a los mejores clientes, todo para verme feliz y nunca le importó si perdía su trabajo a causa de ello, siempre estuvo ahí. Estar ahí, un par de palabras que a mi madre no le puedo atribuir, Clare es la mayor socia en la mejor firma de abogados de la ciudad, su trabajo a demás de ser muy bien pagado y reconocido por gente muy importante, requiere concentración absoluta y cero distracciones, eso implica tener poco tiempo para mi.

-Hey Gill baja a cenar- Me grita mi padre desde el primer piso.

Dejo mi partida en el juego y me dispongo a bajar. Mi madre está en el inmenso comedor leyendo algo de un libro y mi padre sale de la cocina con tres platos.

– Cariño quieres que te ayude a poner la mesa? -Le pregunta mamá a papá con una ligera sonrisa.

– Estaría bien amor, gracias- Le responde él con el mismo gesto.

Mis padres siempre han tenido una buena relación, muy pocas veces los he escuchado discutiendo y aunque no pasan mucho tiempo juntos, cuando lo hacen, no hay quien los separe, al parecer mi madre solo es distante conmigo, pero al menos ya aprendí a vivir con eso, casi no la veo, a duras penas conozco sus horarios, sé que le gusta hacer ejercicio y en sus escasos tiempos libres cuando no está con su familia, le gusta leer novelas románticas.

Al terminar la cena me ofrezco a lavar los platos, Clare decide que quiere ayudarme y me acompaña a la cocina.

-Oye hijo quisiera hablar contigo, ¿será que podrías darme unos minutos?- Me sentí algo raro al escucharla decir «hijo», pues siempre se refería a mí por mi nombre, Gill.

-Si, dime para qué soy bueno?- Le dije tratando de actuar lo mas natural posible, ya me tenía nervioso.

-Bueno prefería que habláramos afuera, espero no te moleste.

-No hay problema, vamos – Y cuando terminé de secar el último plato nos encaminamos a sentarnos en las sillas de la piscina.

-Mira Gill, la verdad es que no sé muy bien como empezar, así que espero que entiendas- Al ver que no respondí, continuó- No quiero ponerme en el plan de hacerme la buena madre y pedirte perdón, pero si me gustaría que nuestra relación diera un cambio.

-¿Un cambio? Cómo que un cambio?.

– Bueno hijo, yo soy la única culpable de que estemos como estamos, nunca saco tiempo para ti y siendo mi hijo deberías ser mi prioridad, no el trabajo, así que quiero proponerte algo.

-Continua-Le dije para que se sintiera más confiada y siguiera hablando.

– En pocos días se cerrará el caso en el que he venido trabajando tanto tiempo y luego de eso, con los de la firma quedamos en darnos un descanso por el arduo trabajo. Sin embargo, el Jefe de Estado quiere felicitarnos por resolver el caso, así que como soy la representante de la firma tendré que ir a New York a reunirme con él. Mi propuesta es que te vengas conmigo y pasemos una parte de tus vacaciones allá. ¿Qué dices?.

-Bueno mamá me coges por sorpresa no sé qué decirte.

-Tranquilo no tienes que responderme ya, sólo piénsalo.

En ese momento, su mano le dio un pequeño masaje a mi mejilla y me di cuenta lo suave y cálida que se sentía, fue como si todas las caricias que jamás me dio se hubieran reunido en ese ligero tacto. Una larga mirada a sus ojos me dieron a entender lo mucho que quería que la acompañara y con una amable sonrisa se levantó de la silla. Y fue ahí cuando no quise que la agradable sensación que su caricia me producía, me abandonara.

Al día siguiente me levanté algo confundido, primero, mamá se daba cuenta de mi existencia y quería hablarme, y segundo, al hacerlo, yo no quería que se fuera. Mis pensamientos no me dejaron escuchar cuando la puerta se abrió y entró mamá con mi desayuno en sus manos. Genial más confusión para mi mente.

-Buenos días hijo, dormiste bien?.

-Si mamá, gracias- Le dije al mismo tiempo que le recibía el plato. Por algún motivo mis ojos se perdieron en su cuello al descubierto, y a mi cabeza llegó la pregunta de que si éste sería tan suave y cálido como lo eran sus manos.

– Qué pasó, no te gustó el desayuno?

-No, no es eso, está muy bueno, dónde está papá?.-Traté de disimular diciéndole lo primero que se me ocurrió.

-Bueno tenía una emergencia y tuvo que salir de improviso.-Cada vez, sus palabras me parecían más melodiosas, y a cada instante me perdía más en sus ojos, unos ojos que jamás había visto antes, podía ver lo intenso que era ese color verde, podía ver como por primera vez en mi vida ella me miraba como una madre, como la madre que nunca fue.

-¿Gill?…¿Te pasa algo?, estás como ido- Me preguntó, buscando con sus ojos los mios.

-Ah?, No no sólo es que estuve pensando en tu propuesta.- Mentí otra vez. Evitando a toda costa la intensidad de su mirada.

 

-¿Si? Bueno y qué decidiste?.

La verdad es que aunque no lo medité mucho, si me gasté un momento para pensarlo en la noche, y llegué a la conclusión de, que si la única forma de mejorar nuestra relación era irme a una ciudad desconocida en la que probablemente no habría nada qué hacer y así desperdiciar gran parte de mis vacaciones, lo haría, y sólo porque no quiero morir con el recuerdo de casi no saber qué es tener una madre.

-Bueno la verdad es que si me gustaría convivir más contigo… Pero tienes que prometerme que la única señal de trabajo será la reunión con el Jefe de Estado, y que el resto de el tiempo la pasarás conmigo.

Una sonrisa se dibujó en su rostro, permitiéndome ver como sus dientes encajaban a la perfección y la blancura de éstos le hacían resaltar más su belleza.

-Gracias hijo, no sabes cuánto estuve deseando que aceptaras, tanto que casi no me agarra el sueño anoche.-Y como ya lo había hecho una vez, su mano se pegó a mi mejilla, sus ojos esmeralda se cruzaron con los míos y como si el tiempo se hubiese detenido, allí nos quedamos, ninguno podía despegarse de la mirada de el otro, por alguna razón, mi corazón comenzó a latir más rápido, mi respiración se aceleró y en ese momento mi mente se apagó, Clare, pareció despertar de aquel sueño, y cortando nuestra conexión se acercó a mí frente y plantó un beso en ella. Como si fuera lo último que hacía en mi vida, cerré los ojos y apreté mi mandíbula deseando que ese momento jamás terminara.- Te amo.-Pronunciaron esos labios qué hace un momento me habían provocado la sensación más misteriosa de mi vida. Y con una última mirada se marchó.

«¿QUÉ-FUE-ESO?».Me pregunté en mis adentros. Por primera vez en mi vida me sentía completo, pero en mi mente no había nada más que confusiones, no sabía por qué su tacto me ponía los pelos de punta, por qué ese beso me causó tal sensación y lo más importante, no sabía que sucedía en mi interior cuando sus ojos se posaban en mí.

El resto de el día lo pasé intentando concentrarme en mi juego, pero me era imposible, pues cada que cerraba los ojos veía los de ella y en cada momento de silencio, mi piel volvía a recordar la suavidad de su tacto, el momento de adrenalina cuando se acercó a mí para besarme, y la ansiedad que sentí cuando se fue.

 

-Hey campeón cómo te fue hoy-?.Me preguntó mi padre que al parecer ya había llegado y como anteriormente yo estaba sumido en mis pensamientos no me di cuenta.

-Bien papá, y a ti?.

-Nada nuevo, resulta que la emergencia no era tan emergencia.-Lo dijo con un todo de resignación.-Oye me ha contado tu madre que aceptaste irte con ella.

-Ah… Si bueno…

-No tienes que explicarme nada hijo, es más, me parece muy bien que ustedes dos estén dispuestos a compartir más, lástima no poder estar ahí.

-Cómo? no vas con nosotros.-Pregunté algo preocupado, pues si él no iba, quién me salvaría de las miradas penetrantes de mamá.

-No, esa semana firmamos contrato con una nueva empresa socia, entonces no dispondré de el tiempo, pero te juro que si no fuera porque de eso depende nuestro futuro, no me perdería el reencuentro madre-hijo.

-Jaja que mal, pero bueno, el deber llama.

Desde el primer piso se escuchó como se abría la puerta y todos mis músculos se tensaron, la voz de mamá se escuchó desde lo bajo.

-Esteban, Gill, ¿están ahí? traje la cena.

Cuando bajé, Clare tenía la mesa lista y los platos estaban bien servidos, no era normal en ella eso de traer la cena, usualmente dejaba que papá cocinara o si él estaba muy cansado ella lo hacía. Al terminar de cenar papá se ofreció a limpiar y yo me sentí en la necesidad de estar con mamá, así que me inventé cualquier excusa para hablar con ella de nuevo.

-Mamá.-Le dije antes de que entrara en su habitación.-Papá me dijo que no podrá acompañarnos, así que sólo seremos tú y yo.-Y me sentí como un estúpido niño al no tener nada mejor que decir.

-Oh bueno, creo que me lo dijo esta mañana.-Dijo con su dulce voz.

Perfecto ya lo sabía, «pero que inteligente eres Gill».

-Está bien mamá, descansa.

-Espera hijo.-Se acercó a mí y pude sentir el aroma de su perfume y como temí, mi corazón empezó a mil por hora.-No te molesta que vayamos nosotros solos ¿Es verdad?.

-No, para nada, no hay problema.

Queriendo salir ya mismo de esa situación, y odiandome por ser tan idiota me dispuse a irme, pero de nuevo el calor envolvió mi cuerpo. Cuando volteé a mirar, vi a la causante de mi delirio. En un abrir y cerrar de ojos estaba rodeado por sus brazos, el aire no era más que la fragancia que emergía de su cabello y mi cuerpo ya no respondía a mis órdenes, como si mis manos tuvieran vida propia, respondieron al abrazo de mi madre, y apretándola con la ansiedad que estuve aguantando todo el dia, nos fundimos en un largo abrazo.

-Que bueno que sepas comprender hijo.-Y está vez en lugar de una caricia, me brindo un beso en la mejilla.-Que descanses tú también.

_**_

Los días pasaron y gracias a la vida que esos encuentros tan raros con mi madre no se repitieron más, pero algo ardía en mí que solo se calmaba cuando la veía, y como si para sufrir hubiera nacido, el trabajo de Clare aumentó en los últimos días, así solo podía estar con ella a la hora de cenar, lo cual, no era suficiente, pues apenas pronunciabamos alguna palabra antes de que tuviera que ir a dormir. Esa era la rutina y ahí entendí que todo volvió a la normalidad, no tenía por qué quejarme sí según yo, «ya estaba acostumbrado».

En la noche del viernes, yo estaba sentado en la sala viendo TV, desde afuera se escuchó como cerraron la puerta de un carro y supuse que era mi padre, pero no, mi madre fue quien apareció.

-Hola ma, pensé que llegarías más tarde, como lo has estado haciendo todos estos días.-Y ahí estaba yo de nuevo, buscando una manera para acercarme a ella. Idiota.

-Si yo también pensé que llegaría tarde, pero para suerte de ambos, el acusado se declaró culpable y nos ahorró mucho tiempo y trabajo a todos los de la firma.

-Genial, pero cómo que «para suerte de ambos».-Pregunté confundido.

-Bueno hijo, teniendo en cuenta que el caso ya está resuelto, tenemos un par de días libres antes del viaje, así podrías decirme qué quieres que hagamos mientras estemos allá.-Y vaya como extrañaba que me hablara de esa manera.- ¿Qué te parece?.

-Es excelente.-Respondí.

Sin darme cuenta y como repetidas veces, me había perdido en su mirada, de nuevo sus ojos me envolvían por completo, esa ansiedad de sentir su piel, atacó una vez más y como si hubiera escuchado mis peticiones se acercó a mí. Primero posó sus manos sobre mis hombros, podía sentir sus respiraciones en mi rostro, ese par de esmeraldas no se desenfocaban de mí, aquel par de labios fueron a parar a mi mejilla y con toda la paciencia del mundo se fueron despegando de ella.

-De verás que lamento no haber sido una madre ejemplar.-Se notaba un poco de tristeza en su rostro, y rompiendo el momento de silencio se paró del sofá.-Qué quieres para cenar cariño?.

Y la confusión llegaba de nuevo ¿Cariño?.

-Lo que tú quieras, ¿puedo ayudarte?.

Y así se fue el resto de la noche, cocinamos reímos, y terminamos viendo una película, hacía un poco de frío así que tomé la temperatura como excusa para poder estar más cerca suyo, mi madre, pareció percatarse de mi cercanía, y cuando menos lo pensé, la tenía envuelta en mis brazos.

Los rayos de luz que entraban por la ventana me despertaron, mi madre seguía sumida en su sueño. Era la primera vez que habíamos dormido juntos. La casa estaba silenciosa y vacía, al parecer mi padre no llegó a dormir, lo cual, resultó como un punto a mi favor a la hora de estar a solas con Clare. Un ventarrón entró por la ventana y con él, el frío se hizo presente, mi madre se revolvió encima mío y como si tal movimiento hubiera encendido un interruptor, mi miembro comenzó a cobrar vida.

No tenía muchas opciones pues si me paraba, lo más probable es que mamá despertara y me viera todo empalmado, y si me quedaba ahí , también podría despertarse por la incomodidad que éste le causaba, mi única salvación era concentrarme en otra cosa, pero el aroma de su pelo, y el mero hecho de tenerla a tan solo unos centímetros no ayudaban, rematando mi suerte, Clare despertó y lo primero que hizo fue buscarme con ese par de esmeraldas, nuestros ojos se encontraron e involuntariamente una sonrisa se escapó de mis labios tratando de disimular la erección que yacía bajo mis pantalones.

-Buenos días hijo mio.-Me dijo, mientras yo estaba hipnotizado por su perfecta sonrisa.

Se removió un poco para acomodarse mejor, aún seguía enrollada en mis brazos. Sintiendo el calor que nuestros cuerpos proporcionaban, y con tan solo saber que habíamos dormido fundidos en un abrazo, se me erizó la piel, y lo que antes era solo un levantamiento de mi pene, ahora era una erección que solo me surgía cuando me ponía muy caliente. Y como anteriormente lo había hecho, y como si supiera lo nervioso que me ponía, me acarició la cara con sus suaves manos y esta vez sus labios fueron a parar peligrosamente cerca a los mios, mientras pasaba una maravillosa eternidad. Yo solo disfrutaba de ese momento, tanto, que no me di cuenta cuando sus manos pasaron de mi rostro a enredarse en mi cabello y como cada vez se pegaba más a mi cuerpo, lentamente se alejó de mí y con una última e intensa mirada se fue. Y ahí quedé yo, como un pendejo, paralizado y bien excitado por el amor de su madre.

CONTINUARÁ…