Llego a casa cachonda y decidió tener sexo telefónico con un desconocido

Abro el chat. Pienso un nombre sugerente e inicio sesión. Entro directa al canal de “Adultos”. Empiezan a sonar las notificaciones de privados. Una tras otra. Silencio las notificaciones y empiezo a leer lo que me han escrito. Ignoro los bots, los mensajes que no me convencen. Respondo a aquellos que podrían servirme. La conversación es rápida, directa, yo ya me estoy masturbando ante el morbo de la situación.

– Hola, ¿cómo estás?

– Cachonda…

Directo al grano. No me preguntes de dónde soy, ni cómo me llamo, ni a qué me dedico. Me gustan los que entienden esa parte y no hacen preguntas insustanciales. Yo estoy cachonda y tú también. Sabemos a lo que venimos.

– ¿Qué haces ahora…?

– Estoy en la cama. Acabo de llegar a casa, me he desnudado… Estoy en tanga. He llegado bastante cachonda.

Y le envío una foto, la primera. Una foto sugerente, bien vestida con ropa provocativa o en ropa interior.

– Bufffff… estás buenísima.

Me pone a cien leer esos sonidos: “buff”, “ummm…”, “uffffff”. Siento que desde el otro lado de la pantalla ha emitido ese mismo sonido al verme. Se le ha puesto dura. Sé que se la acaricia contemplando mi foto, deseando tocarme.

– Pásame otra… Dios que dura me la has puesto.

Tus deseos son órdenes.

Al principio era solo descripción. Luego me di cuenta que una imagen vale más que mil palabras.

Luego necesité ir un paso más allá. Necesito oírte. Oír tu voz excitada, oír tu mano alrededor de tu polla moviéndose arriba y abajo. Que me oigas gemir y eso te encienda aún más. Acción y reacción.

– ¿Quieres que sigamos por teléfono?

No se lo piensa dos veces. Tras ver mis fotos y mi actitud de zorra de manual, está encantado con la idea de oírme mientras me masturbo. Me da su número. Le llamo en oculto:

– Hola… – hablo bajito, con voz aniñada. Tengo una voz bonita, dulce, y se vuelve excitante cuando estoy cachonda.

– Hola… ¿qué tal? – le oigo jadear. Voz grave, varonil, adulta.

– Bien… ¿y tú? – debo admitir que al principio me corto un poco por teléfono.

– Bien… mirando tus fotos. Me has puesto a mil. – oigo su mano moverse, arriba y abajo. Arriba y abajo. Al verbalizarlo se ha activado de nuevo. Jadea.

– ¿Te gustan…?

– Joder que si me gustan, estás buenísima dios… – jadea más fuerte.

– ¿Tienes alguna foto de esas delante?

– Sí, las estoy mirando. No puedo dejar de tocarme… ufff…

– Mmmmm… – los sonidos que emite me activan a mí también. Froto mi clítoris con los dedos índice y corazón y gimo contra el teléfono. Hablo con voz entrecortada. – Imagina… que me tienes así, en esa posición. Mastúrbate contra mi foto… Quiero que te corras sobre mí.

– Uffffff… joder, sí… que zorra… dios. Buffff… que culito tienes, quiero follármelo… Mmmmm, que rico joder…

Escucho su monólogo, gimiendo mientras me masturbo, pidiendo más.

– ¿Te gusta, papi? Dios estoy super cachonda… como me pone oírte así… ¿Te gustaría follarme? Mmmm… me encantaría que me follases a cuatro, a pelo, quiero sentirlo todo dentro. – Bufa al otro lado de la línea. Gimo sonoramente. – Mmmmm… sí, dame… fóllame.

– Ufffff… sí, así, gímeme perrita. Dios cómo me pones… – oigo cómo se masturba frenéticamente, cómo jadea y murmura guarradas de lo cachondo que está.

No aguanto más. Noto una punzada de placer en el clítoris. Estoy en ese punto en el que no puedo alargar más el preámbulo al orgasmo y tengo que dejarlo fluir. Y se lo digo.

– No me aguanto más… no me aguanto… – gimo sin control, bien alto, que me oiga – Me voy a correr… aaah… dios, sí, métemela entera… aaah…

Grito mientras noto los espasmos de mi coño alrededor de mis dedos y me retuerzo sobre la cama, con la cabeza hacia atrás, gimiéndole a ese desconocido.

– Uffff sí, joder sí, vamos córrete… córrete zorra… – las sacudidas de su mano se escuchan más fuerte, al igual que sus jadeos y gemidos – Aaaaah… aaah joder síiiiiiii… dios zorra… Me voy a correr en tu culo diossss…

Sé que tiene la foto delante. La está mirando mientras se masturba y me oye gemir. Se imagina que me tiene así, delante, y me la mete hasta el fondo, sin condón. Que le gimo como me oye gemir al otro lado de la línea. Que se corre dentro. Y culminamos a la vez por la idea de oír excitado al otro.

Cuelgo, cierro sesión en el chat y borro el historial.