La obsesión de dos madres con sus dos hijos que cambio su vida

DOS AMIGOS, DOS AMIGAS

Fernanda cerró la llave de la regadera, el vidrio que dividía la ducha del resto del baño estaba completamente empañado, seco sus finos pies en la toalla que estaba en el suelo, siguió secando el resto de su voluptuoso cuerpo, sus senos, brazos, sus piernas y su vagina, a continuación tomo una crema humectante, froto el liquido entre sus dos manos y empezó a esparcirlo varias veces por sus delgados brazos posteriormente en todos sus senos, masajeándolos, siguió con su firme abdomen, tomo un poco mas de esa crema y con las piernas completamente rectas se flexiono para untar crema en sus tonificadas extremidades, cada movimiento al poner la crema en su ardiente cuerpo generaba un leve bamboleo de sus mamas.

Su cuerpo relucía por la reciente humectación, salió caminando imponente del baño hacia su recamara, de un cajón saco un conjunto de ropa interior blanco, se coloco el sosten con el broche al frente para facilitar engancharlo, lo giro y subió primero el tirante derecho, después el izquierdo y acomodo las copas en sus redondos y grandes senos, cubriendo aquellos pequeños y delicados pezones. Esta vez había elegido unos calzones cacheteros pero fallaban en su intento de cubrir, gracias a lo grande sus glúteos, terminaban por estirarse volviéndose prácticamente una tanga.

Fer, se puso una camisa también, se puso un pantalón formal y un saco, ambos azul marino. En la otra habitación recién se despertaba Luis, su hijo, con una clásica erección matutina, se dirigió al baño de su habitación, espero un poco para que su pene se pusiera flácido y poder orinar, rápido entro a la ducha y con la misma velocidad se alisto para salir, sabiendo lo que molestaba su madre la impuntualidad. Al bajar a la cocina su pene volvió a hincharse un poco al ver a su madre, vestía discretamente pero su esencia emitía, en ocasiones, sobre todo en presencia de su hijo y muy a pesar de Fernanda, sensualidad.

– Buenos días, amor.

Luis observó los carnositos labios de su mami pintados con un rosa claro, la tela de la camisa estirada conteniendo los senos y su pene se lleno con un poco mas de sangre, rápidamente salió de su ensoñación para pasar desapercibida la atención que daba a su mamá.

– Buenos días, mi amor. – Que sensación tan agradable era decir aquellas palabras a un mujeron como Fernanda Peña, ¬“mi amor».

La familia Peña era del tipo rico de segunda generación y esta compuesta por seis miembros, los padres, dos hijas, Fernanda y Tania, un año de diferencia entre cada una, dos nietos, Raúl, hijo de la ultima, de 14 años, y por supuesto su Luis de 15.

La mamá sonrió cariñosamente, de manera maternal ante la respuesta recibida. La señora Fernanda acostumbraba llevar a su hijo a la escuela antes de ir al trabajo, uno pensaría que un adolescente preferiría ir solo pero con una madre tan caliente no podía desaprovecharse la oportunidad de pasar tiempo con ella.

Con los primero rayos del sol Fernanda llego a su trabajo, saludo al vigilante de la entrada, quien abrió cortésmente la puerta y vio de reojo las nalgotas de la Jefa cuando se alejaba. Así es, la Jefa, con mayúsculas, ella era la dueña de una escuela primaria con más de 400 alumnos, no era la Directora pues ese puesto estaba encomendado a Fermina, una mujer regordeta de 40 años.

La mayor parte del tiempo la Jefa se quedaba en su oficina pero aquel día era lunes y los lunes había honores a la bandera así que era regla verla en el patio, lo cual brindaba gran agasajo para todos los estudiantes varones pues saludaba con un amable buenos días y mientras algunos veían de reojo, otros se reunían en pares o tríos para dedicarle unos minutos a la retaguardia de esa mujer, con lo ajustado que le quedaban los pantalones era seguro ver las líneas de sus bragas.

De regreso en su oficina Fernanda observó sus mensajes, teléfono y computadora, primero atendió los relacionados al trabajo, después abrió el de José, una imagen de un chico de 26 años, mostrando su torso sin playera,

– Que rico – escribió mientras se mordía el labio inferior.

– Ahora es tu turno

– ¿Cómo? JAJAJA, claro que no estoy en el trabajo

– Ándale nena – como le calentaba a Fernanda que usaran un lenguaje para referirse a ella como una jovencita – haz como yo, no muestres tu cara.

Siempre había sido una mujer muy caliente y la idea de mandarle nudes estando en su oficina a un jovencito sacaba lo puta que tenía. Ya se había quitado el saco, así que se desabrocho tres botones para mostrar un generoso escote, su sosten blanco cubría mas de la mitad de sus mamas, sabedora de que nadie entraba en su oficina sin tocar (cosa que habían aprendido por las malas) giro su silla hacia la ventana, nunca se es demasiado precavido, pensó, junto sus brazos para realzar su busto y tomo la foto con su celular, mientras se volvía a abotonar se sonrojo un poco y sonrió maliciosamente.

– Que pasa? – recibía de un impaciente José.

– Espera – escribió con un hormigueo de excitación.

– (toc, toc) Soy Elizabeth – la secretaria interrumpió sus pensamientos.

– Adelante, Eli – dijo sin despegar la vista del teléfono

– Traigo estos documentos que necesitan firmarse.

Mientras respondía a su secretaria entro a la galería de imágenes y se sintió un poco avergonzada de pensar que alguien pudiera ver esa imagen, la distracción provoco que no observara que había llegado un mensaje de su hijo, por lo que el primer contacto que aparecía al momento de enviar la imagen era ese.

– Gracias Eli – levanto la vista mientras daba enviar sin notar el destinatario y su secretaria salía.

– Nena – volvió a escribir José junto a unos emojis.

Fernanda pensó que era la respuesta a su imagen pero notó que no estaba su foto en el chat, así que volvió a enviarla sin la menor importancia. Aquellas mamas morenas eran espectaculares, por lo que la siguiente imagen de su joven amante, si es que podía llamársele amante, quizá la palabra le quedaba grande ya que en sus encuentros se limitaban a besarse, a que le apretujara los senos, los glúteos, lo máximo que había conseguido José, además de la imagen, era verla solo en sosten, acariciar su suave espalda y dejarlo con una erección y dolor de testículos, así que al irse la frondosa madura debía cuidarse solo y sacar esa energía contenida.

Esta vez el joven quiso tomar la iniciativa y le mando una foto de su pantalón mostrando un erecto miembro. La cosa pintaba bien solo que Fernanda vio en ese momento que había recibido un audio de su hijo donde le preguntaba si comerían juntos o podía ir con Alex a su casa, – audios es que estos jóvenes son tan flojos para escribir- pensó Fernanda – quien realmente dedicaba tiempo a su hijo, no tendría la misma conducta que sus padres tuvieron con ella, por eso prestaba tanta atención a su muchacho, no pudo evitar sentir un poco de culpa, producto de distintas cosas, así que paro en seco a aquel aspirante a tener sexo con ella excusándose en que tenía que trabajar.

-Pinche vieja, esta bien que este buena pero ya se esta pasando de calienta huevos – pensó un molesto José – paciencia, debes tener paciencia si quieres cogerte a una tipa como esa – añadió y lanzó el teléfono al sillón.

Y es que la nalgona madura no podía evitar pensar en ciertas palabras:

– ¿Dirigirás una escuela para niños o para putas? – le había reclamado su padre al verla vestida al poco tiempo de empezar su empresa.

– ¿Acaso ya olvidaste que por andar de cabrona eres madre soltera? – a pesar de haberse alejado de su familia, esta aun ejercía cierta influencia en su conducta, ella creía que al independizarse, viviendo en otra ciudad tendría realmente eso, pero recordaba los reclamos recibidos y parecía que no sería así.

– No quiero enterarme de que cualquiera se anda parchando a mi hija, porque si quieres comportarte como una cualquiera así te tratare- una vez le dijo también aquel señor acostumbrado a mandar y con un sentimiento machista bastante arraigado.

– Hija se puede vivir sin estar… satisfecha… yo solo… atendía, tu me entiendes verdad, a tu padre cuando el me lo pedía, veras que con el tiempo te acostumbras – le decía la sumisa de su madre – si te hubieras conseguido un marido lo tendrías de vez en cuando, pero preferiste revolcarte con un hombre con familia… estarás bien – cortaba la platica, pues le molestaba mucho que su hija no fuera una señor de, como ella.

Estos abuelos machistas pasaron quizá demasiado tiempo con su nieto, a quien habían heredado la ideología de que las mujeres eran como yeguas listas para la criar, que el macho puede disponer de las hembras para follarlas a su antojo, decía su abuelo, y estas estarán agradecidas de que les prestes atención, complementaba por separado la abuela.

– Puedes ir a con tu amigo, solo avísame cuando llegues, voy a llamar a Renata para confirmar que estas ahí – respondió Fernanda a su hijo, tratando de alejar ciertos

pensamientos de su cabeza.

La táctica había funcionado, la madre respondió con un audio. Luis y Alex encontraban excitante el solo escuchar la voz de sus mamás, por eso guardaban los audios que recibían. Habría que comprenderlos se consideraban de la vieja escuela y preferían excitarse de otros modos diferentes a sus compañeros, quienes encontraban cada cierto tiempo una nueva actriz porno favorita, internet ofrecía tanto contenido que terminaban por aburrirse fácilmente de cada actriz que veían.

Se conocía desde la Primaria, esta amistad tuvo sus cimientos en gustos compartidos que se centraban en caricaturas, música, películas. Estando en cuarto grado un día antes de comenzar educación física llego una joven a donde se encontraban, el maestro la presentó como una estudiante que realizaría prácticas con ese grupo para sus estudios, ella saludo y comenzaron el calentamiento.

Llego el momento de abdominales, asignaron parejas para que uno sujetara la piernas, con Luis la gorda del salón, su pareja batallaba cada vez que intentaba levantarse así que la joven practicante en su ayuda empujándole su espalda, para no ensuciar su pantalón de vestir solo se flexiono un poco lo que hizo que su blusa morada, al ser holgada, se alejara bastante del cuerpo mostrando la totalidad de sus pechos que debía tapar, los pechos eran medianos, jóvenes, tiernos, que al quitarle el brassier, también morado pero más claro, no se habrían movido ni un milímetro debido a la juventud de su poseedora, así que mientras la practicante le facilitaba el subir a la gordita también le facilitaba la vista la vista a un inocente Luis quien contemplaba los tirantes del sosten, el diseño de la copa, observo desde el cuello bajando la mirada al nacimiento de los senos, como esa veía tan suave la piel, por supuesto la maestra centraba su atención en animar a la gordita.

Y de repente sintió como su calzón comenzó a levantarse, sí, una erección estaba teniendo lugar, suerte que su short era de tela gruesa si no habría pasado una vergüenza terrible si alguien viera aquello.

Durante el resto del día se sintió inquieto, su madre había comentando el tema del desarrollo del cuerpo humano pero la experiencia lo volvía a tener un tanto desorientado, así que se puso de acuerdo con Alex para que al finalizar las clases fueran a casa de este para comentarle lo sucedido. Como de costumbre la Sra. Renata pasó a recoger a su hijo, saludo a ambos niños con un beso en la mejilla, uno amoroso para su hijo y otro amistoso para el amigo, un confundido Alex aún con el sentimiento del espectáculo fresco volvió a excitarse un poco sin poder evitar avergonzarse por

tener esa sensación hacia esa amable mujer.

Con una fría limonada los jóvenes amigos platicaban la experiencia.

– Es de lo más normal que se te pare cuando veas una vieja buena, sobre todo si le ves las chichis – Alex intentaba transmitir erróneamente la explicación recibida sobre la sexualidad.

El resto de la conversación giro en torno a detallar la imagen de los lindos y apetecibles senos de la futura maestra. Fue este suceso uno de los causantes del cambio de comportamiento de los amigos, rápidamente fue despertando en ellos el interés en las mujeres, comenzaron observando fotos en los catálogos de lencería, buscando escenas de películas, de animes, pronto dieron el salto a los videos porno en celular, sus madres los revisaban periódicamente así que ahorraron para comprar una memoria más amplia para sus teléfonos pero lo mejor llego cuando Alex recibió como regalo una laptop que junto al internet les brindo todo un mundo nuevo para poder ver.

Se reunían en casa de Alex para explorar el mundo de la red, iniciaron con teens, siguieron con Milfs, caracterizándose sus gustos en damas de grandes senos y prominentes nalgas, sin caer en la exageración, ahí se detuvieron, exploraron maestras, jefas, dominación, madrastras e incesto, esto último los introdujo en una nueva adicción sobre el tema, videos, películas, relatos, comics, juegos. Cuantas masturbaciones y placer les habían brindado el incesto pero ya no era suficiente.

Por eso habían consolidado su amistad, jamás se había visto una igual, poco a poco el uno alimento la mente del otro, uno era el virus del otro, un virus que los pudrió y deterioro alimentado por la pornografía, su confianza alcanzo el grado de contarse sus fantasías, encontrando lo que necesitaban, Luis le decía como le gustaría cogerse a Renata, mamá de su amigo y viceversa, Alex le decía que preferiría cogerse a Fernanda en su oficina, otros adolescentes intercambiaban cartas de futbolistas, ellos audios de sus mamás, sus fotos, videos, si sus mamás supieran de aquello.

Tener tal tema de conversación no era algo que hubiera ocurrido tan casualmente, incluir a las candentes madres surgió una ocasión en la que veían un video de entretenimiento para adultos donde una latina con el pelo teñido de rubio era penetrada por dos hombres, movido por la excitación y sin pensarlo Luis lo soltó:

– Sabes Alex al principio te hable porque quería que me presentaras con tu mamá.

– Exactamente que fue lo que te motivo perro.

– La vi un día que fue a la oficina de mi mamá – en la fecha narrada el joven esperaba junto a su madre para evitar travesuras – cuando se sentó cruzo la piernas y sus muslos se veían riquísimos, anchos de buena manera. Pude ver un poco de su chichero, era de un color claro, se veía entre un huequito que había entre los botones. Creo que fue la primera vez que se me paro. Recuerdo que se despidió de mi mamá y de mi de beso, olía igual de rico que siempre, incluso no olvido que llevaba tanga porque se le marcaba un triangulote donde empieza el culo.

Esa vez un desorientado Luis sintió la necesidad de liberar su aprisionado miembro, corrió al baño de la oficina de su madre y vio como palpitaba aquello, para su mala suerte tuvo ganas de hacer pipí e inexpertamente lo hizo en ese estado, mojando toda la tasa.

Otra persona bajo otra circunstancia habría respondido muy diferente a aquellas palabras pero Alex no podía responder con un golpe, lo aplastarían, así que dejó que la excitación hablara:

– Perro maldito, al chile a mi también me la para tu mamá, se ve que esta bien estrecha, ha de apretar bien rico – soltó como bomba, un caliente Alex.

– Hahaha, pendejo, te da envidia que no esta guanga como la tuya.

– Idiota, mi mamá solo coge con mi papá, también esta estrecha.

– Coge solo con uno pero diario, si fuera mi vieja me la parcharía tres veces al día, como comida.

– Así pues yo me fallaría a tu mamá cinco veces, porque tambien hay que contar los entremeses.

Aquellos ya no eran dos amigos teniendo una plática en el cuarto de uno, diciéndose cosas para molestarse, esa era la platica de dos machos en una cantina presumiendo a las hembras que habían conquistado.

Parecía tan lejana aquella ocasión en que Luis se avergonzó por excitarse con la señora Rodríguez, ahora era tan normal hablar con su amigo sobre ella y su mamá, de que tanto rebotarían sus chichotas al estar cogiendo, de cómo llevarían el coño respecto al vello, por la conducta de cada señora, ambos estaban de acuerdo que el de doña Fernanda estaría completamente peludo, también coincidían en que doña Renata lo tendría depilado pero donde había duda era si completamente depilado como deseaba Alex o se dejaba un poco de pelito sobre la vulva, como imaginaba Luis. El éxito de ocultar su fijación era que estos muchachos eran discretos con sus miradas, cuidaban sus conversaciones, eran muy inteligentes y cuidadosos por eso pasaban prácticamente desapercibidas sus acciones.

Ellos ya habían pasado la etapa en la que estaban mas concentrados sus amigos, ahora lo que llenaba las cavernas de sus penes era fantasear con la mujeres de su alrededor, dentro de su grupo de compañeros resaltaban cinco mujeres, incluidas su madres, estaba Soledad quien era la mami mas guapa, con el mejor gusto al vestir, tiene tetas y culo pequeño, claro sin ser plana, como un buen platillo que se sirve en pequeña porción pero que resulta mas que suficiente para satisfacer, en este caso el apetito sexual, de igual forma su belleza cubría con creces su falta de carne, belleza que compartía con su hija quien destacaba siempre como la más bella; Rosa María era la mami más chichonsota, con pequeñas nalgas, siempre vistiendo para tapar tremendas sandías pues le generaba mucha vergüenza que sus proporciones atrajeran atención innecesaria; Mayra por el contrario era la de tetas más peñas, atributo que contrastaba perfectamente con sus grandes nalgas, era la mamita mas nalgona; en la cima estaban las mamis Fernanda y Renata al tener cuerpos mas voluptuosos, si bien no tenían las chichis ni el culo mas grande entre las madres sus proporciones eran mas parejas.

Para Luis las visitas a casa de su amigo generaban siempre una doble satisfacción, primero por ver porno hasta que dolieran los ojos y segundo, quizá más importante todavía, era ver a la mamá de su amigo, Renata, quien era más liberal y menos recatada el vestir, con una figura que levantaba penes a donde quiera que fuere, debido a que en la familia Rodríguez el papá era el único que trabaja la madre tenía tiempo de sobra para dedicarle al gimnasio, en casa por supuesto, ya que el marido, quien sabía lo buena que estaba su esposa y lo todavía mas rica que se ponía, se había vuelto más celoso al grado de instalarle todo un equipo para que se pudiera ejercitar, aunque para ello haya tenido que pedir un préstamo y conseguirlo todo de manera inmediata.

Ambos amigos llegaban con nuevas imágenes para masturbarse con la madre del otro a cada visita que se hacían, siendo Luis quien obtenía mejor gratificación.

Ambas madres tenía una fisionomía parecida, un par de nalgas similares, grandes, redondas, firmes, duras, con muslos gruesos, apetecibles, piernas torneadas, esbeltas, cintura estrecha, caderas anchas, por dar a luz obviamente, abdomen plano, incluso en los senos eran idénticas, probablemente usaban la misma talla de brassier, pechos redondotes, voluptuosos, como si se trataran de una fruta que ha sido cultivada cuidadosamente, regada con esmero y ahora se encuentra lista para ser devorada así estaban estos senos, jugosos, frondosos, ¿cómo lograban dos madres de cerca de cuarenta años conservarse mejor que varias adolescentes? Si bien Renata al ejercicio, Fernanda se lo debía a una disciplina más elegante, el ballet, actividad que practicaba desde hace ya varios años, excepto por los pechos ya que la primera los había conseguido con un poco de chantaje y otro poco de buen sexo con su marido, quien había sucumbido a lo encantos de su esposa, usando el dinero de un bono navideño para realzar la figura de su mujer en vez de comprar un auto clásico como había pensado inicialmente; mientras que la segunda se lo debía a la genética, las mujeres de la familia de su padre se caracterizaban en su mayoría por tener prominentes senos.

Contrastaban era el color de su piel, la madre de Alex tenía la piel blanca, cabello rubio opuesto al color de la madre de Luis con cabello negro, piel morena. Donde radicaba la verdadera diferencia era en la manera de vestir, la chichona de Fernanda era un poco mas conservadora un tanto por la forma en que fue educada y otro por el puesto que desempeñaba.

Renata creció en la ciudad, con padres más liberales quienes le hablaron del sexo como algo normal, hermoso, dejaron los tabúes de lado lo que le permitió desarrollar una sexualidad diferente a la señora Peña. La señora Rodríguez disfrutaba de cuidar su cuerpo, tuvo la misma confianza para hablar con su hijo de sexo buscando que generar una normalización del tema, del cuerpo humano desnudo sobre todo del femenino así que confiada en sus buenas enseñanzas paseaba por su casa sin calzones otorgando una imagen encantadora de la redondez de su culo prácticamente desnudo a causa de lo delgado de la tela de sus pants, tampoco usaba chichero ya que así se sentía mas cómoda, sin tener nada que oprimiera sus pechos lo cual permitía los dos pequeños montecitos que generaban sus finos pezones, solo en algunas ocasiones usaba pequeñas tangas que se incrustaba entre sus dos nalgotas.

Todo esto era para ella de lo más normal pues consideraba que para su hijo ella era una madre, solo una madre, nada más que eso y su amigo Luis, quien era el único a quien permitía visitar su casa pues al ser descendiente de una mujer de la clase y educación que tenía su madre mujer de negocios exitosa, creía había sido criado con las mismas bases hacia el sexo, sumado al sumo respeto con el que se comportaba estando en su presencia asumía el mismo punto que el joven la veía como la madre de su mejor, pero la realidad era otra ya que ambos jóvenes no veía una madre si no una mujer candente, no sabía realmente o quizá ignoraba reprimiendo en lo mas profundo de si, el hecho, como si de un oscuro secreto se tratara, de que aquel adolescente si la veía como una hembra, una de la mejor calidad lista para ser penetrada pero lo peor era que también notaba que su hijo emanaba el mismo sentimiento de lujuria para con ella.

Una especie de Pepe Grillo le decía, susurrándole:

– No es posible, estos adolescentes, ¡no!, estos niños, porque eso son, ¡niños!, tienen una educación diferente, incluso mi esposo se siente cómodo con esta amistad.

A diferencia de otras tantas fallidas, donde los invitados de su hijo, esos niños nacos (palabra que utilizaba para referirse a las personas sin educación) no le quitaban la vista de encima, como le incomodaba sentir la mirada descarada y vulgar hacia sus pechos que al voltearse lo mismo pasara con sus nalgas, que aquellos mocosos buscaran las mas burdas excusas para dejar a su hijo y acercándosele, los peores: uno que no paraba de inhalar tan fuerte que podía escucharse la respiración a metros de distancia, buscando llenarse del aroma de su perfume como si de comida se tratara, hubo al menos cuatro que intentaban tomarle fotos o videos con su celular usando la misma tonta excusa de que respondían un mensaje, por dios eran tan obvios.

A todos tuvo que pedirles el celular cuando se dio cuenta de lo que hacia para borrar las fotos, si bien era una madre ardiente no permitiría que su imagen circulara como si fuera la foto de un volante de bar invitando a conocer la variedad, no solo era una mujer bonita, de tonta no tenía un pelo, así que los confronto, cosa que hizo que dos de ellos lloraran cobardemente pidiendo que no le dijeran nada a sus padres con el otro par la cosa llego al punto que tuvo que reclamarles también a sus madres, como si un deja vu fuera recibió prácticamente la misma repuesta:

– Esto no es otra cosa que lo que se provoca por andar vistiendo como una cualquiera barata, casí casí desvestida.

– Clásica respuesta machista – respondía – su hijo es un vulgar mirón y la culpa es mía.

– El solo reacciona a lo que ve, mejor deje de andar calentando jóvenes y dedíquese a atender a su marido, vieja urgida.

Pudo haberles dicho gordas, ridículas, panzonas, chichis caídas, pero era una dama y no se rebajaría así. Todos esos niños jamás volvieron a pisar aquella casa ni hablaron del tema en la escuela pues cuando uno empezó a hacerlo recibió varios puñetazos de Luis, quien ya se consagraba para ser el mejor amigo de Alex y seguro respaldo de golpes para quien le cantara un tiro.

– No mames Luis, que ricas se ven las chichis de tu mamá – decía Alex mientras veía atentamente el teléfono.

– Lo que me preocupa es que mi puta ejecutiva anda dando las nalgas gratis – “mi puta ejecutiva» así llamaban cariñosamente cada uno a su madre.

Luis estaba molesto, siempre había sido muy celoso con la mayoría de los hombres que se acercaban a su madre, como si de un instinto se tratara presentía, o pretendía hacerlo, quienes se querían empinar a su mami. Su enojo pasó por tres etapas, primero no entendía el origen del tal sentimiento, después se trato de un enojo fundado en que no quería que su madre tuviera sexo, finalmente la ira era provocada en el hecho de que consideraba a su mami como un objeto de su pertenencia, el era el hombre de la casa así que si alguien podía ponerla en cuatro patas era el, tal cuestión la consideraba tanto como un derecho pero más una obligación.

La moral de este joven era totalmente contraria a la de su progenitora, esta última buscaba que su imagen fuera la de una mujer respetable de moral intachable, lo hacia por su hijo, por su trabajo, era una lucha constante entre su calentura y sus convicciones. Deseaban calmar los gritos de su vagina que llamaba fuertemente por un pene, un pene grueso y duro, contradictorio era pues en su húmeda vagina sus labios se encontraban sedientos, clamando por semen, para saciar esa sed. ¬¬ ¿Realmente eran sus convicciones?, ¿era el hecho de que su educación tenía mayor peso sobre sus deseos? ¿Ó simplemente era evitar el sermón tanto de su padre y madre sobre como debe comportarse una mujer?

De no haber tenido padres tan estrictos hubiera dado rienda suelta a su calentura y se la habrían montado cientos de hombres, pues además de su belleza, debido a la genética tuvo un desarrollo prematuro, siendo la primera a la que le salieran pechos, que se le ensancharan las caderas, que le creciera el culo. Los murmullos de compañeros y compañeras fueron inevitables.

La visión de su cerrado mundo vio una luz al volverse universitaria, esta brecha se amplio con la amistad de Renata, al principio las conversaciones eran necesarias debido a la amistad de sus hijos, no fue fácil que se volvieran cercanas, Fernanda no podía evitar los prejuicios que le generaba la señora Rodríguez: una mujer vulgar, fácil, que seguramente se revolcaba con cualquier tipo, una prostituta elegante; la imagen que la señora Peña le proyectaba a Renata era la de una presumida y frígida, sin embargo fue ella quien mostró flexibilidad para construir una relación de confianza, además que quería que una mujer que proyectaba tanta cachondería sin querer hacerlo debía disfrutar de los placeres que el fornicar daba.

Por poco y su amistad así como la de su hijos no se daba, pero con el tiempo la confianza era tal que doña Fernanda era mas abierta a conversar sobre follar:

– La verdad Rena tengo buenos recuerdos de mi primer amor, ese hombre me habló de bajarme las estrellas y lo logró.

– Logró bajarte pero los calzones, era un cabrón, mira que casado y desflorarte, al menos te hubiera mantenido.

Lo que mas trabajo le dio a Fer fue acostumbrarse a ver a Rena, así es como se llamaban, sin ropa intima, pero con el tiempo hasta en eso encontró normalidad e incluso un pequeño juego pues aprendió a notar en los pezones de su amiga cuando estaba caliente en busca de palo, al verle sus finos pezones erectos sabía que buscaba a quien metérsele en las sabanas o ya había encontrado una presa y hasta se enorgullecía cuando antes de que Rena le contara ella adivinaba que ya se había revolcado con alguien pues sus pezones se habían vuelto apenas dos pequeños y delgados puntos.

Pero ya no le incomodaba haber comprobado lo piruja que era su ahora amiga, incluso sentía envidia de las acciones de ella, gozar y disfrutar tanto, esa ideología había logrado captar su atención hasta el punto de aceptar no solo volver a tener una cita si no convencerla para que también se dejara coger en el primer encuentro, para lo cual debía facilitarle las cosas a su galán. La tarea no fue fácil pero las pláticas recibidas cumplieron su cometido. El afortunado fue un viejo conocido de Rena, lo eligió por guapo, discreto y confiable.

– Hahaha, así que te resulto un pito chico – se burlaba Renata.

– Pues aunque te burles si estuvo rica la cogi… – se detuvo Fernanda y corrigió – el sexo fue bueno – aun prefería utilizar un leguaje más propio – Ya no te burles, ha y no me voy a volver a encuerar – se tapo la boca por un instante, sorprendida de la palabra que dijo – tan fácil los siguientes hombres que me presentes tendrán que pasar de la segunda cita para verme desnuda.

A pesar de todas las conversaciones el cambio había sido poco, Fernanda aun se negaba a usar tangas de hilo dental, ligueros, ropa interior con transparencia, vestidos cortos, para sus encasas citas solo medias, blusas o vestidos sin escotes, faldas apenas por encima de las rodillas, pero eso y su belleza bastaba para generar una buena impresión. Por este cambio tan tenue es que Renata se sorprendió cuando escucho a su amiga contarle que se estaba ligando a un jovencito.

– Pero que perra, la verdad me da gusto, yo también prefiero darme a jovencitos, me genera mas morbo, además para mi gusto su lechita sabe mejor.