Era la guardabosques más solicitada, todo el mundo pensaba que era muy buena pero termino siendo la zorra plateada. La que follaba con cualquiera y quemaba los bosques

La guardabosques, una morena, alta, de grandes ojos negros, grandes tetas y de figura estilizada, se acercó, con caminar chulesco, a Odette, José y a los dos jóvenes, y les dijo:

-Me veo obligada a poneros una multa.

A los cuatro, momentaneamente, se les cortó el rollo, José le dijo:

-¿Qué daño hemos hecho?

-Incendiar el monte.

La guardabosques, por sus palabras, venía pidiendo guerra. Odette, se levantó, y le dijo:

-¿Qué monte? ¿Tu monte de Venus? ¿Únete al grupo y comienza a disfrutar? Eso es lo que quieres, ¿no?

La guardabosques sacó un bloc y un lápiz del bolsillo trasero del pantalóna, y después de mirarle a Odette a los ojos, a las tetas y para la raja, le preguntó:

-¿Nombre?

-Zorra.

-¿Apellido?

-Plateada.

-Zorra Puteada.

-Plateada. Pla… te… a… da. Puteada estarás tú.

-Perdón. Asi que… Zorra Plateada. Se ven pocas. Por curiosidad, ¿Qué comes?

-Chochitos, huevos, tetas y pollas, entre otras cosas.

La guardabosques se puso chulita.

-A ti te voy a meter un puro… ¡Qué puro te voy a meter!

-Ya me metieron tres. Uno en la boca…

-¡Serás descarada!

-¡Otro en el chocho…!

-¡Y otro en el culo, viciosa! Tengo dos ojos.

-Tres, tienes tres. ¿Nos estuviste espiando, putilla?

-Eso es insultar a la autoridad. La multa…

Zorra Plateada, le dijo al rubio y al moreno:

-¡A por ella! Pero con ternura, que esta putilla tiene cara de que le guste con ternura…

El rubio se puso delante de la guardabosques… Era un poquito más bajo que ella. Buscó sus labios. La guardabosques le hizo la cobra. El moreno, por detrás, al cogerle las tetas, se empalmó. La guardabosques al sentir la gran polla llamando en su culo, apretó con sus manos las nalgas del rubio contra ella, buscó su boca y lo besó con lujuria.

Zorra Plateada iba a jugar con la guardabosques.

-Hacer que se arrodille, chicos.

El rubio dejó de besarla, y entre él y el moreno la pusieron de rodillas, con facilidad, ya que no opuso resistencia… El tió de Zorra Plateada le quitó la escopeta del hombro y la puso al lado de un pino. Zorra Plateda cogió a la guardabosques por los pelos y le llevó su boca a su sexo.

-Mámamela, putilla,

-¡No!

Le restregó el chochito contra su boca,

-Saca la lengua y lámela.

-¡No!

-¡Te arráncare la cabellera si no la sacas y me la lames!

-Vale, pero que conste…

Le tiró de los pelos.

.¡Qué lamas, coño!

La guardabosques lamió el chochito de Zorra Plateada, que a pesar de haberlo limpiado (sexo y culo) después de que se corrieran dentro de ella, estaba otra vez mojado.

José, que se había empalmado viendo a la guardabosques lamerle el chocho a Zorra Plateada, dijo:

-Esto nos va a llevar a la cárcel, sobrina.

La guardabosque, lo miró y le dijo:

-No interrumpas, viejo. Si quieres hacer algo útil, cuando ella se corra, dámela a mamar.

José, estaba confuso, y dijo:

-El hombre que entienda a las mujeres que de un paso al frente.

El moreno y el rubio dieron el paso al frente y le pusieron a la guardabosques las pollas cerca de la boca.

La guardabosques, poco después, mamaba tres pollas, y un chochito… Zorra Plateada, que era la que marcaba los tiempos, le dijo:

-En pie, putilla, que es hora de corrernos y de que te corras. Vamos para la manta.

La guardabosques se levantó… Dando un par de pasos ya estaban sobre la manta campera… De pie, el rubio, por detrás, le quitó la camisa gris y el sujetador rojo a la guardabosques… Unas grandes tetas, con grandes y rosadas areolas y con pezones erectos quedaron al descubierto… Zorra Plateada, a la que le estaban comiendo las tetas el moreno y su tío José, le acarició, lamió y chupó tetas y pezones a la guardabosques… Después le quitó las botas, los pantalones grises y las bragas rojas, que tenían una gran mancha de humedad… La guardabosques se echó boca arriba en la manta campera.. Zorra Plateada, a cuatro, acarició su monte de Venus cubierto de negro vello… Lamió y tragó todo aquel flujo que la guardabosques tenía en el chochito… Comenzó a mamársela y a trabajar su culo con la lengua… José, de rodillas, le comía el culo y el chochito a su sobrina. Los dos jóvenes, también arrodillados, le daban las pollas a chupar a la guardabosques.

Poco después, Zorra Plateada, caliente como una perra, le dijo a la guardabosques:

-Te gusta que te coman el fondillo. ¿A qué sí, bicho?

-¡Anda que a ti no, zorra! Calla y come.

Zorra Plateada le lamió el clitorís a toda mecha y..

-Ayayayayayay, que me, que me, que me, que me, que me, que me, que, me, que me. ¡¡¡¡Me coooooooooooorro!!!

La guardabosques, gimiendo, temblando y moviendo la pelvis de abajo arriba y arriba abajo, se corrió en la boca de Zorra Plateada.

Cuando la guardabosques se acabó de correr, le dijo Zorra Plateada al moreno:

-Échate boca arriba, moreno, que te voy a follar otra vez y esta vez te voy a dejar los ojos en blanco.

El moreno se echó al lado de la guardabosques, que aún tiraba del aliento. Zorra Plateada se subió encima del moreno, y follándolo a su ritmo, le dijo a su tío:

-Trabaja mi ano con tu lengua y después encúlame, tío.

José no escatimó en besos negros, con lengua, y después la enculó.

Zorra Plateada se folló a los dos. Le gustaba así. Moviendo ella el culo de delante hacia atrás, de atrás hacia delante, hacia los lados y alrededor.

El rubio se echó sobre la guardabosques que recibió su polla en el chochito con un gemido de placer.

Mientras les daban caña fina, Zorra Plateada y la guardabosques se miraban a los ojos. No se sabía si morían por besarse, si se retaban para ver quien aguantaba más tiempo sin correrse, o si eran ambas cosas… Zorra Plateada, estiró una mano. La guardabosques se la cogió, Zorra Plateada apretando la mano de la guardabosques, dijo.

-¡Uuuuuuuuuuuuuuuuf! ¡¡Que tsunamy se acerca!! ¡¡Me cooooooooorrol!!!

Zorra Plateada al correse, busco la boca del moreno y le devoró la lengua.

La guardabosques, sintiendo los gemidos y viendo las convulsiones de Zorra Plateada, apretando la mano de Zorra Plateada, se corrió con ella. Los tres mosqueteros dispararon sus mosquetes dentro de las dos mujeres.

Apenas acabaran de correrse y pasó un avión de SEPRONA. La guardabosques, levantándose, les dijo:

-Tenemos que vestirnos que estos dan la vuelta.

Recogieron sus ropas y se metieron en el Land Rover para vestirse

La guardabosques tenía razón. Los de SEPRONA, que algo debieran ver, dieron cuatro pasadas más.

Una semana más tarde, Zorra Plateada, de vuelta en su País, una tarde, y después de una clase de karate, se fue a una sala de masajes a acabar de quitarse el estres del trabajo…. Le habían hablado de una pareja que daba unos masajes espectaculares. Ella, no estaba, estaba él y tenía una aprendiz.

En la sala de masajes, el masajista que vestiá de blanco, como la aprendiz, le dijo:

-Desnúdese.

Zorra Plateada se quitó la camiseta y el sujetador rojo y el masajista y la novata vieron sus tetas… Eran unas tetas tirando a grandes, con areolas negras y buenos pezones… Se quitó las zapatillas de deporte, el pantalón del chandal y las bragas rojas y vieron su sexo depilaldo, y encima de la raja, un gran capuchón que debía guardar un gran clítoris. Ya desnuda, le dijo la masajista:

-Échese boca abajo en la mesa de masajes.

Zorra Plateada se echó boca abajo en la mesa de masajes.

La masajista novata, que era un rubia de unos 22 años, ojos azules, grandes tetas… un bombón… Bajo la atenta mirada del masajista, un cuarentón musculoso, echó aceite en su espalda y comenzó a masajear las cervicales de Zorra Plateada… la espina dorsal… las costillas… toda la espalda… Echó aceite en sus muslos… los masajeó hasta llegar a los pies… debajo de la nalgas… Echó aceite en sus nalgas… Las masajeó… Las separaba… las juntaba… Las separó con una mano… con la otra echó aceite en su ano que bajó por su periné… Acarició ano y periné con el dedo pulgar… Zorra Plateada, que hasta ese momento, había guardado silencio, comenzó a gemir… La novata, al oírla, se quitó la chaqueta blanca, echó aceite en sus grandes tetas y las masajeó… Zorra Plateada, que no sabía lo que hiciera la novata, se soprprendió, gratamente, cuando sintió las tetas de la joven acariciar su espalda… y cuando separó sus nalgas con la mano y rozó su ano con los pezones, los gem¡dos de Zorra Plateada ya eran como caricias para los sentidos… El masajista le dijo a la novata:

-Ahora es el momento. A ver si lo consigues.

La novata abrió con sus manos las nalgas de Zorra Plateada y le metio la punta de la lengua dentro del ano. Zorra Plateada se estremeció… Poco después, la novata, metió su dedo pulgar en el ano de Zorra Plateada y se lo comenzó a follar, al tiempo que besaba su espalda… Zorra Plateada bajó una mano y comenzó a mastubarse.

El masajista miró a la novata y ambos sonrieron. Era lo que la novata tenía que conseguir, que Zorra Plateada se masturbase.

Zorra Plateada se mastubó y se corrió entre gemidos…subiendo y bajando su culo…. El masajista, al que Zorra Plateada miraba con sus ojos vidriosos, vio como se corría una preciosidad morena, que oleada, parecía brillar más con cada espasmo que sacudía su cuerpo.

Al acabar de correrse, le dijo el masajista:

-Póngase boca arriba.

Zorra Plateada se puso boca arriba. El masajista echó aceite en sus tetas y la novata en su vientre… Estaba el masajista masajeando sus tetas cuando Zorra Plateada vio que estaba empalmado. Como tenía el bulto cerca de su cara, la muy viciosa, sacó del pantalón la gorda polla del masajista, la metió en la boca y comenzó a chuparla.

La masajista novata, mirando como se la chupaba, masajeó por los lados el chochito de Zorra Plateada… los labios superiores… los inferiores… El capuchón del clítoris… el clítoris… Metió dos dedos en la vagina y se la folló… Cuando chupando polla, el masajista vio que Zorra Plateada se iba a correr, le quitó la polla de la boca… Oleó la polla… Puso a Zorra Plateada en posición… Metió tres dedos en su vagina, y después la enculó… Los gemidis de Zorra Plateada ya eran como una melodía sensual… El masajista la masturbaba y la enculaba… la novata acariciaba y aprebata tetas y pezones y chupaba y lamiá el clítoris, erecto y fuera de su capuchón… La respiración y los gemidos de Zorra Plateada la delataron. Se iba a correr.

Zorra Plateada al sentir que le venía el tsunamy, abrió los ojos desorbitadamente… Al sentir la explosión los cerró de golpe y soltó uns inmensa corrida. El masajista al ver la cara de aquella belleza corriéndose le llenó el culo de leche.

Al acabar de correrse Zorra Plateada, le dijo la novata al masajista:

-Tengo que ir al baño, jefe, tengo que ir al baño. ¡Estoy chorreando!

Un par de semanas después, a las diez de la noche, llamaron a la puerta de la morada de Zorra Plateda. Era una chica a la que Zorra Plateada, después de abrir la pueta y verla, abrazó, y dijo:

-¡Tú eres María! -le dio dos besos en las mejillas– La hija de mi hermano Luis, el de Puerto Rico.

-Pensé que no me ibas a reconocer. Sólo me habías visto en fotos.

-Como no te iba a reconocer! Pasa. Tienes muchas cosas que contarme.

En la sala de estar, comiendo unas patatas fritas y bebiendo unas cocacolas, hablaron largo y tendido.

A las doce, Zorra Plateada llevó a su sobrina a la habitación de invitados. Una vez dentro, le dijo;

-Es toda tuya, María. Mañana te ayudo a deshacer la maleta. Ahora ne retiro.

María puso morritos, y le dijo:

-Quédate un poquitin y sigamos hablando.

-Es tarde.

María se acercó a su tía y la besó en los labios. Zorra Plateada, la miró. sorprendida. María, aprovechó para besarla con lengua. Al separarse, se volvieron a quedar mirando, y María le dijo:

-Me gustas, tía.

-Es muy halagador por tu parte, pero eres una nña. No sabes lo que quieres.

-Tengo 22 años, sé bien lo que quiero.

-No, no lo sabes.

Zorra Plateada se fue… Se paró en el pasillo… Pensó que debía reprender a su sobrina… Se dio la vuelta… Al abrir la puerta, la vio desnuda ¡Cómo estaba la chavala! Tenía unas tetas espectaculares… El sexo rodeado de una gran mata negra de pelo… Una piernas perfetas… Tenía todo bien puesto.

María, sonriendo, le preguntó:

-¿Cambiaste de idea?

-No. Venía a decirte…

Maria, fue al lado de su tía, le cogió las manos y se las llevó a la tetas… Zorra Plateada, sin querer, queriendo, palpó aquellas tetas dura y sintió que se estaba mojando…. Se dio la vuelta, confusa, y sin decir palabra se fue a su habitación.

En su habitación, Zorra Plateada, se quitó la ropa y se echó sobre la cama, desnuda… En su retina estaba su sobrina, desnuda como estaba ella ahora… En su paladar el sabor de su lengua…. Se comenzó a tocar… Estaba mojada, muy mojada… Al rato sacaba un vibrador y unas bolas chinas del cajón de su mesita de noche… Mojó con saliva las bolas chinas y las metió en el ano… Con el vibrador apagado se folló el chochito… Poco después lo encendía y lo ponía en el lado derecho del capuchón del clítoris… No quería pensar en su sobrina… no debía pensar en su sobrina… pèro su sobrina había oído el ruido del vibrador, ya había abierto la puerta de la habitación y ya la había visto masturbándose. María, desnuda, le preguntó:

-¿Te ayudo?

Zorra Plateada, estaba tan cachonda, que no le respondió, María se metió en la cama… Besando a su tía, le fue quitando las bolas chinas del culo, con mucha suavidad, se veía que no era la primera vez que lo hacía, y al sacarle la última, y con el vibrador a tope sobre su clitoris, Zorra Plateada se corrió como poseída por un espíritu travieso.

Al acabar de correrse Zorra Plateada, María, mirándola a los ojos, le llevo la mano a su chochito. Zorra Plataeda notó que estaba empapada.

-Echate, mujer, échate que si te quedas así hasta te puede dar algo.

María se echó. Zorra Plateada le comó el chochito como sólo ella lo sabía comer… Se lo estaba comienro con la idea de que acabara metiéndole un consolador, pero sin avisar, María se empezó correr y echó un chorro de flujo que dejó perdida la cara de su tía, y luego otro, y otro y otro, y oto más, pero esos chorros, Zorra Plateada ya se los tragó mientras le cogía las nalgas a su sobrina para no perderse ni una sola gota.

Era el comienzo de una noche muy larga, ya que la sobrina de Zorra Plateada era lesbiana, pero esa es otra historia que quizá cuente algún día.