En la casa de la playa el tío se excita con los juegos de su sobrinita en la cama. Termina perdiendo su virginidad y prometiendo ser su putita para siempre

En la casa de la playa el tío se excita con los juegos de su sobrinita en la cama. Termina perdiendo su virginidad y prometiendo ser su putita para siempre.

Hola, me llamo Víctor, hace unos días me encontré con esta pagina buscando algo nuevo y excitante, me llamo mucho la atención la sección de relaciones entre miembros de una misma familia y por eso me animo a contarles esta historia real.

Bueno, todo empezó un día como cualquier otro, en ese tiempo yo tenía como 18 años y me gustaba masturbarme mucho, lo hacía por lo menos dos veces al día, tomaba mis revistas y me metía al baño.

Un día me encontraba masturbándome muy a gusto, de pronto se escuchó el timbre de la puerta y rápidamente salí del baño y guardé la revista antes que la viera mi madre, era mi hermana con mis sobrinas de 18 años, me caían mal por que siempre estaban agarrando mis cosas y eran muy fastidiosas, mi hermana le fue a preguntar a mi mamá si íbamos a ir a la casa de la playa para las vacaciones de verano y ella le contestó que sí, así que quedamos en que nos veríamos allá el sábado.

Mi cuarto en la casa de la playa se encontraba arriba, enfrente del de mi hermana y por consiguiente de las de mis sobrinas, se llamaba Sandy y Fary, ella es bonita, tiene un cuerpo de lujo con senos redonditos, como dos manzanas, con unas piernas bien formadas y un trasero grande para su edad, ojos azules y cabello güero.

El sábado como quedamos acababan de llegar, las ayude a meter sus cosas y le pregunte a mi hermana sobre mi cuñado, y ella me dijo que tenía mucho trabajo y no iba a poder venir, ese mismo día mi hermana y mi sobrina Sandy se fueron a la planta baja a platicar con mi mamá, y mi sobrina Fary entro a mi cuarto y como siempre se acostó sobre mí en mi cama, solo para fastidiarme, así que yo giré y me puse hacerle cosquillas hasta que ella ya estaba revolcándose conmigo en la cama y me pedía que parara, hasta que lo hice, acostándome en la cama mi sobrina Fary de pronto se colocó de caballito sobre mí y empezó a hacerme cosquillas, yo la tomé de la cadera y la empujé como a la medida de mí pené, yo ya estaba caliente y me la quería follar a esa misma hora sin importarme que era mi sobrina, ella sintió el bulto entre sus piernas y le gustó, ya que ella se iba restregando en lo largo de mí pené, entonces yo la fui ayudando agarrándola de sus caderas y levantándola un poco, ella sonrío y me dijo que sentía rico y que le gustaba la sensación, y entonces la tomé de un seno y ella gimió en ese instante, sentí como su cuerpo se estremeció, así que le alcé la blusa y vi esos pechos más redonditos y con unos pezones rozados y sin ser mordidos todavía inflamados del placer, ella me dijo que cerrara la puerta, me levanté y la cerré, enseguida ella se quitó la blusa y su short, yo la camisa, el pantalón y mi trusa, ella se recostó en la cama, yo le di un beso y ella abrió completamente su boca y me la ofreció. Yo la tomé de sus dos senos y le lamía, ella gemía de placer, la fui recorriendo toda con mi lengua y al llegar a su coñito noté que estaba empapada, me dijo que no podía más que no perdiera el tiempo, que la penetrara y que después tendríamos más tiempo para otras cosas, en ese instante me sentí en la gloria, ya que me follaría a la hija de mi hermana, le abrí las piernas y me dijo que despacio, tomé mi pené y se lo metí en su boca para que lo ensalivara, Fary saboreó por un momento y me dijo que ya no aguantaba, que ya se lo metiera, así que fui metiendo mi polla poco a poco hasta que topo, y en ese mismo instante le metí mi polla hasta que desapareció, ella trató de gritar pero yo le tapé la boca, después de un rato se acostumbró, y empecé a meterle y sacarle mi polla, ella gemía despacio para que no nos escucharan abajo, y aumenté la rapidez ella gemía y me decía que yo iba a ser su tío favorito y que jamás se me negaría, en ese instante me dijo que se venía y eso me excitó todavía más, al poco rato sentí como se había corrido ella, la humedad que despedía, y que decía que ya era toda una mujer, yo ya no podía más estaba en lo máximo, ya me estaba viniendo, así que saqué mi polla y la asenté en su barriguita y me corrí sobre ella, y le di un largo beso y le recordé su promesa que me había hecho, ella se levantó y me dijo que seria mi putita particular y que me agradecía por haberle mostrado lo que era el placer.