Fabiola se dejaba tocar voluntaria e involuntariamente, le rocé sus tetas, le daba vueltas y le tocaba las nalgas

Hola soy un mexicano promedio, tengo 30 años y pasión por las mujeres maduras. Les voy a platicar lo que me sucedió en estas últimas fiestas decembrinas, resulta que fui invitado a una comida de fin de año de un despacho en el que hace algunos años trabajé.

Cuando llegué al lugar me puse al corriente con mis antiguos colegas, comencé a beber vodka y todo estaba muy animado, me puse a bailar con ex compañeras de oficina, cuestión que sumada con el alcohol dio como resultado que me les pegara más de lo debido o intentaba pasar las manos más allá de lo normal.

De pronto, se acercó a mi, estando bailando, una secretaría a la cual llamaré Fabiola que tiene aproximadamente 56 años, pero muy bien puestos, ella me tomó de la mano y comenzamos a bailar.

Fabiola había sido mi secretaria por un año aproximadamente, lo que más me llamaba la atención de ella en esos días era su hija, yo la conocí porque iba a visitarla constantemente a la oficina, pero en ese momento sentí que Fabiola se dejaba tocar voluntaria e involuntariamente, le rocé sus tetas, le daba vueltas y le tocaba las nalgas, lo cual me puso bastante caliente, pero hasta ese momento me despertó mi instinto sexual hacia ella.

Paramos de bailar un rato y cada quien se dirigió a la mesa en donde estábamos, así transcurrió una hora y media aproximadamente ya eran casi las 11:30 pm y como sé que Fabiola vive por el sur de la ciudad al igual que yo me acerqué a su mesa y me ofrecí llevarla con toda la intención de que sucediera algo más.

En el trayecto le comenté que yo ya traía algunos tragos de más, ella me comentó que se sentía algo mareada, le pregunté que si mi aliento despedía mucho alcohol para lo cual me acerqué a ella y no se si inocentemente o con toda la intención por su parte se acercó a olerme, yo ni tardo ni perezoso le solté un beso, y su primera reacción fue hacerse para atrás, y comenzamos a reír y me dijo “espérate”, yo le dije que ella si olía mucho alcohol, nos acercamos de más y ahora si empezamos con un cachondeo como si los dos fuéramos unos adolescentes.

Le comencé a meter mano y ella apretaba mi verga sobre el pantalón, como pude me la saqué y como instintivamente me la comenzó a mamar de una manera increíble dentro del coche andando, paré en el primer hotel que vi y al entrar Fabiola me dijo que le daba mucha pena que hacía mucho que no iba a un lugar de esos y se agachó lo más que pudo.

Cuando entramos a la habitación continuó ese cachondeo tan delicioso que traíamos en el auto, cuando la comencé a desnudar me pidió que apagara las luces, pues según ella ya no era una jovencita y le daba vergüenza sus cicatrices de cesáreas y su celulitis, le dije un rotundo no!

Pues al ver ese cuerpo maduro por el que habían pasado muchas primaveras y muchos embates en la cama me excité más, tenía unas tetas no muy grandes pero con un pezón oscuro como me encanta, tenía unas deliciosas nalgas que tenía bien escondidas, la tomé con fuerza de los brazos y la arrojé en la cama, le abrí las piernas y le empecé a lamer su sexo con todas mis ganas, desprendía sus jugos que a mi me parecían néctar de los dioses, de vez en vez, pasaba mi lengua por su ano, y eso la volvía loca cuando la veía de reojo se apretaba las tetas y gemía como loca.

Mientras tanto yo me despojé de lo último de ropa que tenía y lentamente me subí en ella, le restregaba mi verga en su clítoris sin metérsela aún la puse de costado sobre la cama recargada sobre su lado izquierdo y yo me puse detrás de ella, le comencé a chupar el lóbulo de la oreja y con mi mano derecha le frotaba el clítoris aún si metérsela.

Traíamos un vaivén delicioso con nuestras caderas, de pronto sentí c

omo explotaba, gemía como loca y yo le susurraba al oído que era una vieja puta, que me encantaba, que me había calentado demasiado y que eso no se lo iba a perdonar, ella seguía gimiendo hasta que se calló.

Me incorporé sobre las rodillas y de un solo golpe se la metí estando ella aún recostada sobre su costado izquierdo, comenzó a gemir y me decía “métemela jefecito”, “así”, “que rico” cosas que me calentaban más, aún yo seguía bombeando, e hice que se pusiera en cuatro, así tuvo dos orgasmos y empecé a ver como se contraía su ano cada vez que los tenía, le comencé a meter un dedo, ella se hizo un poco para delante, yo apresuraba el paso y gritaba como loca, le metí mi dedo gordo y volteando, con la mirada perdida dijo:”¿qué me estás haciendo?”.

La acosté boca arriba se la volví a meter, seguí bombeando hasta llegar a otro orgasmo sin darle oportunidad le saqué la verga y se la metí por el ano, ella dio un alarido le dije “yo se que te gusta por el ano” para mi sorpresa ella asintió con la cabeza seguí con mi ritmo y con sus piernas en mis hombros, lo cierto es que yo quería ver sus gestos cuando se la clavara, ella, con los ojos cerrados, gemía y de vez en vez se pasaba la lengua por los labios, yo sentía la gloria, ella tuvo otro orgasmo mientras yo sentía unas contracciones espectaculares dentro de su ano no pude más y estallé dentro de su intestino, sentí como si hace mucho tiempo no me hubiera venido.

Nos recostamos uno al lado del otro y me dijo que le había encantado, que nunca pensó que algo así podría ocurrirle y menos conmigo, yo le dije que me había encantado y que cuando quisiera estaría dispuesta a complacerla, ella me comentó que siempre se había fijado en mí pero solo como un prospecto de novio para su hija.

Después de eso nos hemos vuelto a encontrar otras dos veces, se mueve como loca y me deja seco siempre.

Me encantó el haberlo hecho con una madura, saben a lo que van, maman como unas diosas, es decir, tienen experiencia.

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