Esa última noche la pasé con mi tío en su cama, sin dudas es el mejor amante que he tenido en la vida. El sí que sabe cómo hacerme gozar

Luego del sexo rico que me había dado en la noche y de dormir unas horas, mi tío se levantó al baño, yo hice lo mismo tras de él, me limpié con agua, sentada, dejé caer el agua y me enjaboné, luego más agua, al llegar, me abrazó, creí que seguiríamos durmiendo, se levantó y apagó la luz, cuando volvió, volví a acomodarme entre sus brazos y el acarició mis caderas y me beso y luego, se apartó un poco y me metió dos dedos de un solo golpe, chillé y como siempre, hacía esa risa burlona, que me gusta.

Sin sacar los dedos se puso encima de mí y empujó, yo no me excitaba, pero lo dejé hacer, eso le gustaba y yo quería complacerlo, me empujaba y yo acariciaba sus hombros, finalmente me sacó los dedos y me hizo chupárselos.

“Que puta sobrinita, siempre estas dispuesta a abrir las piernas ¿tanto te gusta la verga perrita” yo no respondí, solo le chupaba, se despegó de mí, se arrodilló “no puedo creer que me este comiendo este hoyito caliente, yo voy a hacerte muy feliz, voy a ponerte a gozar mami, me tocaba con su dedo, me abrió el hoyo, lo más que pudo, me quejé, “que apretadita, voy a dejarte bien abierta, para que cuando te usen otros, sepan que ya hubo un macho que te dio placer”

Se acomodó encima con su vergota medio flácida y metió al fondo, se quedó allí sostenido de sus manos, viéndome la cara en penumbras, yo acariciaba sus caderas, mientras él se reía morboso. Su verga creció, estaba allí posado dentro de mí, era un dios, ya me había excitado, de verlo imponente con su cuerpo encima del mio, podía ver su cuerpo pegado a mí solo por las caderas.

“voy a usarte siempre y siempre quiero tenerte abierta para quitarme las ganas, vas a hacer mi mujer de hoy en adelante y vas a complacerme cada vez que yo quiera” respiraba cortado, la sacó despacio hasta la punta y me la encajó de nuevo, volvió a quedarse quietito “te gusta que te la meta” yo respondí que sí, pero se rio y me dijo, no fue pregunta, “dije que sos una puta fácil que le gusta que se la meta. ¿Te gusta que te viole mi amor?” yo respondí que sí, continuó “¿Qué sentís?” respiré, “cosquillas en la panza y en mi conchita y me sale agüita” él se reía al oírme “te gusta mami, sé que estas urgida de macho, yo soy tu hombre y tienes que darme placer cuando quiera y las veces que me de la gana, ¿Vas a estar dispuesta a complacer a tu hombre siempre? Yo respondí que sí.

Volvió a sacarla hasta la punta, me la encajó de un tirón, volvió a sacar muy rápido y clavármela una y otra vez, se movió y me dolió, no dejó de tenerla dentro, pero se arrodillo y me puso como pollo rostizado, me abrió las piernas y empezó a metérmela y salir se dejaba caer y de inmediato se levantaba, era incómodo, “me duele” chillé y el me dijo “no me importa, aquí importa que yo me baje la calentura, que me quite las ganas y me des placer, que te abra el hoyo y te deje preñadita zorra, con tan poca edad y ya puta”

Se dejaba caer con tanta fuerza, sentía sus huevos rebotando, la sacaba hasta la punta y de nuevo me la metía, volvía y yo sosteniéndome las piernas chillando de dolor y de placer.

Me vine y dolió mucho, pero esa mezcla de placer y dolor me encantaba“ay mami, me la vas a arrancar, que rica puta me estoy comiendo, ay mamita, ¿ves cómo me pones? me provocas mucho, estas hecha para que te cojan, me gustas, así te quiero siempre, goza perra, goza que otra tan grande y aguantadora no te va a caer del cielo, ay mami que bien aprieta ese hoyito” mientras se reía de mi gozadera y los gemidos que me provocaban su cosota, me penetraba con fuerza, yo casí ya no estaba sintiendo placer, se me estaba escapando.

“Voltéate” me ordenó en cuatro perra, me puse en cuatro viendo la cabecera de su cama y entonces me abrió bien las piernas, con las suyas todo lo que pudo y me bajó la cabeza a la almohada, tocó mi hoyo “voy a preñarte, a las putas les gusta que les den leche, se vuelven locas, les gusta que los machos se vengan dentro y las dejen preñadas como perras de la calle” me metió el garrote hasta el fondo, la sacó y volvió a meterme, yo chillaba más de dolor que de placer, el no dejaba de penetrarme con fuerza, topaba en la cabecera, con la cara hundida en la almohada y bien empinada para recibir a mi hombre y darle placer. El no dejaba de bombear muy duro y muy rápido.

Chillaba quedito de dolor “maldita perra, sufre prostituta de mierda, voy a destrozarte la pusa, puta barata, asquerosa, ábrete más perra, para que te entre más” tenía sus manos encima de mis caderas, me daba tan duro y tan rápido, yo gemía de dolor, mientras como un verdadero animal me montaba, como un macho, me estaba tomando como le daba la gana y yo solo quería que parara, no soportaba más el dolor, “puta, te gusta la verga, sufre mamita, mientras yo gozo y te preño, finalmente se vino en mí, se quedó un poco allí pegado y luego se separó, me pidió que le mamara lo último y lo hice hasta que se le aguado esta mierdota.

Caí cansada y adolorida, “así me gustan las putas, dispuestas a ser cogidas, cuando y como uno quiera, para eso se hizo el garrote, para taladrarlas” me acosté, se acomodó y me abrazó “siempre tienes que estar dispuesta a complacerme, yo soy tu macho, el hombre que te desvirgó y el que siempre te va a poseer”

Me acariciaba el brazo, “no voy a dejar de cogerte jamás, te quiero dispuesta a complacerme siempre, debes de recordar que yo soy el primero y ese cuerpito mami, lo tienes tan rico, gracias a que te fui entrenando de a poquito” suspiro “me gustó mucho abrirte y volarte el tapón, me gustó la desvirgada, ni la de Isabel que fue la primera vez que chime con una mujer, me gustó tanto como abrirte putita, eres una excelente amante, me hiciste gozar bien rico, cuando me coja a alguna puta, voy a pensar en estos días y como te hice gozar con mi chilote, voy a morderla, golpearla, aruñarla, peizcarla, a lastimarla pensando que tengo tu cuca a mi disposición”

Yo no respondía, solo lo escuchaba ¿te gustó mami?, mucho le respondí y me quedé dormida entre los brazos de mi amante, de mi hombre, del dueño de mi placer, de mis ganas, de mi excitación, de mis orgasmos, de allí en adelante, de mis recuerdos y mis dedeadas.