El taxista viejo y gordo me viola

Todo empezó en una noche fria, estaba oscuro y me daba miedo caminar hasta casa o tomar algún autobús, salí de la casa de mi amiga con un vestido floral hasta los hombros después de toda una tarde haciendo tareas, mi cabello negro caía por mis hombros y llevava unos tacones negros que hacían eco en las calles desoladas, encontré una esquina en la que podía pedir la parada de un taxi

Tenía sueño y mis párpados se cerraban, vi un taxi a una cuadra de distancia y le pedí la parada, al subirme al asiento trasero en busca de protección y calor, me di cuenta del físico del taxista, un viejo gordo y un poco peludo, en sus cincuentas tal vez, me dio una rara miradadesde su asiento.

-¿A dónde la llevo señorita? -preguntó con voz amable.

Le di mi dirección, en eso veo unas botellas con agua, obviamente para los pasajeros, tomo una y le doy un sorbo, al cabo de unos minutos me quedé profundamente dormida.

En algún momento del trayecto me dormí, pero ahora estoy acostada, ¿Qué carajos?, veo hacia los lados y me doy cuenta de que estoy extendida en el asiento trasero, la puerta enfrente de mí se abre y veo al taxista mirándome con una mirada asquerosa.

Trato de pararme pero me duele la cabeza.

-A ver amor, cálmate y esto será placentero, trata de luchar y no quieres saber lo que te pasará.

Ante esas palabras me tenso por completo y me quedo acostada, el taxista abre mis piernas y se mete entre ellas, trato de cerrarlas pero mi fuerza es casi nula; solo estamos él y yo en completa oscuridad, nadie podría ayudarme siquiera.

Acerca su cara a mi cuello y empieza a lamerme de arriba a abajo, centra su lengua en mi oreja y me dan escalofríos, siento que me da besos húmedos en el cuello y sin poder contenerlo empiezo a dar gemiditos.

-Ah – digo en voz baja cerrando los ojos y exponiendo más mi cuello.

Siento como un poco de humedad se va asentando en mi vagina. todo ese calor se va cuando me sube el vestido a mi cintura, y pone el escote dejando mis pechos hacia afuera.

-Estás perfecta cariño -se relame los labios – no sabes lo que te voy a hacer.

Mis nervios vuelven pero mi mente se nubla cuando siento su lengua agarrar mi pezón, dándole lametones lentos y luego rápidos, va dejando rastros de baba en mi pecho, se siente tan caliente, cambia a mi otro pecho y siento sus manos quitándome mi tanga negra, la tira al asiento de adelante, siento el frio en mi vagina, antes de sentir dos dedos rozarme el clítoris, involuntariamente muevo la cadera hacia arriba buscando contacto, mis piernas están al aire y mis tacones tocan el techo del taxi..

Escucho que suelta una risilla, se agacha hasta quedar a la altura de mi vagina, separa mis labios mayores y empieza a dar lametones en mi clítoris, suelto un quejido, absorbe mi clítoris y mi vagina empieza a humedecerse de mis fluidos y su baba, abre más mis labios y mete su lengua, fóllandome con ella de arriba abajo, de adentro hacia fuera.

-Ya te divertiste mucho – me dice -me toca a mi.

Se baja el pantalón junto con su boxer y veo su pene, esa cosa es ancha y a de medir unos quince centímetro, tiene una cabeza grande y húmeda por el líquido preseminal contenido, se recarga sobre mi, y siento su peso aplastarme, su gran panza me cubre toda, en un movimiento brusco me mete su pene y suelto un grito por la interrupción.

Empiezo a llorar por el dolor, mi vagina hace un esfuerzo enorme por retener su gran pene.

-Deja de llorar puta, ¿a dónde ibas vestida tan puta?, ¿ah? – sigo llorando y no contesto. -¡Dime hija de puta?- sigue dándome estocadas, el sonido de aplausos se escucha entre nuestros sexos mojados y excitados.

-A ningún lado, solo mi casa – para este punto estoy gimiendo como una puta, me averguenzo pero no puedo hacer nada más que disfrutar.

Se queda callado ante esa respuesta, pero sigue penetrándome la vagina, está sudando y no creo que esto termine pronto, sus embestidas se vuelven más rápidas y constantes, me siento vibrar y mis piernas están temblando, mi útero se comprime ante tal intrusión placentera.

-Anda, perra, córrete, sé que lo quieres – me dice mientras me penetra más rápido, siento lágrimas en mi ojos de tanto placer.

Sin poder resistirme más tengo un orgasmo prolongado, chorros de líquido salen de mi, mojándonos y mojando el asiento, esto lo emociona más, siento su pene hincharse y me dejo ir ante las sensaciones post orgasmo, mi vagina está más delicada que el inicio.

-Saca la lengua hija de puta – la saco como él dice y empieza a absorber mi lengua de arriba a abajo, esto me prende a mil y de mi garganta salen gemidos que son sofocados por nuestras lenguas mojadas.

Sus embestidas son vacilantes y más fuertes, antes de sentir chorros de semen caliente ir por mi cuello uterino, sale de mi y mis labios vaginales están hinchados y mojados por su semen.

El carro se queda en silencio por unos segundos antes de que se siente, y me ponga a horcadas de él, me agarra del cuello y me empieza a besar como si fuéramos novios, el sonido de bocas mojadas se escucha y su pene agarra dureza de nuevo.

-Móntame -me dice con voz gruesa. No me lo dice dos veces antes de que yo me meta ese gran pene, mis labios vaginales se abren y empiezo a moverme de arriba a abajo, su boca agarra de nuevo mi pecho y dos de sus dedos me acarician el clítoris. Estoy sudando pero no puedo parar, mi clítoris se hincha y la necesidad de correrme con el pene de este hombre es más grande.

Unas estocadas más para que los dos nos corramos, me pasa su brazos por mi espalda y mis pechos quedan pegados a su pecho peludo, me da besos en el cuello hasta que nuestras respiraciones se calman, su pene sigue dentro mio, dejó de estar duro, pero todavía lo siento dentro de mi. Nos empezamos a poner la ropa sin decir nada, cada movimiento que hago siento semen saliendo de mi vulva.

Arranca el carro y pone su mano en el interior de mis piernas, un largo trayecto después, cuando estoy a punto de bajarme me detiene y me dice.

-Si le dices a alguien sobre esto estás muerta.

Pasan unos segundos antes de que le de un beso de lengua y me despida con una sonrisa burlesca.