El primo de mi esposo llamo a un amigo, se que no estaba bien, pero necesitaba sexo. Con ellos pase un buen momento y me dejaron el culito bien abierto

Mi esposo y yo estábamos terminando de comer en un restaurante que nos gusta mucho, era un día entre semana. Mi esposo me estaba platicando algunas historias de cuando era joven y como se portaba en la escuela.

Mientras lo veía muy atenta, alguien se puso a nuestro lado, era su primo Jaime, un muchacho de excelente cuerpo, con él en ya me había acostado algunas veces. Primero saludó a mi esposo, dándole un abrazo cuando mi esposo se paró, yo también me paré para darle un abrazo a Jaime, él aprovechó para bajar una mano y agarrarme las nalgas, yo me puse nerviosa pues mi esposo se podía dar cuenta, pero no lo hizo y Jaime me soltó.

Platicamos unos 5 minutos con él, después nos despedimos, íbamos llegando a nuestra casa cuando me llegó un mensaje a mi celular, no lo revisé, quería estar sola para hacerlo. Ese día mí esposo no regresaría a la oficina pero se iría a una reunión con sus amigos, estuvo como media hora en la casa conmigo y se fue. Apenas iba saliendo de la casa, cuando tomé mi celular y revisé el mensaje que me había llegado, era Jaime el primo de mi esposo, me decía que me extrañaba, que tenía las mejore nalgas del mundo, que quería cogerme otra vez. Yo le contesté que también lo extrañaba, que su verga era deliciosa, que necesitaba sentirla cogiéndome. Él me contestó que cuando me podía ver, le dije que por mí en ese momento, que estaba en mi casa y estaría como hasta las 10 de la noche sola. Me dijo que como a las 6 llegaba a mi casa, le dije que sí.

Como a los 20 minutos me llegó otro mensaje de Jaime, me decía que un amigo suyo quería conocerme, le pregunté si ese amigo sabía lo que había entre nosotros dos, él me dijo que su amigo sabía qué clase de putita era que por eso me quería conocer, le pregunté si era discreto, me dijo que sí, entonces le dije que lo trajera.

A las 6 de la tarde llegó a mi casa, me presentó a su amigo, un hombre fuerte, guapo, Jaime nos presentó.

J –Mira puta este es mi amigo Beto, ella es Pamela, el culazo que me ando cogiendo.

P –Hola Beto.

B –Hola Pamela, en serio que estás buenísima, se quedó corto Jaime al decirme como estabas.

P –Gracias, tú también eres guapo.

Jaime me hizo darme la vuelta, darles la espalda, me agarró las nalgas.

J –Mira estas nalgas, tócalas.

Beto también me las agarró, lo hacía muy rico, me gustaba mucho sentir cuatro manos sobre mi culo.

B –Que nalgas tienes Pamela.

P -¿Te gustan papi? agárrenme duro, soy su puta.

J –Que buena vieja tiene mi primo verdad.

B –Sí está riquísima.

Nos sentamos en la sala, yo me senté en las piernas de Jaime, él me tocaba las nalgas, platicábamos de cómo empecé a coger con Jaime, y lo puta que había sido siempre, Beto me decía que no se imagina que pudiera haber una mujer tan puta en el mundo, yo le decía que la verga era para mí lo más hermoso y rico que existía.

Empecé a besarme con Jaime, después me senté en las piernas de Beto, también nos besamos, el beso con Beto fue muy largo, pero Jaime nos interrumpió.

J –Bueno puta, vamos a tu cuarto, es hora de que te cojamos.

P –Que rico, vamos.

Nos paramos los tres, yo los tomé de la mano y los llevé a mi cuarto, al llegar nos paramos frente a la enorme cama, yo les dije.

P –He engañado a mi esposo muchas veces, muchos hombres me han metido su verga, pero pocos lo han hecho en esta cama.

Los tres nos desnudamos, cada uno se fue a una de mis tetas y me las chuparon delicioso, yo daba algunos gemidos, Jaime me metía unos dedos en la concha y Beto dos dedos en el culo.

P –Así que me quieren coger por los dos lados.

J –Sí puta.

B –Ahora quiero ver como la mamas.

Me agaché la tomé con una mano y le di unos lengüetazos, después me la metí en la boca, la apretaba con mis labios y mi lengua pasaba por el glande, él gemía y me decía que la mamaba muy bien. Después de un rato con esa verga adentro de la boca, decidí que era hora de mamársela a Jaime, me saqué la de su amigo Beto, me metí la de Jaime, se la chupaba lo mejor que podía, sabía que le gustaba mucho cuando mi lengua pasaba por su glande, sus gemidos eran algo delicioso, cuando me di cuenta que Jaime ya no podría aguantar más me saqué su verga.

P -¿Quién me quiere coger por el coño y quien por el ano?

Beto pidió el ano, a Jaime le tocaba el coño. Se acostó primero Jaime, yo me coloqué encima de él, tomé su verga y me la metí en el coño, bajé y subí sobre ella algunas veces, sentía como me llenaba, yo me recargue sobre el pecho de Jaime.

P –Ya dámela por el culo.

Mi otro amante, tomé su verga y la apuntó a mi ano, la metió lentamente, sentí como poco a poco se me abría y era llenado por aquella verga que estaba demasiado dura, pocas veces había sentido algo de esa forma, cuando estaba completamente adentro les dije.

P –Que rico, que buenas vergas me están metiendo.

Los dos se quedaron quietos, me dejaron acostumbrarme a sus penes, cuando me acostumbre me empecé a mover, lo hacía lento, ellos me dejaban darme placer, cuando iba aumentando el ritmo ellos también se comenzaron a mover, yo marcaba el ritmo de la cogida. Nuestros cuerpos ya se movían más rápido, se escuchaban los golpes que se daban nuestros cuerpos, los tres gemíamos, sentía como me llenaban el coño y el culo.

P –Sí así, que rico me cogen.

J –Toma puta, que mojadita tienes la concha.

B –Que rico me aprietas con tu culo.

J –Quiero que me lo dejes bien abierto.

Yo ya no aguante más el placer que me estaban dando, tuve un rico orgasmo.

P –Me vengo, que rico me cogen, denle duro a la puta que tienen en la cama.

Los movimientos de mi vagina hicieron que Jaime no aguantara más, estaba por venirse.

J –Ya voy a acabar puta.

B –No le acabes en la concha, que se la quiero coger.

Beto sin sacármela del culo me levanto haciendo que el pito de Jaime saliera de mi coño, cuando salió su pene empezó a eyacular, su semen me cayó en el estómago, se quitó de abajo y Beto me volvió a poner en la cama, yo estaba en cuatro él me cogía duro por el culo, sentía delicioso la pasión que le ponía a cogerme.

P –Que rico me enculas.

B –Que nalgotas tienes puta y como las mueves.

P –Las muevo rico papi.

B –Sí mucho.

Me dio algunas nalgadas, eso me calentó más, yo trataba de apretarle más el pito, él lo trataba de meter más, parecía que me quería atravesar con el. Jaime estaba a lado de nosotros, estaba acostado, él me veía y me decía.

J –Cada vez estas más puta, si mi primo te viera, no sé si se enojaría o te cogería también.

P –Ya sabes que soy muy puta y que difícilmente le niego las nalgas a algún macho.

B –Como me gustas puta, ya no voy a aguantar mucho, pero te quiero dar por el coño.

Me la sacó del culo, me hizo darme la vuelta, tomó mis piernas y las abrió por completo, él estaba sentado sobre sus piernas, me levantó la cadera, y me la metió toda, empezó a moverse rápido, yo sentía muy bien como entraba por completo, después la sacaba y la metía otra vez, era mucho el placer que me daba, y la cara de excitación que ponía me hacía sentir la mujer más deseada del mundo.

P –Así que rico me coges, que vergota tan rica tienes.

B –Que hermosa eres, como me gustas.

P –Y tú a mí, eres el tipo de macho que quisiera tener siempre.

J –Y yo que puta, yo no te gusto.

P –Sí, ya sabes que me gustas.

Beto se siguió moviendo, los dos gemíamos, sentí como se le hinchaba la verga, él ya iba a acabar, cuando de su verga empezó a salir su leche me hizo acabar, su semen se mezclaba con mis jugos en mi coño, se acostó sobre mí sin sacármela, me dijo al oído.

B –Gracias puta, coges como ninguna.

P –Gracias a ti por ser un fabuloso macho y saber cómo cogerte a tu puta.

Se levantó, Jaime nos dijo que ya eran las 9, yo les dije que era mejor que se retiraran que mi esposo podría adelantar su llegada, ellos se vistieron, yo solo me puse mi ropa interior, pues en cuanto se fueran me bañaría.

En la entrada de la casa, Beto me agarró otra vez las nalgas, Jaime le dijo que se apurara, Beto me hizo darle la espalda, me dio una fuerte nalgada, yo le sonreí a Jaime, él me dijo.

J –Te digo que cada vez eres más puta.

P –Claro, es lo que mejor me sale.

Los tres nos reímos, Jaime me tomó de la cintura y me dijo.

J –Ya sabes que cuando no esté el cornudo, me puedes llamar y vengo a darte una cogidota.

P –Sí gracias, y gracias por venir a darme sus ricas vergas.

Los dos salieron de la casa, yo me fui al baño de mi recamara, me quite la ropa, me metí a bañar, mientras lo hacía me saqué el semen que tenía en el coño, me lave bien la parte donde se había venido Jaime, no quería que mi esposo se diera cuenta que me acaban de dar una rica cogida, al salir me puse una pijama y me acosté a dormir, no supe en que momento regresó mi esposo a la casa, yo como buena esposa le había dejado un recado donde le escribí que era el mejor esposo que se puede tener.