El irresistible marido de mi mejor amiga

Después de haberme propuesto las sesiones de tres, era lo que nos esperaba, después de tanto mostrarnos, de tanto probarnos sabíamos que nos queríamos ver a solas. Cómo había contado antes, Andrés, el marido de Patricia, es un patán pero yo le gustaba y no dudaba en hacerme sentirlo. En nuestra última sesión me pidió vernos a solas y yo, accedí. Pasó algún tiempo y a pesar de que yo quería verlo también no habíamos encontrado el momento, hasta que una tarde yo estaba haciendo un trámite que pensé me tomaría mucho tiempo, al llegar me atendieron casi de inmediato y salí, par de minutos que llamaron a un pensamiento fugaz, él. Envié un mensaje como para comprobar que estuviera solo y que no estuviese ocupado…

Yo: hola! Cómo están?

Respondió al instante, bien! Y usted?

Yo: bien, gracias

Él: que bueno, pues Patty salió pero pronto regresa a quedarse porque yo quiero salir a ver un cliente

Yo: reunión de negocios, vaya, que importante, y, son muy largas esas reuniones?

Él: depende del o la cliente

Yo: osea que estás ocupadito. No te interrumpo, adelante con tus negocios

Él: no, tu jamás interrumpes, ya quisiera que tú fueras la clienta que voy a visitar

Yo: vaya, yo pensando que interrumpía, y que vendes como para que yo sea tu clienta

Él: podría llevarte un catálogo de productos innecesarios, en los que seguro no estarías interesada y te los mostraría sin el menor compromiso, solo por gozar del placer de verte

Yo: tienes el catálogo a la mano?

Él: sí y Patricia ha llegado, dónde te visito? Puede ser ahora?

Yo: dale, (le dí la dirección)

Tardó por la distancia como 15 minutos que parecían no llegar, llevaba unos jeans azules y una camiseta que parecía quedarle grande. Me subí al auto y salimos de allí, no le dije a donde no me preguntó, llegamos a un motel ubicado a las afueras de la ciudad, sin catálogo. Nos bajamos un poco tímidos a pesar de que ya habíamos tenido sexo varias veces, conversamos un poco, nos reímos, bromeamos con lo del catálogo y sus productos hasta que se acercó y le besó, yo diría que hasta lo hizo con ternura, fue un beso muy largo, casi interminable, por muy tierno que fuera no demoró en mojarme, delicadamente se apartó y me miró como si le costara creer que era a mí a quien besaba, bajo sus dedos lentamente de mi rostro a mis pezones, los tocaba sobre la ropa, despacio, con dulzura, desabrochó los dos primeros botones, se dejaba ver el brassier y mis enormes pechos, metió sus dedos y me acaricio sobre la tela del sujetador, y solo sentía como me empapaba el panty, bajó el encaje del sostén y acercó la punta de su lengua a mi pezón, sentí esa puntita estrecerme más de lo normal, lo movió lentamente, lo humedeció casi apenas, lo rodeó con su lengua hasta llevarlo todo a su boca, lo sostuvo entre sus labios hasta obligarme a gemir, se animó por los dos, con las dos manos acercó mis pezones entre sí y los junto para llevarlos a su boca, los lamía y yo me enloquecía, los chupaba, los mordía y yo me elevaba en ese momento. Me quitó la blusa como pudo y yo su camiseta ya para el resto no había cabida, solo me movía al compás de sacarme el pantalón, me estorbaba, nos enredábamos en el juego de quién se quita la ropa primero, hasta que lo conseguimos, el me miró, desnuda, dispuesta, con los ojos que rogaban me la metiera. Estaba ahí, gruesa, gigante, imponente, a punto de estallar, dura como si fuera de piedra, con las venas hinchadas, prominentes, la acercó a su puerta de entrada y se quemó. Me la metía lentamente y yo sentía como su carne se abría paso en mí, si carne dura, desafiante iba rompiendo todo lo que encontraba en su camino hasta que entró toda, sentía mi cosita arder de dolor y de placer, sentí que delicadamente, como de costumbre me partió, ya para cuando irrumpió otra vez estaba mi camino más adaptado a su verga, entonces me embistió sin compasión, una y otra vez desgarrando los gritos que llevaba contenidos, ahhhhh respiraba con dificultad y venía otra vez mmmmm, papá, que rico!!! Te gusta mami? Sí, me fascina tu verga, duele rico, ahhhhh otra vez, ven clavame otra vez, ahhhh siiii mmmmm, dame tu verga papito, no es mi verga , es tuya mamacita, cometela por esa chepita calientita y mojadita que tienes, estás arrechita mami? Sí, así me la paso, arrecha por tí, con más ganas de culearte, más, dame más, en cuatro. Me volteó y me abrí bien para el, acenté mis tetotas en la cama y empiné el culito lo más alto que pude para dejar que vea y me la meta bien y rico, cuando sentí que me desgarraba de dolor y placer al mismo tiempo di un grito desesperado, no quería que pare y le dije dame pues cabron, dame lo que quiero y entro otra vez, ahhhhh siii, así puta, así te gusta que te clave? Si, soy tu puta, tu eres mi cabron y si así debes clavarme, como a una perra, vamos, ahhhhh si, mmmm, rico verdad? Te gusta perra? Si, sigue, ahhh, vamos grita, mmmm, grita, te gusta como te culeo? Siii, pídeme más, dame verga cabron, clavame, duro, siiiiii, mmmm metía y sacaba su animal dei chucha duro y rico jugosito, caliente, mmmm baboso, me subí en su verga y ahora yo lo controlaba todo me chupaba las tetas mientras yo me empotraba en el, en su verga, hasta que me sometió, levanto mis piernas y se clavo tan duro que me quería clavar hasta las bolsas, yo me movía debajo de el mientras el se clavaba en mi nos cogíamos rico si, hasta que me elevó en un orgasmo delicioso y el me salpicho de leche todo el pecho, hasta la boca, mmmm rico. Lo hicimos dos veces más antes de volver a casa, sin ver el catálogo.