Dos nuevas vecinas que están dispuestas a follar hasta la saciedad

La historia que les voy a relatar se inició hace seis años cuando decidí cambiar de lugar para vivir…, lo que me sucedió con mis nuevos vecinos me impactó mucho, pues no era algo que esperase en un lugar como aquel, por mucho aunque hubiese fantaseado con ello… Soy un chico de 28 años bastante normal, vivo solo y mi vida sexual no es nada anormal para un swinger sin grandes pretensiones, vamos que tengo mis escarceos pero sin nada destacable… un rollo por aquí, un fin de semana por allá. No ando en el dique seco por lo general salvo alguna que otra pequeña temporada. Mi profesión es de profesor de instituto y tras unos malentendidos con los que consideraba mis amigos acabé solo y decepcionado…, y como se dice que los momentos de crisis son para reinventarse, decidí retomar mi vena creativa y volver a escribir mis historias a medio empezar. Necesitaba un lugar fuera de los ruidos y las distracciones de la ciudad, así que tuve la suerte de ver una subasta inmobiliaria donde ofertaban una casa rural que subastarían en dos días.

La fui a visitar con urgencia y me enamoré de ella… compré la casa de montaña en dicha subasta propiedad de una entidad bancaria, esta casa era algo más que eso, en sus tiempos fue un molino de agua, ahora deteriorada pero aún con posibilidades de restauración sin demasiada derrama… En menos de un año la casa y la maquinaria estaba lista y me fui a vivir allí. Yo era un hombre de mundo, de ciudad… la contaminación me embargaba, pero las cosas menos previstas surgen en un momento que no puedes controlar y resultó que por las vueltas de la vida acabé viviendo en un lugar alejado de todo bullicio con tan solo seis vecinos.

Además de mi casa habían tres viviendas donde vivían tres parejas, los más alejados eran una pareja mayor, de los cuales él era un señor de 76 años bastante fuerte para su edad, aunque la cabeza no le funcionaba todo lo bien que él quisiera, la memoria de acontecimientos cercanos la perdía con frecuencia, en cambio la lejana eran recuerdos como de ayer mismo… en ocasiones se vuelve algo pesado como le entré alguna perreta. Ella es una mujer de 72 años que tampoco se conserva mal del todo, aunque la cabeza la tiene en mejor estado que su marido. Se defienden bien en un entorno que para su edad otras personas lo considerarían hostil. La siguiente pareja más cercana a mi casa es la de Antón y Adela, rondan los 75 y 80 años y se manejan bien en el día a día… a estos sus hijos les visitan a menudo unas tres o cuatro veces al mes. Lo curioso de Antón es que sabe y pude conducir, una vez cada quince días bajan al pueblo a por víveres en su C15.

Y por último están Concha y su hija Maribel…, la hija, Maribel, es una mujer de unos 40 años entrada en carnes pero bien puestas, una fofisana a la que no me importó follarme en más de una ocasión. Al principio solo me ayudaba a mantener limpia la casa por un precio módico de 150 € al mes, y una cosa pidió otra y al final terminé follándomela periódicamente. Es una mujer divorciada con tres hijos ya mayores de edad menos uno que vive con su padre en Barcelona. Todo empezó como un juego y no pasó a más porque solo era sexo, igual que cuando dos amigos que se juntan a tomar un café, disfrutan de la charla y de la bebida, en nuestro caso nos divertíamos follando a pelo en todos los casos, sin importar que acabase en una ingente corrida en su coño la mayoría de las veces… se dejaba inseminar como una perra en celo en un lugar donde las distracciones eran tan escasas que no teníamos más opción. Todo ello cambió cuando se marchó de interna a una casa de la ciudad, ya solo la veía los fines de semana y en mi cama la sustituyó su madre, Concha.

Concha, es una mujer alta para la media de las mujeres de su generación, a sus 62 años medía casi 1’70. No es gorda aunque tampoco delgada, digamos más entrada en carnes que seca…, lejos de la leyenda de las mujeres mayores, esta señora no posee las carnes flácidas, ni con arrugas en su cuerpo, solo algunas pronunciadas en la cara, donde más le ha castigado el sol, en el resto su piel es bastante tersa y ciertamente de joven, por lo que he visto en fotos, fue una mujer de bandera pero de aquello ahora sólo le queda la elegancia, especialmente cuando se arregla para salir a la ciudad y ahora para verme a mí. Se suele pintar delicadamente para verse bella y atractiva cuando sabe que hay posibilidades de follar conmigo, la veo venir cuando quiere guerra. Conserva mucha vitalidad y es una mujer bastante alegre, siempre sonriente cuando hablábamos. Además también conserva un físico relativamente atractivo… culo respingón, buenas caderas, muy buenos pechos de pezones exultante…se adivinaba lo guapa que ha sido muy guapa de joven. Sinceramente, yo le eché el ojo la primera vez que la vi cuando me enseñó la casa antes de la subasta, y ahora especialmente porque cuando estando en casa relajada a su aire, siempre viste una bata que deja ver parte de sus muslos y su escote.

Cuando comencé a vivir en mí casa del molino puse en marcha la noria que además de ser el motor de la molienda de grano haciendo girar una gran piedra troncocónica, la adapté para generar corriente eléctrica que alimentaba mis batería, estas a la vez eran cargadas por la luz solar de las múltiples placas solares instaladas discretamente sobre el tejado del molino, así conseguí ser energéticamente independiente en días de sol o nublado. Conecté a mis vecinos con mi instalación, aquello me lo agradecieron mucho, pues hacía años que no disfrutaban de luz eléctrica en casa, salvo Concha y su hija. Con mí llegada, su vida también les dio un vuelco de mejora realmente espectacular, me estaban muy agradecidos por mi ayuda en el mantenimiento de sus casas, en sus compras de alimentos y medicinas, o como taxista las horas que no estaba trabajando… y yo a ellos por sus historias que me inspiraban en los relatos que escribía y algún día publicaría.

No siempre disfrutaba de tiempo libre, pero el poco lo aprovechaba para escribir durante horas sobre historias cotidianas, históricas o eróticas…. Debo reconocer que la inspiración de los relatos eróticos provienen desde la pubertad, estos eran y son inspiradas por mujeres de todo tipo, pero sobre todo mayores, que fueron las que más abundaban por casa… mi tía abuela Apolonia, mis tías María y Carmen y sobre todo mi madre Juliana… ellas eran mis musas favoritas. Cabe destacar que por entonces, hace más de 15 años, estaba mucho mejor que ahora y unas cuatro pajas podían caer fácilmente. De siempre tuve buena relación con todas estas señoras de edad tan avanzada, tanto que me dejaban sobarlas sin que ellas pudieran sospechar mis intenciones onanistas, simples juegos en la playa o en casa en el sofá o cocina, dejándome tocarles sobre la ropa. Ellas me conocían desde que yo era bebé permitiéndome incluso me sobrepasase un poco, tal vez por ser familia y no pensar en nada sexual en dicho acto en el niño mimado de casa. Lo que no sabían era que mi atracción por las mujeres maduras venía desde siempre, pero nunca había tenido oportunidad de un acercamiento íntimo a ninguna en plan serio, sobre todo por vergüenza o miedo a un tremendo escándalo familiar. Como ya he dicho, vivíamos en un piso alquilado, antiguo y casi todas las mujeres que me rodeaban eran bastante mayores. Creo que siempre me vieron como a un niño al que dar cariño en calidad de su nieto o hijo.

También eran bastante condescendientes en las fiestas que se organizaban algunos sábados en casa, con un bingo para empezar y un baile para acabar donde me dejaban participar…, momento que aprovechaba para meterles mano viéndolas un poco tomadas con el anís o el ron. Fuera de todos estos arrebatos incestuosos, yo les ayudaba en todo lo que podía y ellas me lo pagan consintiendo sumisamente sobrepasarme de vez en cuando…, por otro lado era el único macho joven a su disposición y eso también pesaba a mi favor en el libertinaje. Así que ahora que vuelvo a ser vecino de una buena panda de personas mayores me han despertado viejas evocaciones que creían dormidas. En verdad con los matrimonios solo tengo una relación solidaria y cortés entre vecinos, pero con Concha y su hija Maribel la relación va mucho más allá, todos lo saben y lo respetan.

No es raro que yo vaya a su casa o ellas a la mía, para tomar café charlar y demás con lo que surja…, los primeros meses fue con Maribel en la que me fijé al ser la más joven con 42 años, después fue Concha la que tomó el relevo pues su hija ya casi no está por allí y cuando viene trae a su nuevo novio, un hombre de unos 50 años que ha visto en ella a una compañera cara a la vejez…, es un hombre muy agradable y halagador, considera todo lo que hago por mis vecinos…, nos llevamos bien, tal vez porque no sabe las veces que me he follado a su novia y futura esposa. Según tengo entendido Maribel y todos los demás en complicidad guardan el secreto de “Puente viejo”, tal vez si supiera la cantidad de mi esperma que ha tragado su coño, no me tendría tanto aprecio.

Mi primera amante Maribel….Las miradas de mi vecina me lo decían todo, desde hacía dos meses que llegué con 28 años, mi vecina más joven estaba separada o divorciada ya unos años, así que vivía con su madre tratando de recomponer su vida en aquel paraje solitario. A sus 42 años ya la habían dejado tres veces preñada, pero ninguno de sus hijos quería saber de ella, y ella tan feliz de su libertad entendiendo que la vida había que vivirla solo una vez. Era una mujer alta con 1’70 de altura, rellenita pero sin ser “gorda”, culo respingón y redondo con una buenas tetas para quitar el sentido y darle de mamar a una recua de chiquillos. Por mi parte soy alto, fuerte, con una polla que ronda los 19 cms, más gorda de lo normal y les aseguro que las miradas de mi vecina durante el primer mes eran tan descaradas que me sentía un cobarde por no haber intentado algo mucho antes. Me decidí una noche de viernes, sabía que su madre no salía de casa pasadas las 20 horas al ser ya de noche. Sobre las 22 horas, escuché abrir la puerta como siempre para tirar la bolsa de la basura, ese era el momento que esperaba, al menos ver si podía forzar algo la situación, aunque bajando la escalera ya no me parecía tan buena idea, pero seguí hasta la zona donde están los contenedores de basura, casi nada iluminados por una de las farolas que puse nada más instalarme en el molino. Caminé tras ella acercándome pues nuestras casas distan 50 metros, la alcancé casi llegando…

-“Buenas noches Maribel que tal…,”

Ella me sonrió dándome las buenas noches prosiguiendo juntos hasta los contenedores. Tiré mi bolsa luego tomé la de ella para tirarla, ella me tomó la mano, mientras me miraba, tiré la bolsa, soltándome la mano. De vuelta en vez de caminar hacia su casa prosiguió el camino a la entada de la mía que quedaba enfrente, es decir apenas cuatro pasos nos separaban. Nos fuimos internando en la oscuridad para plantarnos en mi puerta, yo miré a ambos lados pero no vi a nadie, me interné tras ella en mi porche solo iluminado por una bombilla de bajo consumo, me esperaba unos pasos apartada en toda la oscuridad bajo un árbol al lado de casa, me dio un enorme beso, el cual correspondí eufórico sin mediar palabra…, le toqué las tetas, el culo, mientras ella empezó a tocarme la entrepierna, casi no podía respirar, le dije que mejor podíamos entrar en casa. Entramos sin más dilación…, yo ya iba recién duchado, vestido con una bata. Yo mismo cerré la puerta, caminamos por el pasillo cuando le dije…

-“voy a preparar la estufa”.

A la vuelta ella estaba esperándome sentada en el sofá con un transparente blusón negro se veía perfectamente tras haber despojado de su bata de guatiní. Sus braguitas y sujetador apenas iluminados por la tenue luz de la lámpara del rincón, le pregunté si quería beber algo aunque en ese momento solo quería penetrarla, pero me dijo que ella se encargaba…

-“¡Ponte cómodo!”

Refiriéndose a que me quitara “ropa”, mientras ella servía mi copa, intentando no aparentar nervios, me despojé de la bata quedando en slip. Ella al volverse del armario de bebidas dijo…

-“Así me gustas más”,mientras me ofrecía la copa.

Nos sentamos juntos en el sofá, comenzamos a besarnos y cada beso era más y más largo, la tocaba con descaro y desesperación, le agarraba las tetas, los muslos pero después ella me frenaba diciéndome… -“Tranquilo cariño he esperado mucho este momento para ahora estar con prisas”.

Dios me lo dijo mirándome la polla que estaba durísima con su mano puesta sobre ella. Me habló del tiempo que llevaba fijándose en mí, le dije que había visto sus miradas, pero hasta hoy no había sido capaz de atreverme a algo, ella me dijo que tampoco, pues ya no sabía cómo mostrase para que me fijara en ella hasta esta noche, cuando me vio bajando el camino tras ella. Continuó diciendo que viniendo con ella no se lo pensó quería salir de dudas. Entre confesiones nos besábamos, me volvía a frenar y así, hasta que con media copa me hizo ir a mi dormitorio, a mi me dio alto de nervios, le pedí incluso que nos quedáramos en el salón junto a la chimenea, pero insistió llevándome de la mano. Nada más entrar en el cuarto estábamos besándonos de nuevo comiéndonos la boca, los labios y la lengua vorazmente…, dos depredadores en plena vorágine. Y esta vez sí dejó ya le quitara el camisón transparente, rápidamente le solté el sujetador y las dos tetas más grandes y hermosas que he tenido en mis manos en toda mi vida cayeron a plomo formando dos globos colgantes y firmes, pero sobretodo era un reto… nunca me lo había hecho con una madura cuarentona, por lo que estaba deseándolo.

Chupé sus tetas, ella no me soltaba mi falo y la tela del slip estaba por reventar, ella se despego de mi boca se arrodilló para bajarme el slip y se atiborró con mi rabo en un parpadeo, ya no pude soltarla de allí, no me dejó ni sentarme en la cama me la chupaba, sin parar, empecé a darme cuenta que le gustaba con locura comerse mi polla, que me moviera con mi polla dentro de su boca y que le pusiera mi mano sobre su cabeza. Trabajó mi verga y los huevos como ninguna otra mujer, pero lo mejor fue que yo aun gimiendo y jadeando de placer, ella no se quitaba mi bálano de su boca, al revés no dejaba que yo la extrajera de su garganta…fue una explosión total. Una de mis corridas más abundantes y eso que soy de soltar una buena cantidad de lefa en cada corrida, pero ese día tenía mucha leche retenida. Maribel cuando no pudo retener más leche en su cavidad tras largos chorros de espeso esperma, abría más la boca sin dejar que mi polla saliera de ella para que mi leche corriera por sus comisuras y barbilla goteando hasta sus tetas finalmente.

Quedé relajadísimo, eso era lo que ella buscaba con el fin de aguantar mucho más en la follada posterior. Unos instantes después le quité las braguitas, su vagina, estaba totalmente depilada, suave, se la comí ricamente, la mejor de mi vida hasta esos momentos, nunca le había comido la vagina a una mujer y que se corriera dos veces por ello…, jadeaba y suspira sin parar aunque menos mal que no gritó. Su coño es de vulva gordita, pequeña, muy distinta a otras vaginas que he visto de mujeres delgadas y más jóvenes que después parecen que tiene una “ventana” en vez de un coño, ese sin embargo era como si yo lo hubiese intuido desde el principio y por ello me tenía hipnotizado. Mi lengua la recorría siempre húmeda, lamia sus labios uno y otro, bajaba hasta los muslos interiores para volver a subir, volvía a chupar la parte superior de su vulva sobre el capuchón de su clítoris mientras jugaba con mi dedo con él y después la punta de mi lengua se encargaba de castigarlo y darle placer escuchándola gemir sin parar.

Cuando se corrió por segunda vez, quedó quieta tirada hacia atrás desnuda en la cama con las piernas abiertas sobre el colchón, acto seguido me incorporé poniéndome de rodillas para meter mi palpitante erección en aquella vagina candente, ella lanzó un largo gemido en el instante que mi falo la había llenado, lo había aceptado bien al estar perfectamente lubricada con sus jugos tras la corrida y mi saliva, con parsimonia levanté sus muslos y cuando la coloqué a mi gusto comencé a penetrarla en un vaivén de forma lenta. La dama gemía y gemía al igual que yo jadeaba de placer al mover mi dura y recia erección en su jugosa vagina cada vez más dentro y más hasta sepultarla por la raíz. Apenas pocos minutos después se volvió a correr por tercera vez con mi verga masajeando sus paredes internas en las profundidades de su coño acogedor. Nunca había estado con una mujer multi-orgásmica, o era que simplemente que hacía años que no se la follaban…, el dique seco no es bueno para nadie. Ella se sacó mi estoque incorporándose aun respirando fuerte tomándome del cuello, me dijo frete a mi cara…

-“¿Aun puedes esperar o quieres correrte ya?” Le dije que aún podía esperar bastante. “¿Has sodomizado alguna mujer?” Le dije que sí.

Ella me mostro una sonrisa, se introdujo los dedos en su coño extrayendo una buena dosis de lubricante para embadurnar su ano cuando se puso a cuatro patas, primero la acaricié el culo con mis dedos sin lubricante sin nada presionando su ano, suspiraba ya solo con aquello, empecé ensalivando sin introducir nada, lentamente… vi cuanto disfrutaba con ello y más me esforzaba, ya no pensando en “encularla” sino en darle placer, empecé a pasarle el lubricante de sus fluidos por su ano con mis dedos aun sin introducir nada pero ella intentaba meterse mis dedos, moviendo su culo, yo se lo impedía y eso la “enervaba” finalmente igual de lento le introduje un dedo, poco a poco hasta que termino en el fondo de su recto. Lo moví dentro circularmente, ella no dejaba de gemir de mover su culo que tenía que aguantarlo e impedido que se moviera, después saqué el dedo y con la misma delicadeza le introduje dos, ella a veces daba algún pequeño gritito, mi otra mano a veces tocaba su vagina, lo frotaba lo palpaba a ver como estaba, y estaba tan jugoso como si estuviera penetrándola, para cuando saqué los dos dedos estaba detrás de rodillas. Ella se movió quitándose a la vez que tiraba de mí para que me sentara en el borde de la cama.

Mientras agarrada mi cuello empezó casi a implorarme, que se la metiera pero me hizo acostar boca arriba. Para ese momento mi polla estaba bien dura ella agarró mi erección y se sentó en ella, metiéndose el badajo ella misma en su coño hambriento mientras le horadaba el culo con mi pulgar. Ella se la fue metiendo sin pausa lentamente moviéndose en pequeños círculos de cadera, sin pausa hasta que la tuvo toda ensartada dando gruñidos. Finalmente dio un largo suspiro cuando terminó de sentarse en mi cetro erguido y endurecido a más no poder… comenzó a tocarse su clítoris ensamblada como se hallaba por mí. Se corrió, una vez más antes de que me corriera, les aseguro que me corrí en menos de diez minutos con solo sentir sus deliciosos sentones sobre mi verga, con mis huevos revotando contra sus grandes nalgas, sus tetas rebotando como dos campanas tocando a arrebato en un ambiente donde sonaba a sexo por los chasquidos de su culo en mis muslos. Apenas se sacó la polla de su coño, me hizo arrodillarme para darme una mamada engrandeciendo mi dureza.

Cuando creyó estar lista de nuevo se colocó a cuatro patas para que la penetrara así sin cambiar de postura, ella se lo pasó bien, pero esta vez quien disfrutaba era yo, estuve así por más de 10 minutos penetrándola sin cambiar de posición una y otra vez… aquello era la gloria misma al sentir como mi rabo endurecido entraba por completo en su empapada vagina. El surtidor se preparaba con el endurecimiento previo de mi rabo y sin esperas solté un aldabonazo que hizo explotar mis huevos desatando toda su carga seminal que percibir recorrer todo el conducto uretral hasta que fue lanzado a grandes chorros al fondo vaginal de Maribel… un segundo y un tercero se desprendían de mí para ella…. Me corría de nuevo abundantemente rellenando su vagina con mi espesa leche cuando siento que alguien me jala por detrás del hombro y mi polla sale bruscamente de su conejo hambriento desertando tragar mi tan preciada carga seminal y dejando salir unos últimos grandes chorros de lefa bañando sus nalgas y parte de su espalda. Justo en ese momento veo a su madre mirándome con una mirada asesina, mientras me baja de la cama con gesto de violencia tirando de mi brazo. Se creó un “Brainstorming” entre madre e hija sobre si era justo o no, si era conveniente o no, si aquello estaba bien o no… Cogí me ropa y me marché a la sala en tanto ellas acababan de aclarar si follar con el vecino era una buena o mala idea…

-“Creo que es mejor os aclaréis en vuestra casa….Pero si queréis mi opinión creo que ya somos todos suficientemente adultos para tomar nuestra decisiones. Ella quería follar, yo quería follar y hemos follado ¡Todos contentos! aquí no se ha matado a nadie, a lo sumo engendrado”.

Ante mi última palabra Concha enervó el rictus de su cara y se dio media vuelta… -“En casa nos vemos,le dijo a su hija girando su cabeza como la niña del exorcista. Maribel se compuso la ropa como pudo y se marchó a su casa. Al día siguiente no logré ni hice por verlas, esperé que el ardor de la noche anterior se fuera mitigando poco a poco, pero la respuesta a mis dudas sobre el estado de relación entre madre e hija no se hizo esperar… dos días después Concha me dijo escuetamente…

-“Mi hija es mayor de edad y es libre de hacer lo que desee, solo espero responsabilidad de ambos en vuestros actos y que seáis consecuentes con lo que hacéis. Por mí podéis follar todos los días a pelo, allá vosotros, lo único que no os permitiré es que me escandalicéis a los vecinos y a ti que me la dejes preñada a su edad”.

Al poco de llegar a mi nuevo hogar ya me habían proclamado su líder indiscutible, por juventud y contratada solidaridad con ellos por parte de los hombres y por instinto animal por parte de las mujeres… ese nuevo carga conllevaba hacerme cargo de todos los asuntos de mis vecinos, Concha y su hija eran hasta ese momento las encargadas de dicho puesto en la comunidad de vecinos de “Puente viejo” por ser las más jovenes. Por eso en los primeros meses solían venir con asiduidad a mi casa para avisar de esto o aquello, aconsejarme o sugerirme hacer o deshacer tal o cual para el bien del vecindario.

Después del incidente de la primera noche tórrida con Maribel, la relación de ambas conmigo se relajó en tanto tras la exigua charla con Concha al cruzarnos una mañana. No obstante yo no iba a dejar de tirarme a su hija, así que continuaba follándome asiduamente a la frondosa y ardiente Maribel se pusiese como se pusiese la madre… Nos dábamos el lote al menos tres veces por semana. Lejos de la inquina mostrada por Concha aquella primera vez, la veterana hembra agudizó su sexapil mostrándose abierta en nuestro trato personal…. Pero, lo que me puso en guardia fue observar que solía venir cuando su hija no estaba, es decir, en horario de trabajo de Maribel en el pueblo vecino, o durante el fin de semana cuando esta acudía al restaurante donde era pinche de cocina o cocinera, no lo sé muy bien. Sé que muchas mujeres de la edad de Concha, recuerdo que ronda los 60 años, piensan que un hombre puede servir de macho a más de una hembra y no tienen inconveniente de compartirlo.

Debo confesar que yo también empecé a mirarla con ojos viciosos, si tenemos en cuenta que llevaba mucho tiempo sin mojar y el morbo que una mujer madura me suele poner a mí. Mis atrevimientos no pasaban de sonreír mirando a su escote, pero siempre de una forma muy delicada sin desear ofenderla. Ella parecía que cada vez entraba más en el juego porque respondía a mis miradas con otras muy parecidas… todo fue in crescendo día a día, dado que ella cada vez encontraba una excusa más estúpida para ir a mi casa. Sin embargo, yo no me atreví a dar el paso definitivo, sería como meterse en la boca del lobo con dos mujeres capaces de todo, además de poder llegar romper la concordia de aquella villa de cuatro vecinos, donde tan a gusto me sentía, era como tirar piedras a mi propio tejado, así que me decía a mí mismo tener prudencia y respeto por el bien común.

Continúa…