Un desayuno que marcó el comienzo de todo un frio domingo, un día sumamente excitante para terminar el fin de semana de una forma diferente

Me despierto en la madrugada con el corazón acelerado, pero te busco y siento una inmensa tranquilidad cuando siento tu brazo atrayéndome «¿será posible? ¿No te basto con lo del día?» esa suave erección se marca pero me acomodo nuevamente. Cierro mis ojos y me dejo dormir. Despierto antes que tú y me escurro sin despertarte, admito tengo el cuerpo algo cansado pero las ganas de guerra están presentes. Mi fuerte nunca ha sido la cocina pero me esmero en esta ocasión, unas panquecas nada especial pero si un detalle para consentirte, siempre me mimas y me gusta retribuírtelo eso me llena. El olorcito que sale de la cocina te despierta, huele de lujo. Te fastidia un poquito no haberme podido despertar como siempre con un mordisquito en el culete, o una buena comidita de rajita, pero bueno. Te quedas en la cama esperándome y disfrutando de tus recuerdos del día anterior… y del viernes. Con estos recuerdos no puedes evitar empalmarte de nuevo. Cuando te llamo, se aprecia un bulto que tratas de disimular dentro de tu bata.

Todo queda listo, el zumo de naranja, el café, las panquecas con algo de miel. Perfecto en realidad me quedo mejor de lo que esperaba. Te veo salir de nuestra habitación y te sientas a disfrutar del desayuno. Entras en la cocina siguiendo los aromas del café y las panquecas. Mi habitual costumbre es sentarme en tus piernas… Te sientas en la silla y recibes con gusto mi culito. Cuando apoyo mi culito sobre ti disfruto de esa dura sensación, me río mientras te doy a probar las panquecas de mi tenedor «Eres imposible ¿no hemos parado en todo el finde y todavía quieres más?» Te sonrojas y tratas de desviar la mirada pero se clava en mis senos «la verdad es que también ando insaciable» Me acomodo mejor entre tus piernas, suelto el nudo de la bata, noto nuestros sexos algo sensibles pero con deseos aun. Me quito tu camisa y pico un pedacito de la panqueca colocándola sobre mi seno derecho «¿comes?» Mí acción de colocar el pedacito de panqueca te pilla por sorpresa y tardas un poquito en reaccionar. Miras mis preciosos ojitos y acercas tu boca a mi pecho sin apartar la mirada. Tu lengua toca mi tetita, rodeando la panqueca. Tus labios recogen el dulce néctar y lo desplazan hasta mis pezoncitos que estimulas y excitas. Doy un respingo al sentir la erección en mi culito no puedes evitarlo. Limpias de forma concienzuda cualquier rastro de dulce de mis senos y continuas unos segundos más por puro vicio.

Jadeo sutilmente ante el contacto de tu lengua, me gusta la manera en como pasa por mi senito, pico otro pedazo y lo coloco sobre tu piel en tu cuello precisamente y mis labios se escurren hasta llegar a su objetivo, me detengo y muerdo suave sobre tu piel, tu verga se clava más en mi culito reclamando su propiedad. Excitante es la palabra. El desayuno más excitante que recuerdas. Comiendo panquecas sobre mi cuerpo y con tu verga buscando insertarse en mi culito. Me mueves con suavidad buscando el acoplamiento hasta que finalmente encuentras el camino y tu verga se abre paso abriendo mi estrecho culito y enterrándose dentro arrancando un sonoro gemido de excitación. No tenemos remedio. Estamos en la mesa de la cocina desayunando y me tienes totalmente enculada, mientras seguimos comiendo. «¿quieres que la lechita de tu café, la ponga yo?» Cierro los ojos muerdo mi labio y saboreo la panqueca mientras mi culito saborea tu miembro, me quejo un poco por la falta de lubricación, pero se me ocurre una idea, aunque lo lamento me levantó separándome de ti. Tomo la miel y dejo caer uh poco entre mis nalgas, no tengo que decir ni una sola palabra, sabes lo que debes hacer. Apoyo mis senos contra la mesa y elevo mis pompas, un traguito al café y espero tu actuar.

Provocación «mi vida, la miel es un poquito pegajosa» me susurras al oído. Te agachas acariciando mi espalda y dibujando formas con tus dedos, tu lengua recoge la miel derramada y busca mi rajita que está totalmente empapada. Tomas un poco de miel con tu dedo y lo metes dentro de mi culito y tu boca le sigue para degustarlo. «no está mal mi niña pero prefiero tu sabor, tu culito es mucho más rico sin aditivos» Tu lengua se enloquece intercambiando mi culito y mi rajita, que no deja de regalarte deliciosos jugos vaginales. Sé que prefieres ese sabor sin ninguna otra presencia pero como deleito siempre con tu lengua que me hace delirar «si es pegajosa limpia» mi tono mandón y juguetón despierta tus sentidos, estamos imparables desde el viernes no nos hemos detenido el deseo desborda por nuestra piel. «como desees, princesa» Me dices en un tono a medio camino entre la comedia y el deseo tomas un poco más de miel con tu dedo y lo metes dentro de mi culito muy dentro, para poco después, acercar tu boca a mis nalgas, acariciando mi piel en el camino. Tu boca se acopla a mi culito, tu lengua se cuela dentro de mi agujerito que la recibe con un pequeño apretón. Tu lengua se mueve juguetona entre mi rajita y mi culito, recogiendo mis deliciosos flujos y llevándolos hasta tu boca donde te deleitas con ellos. «mmmmm, esto esta delicioso. Adoro este desayuno»

Jadeo suavemente mientras tu lengua devora la miel en mi intimidad, y me retuerzo un poco, trato de mantener mi compostura pero tu lengua me hace perder los papeles y restriego mi culito en tu rostro porque no puedo evitarlo y porque se te encanta. Te diviertes jugando con tus deditos en mi apretado culito y tus labios aprietan con suavidad mi botoncito arrancando mis gemidos. Tus dedos hábiles se mueven con velocidad dentro de mí, y tu lengua y labios estimulan mi clítoris hasta el punto que provoca que mis manos se aferren a tu cabeza y la aprieten con fuerza contra mi rajita que cada vez produce más de esos deliciosos jugos que tanto te gustan. Mis gemidos van en aumento, al igual que el ritmo de tus labios, sientes como se arquea mi espalda y como la fuerza de mis manos te aprieta cada vez más a mí. Estoy desatada y eso te encanta. Te restriego con fuerza, muevo mis caderas lo cual empapa con mis flujos todo tu rostro, esto es un verdadero vicio para mí el sentir esa parte de tu cuerpo que tanto me gusta que es tu lengua que me recorre sin miramientos y me hace llegar al máximo placer. Mi libido ha estado por los cielos este finde y al parecer hoy tampoco será la excepción. Cuando tu dedito presiona mi clítoris no lo puedo evitar exploto en un intenso orgasmo.

«Mi niña, este sí que es el desayuno perfecto» Me miras a los ojos con la cara empapada pero vuelves a enterrar tu cara entre mis muslos para beberte tu regalo. Tu lengua repasa cada milímetro de mi hoyito, recogiendo todas las gotitas de flujo que sigo produciendo. Cuando sientes que me has limpiado del todo te incorporas y me besas en los labios. «bueno princesa, ahorita te toca a ti” Me sonrisa de oreja a oreja no se oculta. Te apoyas en mi lado dejándome tu miembro completamente erecto a mi merced y mi boca me pide devorarlo «la leche es un alimento esencial para cualquier buen desayuno» digo mientras mi boquita se aferra a tu verga con ganas. Con la lujuria disparada por mis flujos en tu boca y la imagen de mi boquita rodeando tu verga no puedes evitar echar la cabeza hacia atrás por el placer que sientes. Mi lengua va humedeciendo tu glande, empapándolo en saliva sientes mis labios avanzando milímetro a milímetro por el tronco venoso, que da potentes latigazos dentro de mi boca. Mi lento avance te está desquiciando tanto que muerdes tus labios y cuando voy a mitad de camino me retiro…

Me encanta verte refunfuñando cuando me retiro de mi labor, sonrió y me incorporo a besarte de manera muy lasciva. «Mmm sabes es que no decido, sé que nada como un desayuno matutino pero es que la leche es tan nutritiva y es buena para todo el cuerpo» Me agacho y alterno con suaves lamiditas mezcladas con una succión abrumadora «si, si… pues has estado a punto de… uuuuh» No puedes pronunciar las palabras cuando mis labios y mi lengua toman el control. Esa deliciosa presión que realizo en tu tronco y como mi lengua se enrosca en tu glande acercándote al delirio. Cuando de nuevo a medio camino inicio el retroceso, tus manos sutilmente colocadas acariciando tus mejillas, se deslizan por mi cabecita sujetándola y esta vez eres tú el que empuja tu verga hacia adelante, viendo con deleite como toda tu verga desaparece dentro de mi boca. Mi mirada lo dice todo…. la has liado. Con un poquito de fuerza me separo de ti, y te miro con desaprobación «era mí turno» digo un tanto molesta, un tanto juguetona «ahora te aguantas» acerco la silla y continuo el desayuno como si nada, tu mirada de asombro y de no captar muy bien lo que paso es mi triunfo del día. Parado a mí lado con tu verga como un mástil reluciente y palpitante. Cuando me siento de nuevo en la silla y comienzo a desayunar te quedo un poquito perplejo pero en realidad, te lo has ganado, por lo que no puedes protestar. No debes protestar, reconoces tu rudeza. Con resignación y una erección de mil demonios te sientas desnudo en la otra silla para proseguir con tu desayuno. Luego de unos minutos te sorprendo con un rápido movimiento que te hace caer sentado en la otra silla y es mí boquita devorando tu polla con maestría Momentos después, recibes de nuevo con agrado mi boquita en tu polla mis movimientos vuelven a ser lentos, sensuales y muy delirantes pero en esta ocasión, mordiendo tus labios, te convences a ti mismo, que por mucho que desees follarme mi boquita, habrá otras ocasiones. En este caso, debes dejarte hacer.

Me incorporo lentamente «avísame cuando te vayas a correr» me acomodo y mi ya lastimada rajita por los esfuerzos de los últimos dos días me sigue pidiendo más. Me dejo caer sobre ti dándote una perfecta visión de mi culito mientras que mi rajita devora de manera lujuriosa tu polla, suelto una fuerte exhalación cuando esta toda dentro y me dedico a ese ritmo delirante que tanto te encanta, yo sigo con el control, eres mío… «aaaarg, uf, te aviso…» es lo único que logras soltar por tu boca medianamente entendible. Mi incandescente vagina devora tu verga con lentitud. Tus manos se aferran a mis tetitas, firmes y tersas. Tus dedos juegan con mis erizados pezones, rodeándolos y presionándolos. Tu boca besa mi cuello dándole suaves mordisquitos. Cada vez que me elevo y vuelvo a sentarme te transportas al cielo, con ese maravillo ritmo que imprimo y que tanto nos gusta. Deslizas tus manos por los laterales de mi cuerpo hasta acoplarse en mis caderas y bajan hasta mis piernas. Abres ligeramente mis nalgas con tus manos y el más pequeño de tus dedos, rodea mi delicioso anito. Giro levente mi cabeza hacia ti buscando tu mirada. Esperas no haberme provocado de nuevo. Mi mirada es una invitación a continuar, y tu dedo no pierde tiempo lo llevas a mi boquita y lo chupo de manera lasciva dedicándote una mirada ardiendo en deseo y luego lo introduces dentro de mí y un quejido de placer sale de nuestras bocas casi al mismo momento. Mi rajita aprieta con fuerza y siento como palpita dentro de mí.

Pocas veces se puede empezar el día de forma tan espectacular, tan erótica, tan lujuriosa. Estas en la gloria, con tu polla enterrada en mi rajita, bien apretada por esta y tus deditos moviéndose con libertad dentro de mi culito. Mis sutiles y suaves movimientos te acercan al Eliseo, al olimpo y a cualquier Edén de cualquier credo. Mis movimientos de cadera circulares perfectamente realizados te inundan de placer y el calor de mi almejita y su poderosa lubricación te hacen estremecer. «mi niña…si… sigues así, no tardare mucho» «Avísame» respondo entre unos suaves gemidos, sé que esa es la mejor manera de ordeñarte. En esa posición preferencial donde tus dedos hacen fiesta con mi culito y puedes contemplar a la perfección mis movimientos. Me afirmo en la mesa, ya el desayuno esta algo frío lo dejamos de lado para desayunarnos a nosotros mejor. Insaciables, Imparables, enamorados. Mientras tus dedos buscan mi culito tu otra mano libre ataca mi botoncito. No necesito más que un suave roce, pego mí espalda a tu pecho y te empapo con un nuevo orgasmo Esa posición te enloquece del todo. Poder penetrarme hasta el fondo y tener la facilidad de acariciar mis senos, presionar mi culito y estimular mi botoncito es mágico. Mis movimientos, lentos y sutiles arrancan gruñidos y gemidos de tu boca acompasados por los míos. Cuando sientes la presión de mi rajita, sus convulsiones, sus vibraciones y la explosión de jugos que te empapan de nuevo sientes llegar el orgasmo de forma inminente y aspiro todo el aire que puedo para avisarte. «mi vida, está muy cerca,… me… corro…»

Al escuchar tus palabras reacciono rápidamente, me doy la vuelta desmontándote y llevo tu verga a mi boca, siento la mezcla de sabores mis flujos que puedo saborear a la perfección, te miro mientras mis labios hacen la succión necesaria. Tu mano acaricia mi cabeza empujándome suavemente contra tu polla pero te controlas y me dejas hacer, deseosa quiero toda tu lechita. Cuando me meto de nuevo tu polla en mi boca, te arranco un gran gemido de estremecimiento, deseo, lujuria y placer. Se perfectamente lo mucho que te gusta correrte en mi boquita y yo complazco tus deseos. Acaricias mi cara con suavidad, disfrutando al máximo del momento. Resistes el impulso de meter tu verga hasta el fondo de mi boquita, consciente de que, mis acciones siempre superan tus deseos. Te conozco demasiado bien, nos conocemos a la perfección. Cuando te miro con mi preciosa carita sacando levemente la lengua no puedes resistirlo más. Y apretando con fuerza los ojos, eyaculas en mi boca una gran cantidad de esperma, producido en gran cantidad durante la noche y multiplicado por la creciente excitación que teníamos. Tu polla continua disparando leche caliente dentro de mi boquita, la cual succiona, golosa, cada chorro. Tus ojos no pueden apartarse de mi cara de nenita, salpicada de semen. Adoras tenerme así. Me acerco a tus labios y los busco, con gran parte de tu corrida en mi boca y te doy un profundo beso, cuando nos separamos todavía un hilillo de saliva y de tu leche une nuestros labios. Vuelvo a besarte de manera más intensa pero dulce y reímos mientras nos dignamos a terminar el desayuno.

Pocas cosas te complacen más que esos besos, tan cargados de morbo, erotismo y depravación. La mezcla de sabores en la boca es maravillosa. Con el segundo beso, más diluido, pero más intenso, no puedes evitar un nuevo respingo de tu verga. Te miro a los ojos, y no puedes evitar sonreír al ver pequeñas gotas de esperma esparcidas por mi preciosa carita. Algunas las tomas con tu dedo y las acerco a tu boca, otras, directamente las succionas con un beso. Cuando por fin, nos sentamos en la mesa, reconoces que, al igual que a yo, te invade el hambre. Preparas un buen vaso de zumo de naranja para cada uno. Y exprimes 4 limones que diluyes con agua y miel para hacer una rica limonada. En poco tiempo, damos buena cuenta del desayuno y descansamos en la mesa de la cocina mientras vemos el previo de la F1 en la tele. Preparado todo para el GP, pero una ducha es bien merecida, pido primero y te dejo claro que voy sola porque se bien te encanta colarte, además nos espera ver la carrera y un merecido descanso claman nuestros cuerpos que de todas formas siguen excitados.

Asientes con tristeza, pues te encanta ducharte contigo. Te conozco demasiado bien. Cuando voy hacia la ducha y aprovechando tu desnudez, intentas adelantarme por la izquierda, pero estoy atenta y te lo he impedido corriendo a la ducha y cerrando la puerta detrás de mí. «esta vez te has salvado laztana, pero volveré, bwa ha ha ha haaa» Vas a la sala y preparas todo para el GP. Sazonas unas alitas y las dejas preparadas para que solo sea encender el horno cuando llegue el momento. “Demonios, como tardas….” Me parto de la risa imagino tu cara pero si no lo hago nos quedaríamos en el baño y tengo muchas ganas de ver el GP. Sin darme cuenta me pierdo un rato en pensamientos de lo increíble que ha sido este finde y que todavía nos queda parte del domingo eso me saca una gran sonrisa y sin darme cuenta estoy durando mucho. «¿Estas bien, princesa? ¿Sigues acá o te trago la baza? Necesito entraaaaaar!“ Articulas estas palabras conteniendo la risa el tiempo que aporreas la puerta. «Si te das prisa podemos bajar a donde Lucas a tomar algo en el previo…» Te acercas a la habitación a escoger algo de ropa mientras esperes. Quieres estar a la altura de tu princesa cuando salgamos.

Te escucho y me apresuro, una salidita así damos un respiro. Entro en la habitación secando mi cuerpo con la toalla mientras noto como me recorres con tu mirada «Se lo que piensas… ¡Anda a la ducha que sino no podemos salir! Te lanzo la toalla luego de secarme y te quedas mirándome «Vamos laztana que sino no podemos salir y nos perdemos el GP» Empiezo a escarbar entre los cajones unas braguitas con unos dibujos de gatitos, un sostén blanquito, escojo una falda cortita de jean que me regalaste no hace mucho y la camiseta de AC DC ceñida a mi cuerpo y de lindo corte. Me maquillo sutilmente, solo el polvo, delineador y un brillo al tiempo que estas en la ducha. En la ducha no puedes evitar desentonar cantando o tarareando tus canciones favoritas, aunque me rio a carcajadas cuando lo haces. La ducha es rápida, y más desde que depilaste tu cuerpo de cintura para abajo. Reconoces que te secas muchísimo más rápido. Cuando sales desnudo hacia la habitación y me ves, te quedas embelesado mirándome. «Woow, laztana, estas preciosa. Tengo la sospecha que con un saco de esparto seguirías estando arrebatadora» Te vistes y me das un sutil piquito y salimos a la calle. Nos dirigimos a la cafetería del barrio, donde nos conocen bien, y allí nos tomamos otro cafecito.

Después vamos al irlandés, donde tienen una gran pantalla y siempre pones el GP. «Aupa Basil, un preparado y… dos preparados.» Nos sentamos en una mesa. El previo ya ha empezado. Nos acomodamos mientras la previa corre en la pantalla. Algunos nos miran, eso no es nuevo solemos ser el centro de atención a dónde vamos. Me pego más a mí para sentirte tu mano tentativa sobre mí pierna y tú brazo rodeándome. Nos besamos un buen rato esperando. Un par de colegas se acercan a saludar y se sientan con nosotros. Hablamos un rato largo mientras damos buena cuenta de las bebidas y las risas no se hacen esperar. Tus queridos amigos, me relatan sus hilarantes aventuras de adolescencia. Algunas ya me las he contado, pero otras no, y ambos tenemos que secarnos las lágrimas de las sonoras carcajadas que nos provoca. Tras un buen rato disfrutando de buena compañía, y un par de rondas más, el inicio de la carrera es inminente y no nos da tiempo a volver a casa, por lo que veremos el inicio allí mismo. Faltan segundos… La carrera comienza y para nuestra sorpresa el «querido» Vettel toma la punta desde el principio y la lucha contra los dos mercedes y él estaba bastante intensa, pedimos un par de cervezas y los ánimos se calientan en todo el lugar. Se sale nuestra vena deportiva y comenzamos alterarnos y gritar como solo nosotros podemos hacerlo, las risas tampoco se hacen esperar y compartimos con tus colegas ese agradable momento.

«¡Detesto al puto frigo dedo a ver si pinchaaaa!» Son los gritos que no podemos evitar mirando la pantalla. El tiempo vuela y el primer corte de publicidad llega con el puto Vettel en cabeza. Nos despedimos de todos y aprovechamos para ir a casa. Enciendes el horno mientras escuchas de fondo que empieza de nuevo la carrera. Con todo listo, corres a sentarme a tu lado. No es que te importe la carrera en sí, pero te encanta estar pegadito a mí. Más rápido que volando te tengo sentado a mi lado rodeándome y me encanta sentirme así, pegaditos, tan nosotros. Mientras veo la intensidad en tus ojos y tus gritos por la inminente Victoria de Vettel me acerco más a ti para sentirte y respirarte. «Esta F1 es una basura….» Te levantas hacia la cocina a tomar las alitas que habías metido en el horno y las pones en una bandeja con algo de bebida. Las llevo hasta la sala. Estás tentado de cambiar de canal, o poner una serie o una peli, pero ya lo harás cuando terminemos de comer. O tal vez, nos demos un paseo con la moto. Ya lo decidiremos. Me ves mordisqueando una de las alitas y me atacas sin piedad, intentando quitarte la alita de la boca, solo para jugar un poquito. Pero he sido más rápida. Adoras esos juegos. Jugueteamos como niños. Me rio y te beso, noto que estas fastidiado al tiempo que va finalizando la carrera. «¿Paseo vida?» me acercó a besarte un poco más y nos fundimos en besitos mientras lanzan la bandera de cuadros.

Intentas olvidar la carrera cuanto antes y todo lo relacionado con ella. Crees que vas a dejar de ver F1 hasta que se pongan las pilas y sea como antes. Necesitas desfogarte «Vale, pero es un poco pronto aun. ¿Qué te parece si vemos un capítulo de stargate y luego salimos ?» Mientras pronuncias estas palabras, haces varias rutas en tu cabeza y cuales podríamos hacer hoy para disfrutar de la moto. «Como ordene capitán» hago un gesto gracioso imitando a un militar para distraerte un rato. Pongo el capítulo, te noto pensativo y me siento a tu lado, te miro un rato y con mi dedo índice comienzo a tocar tu cara porque me divierte, no te inmutas durante un ratito, pero en cuanto diriges tu mirada sé que debo correr, antes de que intente levantarme me atraes hacia ti y me haces cosquillas. Conozco tus «ausencias», esos momentos que estás pensativo y te evades de la realidad, y lo exploto, pero en esta ocasión has vuelto y te hago el ausente, jugando al impávido, a ver cuánto duro torturándote. Pero no puedes contenerte mucho, una fugaz sonrisita te delata e intento salir disparada, pero en este caso eres más rápido y me atrapas con rapidez, empezando tu tortura de cosquillas. No pararas hasta que me hagas pis encima.

Con el tiempo he aprendido a leer cada una de tus miradas y se cuál es tu objetivo, aprovecho mi tamaño para escurrirme entre tus piernas y salir corriendo por toda la casa. Me alcanzas llegando a nuestra habitación entre risas te muestro un pañuelo color blanco pidiendo clemencia… Vuelves a atraparme de nuevo y te pongo esa carita de niña buena cuando saco el pañuelo pensando que me libraré de mi castigo, pero sabes lo que tienes que hacer. NO mirarme a la cara y mucho menos a mis ojos o estarás, habrás caído en el embrujo de mi mirada y estarás perdido. A ciegas y mirando para otro lado me llevas en volandas de nuevo a la cama y atacas de nuevo mi costado y tras una poderosa lucha consigues acceder a mis piececitos mientras me deshago en carcajadas y un pequeño rayo de penita cruza tu conciencia aflojando tu presa. Me libro un poquito entre risas aplacas algo tu castigo, es de esos momentos cuando nos miramos fijamente y decimos todo con la mirada. Te sorprendo con un beso bien correspondido de tu parte pero cuando creo se han calmado los ánimos continuas tu ataque y yo pidiéndote una tregua cosa que al parecer no me darás, veo una posible salvación tomo la almohada y te la lanzó con fuerza

“¡¡Esto es un ataque con proyectiles!! Me temo que has empezado una guerra que no podrás terminar… entera” Mientras pronuncias esas palabras tus manos siguen haciendo presa de mis piernas y deslizándose por mis piececitos haciéndote cosquillas sin piedad. Sueltas una mano para recoger la almohada que te he lanzado y sin soltarla la impactas contra mi carita, pero al hacerlo me escurro como una anguila y se te escapa mi pierna. “¡Eeey vueeeelve!” «¡¡¡Never!!!» grito de camino a la sala cuando siento que me tomas en tus brazos y aunque trato de librarme me llevas en voladas al cuarto nuevamente. «mayday mayday houston tenemos un problema» digo en tono gracioso mientras me dejas sobre la cama. Ninguno se rinde aunque ya estamos un poquito cansados. También algo desaliñados por «la intensa lucha» Me llevas en volandas hasta depositarme de nuevo sobre la cama, con mi espalda sobre la misma. Pones tu cuerpo sobre el mío, haciendo valer la diferencia de altura y peso. Para inmovilizarme y sujetando mis manos. “¿Te rindes, princesa?” Mi mirada pícara y juguetona te dice que no aunque mi voz te diga que sí. Acercas tu cara a la mía para besarte y nuestros labios se unen con ternura. Tras ese fantástico beso, y rebosando miradas de ternura…pasas mi lengua por la puntita de mi nariz “Vamos mi niña, cámbiate que salimos a dar un voltio”

Frunzo el ceño cuando tu lengua pasa por mi nariz de forma juguetona. Esta no es la pinta para ir en moto. Me quito la camisa y te la lanzo en la cara al igual que el resto. Me rio cuando noto que cierras los ojos y hueles mis prendas. Busco un look más motero, unos pantalones de cuero negro, una camisa heavy y la chaqueta, cambio mi calzado por unas botas con un maquillaje un poco más notorio y estoy lista para salir «listo liante» Tú también cambias de ropa. Jeans, camiseta, chupa y botas. Estamos listos. Bajamos al garaje y arrancamos la moto. El día es perfecto para un largo paseo. Tomamos una ruta conocida, pero pronto tomas un desvió para acceder a una nueva ruta de montaña con sus sinuosas curvas. El ascenso, lo hacemos de forma lenta y segura, puesto que las curvas son muy pronunciadas. Hacemos cumbre y descendemos. Tras 90 minutos de travesía, pasamos por una pequeña villa que tiene un bar de moteros que siempre me ha gustado y paramos a tomar algo, y tal vez, jugar un billar, a ver si podemos «apostarnos» algo.

Te tomo fuerte de la mano cuando entramos, pues atraigo varias miradas «¿Me enseñas a jugar billar?» te digo mientras pides nuestras bebidas. Sin duda un típico bar de moteros, muchos tíos hablando de sus motos con pinta intimidante. Me mantengo cerquita de ti activando mi modo koala, le doy un buen trajo a mi bebida. El lugar está lleno una buena excusa para sentarme en tus piernas. «Vale princesa, juguemos» Nos acercamos al billar y sacamos las bolas y pedimos los tacos. Me enseñas los movimientos básicos. Cuando me inclinas sobre la mesa para golpear la bola, dejando mi contorneado culito en pompa, tu mirada se pierde en él y según ves, en la de varios otros moteros del Pub, y eso que están también muy bien acompañados, pero les entiendo, un culito es un culito. Jugamos un par de partidas mientras apuramos las copas y continuamos con la ruta. Tras otro largo rato, la noche nos da caza y refresca un poco. Abandonas la ruta de montaña por la vía rápida para la vuelta por lo que se hace a mayor velocidad. Cuando llegamos a casa ambos estamos cansados, y mientras me voy quitando la chaqueta, vas hasta el baño para llenar la bañera y echar unas sales. Te apetece un bañito caliente conmigo.

Me tiro en el sofá pero me ha entrado el hambre, preparo mi especialidad «sándwich de queso» para comer algo ligerito ha sido muy movido todo y el hambre también se hace presente, te dejo unos cuantos preparados sé que no es bueno comer y lanzarse a la bañera pero no lo puedo evitar. Asomo mi cabecita de reojo fuera de la cocina esperando que salgas del baño y cuando lo haces retrocedo lentamente como una marmota, antes de que llegues ya me he comido dos sándwiches y tiento en si comer o no el tercero «si sigo por este paso terminare siendo una vaca, menos mal que gasto muchas energías contigo» sonrío animadamente. Preparas la bañera con esmero. Unas sales de baño por aquí, control de la temperatura por allá, quieres que este caliente, pero no tanto para que salgamos como gambas. Le tiras un poco de gel relajante para que saque espumita y listo. Sales a buscarme vestido tan solo con la bata. Ves luz en la cocina y te acercas con sigilo, me observas devorando unos sándwiches de queso y no puedes evitar sonreír «Mi niña, el baño está listo, y si quieres seguir con la cena, acá tengo un pequeño canutillo relleno de leche, jejejeje. Vamos a la bañera princesa» Estas deseando desnudarme y tenerme sentada entre tus piernas dentro de la bañera.

«Pues he quedado satisfecha» te sigo hacia la bañera donde todo está perfectamente preparado. «piensas en todo mi príncipe» nuevamente me dejo hacer sé que esto te encanta y tus manos desnudan mi cuerpo de forma delicada, me recojo el cabello cuando ya has quitado la ropa del medio y dejas de un lado la bata también me doy vuelta y te pegas a mí, te inclinas para besarme el cuello. Primero entras tú y con una mano sirviéndome de apoyo para mi «magnífico» equilibrio me ayudas a sentarme, tus manos me toman del abdomen y me atraes hacia ti quedando en medio de tus piernas, suspiro al sentirte tan cerca y mi corazón late un poco más. “Wooow, el agua está en su punto” Cuando por fin estamos sumergidos en la bañera, perfectamente acoplados, nos relajamos del todo. Los latidos de nuestros corazones bajan al mínimo y dejamos que el agua caliente, las sales y la espumita hagan su trabajo. La música relajante también hace su trabajo y durante largos minutos no existe nada, no hay nada, solo nuestros cuerpos desnudos abrazados y disfrutando de un bañito relajante.

Tomo un poco de la espumita que sobresale y con la punta de mis dedos. Y coloco un puntito blanco en tu nariz, reímos suavemente y tú haces lo mismo, nos volvemos a acoplar ahora más pegaditos aun, tus manos rodean mi cadera sujetándome de una manera suave pero firme. «¿Te he dicho que soy la más afortunada de todas? No hay lugar más seguro para mí que estar entre tus brazos, soy tuya…» mi tono es calmado, delata la relajación de ese momento y el agua tibia colabora a la perfección. Es una sensación que te encanta. “yo también soy afortunado por poder tenerte entre mis brazos” En estos momentos una sensación de felicidad inunda tus sentidos, y no puedes evitar que las lágrimas acudan a tus ojos de forma inesperada, lágrimas de felicidad que tratas de enmascarar para que no me dé cuenta. Te acomodas en la bañera y hago lo mismo. Al moverme mi culito toca tu verga, que de forma súbita vuelve a la vida. Cuando noto en mi espalda el latigazo, giro la cabeza hacia atrás y con la mejor de mis sonrisas niego levemente la cabeza, como diciendo “eres incorregible”. Te encoges de hombros… “Soy un escorpión” «¿Escorpión? y yo que pensaba que eras un Aries… ¡Me has mentido todo este tiempo!» Mis labios se posan suavemente sobre los tuyos y tus manos que están sobre mí pancita no pueden evitar moverse una sube y sujeta uno de mis senitos y la otra aprieta delicadamente mi rajita. Tu mano cubre fácilmente toda mi intimidad, la electricidad me recorre y mi culito se nota más encajado por tu miembro.

“y soy Aries ¿Acaso no conoces la fábula del escorpión y la rana?” Mientras me relatas la fábula, tus manos se pasean sin rumbo fijo por mi cuerpo, cambiando de mis senos, acariciando mi pancita, rodeando mi precioso lunarcito y presionando mi rajita. Tu verga, sin tomar la dureza definitiva debido a la distracción del relato, queda perfectamente acoplada entre mis nalgas. Según avanza tu relato me das suaves besitos en el cuello, y justo cuando tus palabras llegan a la frase “soy un escorpión” tus deditos, que habían estado jugando por encima de mi rajita de forma melosa y suave, se cuelan por sorpresa en tu interior arrancándome un gritito de sorpresa. Luego de ese gritito, trato de acomodarme lo mejor posible te miro y te doy un beso ya más subido de tono, mientras que una de mis manos se coloca sobre la tuya, mis finos y largos dedos aprisionan a los tuyos para evitar que te salgas en algún momento. Y para darte más ánimos aprieto los músculos para sentir más tu polla. «Laztana estoy convencida de que somos un par de ninfómanos» suelo una risita excitada y cierro los ojos pegando mi espalda a tu pecho aprisionando tu verga en mi culito y mis dedos sobre tu mano, mis pezones como piedra conduzco tu otra mano a uno de ellos además de ofrecerte mi cuello «sabes que hacer» te pido en un hilillo de voz.

Te encanta sentirme así, pegadita a ti, con la espuma y el agua caliente por compañeros. Mis nalgas apretando tu verga es algo que te enloquece. Tus deditos juegan en mi interior, penetrándome y presionando mi botoncito con esos movimientos circulares que tanto me gustan. Tu otra mano acaricia, rodea y presiona mis endurecidos pezones, que siempre te asombra el gran tamaño que toman. Tu boca se acopla a mi cuello, quieres darme un mordisquito, pero te contienes concentrándote en darme muchísimo placer, amor y cariño. Unos suaves gemiditos son emitidos por mí, pero muy suaves que brindan una armonía a todo el lugar. En la bañera relajaditos y tú brindándome placer, jadeo un poquito más fuerte a medida que tus dedos se adentran en mi rajita siento gracias a lo estrecha que soy como aprietan dentro de las paredes de mi almejita. Juegas con mis pezones atrapándolos con tus dedos y los suaves mordiscos y besos en mi cuello me ponen a punto. Lo notas en lo profundo de mi respiración y como me pego más a tu cuerpo, querido fundirme en vos. Lo estas disfrutando al máximo. En tu cuerpo se mezclan el relax del agua caliente y la excitación del juego de tus dedos dentro de mí, tu mano presionando mis pezones y tu boca mordisqueando mi cuello. Tu dura verga presionada por mis nalgas, pasa en esta ocasión a un segundo plano, pues tu único objetivo es llevarme de nuevo al éxtasis esta noche. Los dedos de tu mano derecha, presionan, dedean y penetran mi rajita arrancando unos grititos cada vez más fuertes, lo que te animan a subir la presión y la velocidad de tus deditos.

Siento la mezcla el agua tibia que acompaña tus dedos en mi interior a pesar del agua sigo lubricando mucho como siempre. Me retuerzo un poquito de placer y me sonrojo al notarme en esa situación, tus palabras susurradas en mi oído pidiéndome que no me cohíba dan paso a mis gemidos, que se entremezclan algunos ahogados, otros flojitos y estos dan paso a unos más animados y sonoros, siento nuevamente como tus dientes se clavan con un poquito más de fuerza. Suspiro, jadeo me pego más a ti sintiendo la dureza de tu verga oprimida por mis nalguitas. Aprieto mi culito para que sientas placer también «vida ahhh cuando mmmm sigas asiiii n-no puedo evitar muchooo más» Me tienes exactamente dónde quieres. Tus dedos vuelan con agilidad y destreza. Unos recorriendo todo mi sexo, apretando mi botoncito e invadiendo mí apretada almejita. Otros rodeando y presionando mis pezones, masajeando mis tetitas, cambiando de una a otra, y dándome muy pequeños mordisquitos en mi cuello y buscando mi boquita fugazmente. Sientes los temblores de mi cuerpo, su tensión previa al orgasmo. No detienes tus movimientos, sino que continúas un poquito más rápido, avanzando hacia un orgasmo que desearías poder beberte hasta la última gota.

Mi cuerpo se tensa y la serie de espasmos se apodera de mi cuerpo. Cierro mis ojos y mis gemidos siguen entremezclándose por la intensidad. Jadeos, grititos que acompañan la escena hasta que mi cuerpo me da tregua un par de orgasmos seguidos. Me apoyo en ti sin mucha fuerza tratando de relajar mi respiración poco a poco mientras tus manos no dejan de acariciar todo mi cuerpo. La tensión de mi cuerpo se transmite al tuyo. Sientes sus vibraciones, su calor, sus espasmos. Mis grititos inundan el cuarto. Tus manos no me dan descanso, y tan solo cuando cesa mi orgasmo y mi cuerpo se desploma sobre el tuyo de nuevo, cesas el movimiento de tus manos, que ya no invaden mi preciosa cueva sino que realizan suaves y superficiales caricias buscando mi relajación. Tras unos segundos, no puedes creer los que escuchan tus oídos, una respiración tan suave y acompasada que parece que me he dormido. “¿Mi niña? Princeeeesa… ¿Sigues conmigo?” Me susurras al oído provocándome un escalofrío, o un pequeño susto de despertar. «Sigo…» te respondo en un tono flojito en un hilito de voz. Me pego a ti sintiendo como mi corazón desacelera poco a poco. «condenado Escorpión» suelto con una risita floja y tu respuesta es un beso en mis labios al que correspondo de manera gustosa. Siento la dureza de tu miembro que lucha entre mis nalgas y esta peligrosamente cerca de mis agujeritos…

“Celebro que estés conmigo.” Besas mis labios suavemente, mientras recoges agua con la esponja y la viertes sobre mis hombros arrancándome gemiditos por el agua caliente. “Ahora, si quieres, podemos salir. Te seco, y nos metemos a la camita” Tus manos no dejan de volcarme agua calentita sobre mis hombros, mi pancita y mis brazos. “También puedo aplicarte esas cremitas que tanto te gustan, y, después… puedo dejar que me des un pequeño y suave masaje…” Intentas dar penita en tu voz y tu cara, pero no sabes si habrá colado… «Eres un aprovechado, sabes que no puedo negarte nada» te doy un beso de nueva cuenta. Nos separamos sin mucho querer, sales de la bañera y luego de darte una secada rápida me tiendes la mano y luego salgo con calma, tomas la toalla y te encargas de secar cada parte de mi cuerpo con esmero y delicadeza. Salimos del baño y nos acercamos a la camita y buscas la cremita humectante que tanto te gusta aplicarme. Me aplicas la cremita por tooodo el cuerpo, para que este hidratado y suavecito, como a ti te gusta, entreteniéndote como siempre en las partes más interesantes para que tenga una excusa de meterme contigo. Cuando tus manos alcanzan la cara interna de mis piernas, siempre me arrancas una carcajada a causa de mis cosquillas. Tampoco puedes evitar besar mis pezoncitos, mi rajita, mi ombliguito, ese mágico lunarcito tan escondido y cada una de mis nalgas. «Lista mi niña, ya estas resbalosa, jejeje»

Te regalo una sonrisa de esas que tanto te gustan. «ven acá» digo mientras te sientas en la cama. Me coloco detrás de ti y tomo un chorrito de la crema y la unto en mis manos pasándola por tus hombros para empezar a darte un masajito relajante y bajarte el estrés de todos los días pasados y que empieces al 100 la semana. Mis manos se pasean sobre tus hombros y pego mi cuerpo al tuyo. «eres imposible no se te ha bajado ni un instante» susurro tan suave en tu oído que te hace estremecer. Paseo mis manitas bajando por tu espalda y se van colando de a poco hacia delante aprovecho que estas a tope para acariciar muy suave tu polla vuelvo a subir repitiendo la acción un par de veces más. Te tumbas en la cama y continúo mi masaje dedicando mi atención a cada parte de ti. Te encantan estos masajes, tanto darlos, como recibirlos. Son sumamente placenteros. Otras veces, tomas la iniciativa e interrumpes mi masaje por la mitad, incapaz de seguir, pero esta noche, dejaras que continúe, para ver hasta dónde soy capaz de llegar. Te dejas caer en la cama sin apartar tus ojos de los míos. Mis manos serpentean por tu cuerpo buscando se relajen tus músculos, aplico cremita para que corra con soltura, descendiendo por tu pelvis buscando tu zona intimida, aprovechó lo humectada de mis manos para acariciar tu miembro que esta duro como piedra y veo tu mirada de placer que tanto me encanta.

Estas totalmente en mis hábiles manos, que han perfeccionado los movimientos de forma maravillosa. Estas describen movimientos circulares por todo tu cuerpo, con una presión suave, pero endiablada. Cuando se acercan a tu zona intima, tu corazón aumenta su ritmo y cuando centro mi atención en él, haciéndote una sueva paja, gemidos de satisfacción escapan de tu boca. Pero, siendo un poco mala, abandono tu verga, para recorrer tus piernas y te relajo de nuevo, deseando que vuelva presurosa a centrarme en tu polla. Bajo por tus piernas y masajeo un poco tus pies, me dedico a cada músculo y con una mirada rápida te delatas. Te dedico una sonrisa y tomo de nuevo tu miembro haciéndote una masturbación bastante suave, no puedo evitar sonrojarme, está un poco roja de seguro es por el maratón que nos hemos tirado los últimos días. Me acerco a tus labios para darte un suave beso. Adoras estar así, sentirte así, disfrutar al máximo. Es de las sensaciones más placenteras que puede haber. Por una lado, la relajación que mis manos le dan a tus músculos. Por otra la excitación que siente tu verga cada vez que la acaricio y la masturbo. Sensaciones contradictorias para mayor disfrute. Te dejas hacer. Estas en mis manos y te encanta. Solo esperas contenerte si cometo el descuido de acercar mis labios a tu verga…

Sigo con mi paseo, el de mis manos serpenteando y realizando masajes en tu piel y me dedico también a continuar mi suave masturbación, noto tu respiración se acelera. Mis dedos se pasean también por tus testículos y continuo masajeándolos «¿te gusta de esta manera laztana?» pregunto en tono coqueto. El cansancio y la excitación sujetan tu boca. «mmm, siii, lo haces perfecto. Sigue, por favor…» Tu mano empieza a desperezarse y busca mis piernas, y suben buscando mis nalgas. Cuando las encuentran, tus juguetones deditos rodean el apretado agujerito de mi ano y lo presionan y continúan su avance hasta mi vagina que para tu sorpresa, sigue totalmente empapada. «¡¡¡mi vida, bebe un poco de agua, que te vas a deshidratar!!!” Las carcajadas no se hacen esperar. «yo prefiero otro líquido para hidratarme» acierto a decir en tono jocoso, mis manos siguen recorriendo tu miembro y acaricio tus piernas bajando nuevamente, me salto tu parte íntima y me dirijo a tu pecho dando movimientos circulares, me estremezco con tus deditos y suspiro me siento bastante sensible y el morbo me gana dándole suaves chupeteadas a tu miembro solo a la cabeza. Me retiro de nuevo y continúo mi masaje.

Mis palabras te producen una pícara sonrisa, que no puedes ocultar. Tus manos, continúan jugueteando en mi almeja, empapada y palpitante mientras continúo con mi masaje. Salen tus dedos jugosos de su escondite y presionan mi botoncito, dándole también suaves y certeros apretones que me erizan la piel, solo para recorrer de nuevo el camino de regreso al sabroso agujero del que salieron y continuar su camino hasta mi culo, que rodean, presionan e intentan colarse de forma furtiva. El masaje continua, excitante y relajante, y debes debatirte entre retener tu impulso de sujetar mi cabeza cada vez que succiono tu polla, y dejarte llevar por el sueño durante el resto del masaje. Mis manos abandonan el masaje y también separo tus deditos con pocas ganas de hacerlo. Tomo una nueva posición, veo el brillo en tus ojos sé que es lo que estabas esperando. Quiero hacerte disfrutar y que duermas relajadito. Primero doy suaves lamiditas a la cabeza muy suavecito, acompañado de besitos delicados luego comienzo a darte unas lamidas más animadas y continuo aumentando de intensidad. Siento tu cuerpo estremecer cuando llego tu miembro a la boca y devoro por completo tu mano peligrosamente acaricia mi cabello pero te dejo hacer. En medio de la mamada busco primero tus huevos que chupeteo un rato y luego me adentro más abajo lamiendo tu anito regreso a tu miembro y uno de mis deditos se cuela por tu agujero y aumento el ritmo de mi boca causándote una suave presión con mis labios.

Podría decirse que estas en el paraíso. Relajado, excitado, a punto de recibir el mejor de los regalos. Estoy colocada de forma mágica, y mis labios rodean tu polla majestuosamente. La presión que realizo es simplemente perfecta, catapultándote a los límites del placer extremo. Cuando mi lengua busca en tu depilado culito no puedes evitar dejar escapar un sonoro gemido. Es una zona que no habías descubierto hasta conocerme, y que a nadie más en el mundo le permitirías acercarse. Mi boca abandona tu culo y mis dedos remplazan su lugar, adentrándose dentro. Es una sensación inigualable. Por un lado, el máximo placer de una mamada perfecta. Por otro, la estimulación anal a la que mis deditos te están sometiendo. Te sientes volar, sientes el placer en estado puro. Noto tu mirada desencajada por el placer, el roce de tus dedos sobre mí liso cabello. Te dedico una mirada pervertida y elevo la velocidad con la cual devoro tu miembro y como dos de mis deditos resbalan sin inconvenientes en tu culito de vez en cuando desvío mi lengua a tus huevos para succionarlos, es increíble después de todo lo que hemos hecho todavía se sienten cargados, baja un poco más mi lengua intercalándose con mis deditos mientras mi otra mano no pierde tiempo y continua jalándotela con una lenta pero constante presión.

Mis sutiles movimientos te matan de placer. Es difícil resistirse a mí, a mis perfeccionados movimientos. Tus dedos se clavan dentro de mi culito y se mueven en círculos, como intentando abrirlo, pero su elasticidad es sorprendente y lo presionan con fuerza. Los deslizas hasta mi rajita, empapada, vibrante y decides atacarla cuando mis dedos, combinados con mi lengua te sorprenden de nuevo con un subidón. Mis dedos se cuelan dentro de tu culo, mientras mi boca devora tu verga por completo, y sacando mi lengua rozo tus hinchados huevos. Has cometido el error de visualizarlo, y esa visión, casi te hace explotar dentro de mi boca. Crees que te habría matado si te descargas cuando devoro tu polla con tal profundidad, pero reconoces que sería sumamente excitante. «Mi niña, eso ha sido espectacular, casi me corro de verlo» Me acerco a ti, mi mano no deja por un instante tu miembro, lo presiono suavemente y mis labios buscan los tuyos para darte un beso apasionado y bastante sentido «quiero mi lechita» susurro en ese tono aniñado mientras muerdo tu lóbulo suavemente, cierras tus ojos y te dejas llevar me posiciono me coloco entre tus piernas y continuo dándote placer, en esta posición entre tus piernas mi rajita y culito están fuera de tu alcance pero te estoy regalando una imagen muy erótica de mi boca devorando tu miembro como en otras ocasiones donde el placer es tal mí rajita comienza a tener un orgasmo sin la necesidad de tocarme. Eso me impulsa a succionar con más ganas.

Te dejas llevar, detestas tener mi cuerpo fuera de tu alcance, pero reconoces que es la m mejor forma de disfrutar al máximo de las sensaciones recibidas. Alternas tus ojos abiertos y cerrados, según te lo permitan los movimientos de mi lengua que te lleva pasito a pasito hacia el clímax total. «mi niña, me falta muy poco, estas a punto de hacerme explotar» Crees que es mejor avisarme, para que la gran riada que se aproxima no me pille desprevenida. Te dedico una sonrisa de medio lado muestra de mi satisfacción. Con mis deditos continuo jugando en tu anito, uso mi mano libre para acariciar y masajear tus huevos y mi lengua sigue su recorrido por todo el tronco de tu miembro, lo noto en la intensidad de tus gemidos conozco el tono exacto cuando sé que no puedes resistir mucho más y de cómo elevas tus caderas para sentir mi boca más adentro. No me detengo, en cambio acelero con más ganas de saborearte por completo, esa mezcla de jadeos y gruñidos me alienta a seguir.

Nos conocemos a la perfección, y lo sabemos explotar. El placer que sientes es indescriptible y estas a punto. Dudas entre sujetar mi cabeza y correrte muy dentro de mi boca o dejarme hacer. Tus manos acarician mi cabello, tus ojos no se apartan de la escena que tu cuerpo siente. Cuando la eyaculación es incontenible tu yo perverso sujeta con firmeza mi cabeza. «Mi niña me corro grrmmmm» Tu polla está totalmente enterrada en mi boca y mi lengua rozando tus huevos en el momento del aviso pero en el último segundo sueltas mi cabeza para que me dé tiempo a reaccionar, si yo quieres. No hago intento de moverme, solo acelero la marcha de mis deditos con tu miembro completamente en mi boca puedo sentir que tu aviso no me dio mucho tiempo pero recibo gustosa los chorros calientes de tu leche que dan a parar directo a mi garganta. Respiro bien pero tengo una arcada, eso no me impide tomarme toda tu lechita. “Mi niña, mi ninfa, mi diosa, la dueña de mis fantasías. A pesar de haber eyaculado varias veces hoy, tan solo tú, consigues que repita de nuevo, llevándome hasta ese delirando momento del orgasmo” Has descargado tu esperma, con tu polla totalmente dentro de mi boca y crees que ha sido la primera vez y estas ciego de placer por ello. Tendrás que compensarme de forma sobresaliente. Cuando tu verga expulsa las últimas gotitas de semen, casi pierdes la conciencia por el éxtasis, mientras mi boca se desliza lentamente por tu verga con esa perfecta presión que solo yo se realizar. Mi mirada felina lo dice todo y tu verga da un último latigazo de excitación «Te adoro mi niña….»

Hoy seré un tanto egoísta y disfrutó cada gotita de tu leche solo para mí, la saboreo disfrutando mucho de ella. Me incorporo entre tus piernas y mi cabecita queda sobre tu pecho, me abrazas con fuerza y puedo sentir tus latidos a flor de piel y como poco a poco tu respiración se calma «Te amo mi príncipe» digo mientras mis dedos se cuelan entre tu cabello dedicándote una dulce sonrisa. Entre las endorfinas generadas por la potente eyaculación y mis caricias, el sueño te golpea como un mazo. Me acoplo de forma perfecta entre tus brazos y continúo acariciando tu cabeza. Apoyo la mía contra tu pecho, mientras tú acaricias suavemente mi espalda, mis brazos, mi cabello. Mi delicioso olor embriaga tus sentidos, y poco a poco, el peso de los parpados se hace cada vez mayor. «Te amo princesa» Susurras esas palabras, mientras tiras de las sabanas para tapar nuestros cuerpos, que empiezan a sentir los efectos de la química. Nos acoplamos perfectamente y veo como tus ojos van perdiendo la batalla contra el sueño, yo estoy en las mismas «Te amo laztana, gracias por estos días» un suave besito, tus manos sujetándome cayendo en el sueño profundo nuestros cuerpos agotados pero satisfechos, sin duda unos días para siempre recordar.