Confinados en casa, usamos la imaginación para pasarla bien

Soy de un lugar donde la gente es conservadora y poco maliciosa, por lo general casi todos los vecinos nos conocemos y, por tanto, los lazos familiares siempre son fuertes.Vivo junto a mi madre, Mercedes de 43 años, Merche la llamamos familiarmente. Es una mujer que admiro, respeto y quiero mucho. Desde que yo tenía 10 años se hace cargode mí ella sola, ya que se divorció de mi padre y este se marchó a Brasil… con el poco dinero que le dejó y una propiedad rural herencia de su familia, mi madre invirtió en una empresa de vehículos de alquiler y ahora con internet la hemos ampliado…Conocía el negocio bien, pues ya había trabajado en una empresa de renting de vehículos cuando soltera, así que es lógico que nos fuera bastante bien. Mide 1.67 de estatura de piel blanca y pecosa, cintura bien delineada de proporciones perfectas de una Madonna en 70/100 entre cintura y cadera…, tetasmedianas naturales bien redondeadas, ojos color miel, cabello negro, cara de facciones aniñadas y con una nalgas increíblemente bellas que acentúan su cintura y moldean unas piernas bien ejercitadas y largas.

Yo había conseguido realizar tras el bachiller, un ciclo superior de Administración de empresas, y me ocupaba de la parte de ventas y márquetin en la empresa de mi madre.Mi vida sexual era normal, me divertía con mis amigos, algunas experiencias curiosas con mis novias e internet era mi necesidad por trabajo y entretenimiento.Mi curiosidad sexual para ese entonces con 22 años, ocupaba casi todas mis fantasías, sueños y temores, pero no había llegado aún una novia formal, solo sexo completo con una u otra chica, la verdad me da un poco de temor el compromiso.Mi madre quien nunca figuraba explícitamente en mis fantasías, sufrió repentinamente un problema de salud por la falta de descanso…,cuando tenía leves depresiones con fastidiosos cambios de ánimo, yo me hacía cargo del negocio en toda su amplitud, era negocio del que ya teníamos dos pequeñas sucursales más la central. Mi madre llevaba las cuentas y todo lo referente a los inventarios y trámites administrativos, yo superviso a los vendedores de las tres tiendas y trato con los proveedores, los contactos con los clientes por internet y me encargo de la mercadotecnia de cara al público, pero en ocasiones también de la parte económica.

14 de marzo. Primera semana de confinamiento

Yo soy su orgullo, así que no era raro saber que todos sus planes se vinculaban conmigo, sin embargo jamás me mostraba su “yo” oculto, sus sueños, ilusiones o pasiones. Su comportamiento en casa era normal, pocas veces la vi en ropa interior mostrándose abiertamente o con ropa que manifestara sus atributos provocativamente lo que se reflejaba una relación sana entre nosotros acorde a una madre con su hijo. Pero el viernes 13 de marzo de 2020 fue el día en que nos quedamos confinados en casa por culpa del Corvid 19, el presidente de gobierno decretó el estado de alarma. En mes y medio no salimos de casa apenas para hacer lo más básico…comida, medicinas, transacciones bancarias. Tuvimos que hacer un ERTE con nuestros empleados a expensas de que acabase el estado de emergencia sanitaria.El caso es que en esos días comenzamos a hablar cosas que jamás tocábamos, sus mejores recuerdos, sus peores momentos, sus sueños y muchas otras cosas más. Su estado de ánimo cambio, era un poco más abierta y franca, era más una amiga que una madre, el confinamiento nos tenía mucho más tiempo juntos y yo creo que unidos.Para complicar la situación, adquirió faringitis y en consecuencia un dolor de garganta y fiebre muy fuertes. Yo seguía ataviado con el negocio, aprendiendo más sobre su administración, así que me limitaba a llevarle su medicina, mimarla un poco y prepararle de cenar algo ligero y sin grasa…no podía ingerir nada sin sentir dolor en la garganta.

Al llegar el sábado por la mañana, mi madre no pudo localizar a la señora Fina, una ATS encargada de inyectar a media ciudad porque estaba en el hospital donde trabaja atendiendo a la atención sanitaria… tampoco a su amiga Claudia, personas que generalmente la inyectaban cuando se daba el raro caso de que se enfermara, así que se acostó temprano y trato de dormir. Al mediodía la llamé por teléfono para ver como seguía y pedirle unos datos, me indicó que tenía fiebre y bastante molestia de la garganta, por lo que había decidido que se iba a inyectar ella misma.

– ¿Estás segura de que puedes inyectarte sola?

–Que remedio, no puedo suspender las inyecciones.

–Y si vamos a la farmacia, tal vez el farmacéutico pueda inyectarte.

–No lo creo, de eso no saben…además me da vergüenza.

–¿Y porque con Fina no?

–Es diferente, esa mujer conoce las nalgas a todo el pueblo.Reímos un rato y seguimos buscando opciones… la clínica, otras amigas e incluso le hablamos a varias pero ninguna sabía inyectar.

–¿Y si te inyecto yo?

–Tú no sabes hacerlo.

–Enséñame, que tan difícil no puede ser.

– ¡¿Y que aprendas conmigo?!No lo creo. No quiero ser tu conejillo de indias

–¿Con quién quieres que aprenda?, ¿ayudando a Fina?

–Está bien, trae la jeringa, alcohol, algodón aquí tengo las ampollas.

Me explicó cómo se prepara la inyección que es necesario limpiar el lugar del pinchazo con alcohol y que la nalga se divide en cuatro partes imaginarias, debiendo inyectar la parte de arriba a la derecha. Pero ensayé con un patata primero…– El pinchazo debe ser fuerte pero no violento, contundente…me dijo, en fin todas las recomendaciones pues le preocupaba su nalga.Al decidir que todo estaba listo, se desnudó de cintura hacia abajo quedándose en bragas, una bragas blancas grandes de algodón…cómodas y decentes, acordes a la edad y condición de mi Santa Madre.

– Listo, deja me pongo boca abajo.

Revise la jeringa revisando que saliera un poco de líquido. Entonces ella acomodada boca abajo en la cama, con su mano izquierda sujeto el elástico delas bragas, titubeo un poco y luego lo bajo despacio desnudando apenas la mitad de su nalga derecha.Fue entonces cuando descubrí la piel tan tersa y perfecta de ese culo… Su nalga era considerablemente más blanca que el resto de su piel, firme y tirante por el momento, pero muy carnosa formando una fastuosa redondez.

– Recuerda que debes dividir en cuatro la nalga y poner alcohol antes de pinchar ¡OK!

Al frotar el algodón empapado en alcohol en la parte del blanco, ella bajo un poco más las bragas mostrando casi toda la nalga y la división con la otra nalga. Me percaté que ella no quería ver nada por miedo al pinchazo.Sujeté un poco su pompa levantando un poco de carne y di el pinchazo, inyecté lentamente el líquido blancuzco y al sacar la aguja, presioné con el algodón y masaje un poco para evitar que se formara una bolita con el medicamento inyectado. Le di una nalgada y subí sus bragas.

–Listo, ¿te dolió?

–Casi ni la sentí, tienes buena mano para ser enfermero.

–Entonces le haré la competencia a Fina, ¿no crees?

– Tendrán que pasar muchos años para poder ver las nalgas de todo el pueblo.

– Bueno, de momento he empezado contigo, y ya pude ver tu nalga desnuda.

– Bueno cariño… fue una emergencia, eres mi hijo y además el hombre de la casa. A nadie más le dejaría ver mi culo desnudo. Solo tú y tu padre han podido disfrutar de mis intimidades.

No era cierto, pero me lo creí a pies juntillas, sin embargo esas últimas palabras me causaron una sensación muy extraña. Pensé en eso toda la tarde y traté de olvidar qué significado tendría.Por la noche mi madre, trató nuevamente de localizar a Fina pero era inútil, ella estaba en turnos infinitos en urgencias, los casos de coronavirus se multiplicaban por horas… no podía ayudarnos.

–Bueno señor de la casa. Creo que tendrá que inyectarme de nuevo.

–Está bien señora, pero le costará 20 €.

–¿Le cobrarás a tu madre?

–Eso cobra la señora Fina por dos inyecciones.

– ¿Y si no te con qué pagarte…?

– Está bien, haré una excepción por esta vez.

–Menudo pillo tengo por hijo… has aprendido bien a hacer negocios, pero tu madre no lo es.

Mientras bromeábamos ella se encaminó a su vestidor y se colocó unas nuevas bragas. Al repetir el procedimiento, se acostó y trató de bajarse el elástico esta vez de la nalgas izquierda, para su sorpresa estas bragas eran más rígidas y el elástico menos flexible.

–A ver déjame ayudarte.

– Está muy duro, no logro bajarlo.

Lo sujeté con ambas manos y ella se despegó un poco de la cama para ayudar, las bragas cedieron pero debido a la rigidez bajó parejo. Podía ver ambas nalgas desnudas en un 80 %. Mi madre se paralizó pero no dijo nada…, repetí los pasos, pero esta vez trazando una cruz tocando su nalga y escogí el cuarto indicado para pinchar.

– Listo señora, ¿le dolió?

–Nada doctor, es usted excelente…cada vez me lo hace mejor.

– Gracias, me gusta pinchar… de aquí en adelante seré su doctor particular, ¿entendido?

–Sí doctor.Le subí las bragas para cubrir sus nalgas desnudas por varios minutos y ella permaneció acostada.– Doctor, olvida algo.

– ¡Imposible!

–Masajear la zona para que no se acumule el líquido que me inyectó.

–Es verdad. ¿Cómo se me ha podido pasar ese detalle…?

Vuelvo a bajarle las bragas descubriendo nuevamente su hermoso culo y esta vez más abajo que antes, sobe la zona de la inyección sin alcohol solo con dos dedos por un minuto mientras me deleitaba con la vista. Pensaba encontrar algunos pelitos donde termina su vagina pero fue inútil no se veía nada, era un coño perfecto de muñeca, si no supiera que era mi madre diría que era de una mujer veinteañera, me recreé un poco más de lo necesario, pero la paciente no se molestó.

– Hemos terminado señora.

–Gracias de nuevo doctor.Le di su nalgada y le subí las bragas.– Hey, cuidado no soy una nena.

Ya le bajaba y subía las bragas a mi madre con toda naturalidad. El resto de la noche no pude dejar de sentir esa sensación erótica que me invadía, estaba excitado, vi desnudo el culo de mi madre con su autorización y ella pareció no avergonzase de ofrecérmelo desnudo, con un poco más me la hubiera follado y nadie hubiese reclamado. Toda la noche recordé la escena dormitando a ratos, la razón era clara me hipnotizó el culo de mi madre, más con la mi necesidad la tensión sexual crecía.

– ¿Cómo has amanecido, mamá?

–Mejor hijo, solo que me sigue doliendo la garganta aunque ya menos.

–Que te parece si hoy hacemos sesión de cine en casa, pasan buenas películas, te distraerás un poco…verás que te sentirás mejor.

–Me parece bien.

– Solo apúrate para invitarme a comer y de ahí nos vamos al salón.

–¿Invitarte yo a comer, y eso?

–Bueno tú vas a cocinar hoy…

–A no, si un hombre invita a una dama, es el caballero quien debe cocinar.

–Solo que sea por trabajo porque mi jefa aún no me ha pagado la nómina.

–Está bien, me rindo eres un pillo.Bueno ya veremos cómo te pago, pero tú cocinas…

Salió de la cocina demorándose unos 15 minutos, al regresar venía agitada buscando algo sobre la mesa… – ¿Que buscas, mamá?

– Jeringas desechables, parece que se terminaron.

–Dame dinero para ir a comprar una caja aquí a la vuelta.

–Ten, apúrate sino no alcanzamos a comer y ver la película.

–No tardo nada.

Al llegar a la farmacia a dos calles me despacharon con cautela guardando las distancias con los demás clientes, entramos de dos en dos. Tardé veinte minutos lo que solía ser cosa de cinco. Me despedí rápido y salí corriendo.

– Ya vine.

–¿Porque has tardado tanto?

– Ahora la colas son eternas, mamá

– ¿Las encontraste?

–Sí compré una caja de seis. Cámbiate y te inyecto que me dé tiempo a preparar la cena.

Sin saber que quería hacer preparé la inyección y probé la jeringa derramando unas gotas. Mi madre me indicó que la siguiera, llegamos a la sala y me indicó que me sentara, se colocó sobre el sillón pero de pie y por su posición asumí que debía inyectarla ahí mismo.

– ¿Aquí te voy a inyectar?

–Si apúrate.

Levante su falda rápidamente hasta su cintura, llevaba puesto unas discretosbragas blancas que le cubría casi todas su nalgas como siempre, pero estas eran algo transparentes. Ella con sus manos fijó la falda levantada a la altura de la cintura.Con firmeza sujeté susbragas, y tiré de ellas hasta liberar sus dos nalgas. Por la posición, lasbragas se deslizaron apenas con un poco fuerza, liberando ambas nalgas.Increíble, tenía ante mí un culo blanco precioso y excitante. Podía percibir apenas la terminación de la raja de su coño depilado y aprisionado por sus nalgas formado unos ricas almohadillas suculentas…mi falta de sexo me lleva a desear algo que nunca pensé. El ano era poco visible, un gran botón arrugado muy apreciable… así que cuando seleccione la nalga y trace la cruz para dividirla, agarré la nalga derecha y la sujete para inyectar, en ese momento se descubrió el ano pequeñito, morenito y delicioso.Terminé de inyectar.

– No olvides sobar la zona inyectada señor doctor. No queremos que se entumezca mi culo.

–No señora, esa es la parte que más me gusta de la operación.

Sobé un minuto aproximadamente apreciando aquel paraíso, ella nunca decía nada del tiempo de más dedicado a una operación que no debía durar más de 20 segundos. Dejé la jeringa en la mesita de un lado y le subí lasbragas mientras ella se incorporaba. Al llegar a su lugar acomodé el elástico sobre su cintura y el de sus nalgas. Al terminar ella dejó caer la falda y se volteó.

– Gracias señor doctor, es usted un maestro, no me dolió nada, sin embargo olvidó su nalgada.

–Perdón es por los nervios.

–Olvídalo yo tuve la culpa, creo que viste más de lo que verás en una película de cine…Sin darme cuenta me sonrojé por la pena.– No te avergüences cariño, el cuerpo es algo hermoso y natural, además confío en ti… no me importa que veas mis intimidades ¡Seguro que te ha gustado lo que has visto…! Bueno mi vida, recuerda que debemos cuidarnos mutuamente, no tenemos a nadie más y si me tienes que ver el culo todo los días te lo enseñaré sin replicar… Tú ahora ere mi doctor…. “Mygood Doctor”

–Así es.

–Vámonos señor doctor o no llegaremos a la película. Yo traeré la cena a la mesita de centro.

Pasamos toda la tarde del salón a la cocina, nos vimos dos películas, cenamos y en cada momento mis pensamientos estaban absortos en esa excitación, en ese erotismo. De reojo, cuando no podía verme, admiraba a mi madre, aún joven, bien formada, seria y cariñosa. Estaba orgulloso de ella y también comenzaba a estar atraído, cada vez más. Pensaba que era la reclusión y el no poder desfogarme con mi follamiga Mamen. Cuando acabó la segunda sesión de cine, nos duchamos, cada cual en su baño y nos pusimos en ropa de dormir reuniéndonos en la sala…

– Mamá, ¿porque dices que soy el hombre de la casa?, no la mantengo.

– Eres el director del negocio, y en parte sí lo haces. Aunque un hombre no tiene por qué ser el proveedor del hogar para ser “el hombre de la casa”, le basta con ser quien posee los cojones.

–Explícame bien eso de tener los cojones en casa…

–Quiero decir que el varón en esta casa, tiene la autoridad y el derecho para opinar, tomar decisiones y cumplir con tus deberes…¡Hijo ya eres todo un hombre!

– ¿A qué deberes te refieres en concreto…?

–Cuidarme, mimarme, protegerme y curarme como lo haces ahora… y a amarme. No sé a qué vienen tantas preguntas hijo… un hombre es el macho responsable de sus hembras, y yo soy la única que tienes aquí, la única que tienes en tu vida, aparte de ese niñata de… de Mamen.

–Es que me siento un poco raro con lo que me dices… de ser yo quien cuide de ti.

– ¡¿Por lo de las inyecciones?!

–Sí también, es que verte así…. nunca lo había hecho.

–Tampoco yo… pero me acostumbro a todo. No me importa nada desnudarme el culo, es necesario que veas mis nalgas desnudas para poder inyectarme y cuidarme como lo haces. Además, te diré algo, estoy orgullosa de mi cuerpo y lo cuido para que luzca hermoso y tener buena salud, que una se va haciendo mayor… por eso me ejercito a diario.

– Estás realmente preciosa, guapa y muy buena, si me permites decírtelo…

– Claro que sí mi rey, eres mi hijo pero sé que no eres ciego. Soy consciente que conservas tus instintos masculinos intactos cuando me miras…. Cuando vivía con padre me decía que era muy hermosa, me veía desnuda mientras dormía acariciándome tiernamente.

– ¿Solo te has acostado con él…?

– ¿¡Qué insinúas!? Nadie más, aparte de Fina, me había visto desnudas mis nalgas, hasta ayer. Pero al no estar nadie de confianza, creo que tienes derecho de verme porque eres además de mi hijo, el hombre que me cuida

– ¿Entonces no es malo que yo te vea desnuda?

–No lo es, es más, es necesario cuando yo te lo permita.¿Que sientes al respecto?

–Mucha excitación, nunca te había visto tan desnuda…

–Te diré que sentí un poco de vergüenza al principio, pero ahora estoy más tranquila porque lo hablamos. Además un culo es un culo.

–¿Tú que sentiste cuando te desnude tus nalgas?

–Lo pensé mucho antes de hacerlo pero al saber que me estabas viendo me excite un poquitín. Dime ¿qué viste exactamente?

– Tu culo redondo y hermoso, tu ano y parte de la raja de un coño apretado e hinchado.

– ¡Qué bárbaro!, ¿viste todo eso en unos segundos?

–Si, ¿estuvo mal?

–No, viste lo que yo te permití ver, es muy natural. ¡Lo mismo te dio deseos de algo más!

No contesté, pero mi silencio le dio la respuesta. La conversación siguió así, nuestra excitación crecía pero también nuestra confianza. Después nos concentramos en el programa de entretenimiento, guardamos silencio por unos minutos….

–Señor doctor, es hora de que me inyecte y se vaya a dormir.

–Sí mamá.

16 de marzo. Segunda semana de confinamiento

Para mi sorpresa la inyecté apenas viendo media nalga. Decepcionado me fui a acostar. El resto de las inyecciones fueron iguales y finalmente recuperó su salud.Después de algunos días mi calentura se equilibró. Éramos como antes, solo que más unidos. Cierto día en la cocina después de hacer cuentas, mi madre lavaba los platos y yo los ponía junto a ella. Sin saber porque, le di una nalgada suave sobre su falda de franela.

– ¡Uyyy!¿Y eso?

–Me la debías. Voy a la oficina un rato a ver cómo están las tiendas y regreso.

– ¡OK!, dame mi beso y pórtate bien… no te entretengas con otras cosas…

Al acercarme para darle un beso, ella no volteó, de espaldas a mí tome su cintura con ambas manos y bese en la mejilla recargando mi cuerpo en su espalda. Ella estaba inmóvil.Sin saber qué hacer, recupere la vertical y despegue mi cuerpo. Ella se giró mirándome de reojo sonrió un poco y pícaramente me preguntó.

– ¿Sucede algo? No me atreví a responder.Por favor, dime lo que estás pensando ahora…

– Me da un poco de vergüenza mamá.

– Recuerda que ya no tenemos secretos… te enseño mi culo todos los días, ya has visto mi ano y hasta mi coño…nos hemos abierto más que nunca…, Así que dime lo que piensas

– Al tocarte con mi cuerpo sentí algo extraño, como excitado… recordé tus nalgas desnudas.

–Esta bien hijo, alcanzo a entender que las hormonas te gobiernan, lo que quiere decir que eres macho y estás listo para tomar a una mujer. Todo eso está dentro de un orden y así debe ser.

–Desgraciadamente aún no la he encontrado y dudo que llegue pronto, hasta hoy solo he conocido a mujeres vacías que solo valen para ser folladas y olvidarlas. Y desde hace una semana lo único que he visto desnudo son tus nalgas, que ironía.

–Oye…. mis nalgas son hermosas, más que las de esas jovenzuelas que conoces.

–Si pero no cuentan, son las nalgas de mi madre y las vi por emergencia.

Mi madre sin voltear se quedó callada. Admiraba su hermosa cintura y el bulto de sus nalgas sobre la falda… – Tienes razón, fue una emergencia por mi faringitis, pero en este momento parece que el de la emergencia eres tú… ya me imagino que tendrás los huevos llenos a reventar.

–No entiendo lo que me quieres decir, mamá.

–Anda, travieso… satisface tu curiosa hombría con tu madre…, vamos, súbeme un poco la falda y disfruta un poco de la vista de misnalgas pero sin bajarme las bragas.

Asombrado por lo que acababa de oír, me retiré un poco hacia atrás y miré su trasero oculto por la falda de franela roja. Ella seguía concentrada lavando los platos. Me hinqué, coloqué mis manos sobre los extremos de su falta, la subí hasta descubrir sus muslos, continué subiendo y aprecie el paisaje de su bien formado trasero. Mi madre tomó la falta y la jaló hacia su frente presionándola entre su vientre y el lavaplatos. Su culo estaba totalmente disponible, apenas oculto por una prenda transparente que dejaba ver su raya… –Y bien, ¿qué opinas?

–Es muy hermoso tu trasero Merche.

– ¿Quieres ver un poco más?

– Por favor.

– Anda mete misbragas entre lasnalgas y toca un poco ¡Quiero sentir tus manos en mi culo!Obedecí, tiré de los extremos y lo metí entre sus nalgas, sus nalgas estaban desnudas. Acaricié en círculos apretando un poco. Masajeé por un rato aquellas nalgas duras y carnosas…–Bueno señor de la casa, creo que es hora de que me deje como estaba.

Antes de desistir, me armé de valor y metí la mano entre sus nalgas haciéndome con su carnosa y abultada vulva, con los dedos fui recorriendo la vagina. Detecté sobre la prenda cierta humedad pero nada de vello púbico. Ella se dejaba agasajar por mis caricias con el culo respingón y sumiso… Finalmente retrocedí, reajuste lasbragas a su posición original y bajé su falda.

Sin decir más me disponía a salir de la casa cuando escuche… – Luego hablamos. Tú y yo debemos tener una conversación larga e interesante.

Estuve tres horas fuera en las tiendas, todo en orden y regresé a casa. Me metí en mi cuarto y me puse con mis amigos, conversamos por WhatsAppde algunas cosas y derivamos en política. Al cabo de un rato, me recosté en la cama completamente solo con mis pensamientos. Sin hacer nada pensé y pensé lo sucedido sin entender que pasaba. Finalmente no me preocupaba solo me excitaba. Al salir, vi a mamá limpiando la alacena, me quedé admirando su culo hipnotizándome… al despertar de mi ensoñación pude apreciar que la cocina brillaba. Algo inquieto salí al patio y me senté en la mesita de campo a meditar. Podía ver a mi madre moverse en la cocina sin que ella me viera. La vi desplazarse a su habitación y encenderse la luz del baño.Entré y decidí bañarme yo también para la cena. Salí de la ducha, me coloqué un pantaloncito corto sin calzoncillos debajo… aún estaba excitado. Sin camiseta fui al estudio a revisar mi correo electrónico y el negocio online, todo algo estancado por el confinamiento, pero se reservaban coches. Estaba absorto en internet cuando Merche entró…

– ¿Qué haces?

– Revisando el negocio y el correo.

–¿Quieres algo especial de cenar?

–Lo que tú desees está bien, casi no tengo hambre. –OK. –Merche…– ¡¿Sí?! –Nada

Cenamos unas quesadillas hablando de trivialidades. Parecía como si yo estuviese recién regañado, estaba serio, corto y distante. Terminamos, colocamos los platos en el fregadero y me dijo

– Luego los lavo, ¿ahora podemos hablar?– Sí, ¿dónde?– En la sala

Caminamos a la sala y ambos nos sentamos en el sillón grande frente a la TV. No encendimos el televisor. Merche me miró y comenzó la conversación… – ¿Cómo te sientes cariño?

–Extraño de nuevo.

Sin dejar de mirarme calló unos minutos eternos para mí… – ¿Quieres preguntarme algo?

–Es un poco íntimo.

–No importa

–Mamá, logré ver tu vagina por detrás completamente rasurada sin vello y me preguntaba… ¿Te depilas tu monte de venus?

–Sí hijo, pero me dejo un poco de vello aunque debo decirte que no es todo mérito de la cuchilla de afeitar, de natural no tengo vello.Con el coño así me siento más libre y limpia, ¡lo notaste!

– En verdad fue al tocarte sobre el bragas sentí tu piel sin vello.

– Me gusta depilarme todo el cuerpo, lo hago desde adolescente, ¿y tú?

–No, yo no. Tampoco tengo mucho pelo en el cuerpo… debe ser tu herencia.

– Deberías rasurarte… aunque solo sea el pubis y los huevos ¡Es más higiénico!

–Me da un poco de miedo pasarme por ahí la cuchilla, es una zona muy delicada y peligrosa.

–Sí que es delicada… pero si no te avergüenzas de mí, puedo hacerlo sin problemas…

–No, yo lo haré.

– Desconfiado ehhh.

Esa misma noche y con ayuda de un espejo y en una posición bastante incomoda me rasuré todo, quedó como el culito de un recién nacido. Aproveché y recorté un poco el vello de mis axilas. Me apliqué talco y decidí dormir desnudo. Por la mañana después de la ducha, encontré a Merche aplicada en el calentador eléctrico de agua, con una larga bata rosa y el pelo aún mojado….

–¿Te salió agua caliente amor?

– Tibia.

– Creo que casi te la acabas.

–Sorry

–Qué tal te fue, ¿te has rasurado tus pelotas ya mi amor?

–Anoche, es bastante más difícil de lo que parece.

–Es cuestión de acostumbrarse, yo lo hice hace unos minutos sin ningún problema.

– Aun así, tardé casi media hora. Es necesario llevar cuidado con tanto pliegue.

–Y ¿cómo quedó?

– Como la piel de un bebé.

– A ver ¿Puedo verlo? ¡Anda no seas tonto y déjame verte!

– ¿Quieres que te lo muestre?, creo que no, me da vergüenza.

–Yo te he enseñado mis nalgas y algo más, recuérdalo. Además no creo que me vaya a asustar.

–No me convences.

– Mira, para que te tranquilices, me muestras como te quedó depilado y yo te muestro mi culo… ¿de acuerdo?

– No me parece justo, yo ya conozco tus nalgas y tú no conoces lo mío.

– ¿Entonces qué te parece justo?

– Lo justo es que si yo te muestro como quedaron mis huevos, tú me muestres tu coño depilado. Así ambos estaremos en igualdad de condiciones.Se quedó pensando y finalmente…

– Está bien, ¿cómo lo haremos?

–Me acuesto en el sofá y tú me revisas, luego lo hacemos al revés

– Es un poco bochornoso, ¿no crees?

–Entonces ¿cómo?

–Los dos al mismo tiempo. Te acuestas boca arriba y te tapas los ojos, yo me coloco sobre ti en 69 y te aviso, tú me descubres y me ves mientras yo te descubro y te veo.

–Está bien.Me acosté a lo largo del sofá de la sala sin quitarme el pantalón, cerré los ojos y esperé

– Ya me quité lasbragas, me verás cuando levantes la bata de baño, y ¿tu calzoncillo?

– No traigo ropa interior.

– ¡¡Guuuaaauuuu!! Nada más me coloco en posición y te aviso.

Todo aquel montaje parecía un poco extraño para vernos las intimidades, solo me daba que pensar que era un juego sexual implícito llevado por la necesidad y el aburrimiento del confinamiento. Tomamos posiciones con movimientos algo torpes y risas de nervios.Al estar en 69, despegados… ella estaba a cuatro patas y yo acostado, me dio la señal. Comenzó a bajar mis pantalones piratas cuando asomo mi polla en vertical. Merche siguió bajándolos hasta llegar a las rodillas.

– Quedó como bebé, limpio.Con expectación subí su bata colocándola sobre su espalda, su culo estaba desnudo y su coño impecable como ella dijo, con unos pelito dejado adrede en su pubis. Sentí su cálida mano sujetar apenas mi verga y moverlo a los lados…– Es hermosa la vista, ¿cómo te sientes ahora que no tienes vello?

–Con algo de frío y cierta excitación.

– La excitación se debe a lo que estás viendo, y no a tu depilación… ¿Te gusta lo que ves?

Yo animado por su caricia, comencé a subir por el muslo hacia su conejito pelado, lo toqué apenas rozando sus pliegues y ella se estremeció notablemente. Su vagina estaba rosada, estrecha pero ligeramente abierta, con dos labios abiertos como pétalos. Merche acariciaba mis huevos calvos dándole un masaje a una mano y con la otra se sujetaba para no caer. Mientras, yo exploraba con ambas manos las zona, abrí sus labios apreciando un punto de líquido viscoso que caía lentamente por la gravedad, era sumamente brillante con la consistencia de la miel. Lo atrapé y unte por su raja tocando ligeramente el clítoris.

– ¡Ahhhmmm!, no lo toques mi amor, solo observa.

– ¿Puedo chuparlo, Merche?

– No amor, debemos controlarnos

Seguí tocando su vagina a dos dedos sin excitarla mucho, mientras con la otra mano recorría su raya en busca de su ano. Merche pareció inmovilizarse un momento, luego con un dedo tocaba la cabeza de mi tranca totalmente dura, lo acariciaba con el pulgar contorneándolo, lo embarraba con unas gotitas de líquido seminal que brotaban lubricando la cabeza. Al rozar con mis dedos su ano, sentí su estremecimiento, lo acaricié en círculos sin violarlo. Tomé un poco de líquido vaginal y lo apliqué alrededor de su ano con mucha delicadeza.Podía sentir sus espasmos. Merche seguía acariciando discretamente mi dura polla.Sin pensarlo, mis dos dedos jugaban en su vagina de un extremo a otro lubricados por abundantes líquidos pero tocando a propósito su clítoris ahora hinchado…era un garbanzo sobresaliente y tan erecto que blanqueaba. Ella respiraba agitada. De pronto, volvió del placer y acarició mi falo en un delicado sube y baja muy lento,descapullando mi glande despojando el prepucio, se deslizaba la mano y con la otra acariciabamis huevos agarrando con fuerza mi tronco endurecido hasta el límite, se percibía en ella las ganas de notar la dureza de mi verga venosa.

– ¿Puedo chupar tu coño,Merche?

– No amor, estamos en el límite, solo tócalo como lo estás haciendo, y disfruta de la vista.

– Por favor Merche, chupa mi polla un poquito, solo chúpalo yo no haré nada.

Mi madre se recostó sobre mi cuerpo y se retrajo un poco para alcanzar con su boca el orondo glande, automáticamente abrió un poco más las piernas y mi vista mejoró. Pensando que no se daría cuenta, retire mis dos dedos retozones de su vagina y toqué con la punta de mi lengua.Mi madre, recorría con su lengua mi tronco, sujetaba los huevos y los chupaba, volviendo de nuevo al tronco. Mi lengua en cambio se aventuraba en un vaivén de un extremo a otro de la raja de su vagina, saboreando sus jugos. De pronto sentí el calor de su boca en la cabeza de mi vega, lo chupaba como queriendo extraer su contenido, succionándolo con fuerza. Poco a poco bajó hasta engullir lo que su boca permitía, alojando mi cabezón en su galillo…noté en mi sensible capullo su campanillay, después de un segundo comenzó a mamarlo sin ritmo, chupaba y paraba, lamía y apretaba mis huevos que besuqueaba después. Sus dientes y lo fuerte que lo apretaba con la mano me lastimaban pero la excitación era total, no le importuné con su técnica de felatriz que debía mejorar un poco.

– Pero ¿qué hago?

Dicho esto se incorporó de golpe, se tapó con la bata y comenzó a llorar, corrió a su cuarto y dio un portazo. Yo estaba asustado, no sabía qué hacer. Decidí esperar a la mañana siguiente para hablar con ella.El ajetreo del trabajo me ganó y no pude verla en toda la mañana. Abatido e intrigado sobre las 9:15, la busqué y descubrí que Merche seguía en su habitación.Armado de valor toqué un poco y no contestó. Llamé con más fuerza y nada, decidí forzar la puerta cuando descubrí que estaba sin llave. Entré de golpe ya asustado y ella se incorporó pesarosa trato de huir y la sujeté con fuerza, la abracé por largo rato acariciando su cabello. Aún seguía en la misma bata. Levanté su cara roja y sequé sus lágrimas, le sonreí buscando lo mismo sin éxito.

–Me asustas Merche.

–Soy una tonta, una inmoral, un animal en celo. Por un momento me sentí una perra con ganas.

–No eres nada de eso.

– Lo que hice es una aberración, es incesto. Le estaba mamando la polla a mi propio hijo…

–Podemos olvidarlo y aquí no pasó nada…solo estamos tú y yo obligados a estar confinados sin más contacto con otras personas… Yo creo que lo que hicimos es algo natural, instintivo.

– Pero qué dices hijo, yo me siento sucia y avergonzada por mi instinto de zorra.

–No hables así, no ere ninguna zorra. Escúchame bien Merche, solo tú y yo lo sabemos, nadie más. Si estamos de acuerdo podemos olvidarlo. ¿OK?

–Creo que quiero estar sola. Te prometo que me calmaré.Con el tiempo, todo volvió a la normalidad, seguimos siendo madre e hijo.

Todo aquello del confinamiento nos estaba influyendo, habíamos pasado más de una semana muy pesada, estábamos en casa y me dijo que quería descansar, así que se tomó un fuerte sedante y se fue a acostar. Yo me quedé en la oficina navegando en Internet. Al poco rato me pareció escuchar un ruido y fui a revisar, vi su puerta entreabierta y me asomé. Dormía a pierna suelta, llevaba una bata acolchada rosa y sus pantuflas aun puestas. Me acerqué y le quité sus pantuflas, la acomodé y le besé la mejilla. Seguía perdida.Sin saber porque, me senté en el borde de la cama y la observé largo rato.Animado por su profundo estado levanté un poco la bata y vi sus nalgas, no llevaba nada debajo. La subí hasta descubrir su espalda y observé su culo desnudo. Salí de la habitación y fui a la oficina, traté de olvidarlo sin lograrlo. Regresé y la observé por un tiempo, me senté junto a ella y acaricié sus nalgas.Son muy blancas, carnosas y firmes. No presentan ninguna cicatriz y el ejercicio, las tiene en excelente estado.

23 de marzo. Tercera semana de confinamiento

Era lunes, se levantó algo tarde y tomó un largo baño. Su humor era excelente… hace tiempo le presenté como mi novia a una amiga que se llama Carmen, Mamen para los amigos. Es muy bonita de cara pero escasa de lo demás. Su carácter es muy alegre y siempre andábamos juntos. Mi madre parecía tratarla muy bien y ella se sentía bien en casa, pasábamos mucho tiempo en la oficina navegando en Internet. Cierto día mi madre me sorprendió encariñados a través de la pantalla del ordenador en una video llamada, casi estábamos besándonos pero con mi mano bajo la mesa dentro de mis pantalones, no dijo nada, solo se fue a su cuarto. Mamen, algo apenada se despidió en voz alta y se cortó la comunicación.Yo estaba a mil, sin embargo no pude hacer nada.El comportamiento de mi madre comenzó a cambiar e, incluso me pidió que no la llamara más estando de cuarentena, que le molestaba su presencia incluso por la pantalla del ordenador. Mamen se puso algo triste y después de mucho hablar me pidió que tras el confinamiento alquilaríamos un apartamento y me fuera de casa con ella, así yo podría hacer mi vida normal sin ser molestado y seguiríamos viéndonos a diario. Le prometí pensarlo.Cuando le conté a mi madre esta posibilidad enmudeció y nada que dijera la consolaba. En casa todo fue silencio unos días. Mamen eramuy tierna, yo algo cariñoso. Cierto día la llamé…– ¿Que vas a hacer cuando acabe esto?

– Voy a comerte tu coñito

– Yo también quiero chuparte la polla… ¡Quiero que me folles! ¡Necesito que me folles!

Me vino a la cabeza una de esas veces que follábamos…, aquella tarde entré en su casa, nos metimos en su cuarto y su madre tras trajo la merienda, se marchó fuera de casa. Sin pensarlo, me desnudé y me puse debajo, ella se colocó encima en 69 con el vestido puesto pero sin ropa interior. Mientras devoraba su coño ella engullía con fiereza mi cipote erecto como un mástil. Notaba que estaba salida como una perra en celo, disfrutaba a cada segundo que pasaba. Después de soberbias mamadas, me corrí en su boca, pero ella continuo con su coño en mi cara hasta que logré sacarle un enorme orgasmo.Ante mi sorpresa, derramó algo de leche pero se tragó la mayor parte.Así seguimos algunas veces más. En otras ocasiones, simplemente me la follaba a pelo, o con condón, a cuatro patas o en misionero…le trabucaba el coño con fuertes pollazos hasta acabar reventados de follar como animales en época de celo. No era el primer novio de Mamen, y lo que peor llevaba era que conocía a algunos que ya se la habían follado. Quizás por ese motivo no lograba considerarla algo mío, sino mi PUTA.

El tiempo pasaba sin salir de casa. Merche era otra, en cuanto al negocio seguía siendo mi jefa, pero ya no hablábamos con la confidencialidad del inicio del confinamiento y tampoco menos comíamos juntos.Cierto día, mientras como de costumbre lavaba los platos, noté que se había arreglado el pelo, seguramente nuestra vecina Rosa del 3º C, que se buscaba la vida entre conocidas del barrio. Mi madre se veía diferente, muy atractiva. Sin pensarlo dos veces, me acerqué a ella y la tomé de los hombros, deseaba romper el hielo formado entre ambos, le di un masaje suave y ella lo disfrutó.

– Ahhh…. que rico masaje, síguele amor.

Seguí apretando sus hombros y recordé aquellas hermosas nalgas que extrañaba ver. Sin pensarlo mucho bajé rápidamente la mano y acaricié su nalga derecha. Sin recibir queja acaricié ahora ambas nalgas, apretándolas ligeramente, ella suspiraba respingando el culo, le gusta lo que le hacía.

– ¿Puedo verlas un poco?

– No amor, esta vez no.

–¿Porqué?

– Estoy en mi periodo.

Al día siguiente, fui a revisar una mercancía que acababa de llegar para inventaríala, como no teníamos personal aún, acabé cansado… al terminar estaba algo exhausto y bañado en sudor. Esto se repitió durante tres días. Ese miércoles regresé a casa y fui a la cocina a beber un refresco. Me senté en la silla del comedor y encendí la TV chica sin ver nada en particular. Merche entró y se dirigía al refrigerador. Al pasar frente a mí, noté que sus tetas presentaban una fuerte erección de pezones. Me llamó mucho la atención pero lo atribuí al calor y la finura de la tela de su camiseta. Variashoras después, mientras capturaba los movimientos de una de las sucursales en la oficina de casa, entró silenciosa y se colocó a un lado de mi sillón. No le presté mucha atención pues pensé que al ver en que trabajaba se retiraría. Nada más equivocado.

– Ya no estoy con la regla. Me dura cuatro días y casi ni me entero ¡Soy muy afortunada! Otras mujeres lo pasan muy mal y les dura una semana al menos. Me giró y la miré no entendía que quería en ese momento.– El otro día me dio pena no darte lo que me pediste, porque debido a mi periodo no era presentable…, por eso no te dejé ver mis nalgas.

Enseguida observé a detalle. Llevaba unas bragas rosa de una tela algodonada, una blusa sin mangas de color blanca en la que percibía nuevamente sus pezones muy erectos, estaba descalza sobre la alfombra y lucía el pelo húmedo, lo que confirmaba que recién había salido de ducharse.

– ¿Puedo ver tus nalgas desnudas?

– Está bien. ¡El culo de mamá es el objeto de perversión de mi hijito…!

Se acercó más y se dio media vuelta, tomé los extremos de las bragas y las bajé suavemente. Su culo asomó desnudo… – ¿Puedo tocarlas un poco?

–Sí solo un poco, no te entusiasmes demasiado que te entra dolor en los testículos…

Terminé de bajar las bragas hasta que cayeron al suelo. Acaricié sus muslos subiendo hasta su culo. Lo toqué suavemente por largo rato. Bastante caliente, me atreví a subir su blusa por la espalda y la atoré a la altura de sus hombros. Acaricié su espalda deliciosamente pasando por sus nalgas y muslos en muchas ocasiones. Merche parecía disfrutarlo como si se tratara de un simple masaje.Yo seguía sentado sin creer mi suerte.

– ¿Sigues rasurándote tu entrepierna?

– Sí, pero créeme que aún no muy bien, ya que me da miedo cortar de más.

–Si quieres puedo rasurarte aquí mismo, para que quedes como la piel de un bebé.

–¿En este momento?

–Porque no, solo tengo que traer del baño las cosas y listo.

–Bueno, pero mejor lo hacemos en el aseo.

– De acuerdo, vamos para allá.Nos fuimos camino del baño más cercano, el mío y una vez allí me espetó con voz imperante… –Quítate los calzoncillos, no tardo.

Si decir más, me dejó helado. Se giró mostrándome desnudo su vientre y casi todo porque aún llevaba tapados las tetas con el resto de la blusa.Al comenzar a coger las cosas tras la puerta del aseo, se le elevó la camiseta larga hasta casi medias nalgas, dejándome apreciar el contorno de su figura y esas piernas maravillosas.Obedecí y apenas me quité el bóxer, regresó rápidamente. Traía mi crema de rasurar, una cuchilla de afeitar, talco, unas tijeras y una toalla. Me sentó encima de la tapa del váter y se hincó frente a mí. Aún seguía desnuda de abajo con tan solo la camiseta… sus pezones erectos.

– Espera un poco y ya verás el buen trabajo que te va hace tu madre ¡Te voy a dejar como bebé!

–Pero con cuidado, eh, solo tengo esto para el resto de mi vida…Ella sonrió por mi desconfianza

Con gran destreza y unos 15 minutos, me dejó lisito. Limpio delicadamente mi polla y huevos con la toalla húmeda y finalmente con el otro extremo secó toda el área.

– Listo. Ha ayudado mucho que tuvieras la polla tan tiesa y los huevos recogidos en una pelota.

Ciertamente estaba muy excitado. Apartó las cosas y comenzó a revisar al detalle. Acariciaba mis huevos sintiendo su suavidad, mi tranca realmente impecable… debido a las caricias, en franca erección, Merche la observaba sin perder detalle, se acercó y lo acarició con su mejilla inspirando su olor, retiró sus labios sin dejar de sujetarla, la miró un poco y besó el glande. Luego se puso de pie.

– Puedo verte totalmente desnuda Merche.

–Con ese empalme que tienes es peligroso ¡No creo que sea lo más recomendable!

– Podemos vernos desnudos y tocarnos sin que nada pase.Sabemos confiar el uno en el otro. Tus caricias y mimos han producido todo esto…de alguna manera habrá que relajarlo.

–Está bien, tu ganas…siempre has sabido salirte con la tuya.

Sin mucha charla se quitó la blusa y cruzó sus brazos tapando sus generosas tetas.Yo retiré mi camiseta acercándome a ella. Sin pensarlo se abrazó rápido a mí y la abracé. Poco a poco acaricié su espalda, sus nalgas y su cabello.Ella se animó y me acarició de igual forma, apretando mis nalgas. Metió una mano entre nosotros y sobó con prestancia mis huevos arrastrando la mano hacia el erecto falo, lo hacía de forma intermitente. Yo la imité y acaricié su entrepierna sin lograrlo muy bien debido a que sus piernas estaban muy juntas. Al notarlo las separó un poco y logré tocar aquellos labios húmedos y calientes. Comencé a acariciarle su vagina hasta identificar el clítoris bajo el capuchón, no hace falta mucha soltura para lograrlo, porque cuando se excita es una pica respingada.

Sus espasmos empezaron pero ella seguía aferrada a mis huevos, los apretaba… – ¡Qué hermosos cojones tiene mi hijo! Tan gordos, deben producir una ingente cantidad de esperma espeso…

– Enseguida lo vamos a comprobar si sigues así…

Mientras la masturbaba, ella abría ligeramente más sus piernas. Su agitación creció, disfrutaba mucho. La sujeté y le di vuelta. Ahora su culo sentía la presión de mi bayoneta erecta, dura y recia, en tanto su cuerpo se recargaba en el mío…. Volvía a colocar mi mano y seguí masturbándola. Con la otra mano acariciaba sus tetazas dirigido por las manos de ella. Mientras la deleitaba, mi erección era total. Ella giró y volvimos a quedar de frente, tomó mi ariete y, despacio comenzó a masturbarlo despejando el capullo del prepucio. Apenas se apartó lo suficiente para observar esta tarea de descapullado. Mis manos sujetaron sus ubres y pellizcaron sus pezones ahora enormes, muy pingorotudos.

Poco a poco me bajé quedándome de rodillas con él sentado en el sillón, en nada estaba lamiéndome el labio inferior y humedeciendo mi boca. Por mi mente no pasaba otra cosa que… Tengo ganas de él, de mi hombre…del macho con quien estoy confinada y de quien deseo me haga suya. De darle placer. Tengo ganas de comérmelo entero desde el primer día, con la mirada, con mis caricias y, por supuesto con mis besos. Solo una mojigata como yo ha esperado tanto tiempo para beneficiarse a un macho tan viril, para calzarse a un ejemplar tan masculino… En cuanto aprieto su gran bolsa escrotal, la polla tiesa salta hacia mi cara, amenazante ¡Joder nunca pensé que mi hijo tuviera semejante pedazo de carne entre sus piernas!Dura, recia, venosa y ligeramente curvada, para rematarla con un gordo capullo, una bola oronda y deliciosa. Creo que sabe cuánto le deseo por su mirada, se me nota a una legua las ganas de saborearlo. Pero voy a hacerme de rogar un poquito…

Y empiezo a darle besitos en la tripa. Rodeando el ombligo. Sin apartar mis ojos de los suyos. Y le acaricio el pecho con una mano, mientras con la otra le agarro del culo y se lo aprieto bien fuerte. Parece que le gusta. Su respiración empieza a agitarse y le veo indeciso, no sabe si mirarme a mí o a la mamada que está haciendo su actriz porno favorita de sus pelis de internet.Pego un lametón a mi mano y le agarro su verga, me cuesta circundarla de lo recia que es. Sé cómo le gusta y así se lo hago. El cabrón me ha enseñado bien.Así que empiezo a jugar con ella entre mis dedos. Su polla capta toda mi atención. Dejo de mirarle a los ojos. Le invito a que vea la peli y se evada. Quiero que sólo se preocupe en sentir. Sobra decir que a estas alturas yo ya estoy del todo empapada, mi coño destila fluidos a borbotones… ¡Me siento la madre más puta del mundo!

Le acaricio con el típico arriba y abajo, lento, suave, húmedo y apretando un poquito percibiendo sus pálpitos. Con la otra mano le masajeo las pelotas. Me acerco la polla a la cara y la huelo. Es increíble el efecto que me produce ese olor a testosterona, al instante todo lo que tenía pensado jugar con él se me olvida y no puedo evitar darle un lametón. Un escalofrío recorre su piel y un gemido se escapa entre sus labios. Así que, retiro toda la piel del prepucio hacia abajo, aprieto bien sus huevos y le voy dando besitos a la puntita de su enorme e hinchado glande. El roce de mis labios hace que su cuerpo se tense. Noto cómo aprieta las nalgas para acercar su pelvis a mi cara, intentando penetrarme la boca. Pero aún no es el momento para eso.Tal y como tengo su polla agarrada, me doy golpes en las mejillas con ella. Sí, me encanta esa sensación. Me siento como su ZORRA…

– ¿Te gusta?

– Sí,susurro un poco avergonzada

– Dilo más alto, que no te he oído.

– SÍ

– Sí… ¿qué?Me dice con virilidad.

– Me gusta sentir tu pollón en mi cara.

– ¡Pues más te va a gustar en el fondo de tu garganta!

Y sin más, me agarra la cabeza y de un golpe me la ensarta hasta el fondo. Esa sensación es prácticamente indescriptible. Placer por gustarle, hambre de comérmelo todo, humillada sumisión al estar arrodillada ante él cachonda perdida y sin poder escapar… y ahogo. El aire me falta en los pulmones. Al principio me quedo quieta, esperando a que me suelte. Pero está en éxtasis y ni se acuerda de que tiene a la mujer que ama ahogándose por él. Así que cuando ya noto que no puedo más, le empujo y le doy pequeños golpes para que me libere.Al fin, me suelta, y cojo una gran bocanada de aire. Hilillos de baba aún unen mi boca con su verga. Toso y me limpio la cara con el dorso de la mano. Le miro. Placer. Eso es todo lo que veo en él. Es lo que andaba buscando. Y sin decir nada más, me lanzo a comérsela otra vez. Busco sus manos y las coloco en mi cabeza para después pasar una a su culo y la otra a su pecho.Me impregno de su sabor. Me la trago con fruición. La suavidad y la ternura quedaron olvidadas. La lujuria me domina. Oigo sus gemidos y los de la puta de la tele. Yo también gemiría si pudiera.Voy alternando lametones, chupetones, besitos y comidas de verga. Le muestro mi mejor repertorio entre todo lo que he practicado. Pierdo la noción del tiempo. Y mi propio cuerpo me pide que lo alivie. Así que una de mis manos baja a mi coñito, apartando el tanguita de satén azul y empiezo a acariciarme.

– ¿Qué? ¿No aguantas más?

– Cielo, quiero que te corras ya…

– ¿Dónde?

– Me da igual, donde quieras…

Me aparto la cabeza y yo le miro expectante. Empiezo a masturbarle muy rápido. Veo cómo se tensa y…Un estallido me llena la cara de su rica leche, abro la boca y consigo que parte de su corrida me llene la lengua… Se corre un montón. Me mancha entera ¡He quedado anonadada de las enorme eyaculación! Ríos de semen me cubren. Tengo chorretones desde el pelo hasta mis tetas. Pero la corrida ha caído entre mi mejilla y la barbilla… MmmmmMe limpio un poco la cara con dos dedos y me los llevo a la boca para lamerlos y saborearlos. Pero lo mejor ahora es limpiarle a él. Aprovecho los últimos momentos mientras la sigue teniendo tiesa, para darle unos cuantos lametones y dejársela bien limpia.

– Joder, cariño jamás había visto eyacular tanta lefa de una sola corrida… ¡Espero que me des esto más a menudo!

– Es mi dosis normal, pero esta estaba más espesa por llevar una semana sin correrme.

Finalmente me corrí en su boca y en su cara…– Necesito que me hagas un buen trabajo en mi coño,me dijo ella con un susurro en el oído cuando nos quedamos abrazado por un largo rato.

Ante mí se muestra su cuerpo sin barreras… sus largas piernas, su conejo con algo de pelo cubriendo el pubis en una gruesa tira de vello corto y diáfano que llega a casi el capuchón de su clítoris. Sus redondeadas caderas, sus provocadores tetas… Impaciente comienzo a besar los tobillos, beso a beso, centímetro a centímetro, voy subiendo. Por sus rodillas, por el interior de sus muslos, estoy tan cerca…Pero aún es pronto. Doy un beso en su monte de venus y sigo mi escabroso camino. Juego con su ombligo, recorro el vientre, me embeleso ante sus firmes tetas… no puedo evitar hacer una parada para lamer los endurecidos pezones y tras esto, succiono con ganas tirando de ellos con los labios… Aprovecho para mamarlos como cuando era un niño. Luego llego hasta su cara. Veo sus ojos cerrados, sus pómulos algo enrojecidos por la excitación, escucho su respiración acelerada, sus labios entreabiertos, hambrientos…y la beso, aunque más que besarla me dedico a lamerle los labios. En esta posición, de forma consciente, apoyo mi erección sobre su vulva con la raja mojada…, presiono sus labios. Tras unos segundos así, vuelvo a recorrer el camino a la inversa.

Al llegar al punto inicial, me detengo y con ambas manos le abro las piernas. Subo hasta su coño y empiezo a besarlo, por todo su alrededor… Después empiezo a pasar la puntita de mi lengua, de arriba abajo abriendo sus labios. Me llega su sabor, fuerte, intenso, algo salado, me encanta. Encuentro el erecto clítoris, algo no es nada difícil de encontrar y juego un poco con él. Haciendo círculos con mi lengua, sin atacarle directamente. Para mi sorpresa noto su mano sobre mi cabeza, revolviéndome el pelo, como animándome a continuar… acelero el ritmo. Ella lo agradece y acompaña el ritmo con sus caderas. Pongo la lengua dura y comienzo a penetrarla con ella, hasta donde soy capaz. Acerco un dedo y me lo meto en la boca, mientras vuelvo a lamer el clítoris se lo meto. Encuentro su interior empapado sobremanera y se desliza sin dificultad. Sin prisa, lo muevo por su interior, lentamente, buscando sus zonas de placer. Levanto la cabeza y le miro a la cara, quiero ver como disfruta. Introduzco un segundo dedo y empiezo un mete saca rápido. Ella mueve el culo en círculos, signo claro de que su orgasmo está cerca. Se lleva las manos hasta las tetas y se pellizca los pezones buscando intensificar el placer, viendo esto acelero el ritmo de la masturbación. Y entonces estalla el clímax y comienza a gemir. Baja las manos hasta la mía para meterla más dentro, mientras levanta las caderas hasta el cielo… noto cada convulsión, sus gemidos…la tensión de todo su cuerpo.

Tras unos segundos, me suelta y saco la mano de su entrepierna llena de flujos. Disimuladamente aprovecho para acariciar todo su cuerpo y quitarme las ganas de sentir su piel… estoy cachondo como un mono otra vez. Le doy un beso en medio de la raja y subo a darle otro en la boca para que pueda notar el sabor de su coño mezclado con mi saliva. Cuando lo hago, me habla por sensualmente para decirme con una voz rota de placer un escueto “Gracias”.Bocarriba y me tumbo sobre ella para que note mi polla dura aplastándose sobre tu coño. Al mismo tiempo empiezo a morderle y besarle el cuello y poco a poco voy bajando hasta llegar a una de sus tetas que empiezo a recorrer con mi boca. Lamo en círculos la areola y rozo con los dientes sus pezones. De vez en cuando succiono fuerte su pezón, torturándolo entre mi lengua y mi paladar. Su otra teta, se la magreo con la mano, tirándote del pezón, duro como una piedra, y voy alternando, ahora es el pezón que magreaba el que lamo y muerdo.

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Pero no me quedo ahí, porque noto la humedad en su coño respondiendo a mis caricias que me moja la polla. Sigo bajando, besando desde sus tetas hacia su barriga, deteniéndome un momento en su ombligo para recorrer con mi lengua, a lo que responde con un respingo. Sigo bajando, besándole hasta llegar tu monte de venus que beso también. Noto su cadera levantarse, pero decido pasar de largo y dirigirme a su rodilla, desde donde empiezo a besar sus muslos internos, acercándome a tu ingle. Sus caderas se mueven intentando rozarte con mi boca, pero yo sigo recorriendo sus muslos desde la rodilla hasta la ingle, acercándome a su coño pero no lo suficiente. Le oigo gemir acariciándome con ambas manos. Sus caderas se levantan, y cuando no se lo espera, en uno de los recorridos por sus muslos, decido pasar mi lengua por todo su coño, de abajo a arriba, hasta llegar a tu clítoris, que empiezo a succionar y lamer con fruición.

Solo paro un momento para decirle… – Me encanta el sabor de tu coño, mamá, a lo que vuelvo a dedicarme a torturarte el clítoris con mi lengua.Mientras se lo lamo, empiezo a introducirte un dedo en el coño que no tiene ninguna dificultad para entrar ya que estás mojadísima. Engarfio un poco el dedo dentro de tu coño y empiezo a follarte con el mientras te sigo recorriendo el clítoris con mi lengua. Poco a poco voy a aumentando el ritmo de la follada y te empiezo a introducir un segundo dedo en el coño que tampoco tiene problemas para entrar, lo que me hace empezar a introducirte un tercer dedo en el coño.Mi lengua sigue torturando tu clítoris, al tiempo que te follo cada vez más fuerte con dos dedos en el coño. Sus caderas se mueven buscando pegarse más a mi boca aunque no es necesario porque yo la tengo pegada a tu clítoris, que no he dejado de lamer ni un momento. Aumento el ritmo de la follada y de la comida de tu coño hasta que de repente… Le oigo incrementar el volumen de tus gemidos, a través de las bragas en tu boca que acaban por convertirse en un único gemido prolongado y sus caderas se tensan contra mi boca una última vez y noto mi mano mucho más llena de tus fluidos de lo que estaba hace un momento. Se ha corrido de nuevo…sigo lamiéndole el clítoris mientras sigo notando como su cuerpo está estremeciendo hasta que sus caderas rehúyen mi boca.

Le dejo recomponerse, me tumbo a su lado y mirándole a los ojos… – Espero que te haya gustado… porque a mí me ha encantado verte correrte como una Zorra.Un gemido quedo escapa de su garganta.

Sin pensarlo más le pongo mi polla en la entrada. Era tal el grado de fiebre de mi madre que tomó arrastrándome hacia ella… Me pedía a gritos que la hiciera suya, que le metiera el monstruo que tenía entre mis piernas en su vagina… que la despedazara porque ya no soportaba ni un segundo más, no tener una verga de verdad dentro de ella, teniéndome a su alcance. Ella se acostó y abrió las piernas al máximo para que la penetrara con total acceso.Por un instante pienso en jugar haciéndome rogar hasta que me suplique que se la meta y la folle…creo que necesito clavársela con urgencia. De un movimiento se la meto hasta el fondo mientras le miro a la cara, viendo su reacción al tener la polla de su hijo en sus entrañas. Al hacerlo, abre la boca satisfecha y me coge el culo con ambas manos. La saco y se la vuelvo a meter con mayor energía, un pollazo duro hasta notar como mis huevos hacen tope en su coño. Estaba tan cachondo y ella tan caliente y mojada que no nos damos cuenta de lo que pasa…. Yo, ante la visión de tan hermosa hembra me sentí abrumado, al verme un poco parado me espetó que no perdiera tiempo, que me requería dentro de ella. Se la incrusté de un solo golpe haciendo tope con mi glande en su pared vaginal.

Mi madre soltó un grito ensordecedor diciendo que la rajara toda… – ¡¡Fóllame fuerte cabrón!! Pedía.

Yo, emocionado por sus gritos, hice mi cadera hacia atrás y de un certero golpe le metí los 18 cm dentro de su vulva. Nuevamente gritos desgarradores salieron de su boca. Yo me paré un poco dado que su túnel era un poco estrecho para mi cipote…me estaba empezando a doler. Dejé que se acostumbrara a su grosor y longitud expandiendo su vagina, tras un par de dos minutos en un leve mete saca, la extraje dejado solo el orondo capullo entre sus labios vaginales. Esta vez, ya repuesto, cogí más impulso y la hundí toda la tranca hasta los huevos. Ella, enloquecida, gritaba y se revolcaba. Cruzó sus piernas sobre mi cintura, tomando la iniciativa de follarme con magistrales movimientos coitales hundiéndose cada vez más y más mi falo, hasta rebotar una y otra vez haciendo tope en la pared.

En mi euforia la clavaba sin compasión, con furia en cada impulso. Notaba mi polla frotando sus paredes en aquella estrecha gruta… era extraño que una mujer de más de cuarenta años tuviese un túnel súper estrecho. Parecía que mi glande ingresaba en otra cavidad. Mi madre gritaba bufando diciendo que la había partido en dos y que estaba en lo más íntimo de su ser, se retorcía como una serpiente sin suplicarme que le metiera más verga. Deseaba que la partiera toda, que ella era mía y que la matara a pollazos. Yo viendo el daño que le podía causar por mis duras acometidas y esperé que ella se rehiciera. Cuando ya la vi más tranquila le pregunté si estaba bien y entre jadeos me dijo que sí, que siguiera sin miedo pero que la metiese con cuidado porque la sentía en su estómago.

Empecé a moverme a un ritmo moderado,en el mete y saca pero siempre metiendo a profundidad. Mi tranca es tan gruesa que veía cómo sus labios vaginales se abrían ante el intruso y cómo mi polla se enterraba en sus profundidades. Cogí un lápiz de labios de mamá y me marcaba hasta dónde entraba en su vagina. Jugaba pretendiendo meter más y más. Cuando lograba meter un centímetro más los gritos de mamá eran ensordecedores y decía que no más, que la sacara. Entretanto, mamá se corría una y otra vez, sus piernas ya no la sostenían, tenía que sostenerla con mi mano. De repente, veo que los ojos de mamá se entornan y se ponen blancos, echa su cabeza hacia atrás y luego la deja caer de lado. Solo oí un resoplido y cayó inconsciente.

Sus piernas se aflojaron y yo sin poder regarme aún sentía algo caliente que abrazaba mi pene y salía a presión y me mojaba mi estómago. Me estuve quieto e intranquilo, dándole besos en la cara y en los labios. Tenía una cara de felicidad increíble y me pidió que siguiéramos, necesitaba sentir mi leche dentro de ella, deseaba más que nada que me corriera dentro de su raja. Esta vez hice las cosas más pausadamente, pero lo hacía en salidas largas y en entradas profundas hasta que sentí que me sin poder controlarlo me corría a torrentes… noto que me voy a correr ya mismo. Vuelvo a sacarla y al meterla en lo profundo de su útero, empiezo a bombearle leche en su interior… la clavé fuente y convulsioné, se tensó mi polla, se endureció y de pronto un latigazo hizo que emanara un gran chorro de esperma espeso, la volví a menear dentro de su útero mientras soltaba la segunda descarga de leche, y una tercera. Mi cabeza empezaba a nublarse del placer de aquel increíble orgasmo…, ella recibía cada aldabonazo de blanca simiente filial con alborozo. Me deslechaba como nunca y el gusto era tremendo, el morbo de estar corriéndome dentro de mi propia madre es indescriptible, me templaban las piernas, y todo el cuerpo se atenazaba. Mi madre me asió de la cabeza y nos unimos por la boca en pugna nuestras lenguas. Era maravilloso sentir como la llenaba de semen a una mujer tan consentidora y receptora sumisa de mi lefa. Fue tal el placer, que ambos acabamos exhaustos. Tras un receso de media hora que nos costó reponernos, decidió que era hora de la cena.

– Quiero que el resto de la tarde no te vistas, me gusta verte desnuda por toda la casa.

– ¡Eres más sinvergüenza de lo que creía!Quieres tener una porno chacha pululando por casa.

No me obedeció del todo pues mientras guisaba se puso su mandil, pero de espaldas me daba una vista hermosísima de su culo y en ocasiones una sonrisa cómplice.Descubrí que esa madre, ama de casa y empresaria era la mujer más sexy que había conocido. Nunca llegas a conocer a las personas que tienes a tu alrededor hasta que ocurre una situación extrema, entonces aparece el verdadero YO.

30 de marzo. Tercera semana de confinamiento

Casi a diario nos habíamos masturbado y nos habíamos comido en prolongados 69, luego sin llegar a follarsí le había masajeado su vagina con el glande duro e hinchado… pero esa tarde del 30 de marzo se dio un paso de gigante que se presentía diferente.Mi erección se bajó al poco rato, quedando todo muy normal.Nos acostamos y mi madre me abrazó cariñosamente acariciándome la cabeza.El sentirla junto a mí, con sus tetas cerca de mi cara, viendo casi su totalidad a través del escote de su camisón, no ayudaba a baja mi erección…