Tengo que confesar que Alicia la niñera salvó mi matrimonio, Ella se arrodilló, yo bajé mi pantalón saqué mi polla y ella cerró lentamente sus labios alrededor de ella

Tengo que confesar que Alicia la niñera salvó mi matrimonio.

Todo empezó como una noche de Sábado perfectamente ordinaria donde iba a salir con mi esposa, Mónica  a cenar con unos amigos nuestros, bueno más bien de ella. Llamamos a una canguro para que se ocupara de nuestro bebe de apenas un año, la canguro era una vecina de nuestra misma urbanización. Una chavala joven que quería sacarse unas perras que nos aconsejó un vecino.

Llamaron a la puerta y la abrí, Alicia, que es como se llamaba la chica, tenía una melena castaña rizada recogida en una trenza, sus ojos verdes muy hermosos, pero sin duda tenía unas buenas tetas debajo de su camiseta, y un culo redondo y firme que quitaba el sentido atrapado en su estrecho  vaquero, su piel era morena muy morena, y su peso no llegaría a los 54 kilos y era muy pequeña medía  1.65 , en fin un bomboncito de chica de penúltimo año en una universidad. mentiría si no me hubiera puesto cachondo a ver a Alicia, pero me contuve.

Subí arriba y metí prisa a mi esposa, y nos fuimos algo mosqueado. estuve en la cena y no podía dejar de pensar en esa joven que estaba en mi casa y a las pocas horas discutí con mi esposa y regresé a la casa.Cuando llegué le dije a Alicia que sólo quería ver cómo estaba el Bebé, estaba viendo a Alicia con mi bebé en brazos pegado a sus pechos, podía ver parte de este por entre lo botones.

Me metí en mi despacho y estuve bebiendo algo para quitarme el calentón, al rato viendo mi estado le confesé que quizás Mónica no vendría que habíamos discutido y  le pregunté si podría quedarse unas horas y hacerse cargo del bebé. Ella llamó a sus padres y le dieron permiso. Se lo agradecí.

Me serví otro trago y me senté en el salón junto a Alicia el bebé estaba dormido en su dormitorio y teníamos el Baby Talk en la mesa. Le expliqué los problemas en cuanto al sexo que teníamos que desde que nació nuestro bebe no habíamos tenido sexo, ella se ruborizó pero luego empezó a conversar conmigo, luego le pregunté acerca de sus amigos, acerca de que le gustaba del sexo opuesto, me contó los problemas que tenía por encontrar un chico que se comprometa, que en ese momento no tenía novio. Una cosa llevó a la otra y pronto hubo un sentimiento de cercanía y nos vimos envueltos en un cálido abrazo.

No pasó mucho tiempo antes de que cogiera su mano y la pusiera en mi cremallera, ella se cortó un poco pero luego empezó a sobar mi polla, luego abrí la cremallera y saqué mi polla, ella se inclinó miraba mi polla morcillona aún.

–    No te cortes – le dije.

Ella se arrodilló, yo bajé mi pantalón saqué mi polla y ella cerró lentamente sus labios alrededor de ella. Esa chica me había sorprendido nunca pensé que fuera tan osada, pensé que se espantara al verla fuera del pantalón. Cerró los ojos y empezó a  degustar su sabor y sentirla en su boca, lentamente, ella acercaba su lengua la parte de abajo de mi glande.

Podía oír sus jadeos de placer mientras su  boca se cerraba alrededor de mi pija. Mis manos sujetaron  fuertemente su cabeza, acercándola más, mientras mi cadera se elevaba para embestirla hacia atrás y adelante ella abrió los ojos al sentir mis sacudidas pero al rato nuevamente cerró los ojos, chupando afanosamente y con fuerza mis veinte centímetros de largo. Podía sentir la cabeza de mi pene golpeando el fondo de su garganta con cada poderosa embestida, y esto me excitaba mucho y a ella también ya que nos paraba de gemir y chupar con más ansia una ansia salvaje por satisfacer.

Yo la estaba cogiendo por ambos lados de su cara y con cortos y fuertes golpes estaba hundiendo mi polla en su boca, de su boca sonaban fuertes ruidos y húmedos,  unidos a nuestra respiración yo respiraba respiraba fuerte y presionaba su cara contra mi cuerpo que su nariz estaba chocando contra el hueso de mi pelvis. ella sacó mi polla de su boca y comenzó con su lengua a recorrer toda mi pija como una loca no dejando ni un trozo de piel sin lamer. Yo la venía que intentaba rascarse el coño metiendo su mano por su cremallera pero los vaqueros no la dejaban y no quería dejar de mamar mi polla, estaba tan excitada.

Me puse de pie y mis manos sujetaron su cabello, yo mantenía mi pene en lo profundo de su boca, esperando que brotaran de mi polla los chorros calientes de leche que estaba listos en mis testículos, Sentí un calambre en mi espalda que se trasladó como un rayo a mi polla y empezó a salir la caliente, húmeda y viscosas leche de mi semen. Le sujeté la cabeza para que no se sacara la polla de su boca, ella no hizo amago es más mamaba fuerte mientras estrujaba mis pelotas hinchadas con semen y trataba de extraer las últimas y preciadas gotas.

Después de esto Alicia estaba jadeante y se había sacado su mano de su pantalón y estaba sujetándose a mi polla, respirando de forma jadeante a través de sus fosas nasales mientras las últimas gotas de leche eran tragadas.

Estuvimos un rato así parados ella de rodillas y yo de pie recuperando el aliento, pero aún me aguardaba otra sorpresa. La respiración de Alicia, había vuelto a la normalidad ya se había tragado todo lo que había chupado lo último de mi leche. La ayudé a levantarse y ella se quedó parada mirando detrás mió, miré y al fondo del salón parada en la entrada estaba Mónica, mi esposa. Mi cuerpo se tensó mientras ella se separó de mí.

Mónica no dijo una palabra mientras se acercaba hacia nosotros. Yo ya estaba preparado para todo, cuando Mónica puso sus manos en los hombros  de Alicia y me miró profundamente a los ojos.

–    Esto no puede ser, era lo que yo imaginaba – Mónica empezó a reñir nos a los dos uno por adúltero y a la otra por puta.

–    A ti te gustaría que hiciera esto – las manos de Mónica le tocaban y presionaban las tetas a Alicia, Alicia estaba igual de sorprendida que yo.

–    O esto – Mónica comenzó a besar a Alicia

Me encontraba a mi esposa besándola, lenta y profundamente, sus lenguas indagaban la profundidad de sus bocas, produciendo un calor en el cuerpo de Alicia que ya no se veía tan tensa. Es más ambas presionaban fuertemente sus cuerpos a  una con la otra, uniendo las vaginas mientras sus lenguas se entrelazaron desvergonzadamente enfrente mía. Las manos de Mónica comenzaron a desabotonando su blusa mientras se besaban luego le sacó los pechos del sujetador y sus manos pronto tenían un fuerte asidero a los jugosos pechos de Alicia. Me senté en el sofá a disfrutar del espectáculo de las dos besándose y tocándose delante mía mientras que terminaba de quitar el pantalón y acariciaba mi polla que empezaba estar otra vez morcillona. Mi esposa estaba pellizcando cada pezón con su pulgar y su dedo índice mientras se agarraban mutuamente. Alicia volvía a acariciar su coñito metiéndose su manos por la cremallera.

Mónica dejó de besar a Alicia y la tomó de la mano y a mí también y los tres nos fuimos en dirección al dormitorio. Ahora iba a ser parte de la acción, ayudándole a quitarse el vaquero mientras tomaba mi esposa le quitaba el sostén, luego le quité el sostén a mi esposa Alicia comenzó a tocar todas las suaves tetas de mi esposa. Los pechos de Mónica eran mucho más grandes que los de Alicia. Alicia no podía esperar más para envolver en sus labios los pezones y chuparlos como mi pequeño hijo.

Estábamos los tres desnudos sobre la cama, Mónica abrió sus piernas y Alicia, ya muy excitada se puso encima de ella. Su mirada se dirigía a su suave y ardiente concha, entonces estiró vacilante mente su mano para tocarla. Yo estaba detrás de ella, mis manos se aferraban a sus tetas mientras me apoyaba sobre su hombro.

 

–    Bésala, bebé. Cómeme la concha. – le susurré a Alicia al oído, y  puse mi mano detrás de su cabeza, empujándola dulcemente al clítoris de Mónica.

Cuando la lengua de Alicia tocó el clítoris de Mónica, ella le recompensó con un suspiro de placer mientras alzaba sus caderas y me quitaba la mano de su cabeza, así podría enterrar su cara en su concha. Alicia con su lengua a través de los labios vaginales la movía, arriba y abajo, y le introducía la lengua bien profundo.

Le metió un dedo y comenzó menearlo para intimar con ella mientras las manos de Mónica acariciaba su cabello y lo mantenían firmemente en el lugar. Yo mientras miraba la escena lésbica tocándome la polla para que recuperara su vigorosidad lo antes posible. El  trasero de Alicia estaba en lo alto mientras doblaba su cuello y sus hombros para introducir su lengua a más profundidad del coño de Mónica. Con sus manos abrió más sus rosados y deliciosos labios vaginales para que le metiera mas la lengua luego volvió a cogerle el cabello.

Tras un rato ya había engordado de nuevo mi polla podía volver a la acción. El me puse junto a Alicia y del mismo modo que ella se arrodilló para comerme la polla yo me arrodillé detrás de sus dulces muslos, y comencé a jugar con su concha, saboreando su sudor y a veces abriéndola hacia abajo con mis manos. Al mismo tiempo, tomaba mi polla llena de sangre en mis mano para poniéndola a punto para su concha y su culo.

Me levanté y empecé a clavar la punta de mi polla en su coñito, luego la saqué y la empecé a meterle la punta en su ano. Comprobé como de estrechos eran los agujeros y la fuerza que tenía que ejercer, sin duda estaba excitada la chica ya que ambos agujeros rebosaba deseo. Volvía a meterse en el coño y estuve empujado un rato mientras ella seguí con la cabeza entre las piernas de mi esposa. Saqué mi polla de su coño y humedecida la metí en su ano y estuve empujándola un rato dándole fuertes embestidas. Finalmente, volví a su coño el cual le acometió varias embestidas cuando saqué mi polla de su coño para cambiar a su ano  ella levantó su cabeza, me miró  y presionó hacia atrás chocando mi ingle en su culo y mi polla dentro de su coño hasta que llegó a fin, tan fuerte que su grosor se incrustó hasta el fondo.

–    Oh, dios, no te detengas! No pares de lamer mi concha! – Gritaba Mónica y le intentaba agarrar la cabeza a Alicia para volver a poner su cabeza abajo.

Empuje fuertemente a Alicia, sabía lo que ella quería que le llenara el coño con mi polla ella  no tenía que preocuparse ya que yo también quería hacerlo. Yo no tenía ninguna intención de parar de follármela. Comencé a llenar su vagina con mi polla y a sujetar su culo con mis manos empujando una y otra vez sin parar con una intensidad cruel y sin compasión.

Alicia siguió con la comida a Mónica la cual estaba fuera de sí debido a la tensión y a la expectativa del clímax que aumentaba dentro de ella. Ella estaba retorciéndose por toda la cama tan enloquecida que Alicia estaba asustada como para encontrar su dulce concha y comerla un poco más. Pero cuando la encontró, el estremecedor clímax de Mónica de sus gritó y de la de jugo que le salió de coño pareció afectar al de Alicia y se corrió por los bordes de su coño a chorros. Su concha se acomodó empezó a convulsionar se alrededor de mi polla, que seguía arremetiendo contra ella y entonces sentí me iba a correr dentro de ella lo que hizo que aumentara el ímpetu, rociando en su interior todo mi semen.

Mónica gemía y se estremecía, Alicia abría y cerraba la boca mientras miraba al cabecero de la cama  con la cara de perpleja y yo había sacado mi polla de su coño y ahora la sacudía sobre su culo vaciando toda mi carga. Los tres acabamos casi al mismo tiempo, un retorcijón mental, una explosión estrepitosa de huesos, que nos dejó fatigados y exhaustos. Tomé a Alicia en Brazos y la puse junto a mi esposa luego me tumbé detrás suya y nos envolvimos en un montón de abrazos, besos y piernas deseosos, sobre la colcha.

Probablemente, como habrán adivinado, los tres continuamos viéndonos bastante en las semanas y meses subsiguientes. Tengo que confesar que la niñera salvó mi matrimonio