Con mis hermanas quisimos agradecer todos los desvelos de mi madre

No veía nada aunque la luz estaba encendida, a ésta distancia todo era borroso, me guiaba por los otros sentidos, mi lengua recorría de arriba abajo los labios del coño saboreando sus jugos y hurgaba en el agujero el culo intentando meter aunque sólo fuera la punta de la lengua, las nalgas pegadas a los ojos no me dejaban ver pero en mis manos tenían las tetas con los pezones bien pellizcados entre dos dedos y mi polla estaba siendo chupada y lamida de todas las formas posibles, realmente no necesitaba ver nada… tanto el tacto como el gusto o el olor suplían a la vista y las sensaciones que recibía en todo mi cuerpo me compensaba.
La Nochebuena más triste de nuestra vida fue hace muchos años, mi madre preparaba una cena especial, mientras tanto mis hermanas y yo montábamos la mesa, pusimos como siempre los cubiertos para mis padres y para nosotros tres, cuando nos sentamos mi madre estalló en lagrimas, nos cogió de las manos y nos dio la noticia a boca jarro, el día anterior mi padre le había llamado y le había dicho que se marchaba para no volver, de costumbre viajaba bastante por motivos de trabajo por eso a mi madre no le extraño que hiciera la maleta, incluso le ayudo ella misma, mis padres tenían un comercio en el barrio y la dejó con nosotros y el negocio, él se llevó la mitad del dinero que tenían en el banco y dijo que no volvería, mi madre lo pasó muy mal, todas las Nochebuenas ponía un plato en su lado por si acaso volvía hasta que dio un giro en nuestras vidas.

Mi hermana, mayor que yo dos años se llama Olga y la menor dos años menos que yo Alicia, yo me llamo Juan como mi padre, mientras todo iba bien crecimos muy unidos, sobre todo mi hermana Olga y yo nos compenetrábamos muy bien y desde pequeños siempre estábamos jugando juntos, éramos amigos más que hermanos, con mi hermana Alicia teníamos menos roce, era la pequeña y para nosotros entonces era una pequeña barrera para nuestros secretos. Olga y yo siempre teníamos algo que contarnos y ya adolescentes nos pasábamos de una cama a la otra simplemente para hablar y bromear, entre estos juegos íbamos descubriendo como nuestros cuerpos se transformaban y eso era un motivo más de curiosidad.

Cuando Olga descubrió que mi polla se ponía dura y sobre todo cuando me rozaba con ella quiso saber porqué me pasaba, yo no lo comprendía muy bien y también le gustaba que me arrimara a ella, los pezones incipientes se le ponían duros y sensibles, con la salida de vello en el pubis fue un motivo para estar mirándonos a ver cual tenía más y de paso descubríamos detalles en nuestros sexos que poco a poco íbamos investigando. Mis padres nos mandaron a colegios privados y aunque no estábamos tanto tiempo juntos estábamos impacientes los fines de semana para meternos a escondidas en la cama del otro y seguir con nuestros secretos, mi hermana pequeña era más individual y no se preocupaba por esos temas, el tiempo pasaba y debajo de la sábana se produjo el primer descubrimiento importante. Ya era rutina que mientras nos contábamos nuestros chismes de la semana, tanto mi hermana a mí como yo a ella, nos tocábamos por costumbre, a mi me gustaba que me cogiera la polla, simplemente me la manoseaba pero estaba a gusto y a ella también le encantaba, yo por mi parte hacía otro tanto, acariciaba las pequeñas tetas que iban saliendo y disfrutaba de verlas ponerse duras con los pezones hinchados. Cuando mi hermana descubrió que existía diferencia entre manosearme la polla y pasarle la mano a lo largo ya que se me producían unas erecciones mucho más potentes, se aficionó.

Le gustaba descubrirme el capullo y acariciarlo como si fuera la cabeza de un gato, yo también descubrí que entre las piernas, además de los labios, tenía algo que, al tocarlo, Olga saltaba como si le diera un calambre, aquella noche estábamos hablando de alguna tontería pero ella movía la mano cada vez más rápido y mi verga iba poniéndose tan dura que se asustó. Nos tapamos con la sábana y con una linterna me miró, tenía el capullo rojo, no sabíamos que podía ser pero ella quiso calmarlo y lo mojó con saliva y siguió acariciándolo más despacio pero aquello no cambiaba de color, más bien se ponía morado, no quiso que se irritara más y con la lengua le puso cada vez más cantidad de saliva, descubrió que lo más práctico era meter la polla en la boca y calmarlo con la lengua desde adentro, yo dejé de mirar y me relajé, sólo mi mano se movía sobre el culo de Olga y luego entre las nalgas, ella abrió un poco las piernas lo suficiente que pudiera seguir, estaba mojada y mi mano resbalaba entre sus labios, cuando noté tanta humedad quité la mano pero ella me dijo.

Juan sigue haciéndome eso.
Es que estás mojada, no quiero que te manches.
No te preocupes, sigue acariciándome como antes.
Hablaba a duras penas con la polla entre los labios, yo seguí ya sin importarme la humedad en el coño y cuando le pasé los dedos entre los labios y toqué la aspereza que tenía Olga abrió las piernas de golpe levantando las caderas para acercarse a mi boca, le correspondí a lo que ella me estaba haciendo, los acontecimientos se precipitaron sin querer, ninguno de los dos sabía nada de sexo porque en los colegios religiosos que íbamos no era el tema preferido realmente y los compañeros tampoco sabían mucho, todo eran rumores y bulos inventados.

Cuanto más la rozaba entre los labios con la lengua a mi hermana, más aceleraba su boca en mi polla, nos pusimos en tensión, me acercaba su coño para que siguiera sin parar y yo levantaba las caderas para que mi polla entrara más y más en su boca, debió ser eso lo que provocó que Olga y yo nos corriéramos al mismo tiempo, ella no quiso dejarme ni yo parar, le llené la boca de leche y ella de flujo, a ninguno de los dos nos disgustó el sabor de los fluidos del otro y seguimos hasta que quedamos agotados, a partir de aquel día las caricias ya empezaban más avanzadas y terminaban como aquel primer día.

Todo seguía sin variaciones, ya era una costumbre que seguíamos, era como un ritual hablar, reír, tocar y mamar, al final una corrida y a dormir hasta que Alicia nos descubrió, estábamos con la linterna debajo de la sábana cuando de un lateral de la cama apareció la cabeza de Alicia, Olga y yo quedamos petrificados, nuestros secreto se había descubierto y por la persona que menos nos imaginábamos.

¿Qué hacéis?

Olga y yo nos quedamos mirándonos sin saber que decir ni que hacer, Olga tenía mi polla en la boca marcando un bulto inequívoco en la mejilla y mi cara estaba incrustada entre sus piernas pero la mirada de Alicia era una mezcla divertida de curiosidad y malicia, siempre consideramos a Alicia como la niña, que estaba fuera de onda de todo aquello, no la incluíamos para nada en estos temas de sexo, ni para nosotros se podía considerar sexo, como si nadie más hubiera pensado en ello pero ahora la cabeza de mi hermanita asomaba con los ojos que parecían faros de coche preguntándonos qué hacíamos, ¿cómo explicarle que simplemente estábamos haciéndonos una inocente mamada mutua…?

La solución nos la dio ella misma, sin esperar respuesta levantó la sábana y se coló junto a nosotros, a mí se me bajó la erección de golpe, se le salió la polla a Olga de la boca sin darse cuenta y se dio la vuelta en el mismo sentido que yo, Alicia ya estaba entre nosotros con cara divertida.

¿Os habéis quedado mudos?, no pasa nada pero podíais haberme avisado, yo me tengo que conformar con la mano bueno… y con lo que pillo.
¿Qué quieres decir Alicia?, nosotros sólo estábamos hablando y… se nos calentaron las manos.
Y las bocas claro, por qué os estabais dando unas mamadas de antología.
¿Qué palabras son estas Alicia?
Uff, me parece que vosotros en vuestros colegios de pago no aprendéis nada, yo en el instituto estoy más adelantada que entre los dos.
Nosotros sólo nos hemos acariciado y bueno hoy… nos hemos embalado un poco.
Ya os he visto, ninguno podía hablar, jajaja. Y… ¿me queréis decir que no habéis pasado de ahí?
Pues… no la verdad, sólo nos hemos acariciado y alguna vez hasta nos hemos chupado pero nada más.
Jajaja, ¿entonces no habéis jugado a papás y mamás?
No sé qué quieres decir Alicia, si sabes algo más cuéntanoslo.
Vaya par de ignorantes, se nota que no habéis estado en casa como yo, antes de abandonarnos papá yo los espiaba, la primera vez fue porque me crucé en el pasillo con el papá, salía del cuarto de baño y yo iba a hacer pis, aunque estaba oscuro le pude ver la polla al abrir la puerta de su habitación, me quedé asombrada, la llevaba tan empinada que le apuntaba al techo casi, cuando se metió en su habitación se ve que llevaba prisa y no cerró bien, yo no llegué a hacer pis, lo seguí y lo que vi me dejó impresionada. La mamá lo esperaba encima de la cama con las piernas abiertas, nunca le había visto a la mamá ni las tetas porque era muy pudorosa pero ahora estaba desnuda del todo con las tetas de punta al techo y con las piernas abiertas de par en par, cuando papá se subió a la cama se echó sobre ella, como sabéis el papá es mucho más corpulento que mamá y mamá casi desapareció debajo de él pero aún así se le veía el coño abierto, el papá le metió la polla sin apuntar siquiera y acertó a la primera, mamá gimió y se movió buscándolo para que se la metiera más y más, yo tenía las bragas mojadas pero no era pis, estuve mirando hasta que mamá empezó a gritar y papá a gruñir como un oso salvaje, se incrustaba en el coño de mamá sin piedad y aún así ella le pedía más y más, se quedaron los dos quietos un momento y cuando papá se echó a un lado la polla la tenía blanda y mojada de blanco, por el coño de mamá le salía leche a chorros, desde entonces siempre que he sospechado algo los he espiado y he visto muchas cosas, mamá se volvía loca con él, siempre tan educada, tan modosa y en la cama era una fiera, papá se la metía por todos lados, en la boca y hasta en el culo, no me podía creer cómo le podía caber aquel miembro en un sitio tan estrecho…
Alicia te estás inventando todo esto para presumir que sabes mucho pero eres una cría aún.
Jajaja, que ingenuos, entonces… ¿no habéis probado a meter la polla en su sitio nunca?
¿Qué quieres decir “en su sitio”?
Pues por donde se debe meter, en el coño, todas las mujeres tenemos uno o ¿aún no lo sabes?

Mi hermana Olga y yo nos miramos asombrados, todo aquello era nuevo para nosotros, tantas veces que nos habíamos acariciado incluso últimamente nos habíamos mamado y corrido, ahora llegaba Alicia y nos daba una lección de sexo, además bien ilustrada con todo detalle, nos sentimos avergonzados, mi hermana pequeña dándonos lecciones y nosotros creyendo que estaba con las muñecas aún pero Alicia quería demostrarnos que estaba mucho más enterada que nosotros, nosotros que estábamos preocupados porque nos había pillado infraganti comiéndonos y ahora era ella la que llevaba la voz cantante.

Mi hermana menor me buscó la polla y la encontró como un gusano arrugada y escondida, se metió otra vez debajo de la sábana y se coló entre mis piernas, yo levanté la sábana y miré qué es lo que hacía, se había puesto de rodillas y me estaba chupando la polla con la lengua hasta que me la puso dura, luego se la metió en la boca y acabó de ponerla como un poste. Olga atraída como una polilla a la luz se escurrió dentro de la cama y miraba cómo Alicia me comía la polla, tenía mucha maestría, mucho mejor que Olga que siempre lo hacía como un pasatiempo, Alicia le ponía interés, buscaba el frenillo y lo frotaba con la lengua y chupaba hasta tragársela toda.

Cuando Alicia vio a su hermana al lado le dijo que se subiera sobre mí, yo estaba como asustado tapándome con la sábana hasta el cuello mientras Olga me montaba y se sentaba, cuando lo hizo Alicia le dijo que se tumbara sobre mí, me gustó ver aparecer la cabeza de Olga a mi lado, tenía otra expresión y al notar sus tetas sobre mi pecho me puse más burro todavía, no tenía ni idea que hacía Alicia pero lo noté enseguida. Olga cerró los ojos y suspiró, nuestra hermana le estaba mojando el coño preparándola, puso mi polla en la entrada de su vagina, la cogió de la cintura y tiró hacia abajo.

Vi la cabeza de Olga escurrirse hacia abajo y a la vez noté un calor desconocido en la polla, acababa de entrar en la vagina de Olga, nuestra hermana me sujetaba la polla para que no me desviara, luego le empujó las nalgas hacia arriba, la cabeza de Olga volvió a salir a mi lado mirándome con los ojos vidriosos y al momento volvió a desaparecer debajo de la sábana, Alicia le había vuelto a estirar de las caderas hacia abajo y le había metido mi verga hasta hacerla desaparecer dentro de su coño. Olga se estuvo quieta igual que yo hasta que la cabeza de Alicia salió a nuestro lado.

Ahora es cosa vuestra, moveros, tú Olga sube y baja sobre Juan y tú Juan levanta el culo para que la polla no se le salga del coño ¡ah! Y mucho cuidado en correrte dentro de Olga, no olvides que es tu hermana y la podrías embarazar.

Alicia estuvo a nuestro lado controlando que lo hiciéramos bien, pronto cogimos el ritmo y mi polla era toda de Olga. Alicia me cogió la mano y se la llevó a su entrepierna, cuando toqué su coño no me lo podía creer, tenía unos labios carnosos, estaba depilada totalmente, al principio creí que no le habrían salido aún los pelillos pero noté como raspaban al tocarlos a contrapelo, me llevó los dedos a su clítoris y me enseñó como acariciarlo, apenas tenía tetas pero se las busqué y ella me lo agradeció, se le pusieron los pezones durísimos, los tenía muy sensibles. Olga se corrió pronto, era la primera vez que tenía mi polla adentro y fue una sensación muy especial, tembló sobre mi y Alicia cuando vio que quedaba extenuada la empujó suavemente ocupando su lugar.

A ella no le hizo falta ninguna explicación, tenía toda la teoría y quizás la práctica porque cogió mi polla húmeda de los jugos de Olga y se la encaró a su vagina, se dejó caer de golpe y se la metió hasta adentro totalmente, me cabalgó como una jinete de hípica y cuando notó que yo me iba a correr se salió deprisa y dándose la vuelta me ofreció su coño en mi boca, le lamí, le chupé y le absorbí sus jugos, tenía un coño tan tierno que se me deshacía en la boca pero el orgasmo fue de una adulta, en cambio de mi polla salió toda la leche que llevaba retenida pero no la vi, se la había tragado según iba saliendo. A partir de aquel día la cosa cambió, Alicia era habitual cuando nos reuníamos Olga y yo, los días que no teníamos colegio había reunión en la cama de alguno.

Mi madre se desvivía por atender la tienda y la casa, era una mujer luchadora, parecía mentira que aquel cuerpo menudo y delgado tuviera tanta energía y coraje, no tenía tiempo para ella, sólo el negocio y la casa, no salía ni tenía amigas, era una mujer luchadora y decidida.

La situación cambió un día inesperado, ella no era una mujer corpulenta, era bastante aniñada y tenía un cuerpo menudo, una mañana me levanté, confiaba que estábamos mi hermana Olga y yo solos en casa, cuando salí a la terraza donde estaba la lavadora vi a mi hermana, estaba agachada metiendo la ropa sucia en la lavadora como hacía habitualmente, iba con el camisón corto y entre la ropa que metió iban sus propias bragas que se quitó en dos movimientos de piernas, yo quise darle una agradable sorpresa y pisando sin hacer ruido me puse detrás de ella y me saqué la polla, su culo estaba delante de mí y sus piernas dejaban ver su vagina medio abierta, en un movimiento rápido me cogí a su cintura y le metí la polla de golpe.

Una serie de acontecimientos se desataron, mi hermana se tuvo que apoyar en la lavadora para no caer hacia adelante y se quedó en esa posición con la cabeza entre los brazos, yo le metía y sacaba la polla con velocidad pero cuando con voz baja le oí decirme…

Juan por fin has vuelto, estaba segura que volverías, te he esperado todo este tiempo.

Al mismo tiempo que me cogía a las tetas, me di cuenta que eran mucho más grandes que las de Olga, le colgaban y oscilaban con mis movimientos, los pezones eran mucho más anchos y ásperos que los de Olga pero continuó diciendo.

Juan no pares sigue follándome, no sabes lo que añoro tu polla dentro de mí, eres único y sabes meterla como nadie.

Yo no sabía qué hacer, me acababa de enterar que me había equivocado, aquel coño y aquellas tetas no eran de mi hermana, eran de mi madre y ella sin volverse se habría creído que su marido había vuelto arrepentido y como rogando perdón la estaba follando profundamente como sabía que le gustaba.

No sabía qué pasaría pero todo se iba complicando, yo estaba aterrorizado, si paraba era un error, habría explotado todo pero si seguía cabía la posibilidad de salir corriendo y esconderse hasta que mi madre dudara de quien le había follado, era una tontería y más cuando mi madre se corrió empezó a gemir, gritar y jadear como nos había contado Alicia.

Juan me estoy corriendo, lo siento no he podido esperarte pero córrete en mi culo sabes que siempre ha sido tuyo.

En mi cabeza se cruzaron varias cosas, por una parte tenía presente el peligro de embarazo y por otra mi madre me urgía que le follara por el culo, cosa que no había hecho nunca, tuve la esperanza que si apoyaba el capullo en su culo y me corría en la entrada no se daría cuenta y me daría tiempo a salir a esconderme.

Mi madre se corría con la cabeza entre los brazos agachada sobre la lavadora y movía el culo ofreciéndomelo, saqué la polla cuando notaba que la eyaculación era inevitable y apoyé el capullo en el agujero de atrás, la idea de correrme en la misma entrada era fácil pero no conté que cuando mi madre me notó se hizo hacia atrás y ella misma con la ayuda de la leche que ya me salía a chorros se metió mi polla en su culo, intenté recular y salir pero ella me buscaba y terminó por hundirse mi polla hasta adentro, yo perdí toda esperanza, me cogí a su cintura y me clavé dentro de ella, mi madre gemía y lloraba de felicidad, por fin su marido había vuelto y la estaba follando como nunca.

Hubiera preferido que me hubiera tragado la tierra pero la mirada que me dio mi madre cuando se volvió hacia atrás y me reconoció no la olvidare nunca, fue una combinación explosiva de decepción, humillación, frustración, rabia, horror y… una pizca de agradecimiento, con la mirada fue suficiente para mi, con la polla chorreando de leche salí corriendo a mi habitación. Cuando la puerta se abrió al rato me creí muerto, mi madre se quedó de pie al lado de la cama, no me atrevía a mirarla y me volví de espaldas pero ella se sentó a mis pies.

Juanito, hijo, quiero hablar contigo, no sé por dónde empezar, sólo te diré que no estoy enfadada contigo, no ha sido culpa tuya, yo sola he tenido la culpa, no me he ocupado de vosotros, con la separación y el lío de la tienda me he perdido vuestra educación y ahora he comprendido que ya sois mayores, sobre todo tú, ha sido un lamentable error pero si te soy sincera no lo lamento del todo, por un momento he creído que eras tu padre, yo lo sigo queriendo y espero que vuelva algún día. Tu padre es un buen hombre pero se dejó llevar por la buena vida y no supo resistir la presión, nos queríamos mucho y teníamos muy buen sexo, ya has visto cómo me he corrido creyendo que era él el que me follaba, ha sido un momento maravilloso, habría preferido que fuera él pero la verdad no he notado la diferencia, no me atrevería a decírtelo pero tienes una polla tan grande o más que la de tu padre, ya llevo mucho tiempo sin probar ninguna y la tuya me ha recordado muchas cosas, me pregunto si puedo tener la esperanza de que podamos repetir lo que ha pasado hoy algún día, si te parece bien, claro.

Mi madre sin mirarme se levantó y se fue corriendo, le había costado horrores decirme esto, yo que esperaba la mayor regañina del mundo estaba descolocado, mis hermanas no estaban en casa, habían salido las dos y me levanté como un autómata, en el salón encontré a mi madre llorando, ni ella misma comprendía cómo había podido confesarme aquello, la abracé y ella se hizo pequeña entre mis brazos, le besé las lágrimas que le salían a torrentes hasta que se calmó un poco pero poco a poco nuestras bocas se acercaron hasta que se unieron ardientemente, toda la desesperación de mi madre se desbocó, mis manos encontraron sus tetas y las aparté al notarlas pero ella me las cogió y las llevó para que las cogiera apretándolas, sobre todo los pezones, los estrujé y apreté con avidez, no tenían nada que ver con los de Olga o los de Alicia, aquello eran tetas como las que había visto en alguna revista erótica, la mano de mi madre rozó mi polla y la cogió con las dos manos quedándose mirándola, la estuvo examinando, no se creía que su hijo ya tuviera aquella herramienta, me retiró la piel y se la metió en la boca, sólo se metió el glande y me meneó el tronco pero como vio que me iba a correr demasiado pronto prefirió metérsela toda en la boca y acariciarme los huevos, me absorbió la polla hasta hacerla desaparecer casi pero, no podía esperar más se tumbó en el sofá, se cogió las piernas y las subió hasta su cuello, me ofreció sus nalgas su coño y su culo a la vez.

Juanito desde hoy eres mi hombre, mejor dicho eres el hombre de la casa, mi cama estará siempre abierta para ti, cuando quieras me tendrás, lo único que te pido es que tengas cuidado de no preñarme, yo me tomaré la píldora para que puedas correrte dentro de mí, hoy no puedes pero luego lo podrás hacer donde quieras, soy toda tuya.

Para mí se abría un mundo y quise aprovecharlo, metí la polla en el coño a fondo, le di varias empujones, la saqué y se la hundí en el culo, mi madre jadeaba igual, incluso le puse la polla entre las tetas y ella me las apretó haciéndome una paja con ellas, me iba a correr sobre sus tetas cuando pensé que quería correrme dentro de ella, me acerqué a su cara y cuando abrió la boca se la llené de leche, le salió hasta por la nariz pero se la tragó toda, relamiéndose los labios para que no se perdiera nada.

Estuvimos abrazados un rato y luego me fui a mi habitación, mi madre ya no vino pero cuando volvieron mis hermanas ya no las miraba como antes, ahora era el “hombre” de la casa y me sentía mal por no decírselo a mis hermanas, por la noche como siempre mi madre se acostó pronto y me fui a la cama de Olga, Alicia no tardó en acudir y sin decir nada se desnudó y se metió dentro, nos encontró ya desnudos a los dos y se cobijaron entre mis brazos, las besé a ambas y les fui contando todo lo que había pasado en su ausencia, ellas no me creyeron al principio pero cuando les dije los gemidos y los jadeos de mi madre ya se convencieron, eran los mismos que oyó cuando mi padre la follaba, mis hermanas se quedaron pensativas, no sabíamos los cambios que eso acarrearía para todos pero ellas con buen criterio acordaron que lo mejor para todos era que no dijéramos nada, ellas se adaptarían a mi madre, realmente sólo tenía tiempo para relajarse los sábados.

De esto ya hace unos años, he terminado mis estudios y mi hermana Olga tiene novio, Alicia sale con amigos pero sin nadie fijo, la vida en mi casa de puertas adentro sigue igual, los sábados por la noche mi madre me hace sitio en su cama, muchas noches el amanecer nos sorprende follando, los orgasmos los controla sorprendentemente y los acomoda a mis corridas, mi madre no es una mujer de experimentar cosas nuevas, se conforma con tener dos orgasmos o tres en la noche del sábado y no le importa cómo ni cuándo y ya está servida para toda la semana, en la mañana del domingo me prepara un buen desayuno mientras ella parece que ha rejuvenecido unos años.

Supongo que Olga follaría con su novio cuando quisiera pero eso no era obstáculo para que por la noche fuera a mi habitación y me contara lo que había hecho en el día, acabábamos como siempre follando, la novedad es que al principio usábamos pañuelos de papel para limpiar mi leche porque no le gustaba el sabor del semen y ahora se había acostumbrado, aunque decía que el de su novio y el mío eran diferentes, los dos le gustaban. Alicia estaba en la edad en que cada día salía con alguien diferente, me lo contaba todo y me pedía consejo pero después de follar ya había tomado una decisión para dejar al chico o seguir saliendo con él.

La tienda cada vez iba mejor, con la implantación de mis estudios de informática se notaba en control y rapidez, mi madre estaba encantada, sus hijas también se habían integrado en el negocio y somos una familia completamente feliz.

Esta Nochebuena nos hemos reunido como siempre los cuatro. Olga ha acordado con su novio que cada uno cenaría con su familia y Alicia ha pasado de su amigo hasta Nochevieja, mi madre ya hace mucho que no pone el plato vacio reservado a mi padre por si vuelve, ahora me tiene a mí, después de cenar nos ha abrazado a los tres nos hemos besado todos, luego hemos querido recoger la mesa entre mis hermanas y yo pero mi madre nos ha dicho.

Hoy es una noche especial y lo vamos a celebrar como es debido, seguidme.

Fuimos en fila detrás de ella a su habitación, creíamos que nos tendría reservados unos regalos pero nada más llegar abrió la cama y se quitó el vestido, se quedó con un sujetador y bragas que había estrenado esa noche y estuvo un momento dudando pero luego acabó por quitárselos también, nosotros la mirábamos sin comprender hasta que se metió en la cama desnuda.

¿Qué esperáis? Cabemos los cuatro si nos apretamos un poco.

Nos quedamos asombrados pero no lo dudamos, en un momento todas nuestras prendas estaban esparcidas por la habitación y nosotros dentro de la cama con mi madre, era una sensación excitante rozarnos la piel caliente y suave de ella con la nuestra, mi madre tomó la iniciativa, cogiéndome la polla, tiró de la sábana y nos quedamos sobre la cama desnudos, sin frio por la calefacción y el calor que llevábamos mi madre se arrodilló entre mis piernas y se metió la polla en la boca, con la mano animó a mis hermanas a unirse a la fiesta y ellas encantadas tomaron posiciones. Alicia más avispada se subió sobre mi cara y me puso su coño sobre la boca, Olga ayudó a mamá, buscó mis huevos y se los fue metiendo en la boca uno a uno mientras me acercaba su coño para que se lo acariciara, con la otra mano amasaba las tetas de Alicia tan duras que parecían nueces, no hablábamos, no había ni comentarios ni opiniones, los cuatro cogíamos lo que teníamos más a mano y nadie se quejaba, yo no sabía quién me mamaba la polla, a veces si podía distinguir de quien era una teta y un coño pero era igual, si estaba libre le metía la polla hasta adentro, las chicas ya tomaban sus protecciones con píldoras y no había peligro.

Entre las tres evitaban que yo eyaculara demasiado pronto en cambio yo procuraba que tuvieran la mayor cantidad de orgasmos posibles, en la boca distinguía el sabor y la textura de los diferentes coños, de la madurez de mi madre a la ternura de Olga y sobre todo Alicia pero no había diferencias a la hora de correrse, las tres gozaban de orgasmos igual de explosivos, no sé en qué coño me corrí pero me quedé vacio, mientras lo hacía las otras dos se quedaron mirando como mi polla inyectaba leche sin parar. No me dejaron descansar y me limpiaron el capullo de leche y flujos, no podía parar y me habría corrido en otra pero no me dejaban hasta que entre mis dos hermanas le reservaron mi siguiente eyaculación a mi madre, se puso de cuatro y mis hermanas me acompañaron detrás de ella, le lubricaron el culo y me dirigieron hacia el ano marrón, me hundí y mi madre lloraba de alegría cuando me notó dentro de ella, mis hermanas quisieron hacerle un homenaje de agradecimiento y cada una le chupó los pezones como cuando eran niñas.

Nunca había visto a mi madre tan desatada, su orgasmo fue brutal, parecía que no podía controlar sus brazos y piernas y aguantó hasta que pudo, mis hermanas le mamaban los pezones como queriendo chupar la leche que yo le metía, su vagina manaba flujos abundantes y espumosos hasta que cayó casi desmayada.

Por la mañana amanecimos revueltos sobre la sábana, era Navidad y teníamos el día libre. Alicia despertó la primera y nos fue despertando uno a uno con su lengua, a Olga le lamió su coño tierno hasta hacerla gemir y a mí me puso la polla como el mástil de un velero, me acercó a mi madre que dormía boca abajo y entre la dos le separaron las piernas un poco, me puse sobre ella y le metí la polla en el coño, tuvo un despertar dulce, y se corrió muy pronto, mis hermanas tuvieron su ración y mi madre nos preparó un buen desayuno.

En la comida de Navidad establecimos los turnos, mi madre me reservaba para los sábados y dejaba la semana entera para mis hermanas, ella se desentendía del resto, nosotros seríamos quienes nos organizaríamos.

Yo sigo sin ver nada, sólo saboreo las burbujas de flujo que salen del coño y noto cómo me come la polla, hoy es sábado.

Fin.

Agradezco sus valoraciones y comentarios

Gracias.