Clarissa se convirtió en la amante de papi, no sabe mucho, pero va aprendiendo a dar sus primeros pasos y recibe buenos regalos por ello

CLARISSA, LA AMANTE DE PAPI. UNA JOYA PARA LA NENITA.

Tercer capítulo de la historia de un muchacho transformado en la amante de su padre.

Nota del redactor: Hola estimados lectores. Este es el tercer capitulo de «Clarissa, amante de papi» el cual empezó a publicarse en otra cuenta de una amiga, pero que por causas ajenas no se ha podido continuar, agradezco a Slutty Vicious (Lachzeit Blut) que me apoye para continuar. Si quieren ver los otros capítulos busquenlos en la cuenta de diananalgona o bajo el titulo de la saga.

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-Uno, dos, tres… talón, punta talón punta- eran las palabras de mi Papi hermoso que me enseñaba a caminar, a andar como una mujer, con gracias, con contoneo apoyada en la pared; por muchas horas estuve practicando y cada pasito me picaba porque desde que llegamos a esta casa mi piel está más delicada, más frágil y el suelo de madera me cosquilleaba en las plantas

– Así… así mi pequeña, ahora un sólito ven.

Así lo hice y caminando de manera grácil, aunque aún algo torpe, sintiendo mis ovarios mecerse entre mis piernas y mi clítoris brincando un poquito, eso le gusta, cuando llegue hasta él y me deje caer en sus brazos y mis pechos que habían crecido un poquito más se aplastaron en su pecho poniendo duros mis pezones, estremeciéndome y sin que pudiera evitarlo la humedad de mi leche materna surgió.

Me llevo en brazos hasta nuestra cama, la cual estaba deshecha notándose las gotas y manchas de mi éxtasis causado por él, por su poder que me tenía tan amparada y cuidada; estaba exhausta de caminar, los dedos de los pies me dolían y las plantas estaban tensas, y como si lo intuyera comenzó a masajearlos…mmmm…sus manos que podrían romperme me sacaban gemidos suaves mientras cada parte de mis pies era rejada, relajad…relajaaa…

-¿Dónde…?- desperté a lado de mi padre, desnudo, era de noche o ¿No lo era? Las cortinas cerradas no me dejaban distinguir si era de día o de noche; el contacto con el piso de madera causo una suerte de toques eléctricos cuando quise caminar- ¡auuu, que sensible, es como andar sobre lija.

“Talón, punta, talón y punta” escuche en mi cabeza a mi padre y al volver a intentar pisar lo hice así, si bien la sensación ahí estaba ya no era tan fuerte, así que como flotando camine rápido hacia el baño solo para quedar inmóvil al mirarme ante el espejo; mi postura era tan delgada, mis manos arriba pues al andar así era una manera de no caer, mis brazos estaban muy finos. Mis ojos entonces me mostraron no solo mi desnudez, sino las nacientes caderas que le daban a mi cintura una forma como de copa aun no muy marcada, pero si distinguible, al pasar mi mano sobre la piel no solo era suave, no tenía ni un poco de vello corporal. Mi pene y testículos eran de un tamaño tan pequeño que no correspondían a mi edad y de un color casi rosadillo sentí la necesidad de protegerlos y los cubrí con una mano, mientras que con la otra seguí explorándome, donde me detuve fue en las pequeñas tetas con forma que me recordaba a un par de manzanitas.

-¡Ah!- fue mi reacción al tocarlos para constatar que eran reales, comenzando a masajearlos, sintiendo como si estuvieren llenos y quisieran que los exprimiera.

-Mmmmm…- fue el soplido en mi nuca de mi padre lo cual me sobresalto al notar que estaba detrás de mí y sin esperar me tomo los senos- dame de tu leche, ya quiero desayunar Clarisa…

-¿Clarissa?- escuchar ese nombre, el cual solo creí oía en mis pesadillas me lleno de duda, pero ésta se convirtió en miedo- Papá ¿Qué pasa,? ¿Porque me veo así? ¿Quién es Clarissa?

-Eres tú, mi amante, mi mujer, mi hembra- seguía diciendo mientras con una mano exprimía delicadamente una de mis tetas- Mi puta…

-¡No sigas… papá! ¡No!-pero de pronto sentí como su dedo se introducía en mi ano con una gran facilidad untándome una crema y llegando hasta lo más profundo, mis rodillas empezaron a flaquear me estaba venciendo el tener tantas sensaciones …placenteras.

-¡Papappa..pá!- mi voz se tornó más aguda y suave, mis labios temblaban mientras mis ojos se cerraron para disfrutar más y más como este hombre adormecía mi mente y entre sueños las palabras surgieron- Si…tu…puta

Me hizo girar y ponerme frente a él, su figura me parecía ahora más alta e imponente, mis ojos entre abiertos no podían dejar de mirarlo siendo al fin vencido y cayendo de rodillas.

-Mi pequeña- dijo con ternura y mis labios se humedecieron para, temblando con ansiedad por sentir la calidez y sabor de su piel, es ahí donde recordé que él también estaba desnudo y entre sombras note su gran, grueso y maravilloso pene y abrí mi boquita para aproximarme y disfrutar.

Bese y lamí su increíble falo y esa fragancia me hizo olvidarme de todo, lo único que importaba era mojar lo con mis labios para dejarlo escurriendo de mi propia saliva;pasandoa chupar sus testículos para que así prepararan su blanca semilla, metiendo cada uno para que mi lengua los saboreara y jugara con ellos. Los sonidos de mi Papi , sus gemidos eran la música más romántica, la melodía que solo yo, su nea era capaz de hacerle producir. No había pesadillas, no estaba más aquel muchacho que me atormentaba, no había nada más que darle placer, apretar sus nalgas con mis manos para buscar en aquella danza que solo una hembra sumisa ejecuta para obtener una explosión la leche caliente, misma que mi Papi me me dio y que trague buscando no derramar nada y cuando termine, la media luz del baño mostraba mi rostro con los labios blancos y hasta mi nariz de donde parte de ese delicioso regalo escurría.

Me hizo levantarme para hacerme ver de nuevo en el espejo, preguntándome si había tenido un sueño de esos que me hacían caminar dormida y en donde decía que yo era un hombre, un chico, el hijo de mi Papi, moví mi cabecita afirmando tímidamente.

-Mírate. ¿Que ves en el espejo?- me pregunto mientras yo con voz angelical le respondí que esa era yo- ¿Acaso pareces un muchacho?

Al ver mi cabello a los hombros, mis labios ligeramente carnosos, mis caderas sutilmente anchas, mi extrema delgadez, mis pechitos en forma de manzanitas, mi clítoris y mis ovarios…toda duda y temor desapareció. Mi Papi comenzó a mamar de mis senos sintiendo su lengua poniendo duros mis pezones lo cual me lleno de ese rico cosquilleo que me hacía hacerme bolita en su entorno notando como la leche comenzaba a ser succionada, yo era incapaz de pensar en nada solo en entregarle el alimento a mi macho mientras con mis manitas atraía su cabeza para que no dejara de hacerlo, entre jadeos, gemidos y suspiros solo se entendían palabras entre cortadas las cuales decía llena de placer “Soy Clarissa, Papi. Tu Claissa, tu amante. No hay nadie más…te amo Papito”

Después de un buen rato me había secado ambas tetitas y relamiendo sus labios siguió besándome y chupándome, hasta que llego a mis partes más íntimas las cuales, como siempre, metió en su boca para jugar con su lengua lo que puso erecto mi miembro femenino y mi cabeza no dejaba de moverse de lado a lado, de arriba a abajo con locura mientras jadeaba y me arqueaba mientras mis ovarios eran usado cual canicas y mi clítoris crecía un poquito latiendo como corazón de un ave cálida, los choques eléctricos y las sacudidas hacían temblar todo mi cuerpo al ritmo que él quería, mientras le rogaba que no se detuviera, que me hiciera suya…solo suya.

-Soy mujer… soy una hembrita-dije entre gemidos, era claro que ese muchacho que me atormentaba en mi cabeza era un mal sueño, uno que mi Papi estaba arrancando con sus lamidas y sabía que al entregarle blanca piss en su boca solo habría paz, silencio y felicidad en mi mente.

Por fin pude dormir placenteramente, sin pesadillas, sin nada más que oler mi cuerpo buscando entre las sabanas mi hombre y percibí como sus manos me abría las nalguitas y con su dedo comenzó meterme aquel ungüento que me cosquilleaba el anito para después relajarme; sonreí porque quería que me metiera su pene para despertarme e ir a desayunar, de pronto algo frio y metálico entro en mi lo que me sobresaltó y dar un pequeño quejido. Mi Papi me levanto y al dejarme cerca del espejo de nuestro cuarto ese objeto en mi cola me hacía levantarme ligeramente de puntas y me hizo ver que había una gema rosa, un botón que adornaba mi traserito coronando la entrada de mi femenina intimidad.

-¡Papito!-la dicha hizo reír como loca rodeando con mis brazos su cuello. ¡El primer regalo íntimo de mi amado macho para mi colita de nena sumisa!- ¡Esta preciosa, te quiero!

Me pidió que caminara explicándome que mi regalo me haría hacerlo mucho mejor, así que mientras me observaba note que efectivamente el tener esa hermosa piedra rosa entre mis nalgas me hacía querer mover mis caderas y mis pompas , andar aún más delicada y suavemente e ir apretando mi cola para evitar que el regalo de mi hombre se saliera de mí; así que lo lucí lo más que podía para él contoneando mi cuerpo , moviendo mi trasero al ritmo de las palmadas que mi Papito hermoso daba, bailando una coreografía improvisada por mis deseos de hacerlo feliz. A una palabra suya me detuve y vi que llevaba una bolsa de una tienda de ropa y vi como sacaba un hermoso vestido color rojo oscuro de una sola pieza, unas zapatillas con piedras como diamantes y unos aretes color magenta.

-Hoy iremos a cenar, mi amor- dijo mientras contemplaba todas aquellas cosas y mi corazón no dejaba de retumbar- Así que esto es para que te pongas hermosa para mí.

La alegría al imaginar que el amor de mi vida, que el ser que era mi razón y mi placer estuviéramos en un ambiente tan romántico me hizo derramar lágrimas de dicha.

-!TE AMO PAPÍ!