Alexa se despertó con sus pies y manos atadas, espero para ver quién era el capto y se sorprendió al ver a su padrastro, quien iba a castigarla

Alexa se despertó atada de pies y manos acostada sobre el potro de tortura.

La joven esperaba desde hacía rato ya despierta y muy impaciente preguntándose donde estarían sus dos captores.

Estaba algo recuperada de los tormentos sufridos aunque aún tenía muy resentida su entrepierna por cabalgar tanto rato sobre la cuña el pony.

Tras varias horas de espera Richard y Peter  aparecieron por fin para seguir con la diversión. Como decimos venían completamente desnudos y un poco borrachos. Al parecer querían emborracharse aún más pues traían consigo unas cuantas cervezas en un cubo lleno de hielos.

Los dos hombres venían riendo y diciendo cosas obscenas sobre Alexa. Mirando con deseo a la muchacha desnuda  se colocaron flanqueando el potro y se masturbaron delante de ella.

– ¿No crees que es guapa mi pequeña Alexa?, dijo Richard un poquito chispa y acariciándola. Lástima que sea tan puta y que tengamos que castigarla así.

– Bueno, yo casi lo prefiero Richard. Toma preciosa, a ti también te hemos traido algo de beber.

Así era, antes de empezar la nueva sesión de bondage le proporcionaron alimento en un biberón para que ella recuperara fuerzas y se hidratara.

En lugar del repugnante desayuno de la mañana, esta vez le dieron leche ligeramente azucarada que ella succionó con avidez hasta terminar el biberón. La joven lo ingirió sin  sospechar que habían mezclado un estimulante con la leche para prevenir desmayos.

La chica agradeció el biberón a sus amos mientras estos acariciaban su cuerpo completamente entrampados. Aún se notaban las marcas de la tortura sobre la piel. Los pechos y los pezones estaban intensamente irritados y crecidos por lo que los dos hombres se apiadaron de ella y cogiendo unos hielos le acariciaron con ellos los pezones.

– AAAAAAHH

Alexa agradeció también  el contacto  frío del hielo que en ese momento le servía de analgésico temporal.

Lógicamente los hielos hicieron que ella se empitonara y entonces los dos tipos no pudieron reprimirse y se pusieron a chupárselos los dos a la vez con sus lenguas vivarachas: Richard el izquierdo y Peter el derecho.

Mientras lo hacían, Peter le pasó otro hielo en su entrepierna con el objetivo de que se redujera la irritación y luego le acarició ahí con sus dedos lenta y dulcemente.

Todas esas sensuales atenciones hicieron que Alexa empezara a experimentar un auténtico éxtasis de placer.

Por supuesto al ver sus reacciones los dos hombres insistieron e insistieron mientras ella suspiraba y se retorcía de gusto con los ojos cerrados y la boca entreabierta hasta que tuvo un explosivo orgasmo.

Nuevamente los dos tipos que como decimos estaban ligeramente beodos se dieron un palmetazo de satisfacción.

– Querida Alexa, le dijo Richard acariciando  su mejilla mientras ella se recuperaba. He cambiado de opinión. Hoy me acompañarás a casa,….

Peter le miró decepcionado.

– No pienso dejarte en manos de este sicópata malnacido. Además quiero que te vea con buen aspecto. Cuando venga tu madre quiero que finjas  normalidad con ella y que actúes como si no pasara nada. No quiero que sospeche algo y nos estropee la diversión. Luego le dirás que has conseguido un trabajo de secretaria fuera de la ciudad y que tendrás que ausentarte durante varias semanas. Añade que ya le llamaras…. o mejor, que le mandarás un whatsapp de vez en cuando. ¿Lo haras?

– Sí, papá, haré lo que tú me digas.

– Eso está bien. En realidad no te irás a ninguna parte, vendrás aquí y te volverás a entregar a Peter para seguir siendo castigada por ambos.

Alexa volvió a afirmar con la cabeza.

– Sabes en que va a consistir tu próximo castigo ¿verdad?

– Sí, la crucifixión, lo sé.

– Será muy duro pues durará tres días y dos noches, ¿crees que podrás soportarlo?

– No lo sé pero no podré hacer nada por evitarlo, sólo soy una esclava y debo sufrir para el placer de mis amos.

– Muy bien, así se habla, pequeña. Peter ha escrito a sus amigos y al final vendrán diez verdugos a encargarse de ti incluyendo al propio Peter.

– ¿Diez? La cifra sorprendió a la chica que sintió un escalofrío, antes había oído cinco.

– Sí, diez, lo que oyes, le dijo acariciándole los senos, seguramente se turnarán para aplicarte tormento, no dejarán ni un momento de descanso.

– ¿Estarás tú entre ellos?, dijo Alexa temblando ante esas palabras.

– Vendré cuando pueda, pequeña, y ahora antes de ir a casa vamos a jugar un poco más contigo.

– ¿Me, me vais a torturar otra vez?

– Sí, me temo que sí pero también lo pasarás bien pues te vamos a follar entre los dos, ¿estás preparado Peter?.

– Estoy ansioso, y diciendo esto puso una música estruendosa muy adecuada para la ocasión.

Entonces los dos hombres se separaron de ella y cogiendo fuertemente los mandos del cilindro empezaron a apretar el potro y con él el precioso cuerpo de Alexa.

Al dar vueltas al cilindro la soga se enrrolló en él, se tensó con un crujido siniestro y una intensa fuerza tiró de las muñecas de la muchacha por encima de su cabeza.

La joven se quedó expectante con los ojos cerrados mientras sentía cómo su cuerpo se estiraba inexorablemente. Pero el dolor en sus hombros no tardó en aparecer.

– AAAAYYYY.

Al oir ese quejido los dos hombres se sonrieron al tiempo que se excitaban sobremanera.

– Aprieta un poco más Richard, aún no tiene bastante.

Crack

– AAAAAYYYYY, MIS BRAZOS.

– Basta por el momento, luego le apretaremos un poco más, y accionando un freno dejaron a Alexa así estirada y con un intenso dolor en los hombros.

Entonces los dos hombres dejaron los mandos con la intención de follar con ella.

Mientras se masturbaba lentamente, Richard miró el torso de Alexa que ahora parecía deformado por el estiramiento, especialmente los brazos y los hombros. Ahora se le notaban perfectamente las costillas y sus pechos parecían dos grandes bolsas de carne en comparación con su delgado cuerpo.  La joven también tenía problemas de respiración y lo hacía con dificultad mirando hacia el techo e intentando soportar el tormento como podía.

No obstante la chica tuvo un momento de debilidad.

– Papá, me duele, por favor, aflojadlo un poco.

– Callate y aguanta, le dijo el y cogiéndole del pelo la hizo volver la cabeza y  la amordazó con su propio pene reclamando brutalmente una mamada. Por supuesto Alexa no se resistió y le hizo la felación lo mejor que supo a pesar del dolor.

Entre tanto Peter se encaramó sobre el potro entre las piernas de ella y la penetró por la vagina follándosela lentamente.

Los dos hombres dedicaron los siguientes minutos a follar a placer con la bella Alexa intercambiándose los papeles, sin embargo en un momento dado y antes de acabar,  Peter sugirió apretar el ingenio una vuelta más.

Los dos verdugos volvieron de un salto a los mandos del cilindro y a la de tres apretaron otra vuelta.

– No, NO, NOOOO, AAAAAGGGG. POR FAVOOOOR NO MAS

– Eh,  Peter, no le dislocaremos los brazos, ¿no?.

– No tranquilo, aún falta mucho para eso, aprieta un poco más. Vamos a hacer que el pajarito cante de lo lindo.

Los dos lo hicieron y el cuerpo de Alexa se empezó a levantar de la tabla.

Crack

– AAAAYYY, SOCOOORRRO MIS BRAZOS, DUELE MUCHO, POR DIOOS.

Los dos tíos tenían las pollas a reventar al ver el gesto de angustia y terror de la joven, pero en lugar de mostrar piedad por sus ruegos, se fueron hasta la cara de Alexa y tras masturbarse con fuerza le echaron una abundante lefada dejándole la cara perdida.

Alexa había tragado semen  así que ahora tosía y gritaba a la vez.

– Ja, ja, mejor que ahora  amordacemos a esta gritona, dijo Peter, si no nos va a dejar sordos.

Para amordazarla Peter cogió un trapo con el que limpió el esperma de la cara de Alexa y haciendo una bola se lo metió en la boca. Luego le puso cinta aislante y así la esclava aparte de permanecer callada tuvo que saborear la lefa de sus dos verdugos.

Peter cogió entonces un par de cervezas y tras arañar el ombligo de Alexa con las chapas le dio una a Richard. Los dos hombres siguieron bebiendo a ambos lados de la muchacha y tras dar buena cuenta de los botellines Peter fue a buscar varias velas de cera y un encendedor.

Antes de echarle cera líquida sobre su piel desnuda, los dos verdugos utilizaron las llamas de las velas para jugar y aterrorizar a  la muchacha. Así entre risas y burlas dejaron que la llama “lamiera” los pies de la chica haciendo que ella gritara y sacudiera los pies nerviosamente y luego se los pasaron por los costados a pocos milímetros de la piel.

Ante la desagradable sensación de calor Alexa se agitó  y protestó repetidamente reforzando así las risas burlonas de los hombres.

Una vez dejaron de jugar al gato y al ratón cogieron las velas e inclinándolas ligeramente empezaron a echar cera líquida por todo el cuerpo de la joven. Lógicamente la cera estaba caliente y cada gota que caía sobre su cuerpo le hacía dar un brinco por la impresión y  el dolor momentáneo, aunque luego la cera se enfriaba y solidificaba rápido.

Los hombres se divirtieron echando gotita a gotita por toda la anatomía de la muchacha sin perdonar ninguna parte: piernas, ombligo, torso, brazos…

Al de un rato, en lugar de una vela, cada uno cogió dos haciendo que las gotas cayeran a más velocidad.

– MMMMHHH, MMMHH

Alexa se retorcía por la quemazón que así sin tregua era tremendamente molesta y agobiante.

Al de unos minutos la muchacha tenía una costra de cera roja que cubría toda la parte frontal de su cuerpo. Los hombres decidieron quitársela a latigazos.

Cada uno cogió un látigo de cintas de cuero y flagelándola alternativamente hicieron saltar la cera en pedazos hasta que dejaron su piel al aire otra vez… y vuelta a empezar.

La segunda tanda de cera líquida no se la echaron con velas, sino con un soplete y un tocho de cera ensartado en un gancho.

Riéndose de Alexa  y humillándola otra vez, Peter dirigió la llama del soplete hacia los pies de la chica acercándola más de lo soportable y provocando que ella gritara histérica.

Richard llegó a asustarse al ver aquello, pero en realidad el soplete no era para provocarle quemaduras sino para fundir la cera a borbotones.

Ese sistema fue mucho más brutal que las velas como reflejaban los gritos y convulsiones de la muchacha cuando la cascada  de cera líquida le caía por todo el cuerpo en mucha  mayor cantidad que antes.

En este caso la costra tardó mucho menos en formarse y los verdugos decidieron volver a flagelar a Alexa  para quitar toda la cera.

Tras ese castigo la joven estaba ya muy cansada y dolorida por las perversas torturas que estaba soportando, sin embargo la cosa estaba aún lejos de terminar.

Llegados a ese momento Peter sugirió apretar otra vuelta del torno entre los gestos histéricos de la joven torturada.

– Esta vez habrá que hacer mucha fuerza, dijo cogiendo los mandos y poniendo el pie sobre la tabla para hacer más fuerza ¿preparado Richard?

– Sí

– Una, dos y TRES

CRACK

– MMMMMHHHH

El cilindro avanzó una vuelta más y estiró un poco más de los pobres brazos de la chica que creyó morir en ese momento. La joven puso los ojos en blanco, respirando espasmódicamente por la nariz y con los brazos tan deformados que ya no parecían suyos.

– Ya no te puedo garantizar que no se le disloquen Richard, opto por aflojárselo.

Y soltando el freno dejaron que los brazos de la chica se distendieran para alivio de ella y su cuerpo se depositó otra vez sobre la tabla.  No obstante continuó inmovilizada sobre el aparato.

La siguiente tortura se la aplicaron con dos picanas eléctricas a la vez con las que tocaron a la joven por todas partes haciéndole agitarse y gritar como loca. Al principio se lo hicieron en seco, pero luego le echaron agua helada del cubo por todo el cuerpo y volvieron a aplicarle descargas con las picanas sobre la piel húmeda.

Hecho esto  volvieron a quitarle la mordaza para gozar de un nuevo blowjob y rimjob de la esclava.

Ricard se encaramó sobre la cara de su hijastra y ella le lamió alternativamente el ano, el escroto, las pelotas y la polla con una sumisión total.

Tras eso el hijoputa de Peter le introdujo  varios hielos dentro de la vagina haciendo que ella gritara y llorara como una descosida.

Los hombres volvieron a reir viendo eso y decidieron tomarse otra  cerveza mientras la pobre Alexa se debatía con esos hielos dentro de su sexo.

Tras un buen rato de sufrimiento, Peter decidió sacarle los hielos que se habían fundido en parte y se la volvió a follar por ahí.

Ya iban para una hora cuando decidieron estirar otra vez el cuerpo de Alexa al límite. Y así la tuvieron un buen rato, estirándolo y destensando el ingenio, una y otra vez  para desesperación de la muchacha que gritaba como si la estuvieran desollando viva.

El siguiente tormento consistió en simular un ahogamiento. Para ello le pusieron un trapo en la cara y poco a poco le echaron chorros de agua con una jarra.

Alexa sentía que se ahogaba y tras mantenerla muchos segundos en ese trance angustioso le levantaban el trapo sólo unos instantes en que ella tomaba bocanadas de aire desesperadamente, y vuelta a empezar.

Decididamente el potro era un sistema de tortura especialmente perverso pues aparte del estiramiento en sí se podía aplicar un sinfín de tormentos y maldades extra para desesperación de la víctima aprovechando su absoluta indefensión. Todo dependía de la imaginación de sus verdugos.

De todos modos, ya iba para dos horas y a pesar del estimulante la pobre Alexa manifestaba claros síntomas de agotamiento por lo que al final no pudieron seguir todo el tiempo que les hubiera gustado.

La última tortura que le aplicaron sobre el potro fue posiblemente la más cruel. Consistió en pasarle unas garras que simulaban las de un oso por muslos, ombligo, costados y pechos dejándole marcas de arañazos por todo el cuerpo y luego  gracias a un aspersor le echaron por encima la mezcla de vinagre salado que se metió por las heridas y la piel levantada e irritada.

Con todo el cuerpo en un puro fuego Alexa gritó y gritó desaforadament durante varios minutos hasta que agotada estuvo a punto de perder la consciencia.

Viendo que se les acababa la diversión por el momento los dos hombres dieron por finalizada la sesión de tortura. Richard desató a su hijastra y dado que ella ya no tenía fuerzas para andar por su propio pie se la llevó en brazos hasta la habitación de invitados y allí la acostó en una cama blanda y cómoda.

Su padrastro se metió en la cama con ella y ambos durmieron abrazados. Esa noche la bella Alexa lloró como una niña en el regazo de su padrastro pidiéndole  perdón por haber aguantado tan poco en el potro.….

Tres días después Sonja, volvió por fin de su largo viaje. El taxi la dejó en la puerta de casa y allí fue recibida por Richard y Alexa.

Ya desde el primer momento la mujer se llevó una agradable sorpresa pues pudo ver cómo su hija y su marido la recibían abrazados. Desde luego ese era un cambio muy importante, De hecho era la situación opuesta  a la que había dejado un mes antes cuando se marchó.

– Vaya, pero si antes os llevábais como el perro y el gato.

Ambos respondieron con una sonrisa.

Muy contenta de estar otra vez en casa, Sonja besó y se abrazó a los dos  y juntos entraron.

Un vez en casa la situación fue aún mejor demostrando que lo de la bienvenida no era sólo una pose.

Una vez que Sonja descansó y tomó una ducha, bajó al salón para comer junto a su familia y la que les sirvió la comida no fue otra que  una obediente y servicial Alexa.

Sonja hizo un elocuente gesto a Richard sin que su hija la viera.

Durante la comida la madre comprobó con agrado la buena relación que tenían ahora padre e hija y no dejó de notar que ella se dirigía a él llamándole “papá”. Definitivamente se notaba que durante su ausencia habían hecho buenas migas.

Cuando terminaron de comer, Alexa insistió en que no se levantaran pues ella se encargaba de recoger todo y sin más se fue para la cocina.

– ¿Y esto?, dijo Sonja alucinada en voz baja para que no le oyera,…no me lo puedo creer, ¡cómo ha cambiado!,…pero, pero, ¿qué ha pasado?

– Bueno querida, tu me dijiste que tenía que educarla y eso es lo que he hecho.

– Me dejas de piedra, Richard, ¡estás hecho un padrazo!, dijo ella y le empezó a besar y abrazar amorosamente.

Sin tocar un plato la pareja se levantó de la mesa, se sentó en el sillón y siguieron y siguieron besándose y abrazándose. Hubieran hecho allí mismo el amor, pero claro, Alexa seguía en la cocina fregando los cacharros y además de vez en cuando aparecía para seguir recogiendo la mesa. Así pasaron media hora haciendo tiempo hasta que la hija salió de la cocina quitándose el delantal y se fue para su habitación.

– Sí,… pues eso no es todo, dijo Richard en susurros. Lo mejor es que ha encontrado un trabajo. De hecho empieza mañana.

– ¿Qué me dices?

– Chhst, ahí viene.

Efectivamente, Alexa venía con una pequeña maleta como todo equipaje. Al parecer lo tenía ya preparado.

– Bueno mamá, estoy muy contenta de que hayas vuelto pero no sé si sabes,…… acabo de encontrar un trabajo fuera de la ciudad y  lamentándolo mucho tengo el tiempo justo  para coger el autobús. Estaré un mes o dos fuera,… no te preocupes por mí, ya te llamaré, o mejor me comunico contigo por whatsapp,…. es más barato.

– Pero, pero,… yo no contaba con esto, ¿así que según llego yo tú te vas? ¿Qué clase de trabajo es?, cuéntame algo al menos.

– Perdona mamá es que no tengo tiempo dile a papá que te lo explique, y dándole un beso a los dos se marchó.

Ya salía por la puerta cuando añadió algo más para dar verosimilitud.

– Os dejo sólos ¿eh tortolitos?, sed buenos.

Alexa dijo esto despidiéndose de sus padres. Esta vez salía a la calle vestida más del gusto de su madre, con unos jeans largos, sujetador, una camiseta con muy poco escote y una chaqueta vaquera.

– ¿Un trabajo?, dijo Sonja cuando su hija cerró la puerta, ¿de qué?

– Pues, bueno,…. teóricamente es un trabajo de secretaria,……pero en realidad hace un poco de todo,…. limpiar, servir cafés, escribir al ordenador, y tampoco le pagan mucho, no creas, pero algo es algo….

– Jo, y que lo digas, ¡qué cambio!, es que no me lo puedo creer…..oye cariño, por fin nos han dejado solos, ¿nos vamos ya a la cama?, y diciendo esto le plantó un beso en los morros con lengua y se levantó de un salto.

Y mientras se encaminaba escaleras arriba Sonja se empezó a quitar la ropa entre risas.

Ya en su habitación follaron unas cuantas veces para recuperar el tiempo perdido…..

Entre tanto, Alexa no había tardado ni diez minutos en llegar a casa de Peter.

La chica iba con el corazón latiéndole a todo trapo pensando en el martirio que le esperaba. Podía haber huido pero no lo hizo y nuevamente se entregó a sus verdugos por su propia voluntad.

Cuando llegó a casa de Peter éste le abrió la puerta con gesto severo.

– Entra, le dijo secamente.

El tipo cerró la puerta cogió una fusta y amenazándole con ella le dijo.

– Quítate todo eso y mételo en la maleta que traes.

(continuará)