Alberto quiso ayudar a su hija con la comezón de su coñito, le paso la lengua y empezaron algo que no podían parar. Se follaron a pesar de saber que no podían

Gracias a todas las personas que me leen, gracias por haber hecho posible que mis relatos llegaran al 1000.000 de lecturas. Llegar a esta cifra en 3 meses era impensable para un TUERCELETRAS como yo. Gracias, muchas gracias.

LA PULGA

Greta cumplía 18 años. Sus amigos y amigas ya se fueran a sus casas. Su madre se había pasado con el champán y estaba durmiendo la mona. Alberto, su padrastro, 40 años y bien parecido, se fuera a la oficina que tenía en su casa a preparar unos papeles. Greta, de grandes ojos azules, larga melena negra, morena, 1.75 de estatura, tetas pequeñas… un bomboncito, llegó a la oficina de su padrastro, con una minifalda negra, un top blanco, y unas botas negras (Stuart Weitzmas) por encima de las rodillas, y le dijo:

-Me pica abajo, papá. Creo que se me ha metido una pulga.

Alberto se sorprendió a si mismo comportándose como un verdadero padre.

-Date una ducha de agua fria y verás como te deja de picar.

-Te voy a hacer caso.

Se fue y al rato volvió, desnuda. Se sentó en el respaldo de un sillón y le dijo a su padrastro:

-Me sique picando. ¿Miras a ver si la ves?

Alberto ya tenía un empalme del 10, y no era para menos, su hijastra estaba aún más buena de lo que él pensaba. Sus tetas, triangulares, eran como pequeñas piramides y casí la mitad eran pezones. Su negro bello púbico era abundante, sus piernas era perfectas, sus caderas anchas, su cintutra estrecha… ¡Tenía un polvazo! Alberto se levantó, fue a su lado y le dijo:

-Abre las piernas a ver si la veo.

Greta abrió las piernas, Alberto vio un líquido pastoso en su chochito, lo lamió, Greta le dijo:

-Hazme correr con tu lengua, papá.

Alberto lamió su periné y después jugó con su lengua en el ano. Cuando llegó al chochito estaba otra vez lleno del líquido pastoso. Lo volvió a lamer. Metió y sacó la lengua de la vagina… al rato los gemidos de Greta ya eran de pre orgasmo. Atacó su clítoris con movimientos circulares de su lengua, luego laterales y después de abajo arriba. Greta ya no aguantaba más.

-¡¡Me corro, papá!!

Alberto sintió un squirt mojar su barbilla. Greta, con la cabeza de su padre entre sus manos, moviendo la pelvis para que su clítoris se apretara con la lengua. y entre sensuales gemidos, se corrió como una bendita.

Después de que su padrastro lamiera de su chochito los restos del jugo de su corrida, Greta, echó mano al cinto del pantalón de su padre… poco después, con el pantalón y los boxer sobre los zapatos… Greta metió los 20 centímetros en la boca y comenzó a hacerle a su padrastro una mamada. Cuando Alberto estaba a punto de correrse, hizo que su hijastra se levantara, y le dijo:

-Ponte a cuatro.

Greta se puso a cuatro sobre la alfombra de la oficina. Alberto le fue metiendo la polla sin prisa pero sin pausa. La folló, suave al principio y después, más y más, y más rápido… hasta que Greta le dijo:

-¡¡Córrete conmigo, papá, córrete conmigo!!

Las palabras de Greta fueron ódenes para Alberto. Sus corridas se mezclaron y con ellas sus gemidos y sacudidas de placer.

Al acabar, le preguntó Alberto a su hijastra:

-¿Aún te pica la pulga?

-Ya no, pero mañana seguro que me vuelve a picar.