Las sesiones con Sonia, una madura ardiente

Sonia, una mujer que tiene una vida la verdad que algo estresante, tiene una manía que no se la quitó y que bueno, también la entiendo a veces, pero es que a veces la tengo que castigar, porque aunque ella lo hace para quedar conmigo, es una manía bastante alocada.

Siempre que quiere que le dé un masaje, ella me manda a las 8 de la mañana, cuando acaba uno de sus trabajos, un mensaje al móvil, y claro, como le tengo puesto de melodía uno de sus orgasmos que me grabo ella, por petición propia, pues es lo que suena cuando recibo sus mensajitos.

Ella, hoy, domingo día 20 de agosto del 2016, se le ha antojado mandarme un mensaje, en el cual, a las 8 de la mañana solo decía esto:

“¿Tienes un momento para esta cuarentona que desea que tus dedos se posen en mi cuerpo y me hagas lo que no me ha hecho nadie en una semana?”

¿Y qué puedo responder yo, después de una noche tranquila y calurosa en respuesta a ella? Pues muy fácil, lo siguiente:

“Eres la única que tiene la santa manía de pedirme masajes tan temprano, un domingo.
¿Tú no duermes nunca o piensa que ya es hora de levantarme, verdad?
Hoy había pensado en descansar, pero vamos, siendo tú, ya sabes dónde tienes que ir, así que, tú misma.”

Respuesta de ella:
“Estoy en la puerta de tu bloque, así que, si me abres, podré entrar, si quieres, claro. Si no, me voy a mi casa y me quedo con las ganas de tus dedos.”

Mi respuesta:
“Eres una cabrona. Literalmente, un pedazo de cabrona.
Ni he desayunado, ni me he levantado de la cama, estoy todavía tirado en ella. Esa cama que ya has probado más de una vez, y quieres un masaje ahora. Oleee tus ovarios, pero te va a costar algo más de lo normal, porque es DOMINGO, cabrona, la gente descansa los Domingos cuando trabajan toda la semana.”

Respuesta de ella:
“Jajajajaja, anda ábreme, que necesito que me hagas un masaje de los tuyos, y yo te traigo el desayuno, mi cuerpo. Jajajaja.”

Mi respuesta ha sido, levantarme de la cama, ir al portero automático, y abrir la puerta del portal, con el botón de dicho telefonillo.

Enseguida llega ella, y le abro la puerta, solo sacando mi cabeza, y cuando entra se queda mirándome y solo sabe decir, todo sorprendida:
“¿No te ha dado tiempo a ponerte nada encima?”
Mi respuesta:
“Con este calor, que hace en tu ciudad, la verdad, me sobra hasta la piel, así que, duermo desnudo, y me he levantado desnudo, porque alguien me ha pedido hacerle un masaje a unas horas que la madre que la pario, ya le vale.”

Y acto seguido, con su mano, me empieza a tocar mi pene que estaba dormido, y lo empieza a mover, para se vaya poniendo como a ella le gusta, pero ella venía con unos pantalones cortos y una camiseta, y que hace para ponerse más excitada? Pues nada, se quita el pantalón, y la camiseta, y se queda totalmente desnuda, porque ni llevaba sujetador ni tanga.

Ea, los dos desnudos, ella ya muy excitada y mi pene haciendo lo que tiene que hacer cuando ella lo toca, que es crecer, y crecer para darle placer, y Sonia, viendo que su trabajo manual da un efecto alegre, se pone pegada a mí, de espaldas, y pega su culo a mi pene, mientras lo mueve suavemente para que me ponga todo excitado, mientras yo estoy bostezando, porque la verdad es que tenía sueño.

Entonces Sonia, después de casi un mes sin verme, me pide que necesita un masaje completo con final feliz y que eso lo hagamos pero ya, y se va directamente a la habitación de la camilla, con lo cual me deja con todo el pene erecto, medio despierto, y viendo como mueve ese culito que tiene y que deja a todos los hombres que lo ven, casi babeando, pero yo, que ya conozco ese culito, solo puedo pensar en si hacemos lo que ella dice o lo que yo deseo, que es meterme en la cama con ella, para acabar lo que ella venia pensando desde antes de mandarme el mensaje.

Bueno, pues como la clienta es la que manda, toca masaje. Así que, mi gozo en un pozo, porque no voy a poder follarla como es lo que estoy pensando, que la verdad, un mañanero, siempre alegra la vida, pero no, toca hacer un masaje.

Pero claro, Sonia, se ha tumbado en la camilla, totalmente desnuda, boca abajo y con las piernas abiertas, enseñándome sus labios y su ano, para que vaya a darle placer con mis manos, pero claro, yo al ver eso, no sé si mentalizarme en darle solo el masaje, con lo cual, mi erección se perderá, o le unto aceite y la penetro en esa posición, que siempre le ha gustado que la empotre bien así.

¿Pues que es lo que desea esta mujer de mí? Muy fácil, quiere que la de un masaje erótico en sus labios, con una comida de lengua y boca tanto en su clítoris como en su ano, para luego, ella misma, seguir con sus orgasmos, y luego cabalgarme como siempre lo hace, así que, uno que es servicial, le pregunta:
“¿Masaje relajante, erótico o directamente penetración en esta postura? Porque tengo ganas de llenarte.”

Y Sonia, responde:
“Me vas a dar placer con tu boca, lengua y labios en mi cuevecita, después me vas a lamer mi ano y lo vas a lubricar, y cuando yo este satisfecha, te voy a hacer el amor en tu cama, así que, empieza, que estoy muy caliente, y ya sabes de que calor te estoy hablando”.

Pues nada, le pongo aceite por sus glúteos y esfínter, y le pongo una toalla doblada por debajo de su vientre, para levantar su cadera y así poderle comer lo que ella ha venido a que le hiciera.

Sonia gime, y mueve su cadera, muy sensual. Sigo chupándole su clítoris, mientras mis dedos masajean su esfínter, y entonces, cuando meto un dedo en su ano, ella gime tanto, que me llena la boca de su líquido blanco.

Sigo lamiéndola, porque me encanta el sabor que tiene su orgasmo, y ahora con tanta intensidad que ella sigue moviendo su cadera, y sus gemidos se convierten en gritos, y tensando todo su cuerpo, le vuelve a llegar el orgasmo.

Se gira, y me mira, y mira mi pene, que está todo erecto, y sin decirme nada, se baja de la camilla, y se la mete en su boca, y me empieza a hacer un masaje de lengua, boca y labios, mirándome a los ojos, con cara de lasciva, con cara de querer tragársela, y cuando su nariz llega a mi bajo vientre, me agarra de las manos, y las pone en su cabeza. Esto es el gesto que ella me tiene acostumbrado ha decirme que le haga un movimiento de cadera, como si fuera en su vagina, pero en su garganta, por tanto, es el momento de la follada de garganta.

Lo hago 10 movimientos, y entonces se la saco, y ella con casi arcadas, traga toda la saliva, y levantándose, me agarra de la mano, y me lleva a mi cama. Me empuja y me tira boca arriba en mi cama, y tras caer yo, ella misma se sube encima mía, y empieza a masajearme con los labios todos mojados de sus orgasmos, y con un movimiento de cadera, se la introduce lentamente, y es cuando yo le pregunto:
“¿Y el condón, para cuándo?”, a lo que ella me responde:
“El condón cuando te vayas a correr, porque antes quiero sentirte, que hace mucho que no te siento dentro de mí.”
Y empieza a cabalgarme tan rápido que ella sola se produce un encadenamiento de orgasmos, que la hacen caer encima de mí. Me besa y viendo que yo no llego a mi orgasmo, me pregunta:
“¿Te pongo el condón y me lo hace ya o quieres mi culo?”
Le doy el condón, y la pongo boca abajo, mientras le abro las piernas, y agarrando el bote de lubricación para el ano, le pongo unas gotas en su ano, y acto seguido, se la voy introduciendo, aunque realmente voy dejando caer mi cuerpo encima del suyo, y cuando estoy todo dentro, le digo al oído:
“Eres una cabrona, pero sabes que no te voy a follar este culo, después de saber que ya se han corrido dentro de él, así que, ahora me voy a dar el lujo de estar un rato bombeándote, pero eso sí, esta será la última vez que vienes a follar conmigo, después de haberte follado a tus clientes, y no haberte puesto condón en tu ano, que sabes que tu salud es lo primero.”
Y empiezo a bombearla, hasta que ella sola tiene otro orgasmo, y cuando estoy yo apunto de llenar el condón, se salgo de ella, le doy la vuelta, y le agarro de su cabeza, y le hago que me haga una garganta profunda sin goma, totalmente natural, para poder descargar todo lo que llevo dentro, en toda su garganta, como ella le gusta que la trate, cuando viene muy puesta de las fiestas que se monta.

Acabo con ella, y nos quedamos un rato tumbados en la cama, abrazada a mí, como le gusta sentirse con su masajista amante cuando sus clientes le dejan. Tras unos minutos así, se levanta, se viste, y se acerca a mi cama, dándome un beso en mi pen flácido, y dejándome un billete.

Y cuando se está yendo de la habitación, me dice:
“Hoy te lo has ganado, porque eres único dándome placer, pero mañana, te llamaré para que me des un masaje, que tengo un tirón en el cuello, fuerte, de tanto hacer gargantas profundas, jajajaja. Ahora descansa, que lo necesitas, es domingo, y los domingos se descansa.”

Y se ha ido la señora, con alegría en su rostro, y yo he seguido durmiendo en mi cama. Cuando me he despertado casi a las 3 de la tarde, creía que era un sueño, pero el billete de 100 al lado de mi cuerpo, me ha hecho pensar que no, no ha sido un sueño, y ahora pienso “¿Seré un masajista o un hombre que cobra por sexo?”.

Ahora estoy comiendo, que estoy cansado.

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